Los grandes movimientos
sociales de masas en los últimos años, sobre todo a partir de la crisis
estructural del capitalismo que se inició en 2007/8, reflejan los cambios en la
toma de conciencia de las clases más desfavorecidas que soportan el castigo de
los recortes y las políticas de austeridad que beneficia a la clase dominante.
Las tres fases clásicas por las que transcurren los movimientos sociales,
primero la polarización entre
ricos y pobres, poniéndose enfrente de la clase poseedora las clases oprimidas,
segundo la radicalización creciente
que se refleja desde aquella etapa de los “indignados” que cristalizó en los
movimientos del 15-M del “Si, se puede” con su traducción del “Yes, We Can” y
el inicio de la politización, que
es la tercera fase del proceso que veremos en la nueva época en la que hemos
entrado, son procesos históricos que se repiten de una forma o de otra.
Los rasgos
característicos de las luchas vividas han sido su radicalidad y su desafío y
desprecio de las masas contra la burocracia y los poderosos a los que
representan, pero también acusa y señala la crisis la socialdemocracia de derechas y
los aparatos sindicales que están desaparecidos, y no precisamente en combate,
que han mantenido unas estrategias de pasividad ante los ataques recibidos por
la clase trabajadora, la juventud y los sectores más empobrecidos por la
crisis, que han venido representando un balón de oxigeno tras otro a la
burguesía dominante que ha llevado a cabo una ofensiva profunda contra el
pueblo, ante una cierta pasividad y falta de movilización de la clase
trabajadora, cuyas direcciones tienen miedo a movilizar, quizás porque entiende
que han perdido la confianza por parte de su militancia.
Pero de una u otra
forma, la juventud y los trabajadores continúan con el proceso molecular de
toma de conciencia, tanto en Europa, como en el resto del mundo, radicalizándose amplias capas de jóvenes y
trabajadores, como está ocurriendo en EEUU ante el triunfo de Trump, tomando
las calles en protesta contra el modelo de “democracia capitalista” que premia
a los que más dinero tienen para sus campañas, sin que el pueblo pueda verse
realmente representado. Existe en las
redes una pregunta retórica clave como es: ¿Podría haber ganado Triump si en
lugar de enfrentarse a la amortizada Hillary, se hubiese tenido que batir con
un partido socialista dirigido por un Bernie Sanders, que hablaba claramente el
idioma de la calle y no el de la burocracia anquilosada y caduca del ala
moderada del imperialismo del Partido Demócrata, que es visto por muchos como
el ala izquierda del mismo buitre depredador cuya ala derecha es Donald Triump?
Nunca sabremos la respuesta, pero lo
que si es cierto es que, ante la ruptura del equilibrio social que ha quedado
dañado, las manifestaciones de protesta que recorren las calles y avenidas
expresan que la politización es creciente y tomará cuerpo más temprano que
tarde.
La propia burguesía está alarmada porque
entienden también que con el programa que ha planteado Trump, la clase
trabajadora y los sectores menos favorecidos sufrirán los ataques y recortes de
forma severa. El anunciado modelo
“proteccionista” que encierra la defensa de la “autarquía” que plantea el
Presidente entrante, es completamente reaccionaria y utópica. La toma de conciencia de amplias capas de
trabajadores agobiados por años y años de estancamientos salariales y ataques,
sin que se cumplan por parte del Estado las promesas, han buscado un cauce de
expresión de su descontento y como no lo han encontrado en un partido de
izquierdas serio que cumpliese sus expectativas, han optado o bien por la
abstención o bien por apoyar la demagogia populista de Triump, que le ofreció
el chovinismo, o quizás se quede corto éste término y tendríamos que
sustituirlo claramente por la palabra “fascista” que es lo que representa la
anunciada “deportación de 11 millones de trabajadores”, la realizar un muro en
la frontera de México, que convertiría ese país en un “gran Getto” y demás medidas
extremistas.
