25 de octubre de 2017

CIENTO CINCUENTA Y CINCO: ¿ SI o NO?


 Resultado de imagen de CE Art 155
Rajoy miente una vez más intentando engañar al PSOE,  al resto de los políticos y al pueblo diciendo que con la aplicación del Artículo 155 no se suprime la autonomía. Dice que la ha “intervenido” para garantizar el “orden constitucional”.  Es el Gobierno Rajoy el más antiguo “incumplidor” de la C.E. como puede demostrarse por diversos ejemplos: Tras muchos años después de haberse aprobado la Ley de Memoria Histórica, al menos “349 pueblos repartidos por todo el territorio nacional mantienen simbología de exaltación franquista” e innumerables calles con nombres de torturadores y asesinos,  violando la Ley y la C.E. consentido por el PP, dado que no quieren dotar de presupuesto suficiente y necesario a esa Ley, ufanándose Rajoy de que lleva más  de 4 legislatura con “Presupuesto CERO”,  violando la Constitución y aquí no pasa nada.

Ayer saltó la noticia: “La Fiscalía Anticorrupción ha asegurado (…) ante el Tribunal (… ) encargado de juzgar a los 37 acusados por participar en la Trama Gürtel que en este juicio ha quedado “plena y abrumadoramente acreditado” que los “papeles de Bárcenas hacían referencia a la Caja B del PP”. (Europa Press 24-10-17).  Esos dos botones de muestra sirven para demostrar que el PP incumple desde hace tiempo la Ley, desacreditando este sistema tóxico que sigue velando exclusivamente por los intereses de la clase dominante y ese partido corrupto, que gana elecciones dopado con dinero sucio procedente de las mafias del capitalismo, cuyos intereses responden a sus propias tramas corruptas. ¿En qué país democrático ocurren cosas similares y el Gobierno no dimite?

Esta pugna virulenta de nacionalismo burgués españolista contra el nacionalismo de la burguesía catalanista, está arrastrando a  partidos y medios de comunicación,  que defienden los intereses de la clase dominante  capitalista,  a un torbellino revolucionario pero no es una casualidad.  Esta crisis, que tiene orígenes económicos, ha pasado al plano político, por la incapacidad de Rajoy de ofrecer una propuesta de diálogo y ahora se halla ante un movimiento de masas que ha planteado con valentía y determinación sus aspiraciones democrático-nacionales, que ha ejercido el derecho a decidir votando mayoritariamente a favor de la república el 1 de octubre y ha tomado una dinámica propia que pone en jaque al régimen monárquico del 78,  al plantear claramente la lucha por una República Catalana, al negarle Rajoy una salida política.  

También vemos claramente que la lucha de masas del pueblo catalán, por la ineptitud de sus dirigentes, se enfrenta a una crisis Revolucionaria contestada, no políticamente, sino jurídicamente, por el Gobierno Central,  preparando una respuesta represiva que encarna la Contrarrevolución.

Dicen muchos doctos constitucionalistas que el Artículo 155 se redactó como medida “preventiva” para que nunca fuese aplicado. Está sin desarrollar, por lo cual, la alianza peligrosa de PP, C’s y PSOE, si se desatan los demonios, podrían verse atrapados en un Frente Reaccionario, pues la decisión de aplicar el Artículo 155, está suponiendo ya, entre otras medias, las que se concretan aquí:

“El Gobierno cesa a los responsables de la Generalitat, incluido el President Puigdemont:   “El ejercicio de sus funciones corresponderá a los órganos o autoridades que cree a tal efecto o designe el Gobierno de la Nación”, reza el documento que aprobó el Consejo de Ministros. Las atribuciones de Puigdemont quedan en manos de Rajoy, que con un 8% de los votos en Catalunya pasa a gobernarla con poderes ilimitados, y las de las consejerías en manos de los ministerios del gobierno central desde Madrid. ¿Y todavía se afirma sin sonrojo que la autonomía no ha sido eliminada?

“Se limitan las funciones del Parlament, al punto de que en la práctica no podrá debatir ninguna medida, ley o resolución, que el “Virrey Rajoy” considere “contraria a la constitución y el ordenamiento jurídico”. Para empezar, la orden del gobierno del PP que activa el 155 prohíbe al Parlament presentar candidato a President y votarlo. Pero hay más: “Los órganos o autoridades creados o designados por el Gobierno de la Nación [en sustitución de los cesados] podrán acordar el nombramiento, el cese o la sustitución temporal, con asunción de las funciones correspondientes, de cualesquiera autoridades, cargos públicos y personal de la Administración de la Generalitat de Cataluña”.

