Este 9 de noviembre nos despertamos con la victoria de Donald Trump que
es el representante del “nacionalismo económico”. Es un acontecimiento de un
calado histórico que refleja la polarización política alcanzada en la primera
potencia del planeta, que preocupa incluso a la clase dominante menos
reaccionaria. La candidata del Partido Demócrata,
continuadora del Gobierno Obama, que
prometió en su día reformas sociales que no hizo y frustró a la ciudadanía, no
ha sido capaz de convencer a los votantes que podría ofrecer algo nuevo. El
reformismo sin reformas no sirve. Hubo
un candidato que pudo haber ganado a Trump, que era Bernie Sanders, que se
declaraba socialista y ofrecía un programa más a la izquierda, pero la clase
dominante tenía mucho más miedo a Bernie que a las huestes reaccionarias,
racistas, xenófobas y con bastantes rasgos fascistas del que ha conseguido el
triunfo, que incluso había recibido apoyo del K.K.K. Con su demagogia se ha ganado el voto de
sectores desesperados y golpeados por la crisis.
Trump es un reaccionario y retrógrado pero representa fielmente el
programa del nacionalismo económico y pretende implantar un modelo todavía más
a la derecha y tiene fuerza para llevarlo a cabo dado que controlará las dos
cámaras, pero puede producir problemas graves, dado que el equilibro
capitalista se ha roto y pudiese producir un colapso del sector financiero, si,
como ha anunciado, levanta aranceles
contra los demás países, habiendo amenazado ya a China, empieza la construcción
del muro en la frontera de México y otras locuras. Eso podría producir una explosión de la
burbuja de los mercados porque en el fondo representa la declaración de guerra
comercial entre los distintos bloques imperialistas. Las bases materiales de la sociedad se
dislocaría. La anunciada mejoría
económica que planteaban algunos analistas burgueses, basándose en un cierto
empuje de las economías en recuperación, aunque leve, podría saltar por los
aires. La economía china que parecía que
tendría la capacidad de ser la locomotora que estaban esperando algunos analistas,
está saturada de contradicciones y al borde de una crisis importante, cuya
mecha podría ser un cierre de exportaciones/importaciones con EEUU.
En lo referente a la economía de EEUU, la recuperación venía siendo débil
y con poca consistencia y aunque es el centro neurálgico del capitalismo
mundial, la perspectiva incierta del Presidente Electo es deprimente, como lo
han acusado las bolsas mundiales, con caídas en torno a un 5 % en algunas
zonas. Según el FMI el crecimiento para
este año se calcula en un 1,6% del PIB, con una rectificación a la baja por
debajo de lo previsto. El crecimiento
del PIB desde 2009 ha sido el más lento desde la Segunda Guerra Mundial. La
recuperación está siendo tan débil que en vez de estabilizar el roto equilibro
entre ricos y pobres, está propiciando un conflicto social sin parangón desde
la crisis de 1929. Si Trump cumple su programa, que representará más daño
que un elefante en una cacharrería, la economía mundial podría asomarse a un
nuevo abismo donde las actuales dificultades que padece el sistema podría
convertirse en un juego de niños.
Las tendencias proteccionistas que anunciaba en su campaña Trump, si se
llevan a cabo, desatará la guerra comercial virulenta que podría alcanzar cada
vez mayor envergadura, pues vendrían acompañadas por sanciones económicas
contra las potencias competidoras. Subida de aranceles, entorpecimiento o
paralización del comercio internacional, ruptura de los acuerdos multilaterales
de la Organización Mundial de Comercio e incluso llevaría al traste los planes
de los imperialistas, pues podría frenar o anular la negociación del TTIP,
hundiendo al planeta en una profundización de la recesión, que se reflejarían
en un incremento de las tensiones bélicas, sobre todo, si ese elemento electo,
atiza el conflicto bélico en Siria y la zona.
La humanidad se enfrenta a una encrucijada, pero la solución no está en
dar marcha atrás al reloj de la historia, volver al proteccionismo, los
nacionalismos enfrentados, a un cierre de fronteras, a impedir la circulación
de las personas, a deportar a los migrantes que huyen de las guerras que el
propio capitalismo desata. Es preciso
superar los dos frenos a los que se enfrenta el desarrollo de las fuerzas
productivas, como son la propiedad privada de los grandes medios de producción
y las fronteras nacionales. Pero eso no es posible bajo el capitalismo que
tiene una lógica implacable del lucro privado por delante del bienestar de la
humanidad y la competencia feroz y salvaje.
La crisis actual demuestra que
una nueva sociedad es necesaria y se está gestando en el seno de la vieja, pero
como dijo el clásico “lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de
nacer”.