El neoliberalismo
económico ha fracasado en su intento de recuperación y salida de la crisis,
arrastrando a la socialdemocracia de derechas, porque lo que está caduco es el
propio modelo capitalista, pero mucho
más antiguo y fracasado es el modelo por el que quiere sustituirlo como es el
“nacionalismo económico” que con tanta vehemencia demagógica ha venido
pregonando Trump. El Gobierno Mundial
en la Sombra, alarmado ante tal situación, ha debido intervenir ya, avisando a los sectores claves de que tienen
que rectificar, porque el intento de salir de la crisis con el proteccionismo,
que significaría levantar aranceles y cerrar fronteras, podría significar
saltar de la sartén al fuego. Siguiendo
el símil de un comentario en FB “sería
como inyectarle un virus extraído de un cadáver del propio capitalismo en
descomposición, pues el efecto que produciría ese veneno sangriento que
representa el germen del fascismo, que es la esencia del capitalismo
químicamente puro y salvaje, pero que llevado hasta sus ultimas consecuencias
es altamente peligroso para la estabilidad por lo que podría ser letal”.
El Presidente electo de
EEUU puede enfrentarse desde muy pronto a una complicada situación mundial muy
tensionada por el desequilibrio económico del sistema, el aumento de las
tensiones bélicas, el realineamiento de otras potencias que podrían producir un
recrudecimiento de la crisis. Los dueños
de las finanzas mundiales pueden verse forzados a presionar a Trump para que no
cometa muchas locuras con medidas aislacionistas, pues los imperialistas
necesitan el mercado mundial para seguir explotando y oprimiendo al resto de
los países y defenderán la lógica del beneficio por delante de los deseos de
cualquier gobierno. De una u otra forma,
las contradicciones de la clase dominante se seguirán agudizando porque con la
lógica del lucro privado la crisis del sistema no tiene una salida fácil.
La amenaza que supone
la aplicación de una política reaccionaria para los trabajadores, la juventud,
los inmigrantes y los países oprimidos del planeta es muy seria. Las masas han comenzado una tarea que tendrá
que cristalizar para frenar en lo posible la ofensiva que se avecina, viéndose
obligados a reorganizarse y construir un movimiento de resistencia fuerte, para
hacerle frente, mediante la acción
sindical y política a las medidas reaccionarias, pues la lucha conjunta y la
organización es lo único
importante. La burguesía se equivoca si
considera y piensa que el sector que representan los seguidores de Bernie ya
está derrotado, porque la necesidad y el interés que ha despertado que un
Candidato explique con palabras del pueblo la necesidad del socialismo,
extendiendo el sentimiento anticapitalista entra millones de trabajadores y
jóvenes, que han comprendido que ninguno de los dos partidos burgueses les
ofrecen una salida, están sacando la conclusión de organizarse para luchar
contra el injusto sistema electoral, que aún sacando mayoría los demócratas,
van a gobernar los republicanos. Las condiciones objetivas para construir en
los EEUU un fuerte partido de izquierdas, que defienda con firmeza los
intereses del pueblo que sigue excluido, están madurando a pasos agigantados y
esa es la tarea fundamental a la que se enfrenta el pueblo, porque la lucha por
el socialismo internacionalista es más necesaria que nunca. Toda nuestra solidaridad a la clase
trabajadora que lucha por un mundo mejor, en EEUU y en el resto del planeta,
porque el socialismo es internacionalista o no es nada más que un sucedáneo.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
estos individuo del nuevo orden mundial con los iluminatis no pararan, pues trump les a truncado su magistral prollecto de esclavisar al mundo entero vajo solo su mandato, y eso no les gusta porque ya no tendran todo el poder, en tiempo atras se cargaban a presidentes y todos los que se pusieran pormedio e intentaran cambiar las cosas, mas o menos lo mismo que esta pasando en España aunque ganara podemos "que ya gano" y siguen abanzando,los que estan en el poder no permitiran que les cambien el sistema
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