1 de septiembre de 2015

ENRIQUE TIERNO GALVÁN:


 

(DISCURSO SOBRE MARX Y ENGELS).

El mito es necesario para la cultura y por esa causa no hay cultura sin mitos. Por tanto los mitos no deben destruirse, y no seré yo el que intente rebajar el valor mítico del marxismo mientras no haya otros mitos sustituyentes, mitos nuevos que puedan conducirnos, estimularnos y orientarnos a perfeccionar el presente. Los mitos aparecen en la cultura occidental como luz orientadora y los grandes mitógrafos, los inventores de los mitos, son los que marcaron  las pautas del proceso de la inteligencia.


El marxismo como mito tiene una función esclarecedora y no debemos olvidarlo. Cuando hablamos míticamente del marxismo lo hacemos realmente sobre algunas ideas fundamentales, ideas que iluminan y orientan, ideas míticas que hasta que otras no vengan a sustituirlas tienen una clarísima función. cuando nos preguntamos qué entendía Marx por marxismo y qué quería decir al afirmar que él no era marxista como eran otros, y qué entendía Engels por marxismo, debemos entender que estaban refiriéndose a ideas muy concretas apoyadas en mitos. Por eso solo quien entiende el marxismo como algo concreto y a la vez mítico tiene títulos parea seguir llamándose marxista.


El marxismo, en el fondo, se planteó por Marx y Engels como el camino moderno para la perfección del hombre y el encuentro del hombre consigo mismo. Y en ello está la esencia del mito, la profundidad del mito que el hombre deja de ser personaje de sí mismo. Porque si se sigue el camino que el Socialismo Marxista ha marcado y definido, el hombre se va a encontrar consigo mismo y va a alcanzar la perfección.


En el siglo XIX Marx y Engels trajeron un nuevo punto de vista, el de la infraestructura económica, respecto del cual no había habido antes reflexión seria, entendiendo que ese punto de vista era fundamento de un pensamiento crítico fecundo, un fundamento que luego habría de adquirir elementos míticos, manteniéndose como un mito. Las premisas y enfoques descubiertos por Marx y Engels y expuestos como realidad que nos puede explicar el proceso de la historia y la convivencia tienen un fundamento claro.


Las relaciones entre los hombres, la propia capacidad de entender al hombre mismo y a su entorno está en función de las relaciones de producción; es decir, del modo cómo se valora y organiza el trabajo humano en el orden de la convivencia. Los humanos trabajan y producen; los animales no trabajan porque no producen. Se limitan, por un sistema de reflejos condicionados, a amoldarse al medio y organizarlo mínimamente. Pero producir significa un proceso intelectual de transformación de la naturaleza, y eso solo lo hace el hombre.


Cuando alguien se dice que es marxista está diciendo algo más de lo que hemos dicho al principio. Está diciendo no solo que tiene un método, un camino para la perfección, dice, además, que tiene una premisa: que el trabajo del hombre en cuanto produce y las relaciones de producción esclarecen todo lo demás.


Marx y Engels nos legaron una visión transformadora del mundo y lo hicieron en forma clara y precisa, y sus ideas son y han sido instrumentos de transformación.
Marx fue un revolucionario auténtico, porque como intelectual puso la acción al servicio de las ideas. Porque los intelectuales, cuando obedecen a sus principios y los ponen en la práctica, son por necesidad hombres de acción. De cómo deba aplicarse la doctrina, ésa es otra cuestión, ya que el marxismo es un fenómeno histórico y no puede tener una sola forma de instrumentación ni en el espacio ni en el tiempo. Nos decimos marxistas cuando aceptamos el núcleo de la idea y no necesariamente una instrumentación determinada de la misma. Por eso hay y puede haber muchas clases de marxismos. Realmente el problema de fondo es cómo conciliar en muchos casos la práctica del marxismo dentro de los distintos niveles del desarrollo capitalista contemporáneo o buscar fórmulas que no nos lleven a la pérdida de las libertades humanas.


Cuando nos enfrentamos a un sistema semifeudal, un sistema capitalista medio o ya desarrollado, el marxismo tiene que instaurar sus técnicas de renovación por métodos distintos, según las diferentes estructuras del mercado y el nivel de desarrollo económico. Como bien vio Marx, el desarrollo económico tiene un carácter de permanencia, ya que se encuentra internamente vinculado al desarrollo de la tecnología, lo que a la larga lleva a la autodestrucción del capitalismo. El problema  estriba en cómo instaurar el marxismo antes de que esto ocurra. Y esto incide como problema sustantivo, ya que el capital usa para mantenerse una idea política y a la vez está al servicio de esa idea. Después de la lucha de clases en Francia y de los episodios del 48, la reflexión de Marx se hizo más cautelosa, lo que aumentó después de los acontecimientos de 1870-71.