Existen ya las condiciones objetivas para levantar una economía mundial
planificada y en armonía con la juventud, la clase trabajadora y los pobres. Cientificamente es posible cubrir
las necesidades básicas de los seres humanos, basada en la participación
democrática y consciente de la población en el debate y la toma de decisiones
para “acabar con el gobierno de los hombres e implantar la administración de
las cosas”. Lejos de ser una utopía, como
la clase dominante acusa al Socialismo, es una garantía de ofrecer una solución
para canalizar la enorme riqueza que somos capaces de generar los trabajadores
con la aplicación de las nuevas
tecnologías, a la industria, a la
agricultura, a los servicios y al transporte.
Dinero hay de sobra para garantizar el bienestar de la humanidad, pero
las ansias de beneficio de los grandes magnates y sus multinacionales están
siendo un obstáculo incluso para la supervivencia del género humano en el medio
plazo, pues los ataques al Medio Ambiente requieren una solución social. Las tareas a las que nos enfrentamos y que debemos continuar la clase trabajadora, es luchar por la construcción de potentes
partidos y sindicatos de clase, que frenen esa situación de reacción y
preparemos las fuerzas para la derrota del capitalismo y para avanzar hacia la transformación socialista de la sociedad.
Área de Comunicación.
IZQUIERD SOCIALISTA
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
Es fascinante observar cómo trabaja ese viejo topo cavando el subsuelo de la sociedad burguesa y llevando las contradicciones de aquí para allá y acullá. Ahora nos muestra como se ligan la recesión profundizada, las luchas de clases y de género, las luchas antiimperialistas y la más que posible lucha interimperialista que se dibuja en el horizonte. Me gustó tu nota Pepe. Saludos
ResponderEliminarVeamos.
ResponderEliminar1) Sin ser entendido en la materia, encuentro un sin fin de contradicciones en el artículo.
2)Por un lado la izquierda (el artículo es de izquierda)afianza el libre mercado al que s/art. se opone TRUMP. Lo cual, en defensa de los pueblos, el libre mercado es la cárcel absoluta, la evidencia es la decadente realidad global, incluidas las ideologías burguesas todas, nacidas al calor de la revolución francesa...
3) Al mismo tiempo advierte con el letargo de 24 meses que esto podría traer un colapso financiero (que se anuncia desde 2015 sin que TRUMP existiera a este fin...).
4) Resulta un tanto curioso cuanto menos, se afirma que TRUMP gana dada la política social e insuficiente de Obama y de una pésima candidata Hillary, lo cual es una media verdad: TRUMP gana debido a 30 años de desidia en el gobierno norteamericano, empieza a ganar con ROSS PEROT, puesto qué y a pesar de cuanto se diga, es parte del sistema y advierte que el mismo no funciona.
5) Coincidencia no me puede faltar cuando se dice que no se puede impedir la libre circulación de personas. Pero es precisamente la UE la que más muros alzó en los últimos 16 años. Y TRUMP lo único que puede hacer es subir 2 metros los muros que Clinton (Will) inició a fin de firmer el tratado de libre comercio (NAFTA).
6) No se (y perdón mi ignorancia) si la afirmación "lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer" se deba a que "aquello que debe nacer se aborta desde una idea tan vieja como la que sostiene la vieja sociedad". O menor dicho, no será que "el fin del gobierno de los hombres es cuantó buscó el capitalismo tecnocrático desde la revolución industrial y la victoria de la burguesía sobre una deficiente sociedad feudal pero en últimas, caballeresca".
7) Si se acaba el gobierno de los hombres ¿Quién, quienes y cómo nos gobiernan? Esto nos preguntamos los que sentimos que estamos gobernados por una oligarquía oligopólica a la que se opone otra oligarquía que participa del oligopolio.
8) Desconozco el documento científico que dice que se puede satisfacer las necesidades de los hombres, lo que no desconozco es que hace 300 años, el nacionalismo, el socialismo y el capitalismo han contribuido a este régimen global, al que finalmente se han abrazado. La prueba es que la socialdemocracia es un fracaso, ningún país de los llamados desarrollados podría vivir de sus propios recursos sin avasallar los recursos de "las colonias (lo viejo que no acaba de morir...)".
9) Es TRUMP un retrógrado... puede que sí... pero cuidado... no hay nadie en el último cincuentenario en el autodenominado primer mundo (del que España forma parte) que haya brindado una, y solo una idea nueva... Ni una... a ver si nos creemos el cuento del Open Government, que es un cuento chino que no ataca la base del imperio capitalista, es la negativa de no interferir en la soberanía de los pueblos, nada más y nada menos que el ancla de donde nace el pensamiento genuino, y no entre cuatro paredes donde se fundan teorías.
Desde ya, lo expuesto tiene como fin advertir, que el consenso de todo el arco ideológico de izquierda a derecha respecto de TRUMP, puede que los una a todos con el fin de seguir "conservando lo viejo para abortar algo nuevo". Creer que el pueblo norteamericano es estúpido, solo es una muestra del escaso conocimiento de quienes somos americanos, de tocar de oido y de creerse una literatura solo reconocible en los estados de la unión, siendo unión el bloque que desde el siglo XVIII gobierna el mundo, es decir, el centro financiero de la oligarquía... no?