“El gobierno del PP, con el apoyo del PSOE (Si no se desliga a tiempo de esa dinámica),  establecerá medidas inmediatas para hacerse con el control de los Mossos, que serán dirigidos por mandos de la policía nacional: “Se dictarán instrucciones directas y de obligado cumplimiento a los Mossos d'Esquadra (…) se acordará el despliegue de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña” y, “en caso de que sea necesario, los miembros de los Mossos d'Esquadra serán sustituidos por efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”.     
Se intervendrá la hacienda catalana. El Gobierno podrá controlar “la totalidad de los fondos que corresponda transferir del Estado a la Comunidad Autónoma”, además de todos los ingresos de Catalunya. Y, especialmente, el gobierno del PP se hará con el control de los medios de comunicación públicos, concretamente con TV3. El argumento para esto último es “garantizar la transmisión de una información veraz, objetiva y equilibrada, respetuosa con el pluralismo político, social y cultural y también con el equilibrio territorial, así como el conocimiento y respeto de los valores y principios contenidos en la Constitución”. ¿¡¡Y esto también lo apoya el PSOE!!? Suena a chiste delirante si no recordara a la censura franquista más sangrante. ¿O sea que el partido de la corrupción, la mentira y la manipulación, que ha hecho de TVE un espantajo de propaganda nacional-españolista a todas horas, va a restablecer la veracidad en los medios de comunicación catalanes? ¿Y es así como se defiende el “Estado de derecho” y la democracia? ¿A quién pretenden engañar?

“En caso de desobediencia, si Puigdemont, Junqueras o cualquier otro miembro de la Administración catalana, incluidos los funcionarios, incumplen “las disposiciones, actos, resoluciones, instrucciones u órdenes de servicio dictadas por los órganos designados por el Gobierno”, podrían incurrir en un delito penal. Es decir, quien no acate las órdenes de Madrid se expone a un régimen de “responsabilidad disciplinaria” “sin perjuicio de las responsabilidades patrimoniales, contables, penales o de otro orden a que pudieran dar lugar”. Si Puigdemont propone en el Parlament la declaración unilateral de independencia como respuesta a esta agresión, el gobierno ya ha dado órdenes a la Fiscalía General del Estado para que sea acusado de rebelión, delito que puede ser castigado con treinta años de cárcel.

Si todo va bien, el gobierno propondrá la celebración de elecciones en Catalunya en seis meses: “Las medidas contenidas en este Acuerdo se mantendrán vigentes y serán de aplicación hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalitat resultante de la celebración de las correspondientes elecciones al Parlamento de Cataluña”. Pero ese plazo es condicional y voces representativas del PP, como su portavoz nacional, Pablo Casado, o su presidente en Catalunya, Xavier García Albiol, ya han manifestado que se puede ilegalizar a los partidos que no acaten todas estas medidas. ¿No parece esto más bien una declaración de guerra, cuando el Art.155 no está desarrollado y esas atribuciones podrían violar una vez más la propia C.E. que dicen defender?

Como podemos leer en artículos de fondo de todo signo, las acusaciones mutuas de responsabilizar cada parte a la otra, es abrumadora, como por ejemplo: “Todas estas medidas ¿qué son,  sino,  un golpe de Estado contra los derechos democráticos y las libertades? Hoy se ejecutan contra el pueblo de Catalunya, pero mañana se utilizarán contra los trabajadores y la juventud de cualquier parte del Estado si los capitalistas ven amenazado su orden, es decir, sus privilegios y sus intereses de clase.

Otros analistas advierten que “En este sentido, los capitalistas catalanes han comprendido mucho mejor que los dirigentes reformistas de la izquierda el significado revolucionario de los acontecimientos que se están viviendo. Exigiendo que se dé marcha atrás inmediatamente en la proclamación de la república, expanden el miedo y promueven el traslado de las sedes sociales de miles de empresas. La oligarquía, los banqueros, los grandes industriales de Catalunya, como siempre han hecho a lo largo de la historia, ligan su destino al de la burguesía española, esa que se envuelve en la bandera rojigualda, frente a un movimiento que puede socavar su poder económico y político”.

