23 de septiembre de 2015

¡¡ ALTO ¡¡ A ESA POLÌTICA DE CHANTAJE Y TERROR DEL PARTIDO POPULAR.

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El Gobierno del PP y la clase dominante burguesa están utilizando la gravedad de la situación de la “cuestión nacional” de Cataluña, al igual que han venido utilizando la problemática de los “cuestiones sociales” para chantajear y crear un ambiente de terror en la conciencia de los ciudadanos  con el objetivo de amedrentarnos y anclarnos en “sus políticas inmovilistas,  reaccionarias y liberales”.

Tratan de chantajearnos con la falsa disyuntiva de aceptar sus propuestas, antes con  los ajustes,  o tener que aceptar los sacrificios que han representado  los recortes y el “rescate” siempre negado por Rajoy.  Realmente se nos ha dicho por activa y por pasiva que tenemos que apretarnos  el cinturón voluntariamente y por consenso o, si no, nos dirán que lo han tenido que hacer a la fuerza, recordándonos permanentemente los artículos consagrados en la Constitución para ajustarle las cuentas a la clase trabajadora o  a los “nacionalistas”, si los Poderes fácticos interpretan que no cumplimos a rajatable lo que ellos consideran que debemos hacer, pero incumpliendo permanentemente aquellos otros artículos que se refieren a los Derechos de las personas, como el del trabajo, la vivienda, la educación, la sanidad y otros, que nos afectan a todos.

Pero contradictoramente, esa política del “terror” está fracasando porque ha empezado a cambiar de bando, como hemos comprobado con la “cuestión catalana”, que mientras más intolerante, reaccionaria, intransigente e inmovilista ha sido la posición del Gobierno Rajoy, más “independendistas” han creado y ahora, por los errores de Rajoy y de Mas,  la situación ha tomado unos derroteros difíciles, que solo la DEMOCRACIA , el FEDERALISMO y el SOCIALISMO  podrían ofrecer una alternativa viable, abriendo el camino para que el pueblo soberano ejerza su derecho a decidir libremente su camino, porque mientras más se tensen esas cuerdas más nos acercarán al caos. Nuestras posiciones como ala izquierda del socialismo la hemos dejado clara en nuestros debates: No a la independencia pero si al derecho a decidir de los pueblos.

Las otras dos posiciones son el “independentismo catalanista”, que representa los intereses de la pequeña burguesía catalana y el “nacionalismo centralista”  representante legal, pero ilegítimo de la gran burguesía españolista de raíces franquistas, que ha sido incapaz de asumir la democracia con naturalidad, porque utilizó siempre el chantaje desde la llamada Transición, con avisos permanentes de asonadas y demostraciones golpistas como el “Tejerazo”, cuyo  “Elefante Blanco” algunos nostálgicos aún siguen esperando.

En las últimas semanas la burguesía y su representante el PP, han  venido presionando, con todos los medios de comunicación afines, para la conformación de un gran pacto político anti-catalán,  con el manido argumento de que, cualquier política que no sea la suya, representará el caos y el desastre total.  Estas presiones han tenido un claro efecto en la dirección del PSOE y de Ciudadanos, exigiendo un pacto postelectoral, para tener una sola voz en Cataluña  y que, en la práctica, se ha traducido en cierto deseo de un respaldo político a un Frente Anti-catalanista para derrotar a los “independendistas” en el hipotético caso de que las fuerzas afines a este último “Frente” no fuesen suficiente para proclamar la independencia de forma unilateral, todo ello, hipócritamente hablando contra los “frentismos”.

Estas propuestas están causando tensiones internas también en el PSOE ya que su base exige una oposición clara a los pactos con el PP y con las derechas, como ha venido proclamando nuestro Secretario General Pedro Sánchez, porque no queremos que se pacte con el PP ni con Convergencia y afines,  por sus políticas de ataques brutales a la clase obrera. Esas presiones de las que se están haciendo eco algunos dirigentes del partido, que son proclive a esos pactos contra-natura, amenazan la unidad del PSOE y si se cometen errores por parte de la dirección, la situación interna podría agravarse como está demostrándose en situaciones  como en Grecia, abriéndose claramente alternativas a la izquierda de la socialdemocracia que podría arrastrar a nuestro Partido también en el tobogán de la “pasokización”.

