¿ Cuál debe ser la respuesta del PSC y del PSOE al derecho de autodeterminación?
El internacionalismo es un principio
socialista que preconiza la unidad internacional de la clase trabajadora sobre
la base de un programa de lucha contra la sociedad capitalista.
Fue Marx quien escribió en el
“Manifiesto Comunista” la famosa consigna “¡Proletarios del mundo,
uníos!”. Sin embargo, cada vez son más quienes pretenden transformarla,
de forma literal, en algo así como “Naciones del mundo, uníos”. Lo más grave es
que lo hacen en nombre de supuestos valores socialistas, marxistas e
internacionalistas.
Uno de los peores ataques que se puede
realizar contra el socialismo es la prostitución de sus ideas y principios para
defender conceptos tan peregrinos y ajenos a la lucha de clases como “contra la
ruptura del estado” o por la “Unidad de la Patria”. Y la pregunta es: ¿En
qué momento se refieren esos conceptos a la unidad de la clase trabajadora?
La cuestión del derecho de autodeterminación y el socialismo.
En primer lugar, es necesario comprender
que por autodeterminación de las naciones no se entiende únicamente el derecho
de secesión, sino de la libertad de escoger entra esa vía, la contraria, o
cuantas vías se pongan encima de la mesa. Desde un punto de vista marxista
fuera de dogmatismos, la cuestión nacional se analiza, como cualquier otra
cuestión, contextualizando y partiendo de las circunstancias concretas,
examinando las condiciones históricas y económicas de los movimientos
nacionales. Así, por ejemplo, son numerosas las cartas y declaraciones de
Engels y Marx a favor de la independencia de Irlanda, lo cual no es en absoluto
incompatible con el internacionalismo que preconizaban.
¡Pero Irlanda era una nación sometida por
la armas! Dirán los puritanos del derecho de autodeterminación sólo y
exclusivamente para los países considerados “oprimidos”. Sobre hasta qué punto
una nación se puede considerar o no oprimida, habría mucho que hablar. No todo
es la imposición por las armas. Sin embargo, Marx, anteponiendo siempre
los intereses de la clase obrera, no sólo pensaba en los irlandeses oprimidos
tanto por la clase dirigente local como por la inglesa, sino también en los
obreros ingleses, consciente como era de que aquél conflicto nacional
fortalecía a la reacción inglesa enfrentando entre sí a trabajadores de
distintas naciones, en lugar de unirlos en la lucha contra sus respectivas
burguesías nacionales. “La clase obrera de Inglaterra no podrá liberarse,
mientras Irlanda no se libere del yugo inglés” (K. Marx, 1886)
I Internacional Socialista.
Por otro lado, el 20 de junio de 1886, escribiría
Marx: “hubo en el Consejo de la Internacional un debate sobre la guerra
actual… Como era de esperar, la discusión giró en torno al problema de las
“naciones” y a nuestra actitud ante él… Los representantes de la “joven
Francia” (no obreros) defendieron el punto de vista de que todo grupo étnico y
la misma nación son prejuicios anticuados… Los ingleses se rieron mucho cuando
yo comencé mi discurso diciendo que nuestro amigo Lafargue y otros, que han
suprimido las naciones, nos hablaban en francés, es decir, en una lengua
incomprensible para las 9/10 partes de la reunión. Luego di a entender que
Lafargue, sin darse él mismo cuenta de ello, entendía por negación de las
naciones, al parecer, su absorción por la ejemplar nación francesa…”
Primer congreso de la I Internacional
(1886)
II Internacional socialista.
Cuatro años más tarde de este discurso, se fundaría la
II Internacional. Siguiendo por la misma senda, damos un ligero salto en el
tiempo y nos situamos en su cuarto congreso, celebrado en Londres del 26
al 31 de julio de 1806.
El acuerdo de dicho congreso dice: “El
congreso declara que está a favor del derecho completo a la autodeterminación
de todas las naciones( …) el congreso exhorta a los obreros de
todos estos países a ingresar en las filas de los obreros conscientes de todo
el mundo, a fin de luchar al lado de ellos para vencer al capitalismo
internacional y alcanzar los objetivos de la socialdemocracia internacional”.
El caso de Noruega.
Un ejemplo que ilustra a la perfección
cómo el derecho de autodeterminación, lejos de contradecir el
internacionalismo, puede suponer un buen pegamento para la unidad internacional
de la clase trabajadora, lo encontramos en el caso de Noruega.
La independencia de Noruega en agosto de
1905 suscitó amplios debates y análisis en el seno de la izquierda
internacional. Durante siglos, Noruega ha estado ligada a Suecia por estrechos
lazos geográficos, históricos, económicos y lingüísticos.
Pero la unión de Noruega a Suecia, de
1814 a 1905, a pesar del alto grado de autonomía que siempre se le otorgó,
lejos de ser una unión voluntaria fue impuesta por los monarcas europeos y los
aristócratas suecos. Un dato en absoluto secundario y que fue clave para su
posterior escisión.