Ninguna organización política, sindical o social puede escapar con retóricas o mentiras, ante los hechos actuales, pues en una coyuntura histórica como la actual, cada cual, más temprano o más tarde, debe tomar partido ante los dos bloques enfrentados, unos defendiendo a la contrarrevolución españolista, apoyada por el imperialismo y otros a la revolución del pueblo catalán que defiende y se juega los Derechos Civiles y la Democracia, quizás arrastrados también  por los errores de su dirección burguesa catalanista.

  Es muy lamentable que las izquierdas hayan naufragado casi todas al asumir el reto de los “nacionalismos”, que es contrario a la batalla en líneas de clase, negando un enfoque hacia un Estado Federal, Laico, Democrático, Solidario y Socialista, que es al final, la batalla que se va a presentar ante la tensa situación.

Las maniobras y errores cometidos por las direcciones de las fuerzas “independentistas” han sido garrafales, para ocultar y desviar la atención sobre las políticas de recortes y alianzas anteriores entre la antigua CiU y el PP e incluso ahora desde la nueva fuerza burguesa del PDCAT, heredera directa del “pujolismo” que ocultan sus constantes viajes a Andorra y otros Paraísos, para financiar su propaganda de ascenso en defensa de sus intereses.

Dramática es también la posición seguidista de un partido que se reclama de la revolución, como es la CUP, atrapado en esa jugada de diluir su “independentismo” en esa  “Santa Alianza financiada por la Madre Superiora”, lo cual encierra varias contradicciones,  al ser incapaz de defender a su vez “el internacionalismo proletario”, que dicen sus estatutos, atrapado en esa vorágine de pacto con la burguesía degenerada y decadente.

Pero las masas en acción, demuestran siempre estar mucho más a la izquierda que todas sus direcciones y eso quedó demostrado con la participación de más de dos millones de personas en la votación del 1-O, sea un referéndum para unos u otra cosa para otros, pero lo que sí es cierto es que  representó un triunfo sin paliativos de la voluntad de lucha de un pueblo,  que tiene mucha más importancia  teniendo en cuenta que se produjo sometido a enormes tensiones similares a las de un  estado de excepción policial aplicado con saña y rabia por el aparato del Estado, azuzado judicialmente por Rajoy.

Ese inicio Estatal de aplicar la represión, produjo el efecto contrario de apaciguar los ánimos y la respuesta del pueblo catalán fue la jornada de la Huelga general y las luchas estudiantiles, con la toma de las Universidades y manifestaciones enormes, acelerando la crisis revolucionaria que se ha iniciado, impulsada por dos factores políticos de primer orden: Por un lado, la presión judicial opresora impulsada por la torpe representación de la burguesía “nacionalista” del Estado español, que intenta dar marcha atrás a la historia hacia el Estado Centralista, negándose a reconocer que Cataluña  y los que se sienten independentistas consideran que son una Nación, dentro o fuera de la plurinacionalidad del Estado y que muchos políticos se niegan a reconocer.  Por otro lado, el incremento de la conciencia de clase,  dada la frustración generalizada debido a la crisis capitalista, que ha generado un paro masivo, la precariedad, salarios más bajos, la lucha contra los desahucios y la situación dramática de la juventud que ve cómo está en peligro su propio futuro. 

Todas esas frustraciones y cabreos acumulados, han surgido alimentados por el discurso nacionalista contra la opresión nacional, cuando también tiene un componente de clase bastante considerable y que va a generar ese potencial revolucionario que está desafiando las actuales formas de dominación política del caduco régimen capitalista.

En los conflictos nacionales siempre surgen al menos  dos tesis contradictorias: Unos que defienden el “derecho de los pueblos a la autodeterminación”. Otros que lo niegan. Existe una tercera vía, que es el Federalismo, pero que los partidarios de esta última tesis, han llegado tarde por ahora, a esta cita histórica, pero que podría tomar impulso a corto plazo.  Cualquier  izquierda que se reclame del marxismo es Internacionalista pero debe entender que  “la defensa del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas puede ser, (como ocurre hoy en Cataluña), prioritario en la batalla por el socialismo, en algunos caso y lo contrario en otros.