En bases capitalistas y sin que los ciudadanos decidan libremente mediante el voto,  el camino que quieran seguir, para intentar resolver tanto las cuestiones “sociales” como el problema “nacional”, tienen una difícil salida, por lo que será preciso seguir ofreciendo el  camino de una alternativa socialista federal, ya que la crisis capitalista está subrayando el papel parasitario del sector financiero, dejando en evidencia su comportamiento dictatorial y parasitario, con su chantaje de cortar los créditos a Cataluña y amenazando con el “corralito”; esto demuestra que la banca en manos privada ha dejado de jugar el papel de dinamizadora de la economía y se ha convertido en una “Dictadura” que frena el desarrollo de la Democracia y de las fuerzas productivas y amenaza a Estados reales, como a Grecia o a Potenciales, como a una futurible Cataluña.

Además hemos comprobado en estos siete años desde la crisis,  que la banca en manos privadas, es un inquietante agujero negro que amenaza con engullir toda la riqueza creada por la sociedad, porque los desfalcos y los rescates bancarios han actuado como gigantescos motores de drenaje de dinero público, que ha sido canalizado hacia las cuentas corrientes secretas y cajas fuertes en Paraísos Fiscales de las familias más pudientes del país y cantidad de  “politicastros repugnantes” de diferentes signos políticos que se han dedicado a robar a mansalva.   Como desde hace tiempo venimos explicando no tiene sentido que la propiedad y los criterios de funcionamiento de estos bancos sigan siendo privados cuando no podrían sobrevivir ni un segundo sin las cantidades ingentes de dinero público que están recibiendo; bajo la lógica del libre mercado el sistema capitalista habría colapsado.

El mecanismo actual de la banca privada es usurero, pues el Estado ha avalado los préstamos garantizándolos con los bienes públicos que son propiedad de los ciudadanos; luego ha comprado los activos de los bancos “privados quebrados” que no valen nada, pero que los han valorado en decenas de miles de millones; los han convertido en Deuda Pública y  ahora nos hacen pagar intereses que constituyen una parte importante de los Presupuestos del Estado, que nos los cargan  a los ciudadanos a través de  impuestos, para garantizar los beneficios de la Banca.  Esta es la realidad, como hemos venido observando con las quiebras fraudulentas de las Cajas de Ahorros, el caso Bankia y otros desfalcos como las autopistas,  sin que ninguno de los responsables de esos saqueos que han estado al frente a esas empresas carguen con las responsabilidades económicas devolviendo el dinero.

La medida más correcta y mejor para los ciudadanos, que se  tendrían que tomar para que, efectivamente, el sector financiero  cumpliera la función de impulsar la creación de riqueza y de empleo, es llevar a cabo su expropiación sin indemnización y no la nacionalización de sus pérdidas, como ahora se ha hecho.  Es preciso señalar con claridad cuál es el fin que  tiene esta “nacionalización” de Bankia operada por el gobierno del PP.  Para la burguesía,  la nacionalización tiene la finalidad de que todos paguemos las pérdidas provocadas por estos desastres y robos, para luego garantizar los beneficios de los capitalistas a los que el PP se debe y que financian a ese partido para que defienda sus intereses.

Desde el punto de vista del socialismo estamos en contra de esas nacionalizaciones y “rescates” burgueses,  hechos con criterios capitalistas y dirigidos por los mismos burgueses responsables y beneficiarios de la crisis, pero estaremos a favor de su nacionalización con métodos y criterios totalmente distintos que favorezcan a la mayoría de la sociedad, que es la clase trabajadora y los pobres. Por tanto, venimos planteando la nacionalización de todo el sistema financiero, no solo su parte que han dejado arruinada los saqueadores y ladrones de guante blanco.

Para acometer esos cambios, tienen que hacerse con criterios  socializantes, democráticos  y científicos, procediéndose a la nacionalización del sector completo, que tiene que ser con indemnizaciones en casos de necesidad comprobada, para garantizar a los pequeños accionistas e impositores, completándola con la expropiación de las grades compañías estratégicas que antes eran del Estado y fueron privatizadas para el enriquecimiento personal de los especuladores.

Estos procesos deben ser controlados democráticamente desde abajo por los trabajadores, para corregir y atajar cualquier tipo de maniobra contable, estafas, fuga de capitales, robo o corrupción allí donde intente producirse, eliminando los secretos bancarios y erradicando los paraísos fiscales.   Sabemos que es perfectamente posible que la economía se rija por una planificación consciente y en beneficio de la mayoría de la sociedad y no para el lucro privado de una minoría de banqueros y estafadores que roban al pueblo, pero la historia enseña que ese control debe ser democrático y ejercido desde abajo por la clase mayoritaria que somos los trabajadores.