Cuando Marx murió, Marx había dejado una idea en la mente de Engels. ¿Qué método aplicar según los distintos niveles de desarrollo?

Y Engels, que heredó este problema, escribió en 1895 un prólogo que se ha llamado "El testamento político de Engels" que ha creado la gran polémica sobre Marxismo y Socialdemocracia. O, por lo menos, que ha sido una de las fuentes de polémica. Nosotros sabemos bien que es ser marxistas. Tenemos el método, sabemos en qué consiste y que busca acabar con las diferencia de clases,, conseguir que los hombres sean iguales y cambiar la estructura de las relaciones de producción. Pero Engels. que había heredado el problema de qué método emplear, nos dice en este prólogo de 1895 que: "La historia nos ha dado un mentís a nosotros, a Marx y a mi, y a cuantos pensaban de un modo parecido". "Ha puesto de manifiesto, decía por aquel entonces, 1848, que el estado del desarrollo económico en el continente distaba mucho de estar maduro para poder eliminar la producción capitalista.


Según Engels, el enjuiciar la situación del desarrollo capitalista en los años que siguieron al 48 con fórmulas de revolución armada fue un falso planteamiento político, una conclusión errónea, tanto de él como de Marx.


Todas las revoluciones, hasta 1848, se habían reducido a una sustitución de la minoría dominante por otra minoría dominada. Era un problema de minorías, pero la situación había cambiado, el camino era otro. Las  revoluciones llevadas acabo por pequeñas minorías conscientes, la vanguardia del proletariado, a la cabeza de masas inconscientes habían quedado atrás. Allí donde se trate de una transformación completa de la organización social tienen que intervenir las masas, y para que las masas comprendan lo que hay que hacer hace falta una labor larga y perseverante.



En ningún momento Engels rechaza el derecho a la revolución, porque es nuestro derecho verdaderamente histórico: es el último derecho de los pobres. "Pero, decía Engels, ocurriese lo que ocurriese en otros países, en Alemania se estaban consiguiendo millones de electores que podían llegar a las urnas como jóvenes, con mujeres que arrastraban a los que no tenían voto, que formaban una masa con posibilidades de convertirse en mayoría, incrementándose ininterrumpidamente hasta desbordar el sistema" El método de masas le parecía mejor y más practicable que el sistema revolucionario violento, que no veía factible en ese momento.



Lo que propone Engels es una nueva táctica, y no una revisión del marxismo. Cuando Engels expresó esta opinión empezaron las malas interpretaciones. Porque empezó a entenderse que lo que proponía no era táctica, sino una desviación del marxismo. Pero quien entienda que eso no es una táctica no es marxista; es una táctica pacífica, es una táctica sincera; un medio para avanzar hacía una sociedad sin clases, para sustituir el sistema capitalista.



Por otra parte, cuando Engels afirma lo que hemos discutido pone límites a la táctica propuesta: hay un pacto de la burguesía con el pueblo, si la burguesía lo rompe no aplicando el juego parlamentario y democrático quedaremos libres de obligaciones. Hay, pues, ya una limitación a lo que a su juicio era una socialdemocracia noble, leal, táctica, para poder avanzar hacia el socialismo. Pero esa idea, la socialdemocracia, fue después deformada. La historia de esta deformación es una historia compleja y sucia, en la que no entraremos aquí. Basta decir que en vez de usarla como una táctica hacia el socialismo la convirtieron simplemente en un método de colaboración con el capitalismo. Fue una traición a Marx y Engels, sobre todo a éste último, pues en él se apoyaron falsamente y con plena conciencia.


Cuando se entre a discutir siendo marxista cuál es la táctica a seguir, debe quedar claro que es imprescindible tomar en cuenta los condicionamientos de mercados y los condicionamientos industriales, solo así se podrá aplicar una u otra práctica en forma adecuada a la realidad imperante. Y eso es lo que deben discutir los partidos socialistas. No si son marxistas o no, porque si son socialistas son marxistas y no cabe otra cosa.


(El Profesor Tierno Galván, que siempre defendió el socialismo marxista, tanto en el PSP como luego en el PSOE,  pronunció esta Conferencia en la Casa del Pueblo de Madrid el día 10 de octubre de 1978).

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1 comentario:

  1. salvador sanchez gutierrez1 de septiembre de 2015, 10:36

    Esto si que es Evangelio(lo estamos perdiendo TODO), hasta los principios. has ta suena bien, SOCIALISMO.

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