(Continuación de la Parte 2 de 5) (Aconsejable leer antes la primera
parte)
Cómo olvidar los pecados...
y hacer dinero.- La religión y la revolución.-
(…) la
ausencia de bases materiales que permitieran la introducción de una sociedad
sin clases cambió poco a poco todo en su contrario. En esas condiciones la
dirección de la iglesia, empezando por los obispos ―los tesoreros―, presionados
por la clase dominante y el estado, poco
a poco, fue apartándose de las creencias comunistas
originales del movimiento. Ante la imposibilidad de derrotar a los cristianos
con represión, la clase dominante cambió de táctica. Cómo el emperador
Constantino consiguió corromper a las capas superiores de la iglesia se puede
ver en el siguiente pasaje sobre la historia de la primera iglesia. Eusebio describe el concilio de Nicea
celebrado en el año 325 d.c. y que estuvo presidido por el propio emperador
“como mensajero de Dios”, en estos términos:
“Las circunstancias del banquete fueron tan espléndidas que son
indescriptibles. Los destacamentos de guardias y otras tropas rodearon la
entrada del palacio con sus espadas y entre éstos, los hombres de Dios entraron
sin temor hasta los aposentos imperiales más íntimos. Algunos fueron los
propios compañeros de mesa del emperador, otros se reclinaron en los sofás que
estaban colocados a cada lado. Se podría llegar a pensar que esta era una
imagen del reino de Cristo, que era un sueño y no una realidad”. (T. Ware. Whe
Orthodox Church. P. 27. En la edición inglesa).
“Estos métodos les son muy familiares a los dirigentes socialdemócratas y
sindicalistas de hoy en día. Son precisamente los mismos métodos utilizados por
el sistema para atraer a los líderes reformistas del movimiento obrero a las
ideas burguesas, de esta forma los corrompen y el sistema los absorbe. Las
cabezas del movimiento son invitados a cenas y fiestas ostentosas donde se
codean con los ricos y los famosos. Desde el concilio de Nicea la iglesia ha
sido la más firme colaboradora de la riqueza, el privilegio y la opresión.
“Los primeros cristianos se negaban a reconocer el estado o servir en el
ejército. Después de este concilio todo cambió. La iglesia se convertiría en
uno de los principales pilares del estado y perseguiría ferozmente a todos los
que cuestionaban sus nuevas doctrinas. Cuando Ario de Alejandría rechazó el
credo niceno sus seguidores (los arrianos) fueron pasados por la espada. Más de
3.000 cristianos fueron asesinados por sus colegas cristianos ―más muertos que
en tres siglos de persecución romana―. Con estos medios la Iglesia de los
pobres y los oprimidos se transformó en el vehículo principal de su
esclavización.
Cómo olvidar los pecados... y hacer dinero.- Durante este período la
iglesia cristiana fue absorbida ―a través de sus capas superiores― por el
estado. En toda su historia posterior la iglesia se aprovechó de la debilidad
humana y el temor a la muerte para esclavizar la mente de los hombres y, en este
proceso, conseguir enorme poder y riquezas, algo que contrastaba absolutamente
con las enseñanzas del pobre rebelde Galileo en cuyo nombre pretendían hablar.
De ser un movimiento revolucionario de pobres y oprimidos, se convirtió en un
baluarte de la reacción y el portavoz de los ricos y poderosos ―una situación
que ha durado hasta la actualidad―.
La historia de la iglesia es la completa y absoluta negación de sus
primeras ideas, creencias y tradiciones. Sobre la historia del papado de la
Edad Media y el Renacimiento ―una crónica sin paralelo de infamia y crimen― se
han escrito numerosos volúmenes. Aquí nos limitaremos a un solo ejemplo que
resume la verdadera situación y demuestra cuál es el abismo que separa la
verdadera situación con los mitos hipócritas. En el año 1517 el Papa León X
publicó la Taxa Camarae destinada a vender indulgencias y salvar almas a cambio
de una modesta suma de dinero. No existía ningún crimen por vil que este fuese
que no pudiera ser absuelto. Entre sus 35 artículos podemos leer(…)
“1. El eclesiástico que incurriere en pecado carnal, ya sea con monjas, ya con
primas, sobrinas o ahijadas suyas, ya, en fin, con otra mujer cualquiera, será
absuelto, mediante el pago de 67 libras, 12 sueldos.
2. Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15 sueldos. Mas si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.
3. El sacerdote que
desflorase a una virgen, pagará 2 libras, 8 sueldos.
4. La religiosa que
quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de haberse entregado a uno o
más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya fuera de su convento,
pagará 131 libras, 15 sueldos.
5. Los sacerdotes que quisieran vivir en
concubinato con sus parientes, pagarán 76 libras, 1 sueldo.
6. Para todo pecado
de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27 libras, 1 sueldo;
para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
7. La mujer adúltera que
pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para
proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al Papa 87 libras, 3 sueldos. En caso
igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus hijos
añadirán en conciencia 6 libras.
8. La absolución y la seguridad de no ser
perseguidos por los crímenes de rapiña, robo o incendio, costará a los
culpables 131 libras, 7 sueldos.
9. La absolución del simple asesinato cometido
en la persona de un laico se fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.
10. Si el
asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día, pagará como si
hubiese asesinado a uno solo.
11. El
marido que diese malos tratos a su mujer, pagará en las cajas de la cancillería
3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la
hubiese muerto para casarse con otra, pagará, además, 32 libras, 9 sueldos. Los
que hubieren auxiliado al marido a cometer el crimen serán absueltos mediante
el pago de 2 libras por cabeza.
12. El que ahogase a un hijo suyo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2 libras
más que por matar a un desconocido), y si lo mataren el padre y la madre con
mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
13. La
mujer que destruyese a su propio hijo llevándole en sus entrañas y el padre que
hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagarán 17 libras, 15 sueldos
cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no fuere su hijo,
pagará 1 libra menos.
14. El asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se pagarán
17 libras, 5 sueldos.
15.El que matase a un obispo o prelado de jerarquía
superior, pagará 131 libras, 14 sueldos, 6 dineros.
16. Si el matador hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias ocasiones,
pagará 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad por los
siguientes”.
Pero más serios que el
asesinato, la violación o el infanticidio era el atroz crimen de la herejía, es
decir, mantener ideas diferentes a las de la iglesia oficial. Incluso si un
hereje se convertía, él o ella debía todavía pagar la suma de 269 libras,
mientras que el “el hijo de un hereje que hubiera sido quemado, ahorcado u otra
forma de ejecución, no podía ser rehabilitado excepto si pagaba 218 libras, 16
chelines y 9 peniques”.
La lista continua con
fraude, contrabando, impago de las deudas, comer carne en días sagrados, hijos
bastardos de sacerdotes que deseen tomar los hábitos sagrados, e incluso
eunucos que deseen convertirse en sacerdotes (en el punto 33 se recoge que
estos tenían que pagar 310 libras y 16 chelines).
A pesar de esta lista
cínica de infamias, los historiadores católicos describen al Papa León X como
el protagonista del “más brillante y quizá el período más peligroso del pontificado
en la historia de la iglesia”. (Pepe Rodríguez. Mentiras fundamentales de la
iglesia católica. Barcelona. Ediciones B. Anexo. pp.397-400).
La religión y la revolución.- En todos los países a través de los siglos la iglesia se ha puesto al
lado de los opresores frente a los oprimidos. Los terratenientes ingleses
trabajaban en estrecha colaboración con los predicadores protestantes. En
Francia, España e Italia, los sacerdotes eran los servidores abyectos de los
terratenientes y después de los capitalistas. Sin embargo, frecuentemente las
contradicciones de clase de la sociedad se han expresado con el disfraz
religioso, y esto no debe sorprender a quien esté familiarizado con el
materialismo histórico.