Luchar contra la opresión nacional es igual de importante que luchar contra la opresión de clase. Por supuesto, en el movimiento de liberación nacional los partidarios del marxismo nunca se deben subordinar a la burguesía de la nación oprimida, (en este caso a la burguesía catalana, ni a su representación política hasta el momento, ni a la opresora), sino que debe ligarse a un programa de clase para la transformación socialista de la sociedad.

Al igual que en otras épocas históricas, la actual crisis en Catalunya abre la posibilidad de conquistar la república catalana por métodos revolucionarios, basados en la acción directa del pueblo, la juventud y los trabajadores, incluso intentándolo por mecanismos pacíficos, si el Estado dominante no utilizara el monopolio de la fuerza de las armas.  Eso es lo que aterroriza a la burguesía catalana, que rápidamente ha dictado un ultimátum a las masas:  El PP exige la rendición incondicional de Puigdemont y del pueblo para que cesen sus pretensiones revolucionarias, bajo la amenaza de desatar el caos económico, facilitando la Ley para el traslado de las sedes de las empresas a petición de la patronal y propiciando el hundimiento en la miseria de los pequeños empresarios, que se verán en la necesidad de cerrar empresas como cajas de cerillas, si el plan económico represivo se acompaña con violencia legal o ilegal.

Existen en el Estado muchas fuerzas políticas, sindicales y sociales de izquierdas que, en teoría, abogan por el Federalismo, por un nuevo proceso constituyente, y otros modelos como el Estado Libre Asociado de Cataluña con el resto del Estado, la opción Confederal, el referéndum pactado, y otras opciones que deberían haberse puesto ya sobre la mesa, para debatir y llevarlas a la práctica. El problema consiste en la falta de “honradez y firmeza”, para haber planteado esas opciones con tiempo suficiente para evitar lo que vienen diciendo desde hace tiempo, el fatídico “choque de trenes”, que muchos calculaban que se podría producir esta misma semana.  Pero, aparte de esos deseos, nadie se atreve a lanzar una lucha clara de abrir ese proceso constituyente porque la opción de la República, no solo ha crecido abrumadoramente en Cataluña, sino en el resto del Estado.

Algunos analistas expresan la opinión que esos procesos están ya maduros mientras otros quizás tardarán algún tiempo en comprender en qué estado de maduración nos encontramos, pero si no se alcanza un armisticio de última hora, se abriría la puerta a un proceso de lucha de clases que propiciaría, más temprano o más tarde,  un gobierno de las izquierdas que tendría como misión, previa derrotar al PP y sus monaguillos, acabar de inmediato con la política de recortes y abolir de forma fulminante  todas las leyes reaccionarias y antisociales llevadas a cabo por Rajoy, para lo cual, un gobierno de los trabajadores se vería enfrentado a los grandes poderes económicos y para llevar a cabo cualquier política social, tendría que optar por nacionalizar la banca y las palancas fundamentales de la economía para planificar la economía y salir del agujero de la recesión en la que estamos ya entrando.

La burguesía española, catalana, francesa y de todo el mundo saben perfectamente lo difícil de la situación y por ello intentan aplastar a los movimientos de masas utilizando todos los medios de los que disponen, pero no se atreverán si les hacemos frente solidariamente, pero en cuanto que infrinjan una derrota al movimiento social en Cataluña, la ofensiva a los intereses y condiciones de trabajo del mundo laboral serán terribles e incluso las ideas de represión que tienen montada, podrían ser dramáticas, por lo tanto, en legítima defensa, la Unidad de las Izquierdas y la reorganización para la lucha, son ahora más necesarias que nunca.  Por  ahora, la correlación de fuerzas de la izquierda que lucha sigue siendo favorable a los pueblos, a la juventud y a la clase trabajadora, que somos la inmensa mayoría y que podrían forzar un rechazo del 155 evitando la represión policial preparada por Rajoy y sus colaboradores.

La aplicación del 155 puede desatar dos procesos divergentes: Empujar a Puigdemont a someterse a las peticiones del PP y cavarse su propia tumba, intentando evitar el desastre, o enfrentarse de nuevo a Rajoy.  La primera opción podría dar un compás de espera a la situación. Pero lo más probable es que las masas en acción respondiesen,  intentando rechazar lo que interpretarían como una traición de la clase dirigente “independendista”, porque los ánimos están demasiado cargados. 