Cuando la burguesía sueca quiso impedir
por la vía armada el movimiento por la independencia de Noruega, el congreso
del Partido Socialdemócrata Sueco decidió oponerse a la agresión bélica por
todos los medios, incluso con la huelga general. Se convocó una
manifestación de masas en el centro de Estocolmo. Así, durante el proceso
de secesión de Noruega, se constató en la práctica que la estrecha unión
de los obreros noruegos y suecos y su plena solidaridad de camaradas de clase
ganaban, al reconocer de este modo los obreros suecos el derecho de los
noruegos a la separación.
Los obreros noruegos se convencían de
que los obreros suecos no estaban contagiados de nacionalismo sueco, de que la
fraternidad con los proletarios noruegos estaba, para ellos, por encima de los
privilegios de la burguesía y de la aristocracia sueca. Actualmente existe una
estrecha relación entre los partidos socialdemócratas y sindicatos, no sólo
noruegos y suecos, sino del resto de países nórdicos, mediante un comité de
cooperación del movimiento obrero nórdico (SAMAK).
El PSOE y el derecho de autodeterminación.
Una vez hemos comprobado el estrecho vínculo
entre el socialismo y el derecho de autodeterminación de las naciones como
parte de los principios más básicos del internacionalismo, no es de extrañar
que en el famoso Congreso de Suresnes de 1974, en el que se apartó al
sector histórico del socialismo español y se entronizó al compañero
Felipe González con las bendiciones de Willy Brandt y François Mitterrand, se
aprobase primero una resolución denominada de “ruptura democrática” donde se
especificaba, entre sus once puntos, el reconocimiento del derecho de
autodeterminación para todas las nacionalidades ibéricas. Pero aún
se llegaría más lejos, aprobándose una segunda resolución incidiendo en
este punto, donde se especificaría lo siguiente:
1) La definitiva solución del problema de las
nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno
reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la
facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones
que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.
Todo esto, obviamente, sin perjuicio de la defensa a
ultranza por parte de los propios socialistas de la unión voluntaria de dichas
nacionalidades, pronunciándose, en el apartado 3 de la misma resolución, por “la
constitución de una República Federal de las nacionalidades que integran el
Estado español”
Esta posición sobre las nacionalidades y sus derechos
seguiría siendo defendida y ampliamente argumentada en el congreso de 1976,
postura que el PSOE mantendría hasta el año 1977. No es casualidad que el
abandono paulatino del derecho de autodeterminación en el debate interno
coincidiese con el abandono de la defensa de los principios del marxismo y
del internacionalismo, aunque manteniendo las tesis marxistas como instrumento
crítico y teórico. La corriente interna Izquierda Socialista sería la que
principalmente mantendría vivos dichos principios en el seno del partido.
La clave: La unidad por la vía de la fraternidad.
Llegados a este punto, podríamos resumir
que el internacionalismo es la unidad de la clase trabajadora en la lucha por
su emancipación por encima de fronteras nacionales.
Una unidad que sólo puede darse por la
vía de la fraternidad desde el reconocimiento mutuo de sus respectivos derechos
sociales y nacionales, jamás impuesta por la fuerza de las armas o de las
leyes. Por lo tanto, el derecho de autodeterminación no sólo es compatible con
el internacionalismo, sino que forma parte indisoluble del mismo principio.
No podemos reclamarnos de lo segundo sin
reclamarnos de lo primero, aunque al mismo tiempo, porque así lo creemos,
nos veamos apostando firmemente por la opción de la unidad por la vía de
la argumentación, el convencimiento y la pedagogía.
Independientemente del resultado
final del proceso por lo que respecta a las naciones, lo cual tal vez no esté
en nuestras manos, sí habremos contribuido en mayor o menor medida a la unidad
de nuestra clase.
En la actualidad.
Por último, vayamos a la época más reciente. En
el actual contexto de crisis económica y durante los últimos estallidos
sociales, después de haber visto al pueblo griego alzarse en lucha una y otra vez
al grito de ¡Pueblos de Europa, Alzaos! (No hace falta explicar aquí el sentido
de clase de esta consigna ni de la palabra “pueblo”) el 29 de septiembre de
2010 asistimos a la primera jornada de lucha europea organizada por los
sindicatos europeos, con paros parciales y demostraciones de solidaridad y
fraternidad que superaron los límites continentales.
El salto cualitativo se produjo el 14 de
noviembre de 2012. Por primera vez en la historia de la UE se convocó
simultáneamente una jornada de paros en diferentes estados con una
reivindicación común. Chipre, Malta, Portugal, Italia y España vivieron una
jornada de huelga general que fue apoyada con movilizaciones en Francia, Grecia
y Bélgica. He aquí un ejemplo de cómo los principios internacionalistas se
pudieron llevar a la práctica.
No obstante, no todas las fronteras estatales o
nacionales fueron igual de fáciles de superar en aquellas luchas. Y no me
refiero a aquellos estados o naciones en los que las diferencias económicas,
sociales y geográficas podían parecer enormes en comparación con los
países en huelga. Me refiero al caso concreto de Euskadi donde un
largo conflicto nacional mal resuelto supuso una barrera infranqueable e
impidió, por parte de los sindicatos nacionalistas, la unidad en la lucha de la
totalidad de los trabajadores vascos con el resto de trabajadores de gran parte
del sur de Europa. Tomemos nota.
Escrito por Joan
López.
07-08-2016.
Fuente: https://pscmarxistes.wordpress.com/2016/08/07/internacionalismo-y-socialismo
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