Con relación a este tema Trotsky escribía lo siguiente: “Las ideas
religiosas, como las demás, nacen en el terreno de las condiciones materiales
de la vida, es decir, ante todo en el de los antagonismos de las clases, sólo
poco a poco se abren un camino, sobreviven, por razón del conservadurismo, a
las necesidades que las han engendrado y no desaparecen sino a consecuencia de
choques y trastornos serios”. (Trotsky. ¿Adonde va Inglaterra?. Argentina. El
Yunque editora. 1974. p. 192).
En diferentes períodos, diferentes religiones, iglesias y sectas han
jugado papeles diferentes, que, en
última instancia, reflejaban intereses de clase diferentes y antagónicos. Los
primeros movimientos de la gran rebelión contra el feudalismo fueron desafíos
al poder y la autoridad de la iglesia católica romana, y encontraron eco entre
las masas. Un historiador católico dice que “el espíritu revolucionario de odio
hacia la Iglesia y el clero se apoderó de las masas en varias zonas de
Alemania... El grito ‘¡muerte a los curas!’ que antes se murmuraba en secreto
ahora era una consigna habitual”. (Citado por W. Manchester. A world Lit only by Flame. P. 161. En la edición inglesa).
Las primeras explosiones sociales como la protagonizada por los lolardos
en Inglaterra y las husitas en Alemania prepararon el camino para la reforma de
Lutero. En todos estos movimientos existió una tendencia comunista que
recordaba las primeras tradiciones de la iglesia y en todos los casos esta
tendencia fue reprimida brutalmente. Durante las rebelión campesina de
Inglaterra en 1381, el cronista Froissart narra las actividades de un
movimiento de disidentes encabezado por John Ball, precursor de ideas
comunistas con un disfraz bíblico como se puede ver en sus famosas palabras:
“Cuando Adán labraba y
Eva hilaba. ¿Quién era entonces el patrón?” En
el período de ascenso de la burguesía, la religión protestante reflejaba la rebelión
de la naciente burguesía contra el decadente feudalismo. Sin duda aquí jugó un
papel progresista. El protestantismo nació dividido en el siglo XVI. En la
agitación de estos tiempos turbulentos, surgieron nuevas sectas que
representaban las ideas y aspiraciones de diferentes clases y subclases.
Anabaptistas, menonitas, bohemios, congregacionalistas, presbiterianos,
unitarios...
El sector de izquierdas representaba una tendencia claramente
comunista, como era el caso de Thomas Müntzer y los anabaptistas en Alemania.
Müntzer, un antiguo luterano, rompió con Lutero y animó a los campesinos a
levantarse contra el orden existente. A pesar de sus actividades
revolucionarias Lutero era hostil al movimiento revolucionario de los
campesinos alemanes, aunque sus enseñanzas les habían inspirado para entrar en
acción. Lutero animó a la aristocracia a aplastar violentamente el movimiento y
se hizo. Los príncipes ‘cristianos’ asesinaron a casi 100.000 campesinos. Sólo
en Sajonia asesinaron a cinco mil hombres. Liberaron aproximadamente a
trescientos sólo después de que sus mujeres aceptaran dar una paliza a dos
sacerdotes acusados de fomentar la rebelión. El propio Müntzer fue torturado y
degollado.
Las actividades de la sagrada Inquisición ―la gestapo de la contrarreforma― es
bien conocida y no merece más comentarios.
En los Países Bajos
ocupados por los españoles era un crimen capital tener la Biblia en casa. Los
acusados de herejías eran quemados vivos, aunque si confesaban y se
arrepentían, la Inquisición mostraba misericordia: los decapitaba y a las
mujeres se las quemaba vivas. Menos conocidas son las actividades de los
protestantes para sofocar la disidencia, Calvino ―que creó una dictadura teocrática
en Génova―, quemó vivo a Miguel Servet cuando estaba a punto de descubrir la
circulación sanguínea. Servet pidió misericordia ―no por su vida― sino porque
quería ser decapitado. La petición fue denegada y estuvo en la hoguera durante
hora y media.(…)
(Continuará mañana con
la parte 3 de 5 …/…)
“Extractos del libro “Marxismo y Religión”.
“Editado por la “Fundación de Estudios
Socialistas “ Federico Engels”.
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