Solo un incremento de la organización, la movilización y la lucha constante desde abajo, podría conseguir derrotar al PP en estas circunstancias y para ello, la solidaridad de la clase trabajadora de otros pueblos del Estado sería fundamental.  Aparte de la demagogia practicada en estos años por la burguesía catalana, quedaría en evidencia que éstos solo defienden los intereses de su oligarquía, pues la “pela es la pela” aunque sean ahora euros.

Si el Gobierno Central sique cometiendo abusos como las detenciones de los “Jordis” y demás judicialización de la políticas, encarcelando y sancionando por “sedición” a los dirigentes, esas actuaciones en situaciones represivas podrían actuar como acicate para fortalecer las respuestas populares de las bases y promover potentes movilizaciones masivas de la población en una lucha por la sus libertades y derechos, que la aplicación furibunda del 155 puede representar.  Por eso muchos socialistas han pedido a Pedro Sánchez, que se aparte del abrazo del oso del PP, porque debemos entender que esas son las formas clásicas que desarrollan los pueblos en defensa de los derechos democráticos cuando tienen la firme voluntad de ejercerlos y un Estado se los impide.

La unidad de la clase trabajadora debe ser primordial y antepuesta a los intereses nacionalistas y tiene la obligación de convertirse en la protagonista principal del combate contra la represión y en legítima defensa de un cambio de modelo de estado en forma de República,  pero para ello es preciso ligar la causa contra la austeridad y los recortes, con el derecho a un empleo digno con salarios suficientes,  la lucha por una sanidad, una educación, unos servicios sociales, unas pensiones y una Ley de Dependencia, suficientes para vivir dignamente y que este modelo capitalista corrupto y decadente nos niega al querer llevarnos a la catástrofe.

Los trabajadores, sobre todo los que estamos afiliados a sindicatos de clase, como UGT, CCOO, CGT, SE y otros, debemos exigir a nuestras direcciones que en momentos tan graves no pueden seguir manteniendo una posición pasiva o equidistante, entre esos dos polos reaccionarios de Rajoy y Puigdemont, sino que debemos exigir con contundencia que sean respetadas nuestras libertades democráticas y rechazar a esos gobiernos corruptos que niegan al pueblo catalán el Derecho a un referéndum legal y pactado. 

Es el momento de que hagan un llamamiento para tomar posiciones y acabar con la confusión de los nacionalismos que enfrentan a los pueblos.  Esta debiera ser la tarea fundamental de todas las izquierdas, buscar la unidad por encima de todo lanzando un mensaje claro de lucha contra la reacción explicando claramente que NO estamos dispuestos a que se eliminen derechos democráticos y nos negamos a admitir medidas propias de la dictadura, con la deriva que puede desarrollarse de represión y violencia, porque esas mismas medidas podrían ser utilizadas en el resto del Estado, contra cualquier trabajador que reivindique sus derechos.  Los que venimos luchando por un cambio político, económico y social, debemos organizarnos mejor para dar respuesta a esa brutal ofensiva, y debemos defender los derechos del pueblo catalán, porque así defendemos los nuestros, los de la clase trabajadora y la juventud de todo el Estado.

Izquierda Socialista en la III Conferencia de Andalucía, aprobó un documento que en su apartado 8) desarrollamos con el título “EL FEDERALISMO Y LA DEMOCRACIA COMO ALTERNATIVA A LOS CONFLICTOS TERRITORIALES”, (*) que termina en estos términos:  ““(…)debemos luchar por la que proponemos, porque es más necesario que nunca la lucha decidida por un Estado Federal, Laico, Republicano, Socialista, Plurinacional, Democrático y Cooperativo para cambiar la sociedad  y caminar al unísono hacia la nueva sociedad que tenemos que construir entre todos,  porque nuestra alternativa debe ser una Federación Socialista de Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía y el resto de pueblos que democrática y voluntariamente se constituyan en Federaciones para unirnos todos juntos y luchar por la Federación Socialista de Europa, que forme parte de una Confederación Socialista Mundial de los pueblos libres, a la que aspiramos y por la que luchamos””.  

(El debate sigue abierto; éste es un análisis más y tuya serán las conclusiones decidiendo si estás por el SI o por el NO a la aplicación del Artículo 155).

ÁREA DE COMUNICCIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE-A.
(*) Si todavía no lo conoces y quieres recibir el documento completo, puedes solicitarlo al correo de abajo poniendo en asunto las palabras:   
“Estado Federal”.

ispsoeandalucia.malaga@gmail.com   







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