(Parte 2)
…(continuación)
… ejercerán su presión
en sentido contrario, a cualquier gobierno, sea de derechas, o de una izquierda
reformista porque se negarán a que se recorten sus beneficios con impuestos a
los ricos. Los trabajadores empujarán hacia la búsqueda de una Coalición del
PSOE con Unidos Podemos y otros apoyos, como la mejor forma de derrotar a
la burguesía.
Debido a la situación agónica en la que se encuentra el PP, rodeado por la charca pútrida de las tramas de corrupción, no es descartable que antes de terminar la legislatura nos enfrentemos a un proceso de elecciones anticipadas donde sería posible un Gobierno de los trabajadores, que se encontraría desde el primer momento entre el fuego cruzado de dos sectores enfrentados: La burguesía, que se negará al avance de un programa reformista, debido al estrecho margen del modelo capitalista que no querrá renunciar a sus ganancias, y la clase trabajadora, que peleará por sus derechos porque no puede esperar más. Si no se toman medidas adecuadas por el nuevo Gobierno de los trabajadores, el programa de “reformismo sin reformas”, será totalmente inviable, obligando a acometer el debate fundamental para exigir cumplir las promesas: Es decir, de dónde va a salir el dinero para financiar el programa de la “nueva democracia” prometido, que solo con una Banca Pública y la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía en manos democráticas al servicio de los trabajadores, podrían llevarse a cabo.
Envalentonados por un
Gobierno de las izquierdas, las luchas y las reivindicaciones de la clase
trabajadora, los sindicatos y las fuerzas sociales se fortalecerán cobrando un
fuerte impulso, exigiendo el cumplimiento de la alternativa prometida. Sabemos
que el ala izquierda del movimiento obrero que representa la vanguardia, se guía por razonamientos teóricos marxistas,
aunque también se sabe que la clase obrera aprende más bien de sus propias experiencias en las luchas
sociales, por lo que esa ley histórica no reconocida por algunos, se aplicará a
los elementos y sectores más avanzados y activos así como a las masas.
El sector naciente del
ala más a la izquierda se conducirá por consideraciones prácticas y sacará sus
conclusiones de conformidad con los resultados obtenidos en las acciones de
lucha. La vanguardia más consciente se encontrará con una audiencia atenta,
receptiva y dispuesta a avanzar en la lucha, en la medida que el reformismo sin
reformas fracase o empiece a dar marcha atrás, pese a las campañas permanentes
de desprestigio a que se serán sometidos por los potentes medios de
comunicación en manos de la burguesía.
En estas condiciones
de crisis política, social y económica con agudizaciones de las luchas internas
y externas, todo el movimiento sindical y político de clase experimentará una fuerte renovación de
cuadros y bases, con tropas de refresco. Las cúpulas sindicales, muchas de
ellas amortizadas y desgastadas por su inactividad y burocratización, que son
vistos como más serviles y entregados a la patronal, que se habían venido
manteniendo gracias a sus pactos, pasteleos y consensos, serán apartados y
sustituidos por los más luchadores y combativos.
Las agrupaciones de
los partidos también reflejarán ese nuevo ambiente de lucha y anhelo de cambio,
acelerándose la politización, surgiendo o fortaleciéndose una fuerte oposición
de izquierdas y el avance de la lucha de clases se revitalizará y renovará,
sobre todo entre la juventud estudiantil, los asalariados más jóvenes, el movimiento
feminista y ecologista, que arrastrarán a los demás sectores.
Algunas corrientes y
sectores claves, podrían estar bajo
ataques de la clase dominante
desesperada. Se radicalizarán y buscarán una alternativa más a la izquierda,
mientras otros lo harán hacia la derecha, profundizándose la polarización en
líneas de clase. En el seno del PSOE,
de Izquierda Unida, Podemos y otros partidos, se formarán, más tarde o más
temprano, más corrientes de izquierdas, centristas e incluso revolucionarias,
con algunas bases de masas, similar a las que se formaron en un plazo breve
durante la Transición pero a un nivel superior.
Si se fortalece a
tiempo una corriente socialista marxista, que oriente y unifique al movimiento
hacia un Frente de Izquierda Amplio, político y sindical, se podrían poner las
bases para desarrollar un programa democrático y socialista para la
transformación socialista de la sociedad.
Las perspectivas de recuperación económica que describen los
reaccionarios y neoliberales del PP, condicionada por los acontecimientos
internacionales y la previsible guerra comercial que inicia Trump con su
“economía nacional”, podría desaparecer abruptamente ante la inestabilidad
mundial, que es incapaz de restablecer el equilibrio inestable anterior a la crisis de 2007/8.
Si no se aplica un
programa de transición que supere al capitalismo, porque a medio y largo plazo no habrá salida
bajo el modelo capitalista, el reformismo mostrará su bancarrota y ante la
lucha de los trabajadores que empujarán hacia la izquierda, o sucumbirán una
vez más o se verán en la necesidad de espolear las luchas contra el capitalismo
porque no habrá margen para llevar a cabo un programa reformista acabado sin
romper con el modelo actual.
Si los dirigentes del
PSOE y de Unidos Podemos, no logran ofrecer una alternativa socialista audaz a
la socialdemocracia pusilánime, proyecto que sea asumido y defendido por las
bases con firmeza e ilusión, podrían fracasar ya que las luchas de los
trabajadores podrían optar por la senda extraparlamentaria tomando las calles y
plazas, con acciones sindicales contundentes, con protestas, marchas e incluso
la Huelga General, cansados de tantas promesas incumplidas.
En circunstancias
tales, un gobierno de los trabajadores podría verse en la tesitura de girar a
la izquierda o fracasar como ocurrió en Grecia con Syriza, o en Francia con
Hollande. Si un Gobierno reformista de izquierda fracasase otra vez, el paso a
un gobierno de concentración nacional podría ser la propuesta de las derechas,
que estaría cercano a las posiciones del FN de Le Pen en Francia y de otros
similares en Europa, lo que prepararía el camino para situaciones bonapartistas
que significarían un ataque furibundo, mucho más contundente de lo que han
hecho con el pueblo griego, aplicando medidas represivas contra el movimiento
obrero.
Básicamente, las
perspectivas con las que las izquierdas debiéramos trabajar en los momentos
actuales, es prepararnos y reorganizarnos ante una intensificación de la lucha
entre clases, que se reflejarán en las filas del movimiento obrero y demás
sectores de la sociedad.
Las tareas cotidianas
de una verdadera dirección socialista debe ser preparar un programa estratégico,
una táctica flexible y compañera, que corresponda con un análisis correcto, para formar cuadros para esos procesos de
cambio que la sociedad reclama. Es un error grave que la burocracia actual de
los partidos y sindicatos que se reclaman de la izquierda mantengan la ilusión
en un modelo de “democracia burguesa” corroído hasta la médula por las tramas
de corrupción, basado en una maquinaria electoral a la americana, que se basa en
una financiación dopada y corrupta de las derechas, imposible de derrotar por
las izquierdas con ese mismo modelo, mientras han venido despreciando a la
militancia de base y al movimiento juvenil y obrero en general, que es donde
está la verdadera fuerza transformadora.
Existe desde hace
tiempo en los Partidos de izquierdas una capa de cuadros “institucionalizados”
que se han convertido en agentes propagandísticos…
(continuará mañana con
la Parte 3…)
IZQUIERDA
SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE DE ANDALUCÍA.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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