Con un programa genuinamente socialista apoyado por la lucha sindical y dirigido por un Gobierno de Conjunción de las Izquierdas, todas las fuerzas productivas instaladas que están en torno al 68 % se podrían poner en marcha para garantizar un plan de inversiones públicas en equipamientos sociales en los barrios, en un sistema público de enseñanza y una sanidad de calidad, para desarrollar la industria, la agricultura y los servicios sociales, cómo no, para facilitar el consumo y la inversión en pequeños negocios, incrementando el PIB en más de un 30 % en un plan a cuatro años.

Los pisos vacíos propiedad de los bancos se podrían utilizar con alquileres baratos y se resolvería de golpe el problema del acceso a la vivienda. Desde el punto de vista del funcionamiento de la economía, para llevar a cabo estas medidas, en el aspecto técnico no existiría ningún problema, solo la oposición política que podríamos convencer en las urnas y vencer en la calle.  Nadie, salvo los banqueros, especuladores, estafadores y ladrones  se verían privados de su bienestar e incluso de sus correspondientes beneficios, siempre que procedan lícita y legalmente de las inversiones “productivas” desde el punto de vista del beneficio privado legalmente autorizado,  después de los impuestos legales. Ninguna empresa tiene que ser improductiva o inviable desde el punto de vista social, por lo que antes de cerrarla, sería entregada al Estado para integrarla en los planes previstos por el Gobierno de los trabajadores. El paro seria erradicado asignándole a cada trabajador un puesto de trabajo productivo socialmente y repartiendo el trabajo como un bien escaso, pero imprescindible para la vida del ser humano.   

El convencimiento por la clase trabajadora del papel parasitario de los capitalistas, nunca  ha estado tan extendida socialmente como en la actualidad, en la conciencia de la juventud mejor preparada. Tampoco ha sido tan esperada la solución a la problemática social como hasta ahora si se defiende un programa verdaderamente socialista, que es la única solución frente a la crisis capitalista, porque este modelo mafioso de economía de casino está agotado, desprestigiado y colapsado.

Las votaciones recientes han demostrado una vez tras otra el incremento que ha tenido el potencial apoyo social tan extenso, con un giro a la izquierda en la disputa entre los defensores del Capital y los defensores del mundo del trabajo.  Todas y todos comprendemos de hecho que si los dirigentes del PSOE, PODEMOS,  IU, CCOO y UGT, junto con el resto de sindicatos y partidos de izquierdas defendiesen en común un genuino programa Democrático y SOCIALISTA, pero lo defendiesen con contundencia y audacia e hiciesen un llamamiento a la militancia unida para llevarlo a cabo, encontrarían un eco entusiasta e inmediato, y no sólo entre la clase trabajadora, sino entre amplios segmentos de las llamadas capas medias, también afectadas por la crisis capitalista, que también tendrían que ser activas en la defensa de sus intereses para ofrecerles una salida.


Es precisamente en momentos históricos como los actuales, tal cual estamos atravesando,  cuando mejor se comprende que los ideales del socialismo  marxista,  no es un compendio de ideas arbitrarias y utópicas, como algunos elementos de la burguesía insisten en hacer creer a las masas,  sino que representan la expresión consciente de las necesidades de la clase trabajadora, la única clase capaz de evitar la destrucción y la barbarie a la que el sistema capitalista empuja a toda la humanidad.  

Así pues,  por muchas calamidades que sufra la clase trabajadora por la explotación y la opresión capitalista,  por muy profundas y catastróficas que sean las crisis capitalistas, necesitamos construir y potenciar un  factor consciente y necesario, que basado en la unidad y la organización de la lucha por la transformación  socialista de la sociedad,  para ganar el apoyo entre la mayoría de la población trabajadora, podamos iniciar la superación efectivamente esta crisis, para que en realidad,   sea la última crisis capitalista y podamos abrir paso a una nueva etapa histórica empezando la construcción de la sociedad sin clases, sin opresión, cumpliéndose el objetivo para los  que fueron creados los partidos obreros y los sindicatos de clase.

Hemos entrado de lleno en una batalla ideológica, que abarca todos los frentes; tanto político, social,  económico, cultural y ecológico, por lo que se hace más necesario que nunca marcar claro nuestro objetivo fundacional socialista,  cuyo ideal es  la “la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su declaración y conversión en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes”.  ¡ Únete a nuestra corriente Izquierda Socialista y lucha con nuestra clase para avanzar en la transformación socialista de la sociedad, porque otro mundo es posible, pero con la verdadera DEMOCRACIA y el genuino SOCIALISMO ¡

José Martín Rodríguez.
Coordinador Área de Comunicación.
Izquierda Socialista de Málaga-PSOE-A.






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