Tratan de chantajearnos con la falsa
disyuntiva de aceptar sus propuestas, antes con los ajustes, o tener que aceptar los sacrificios que han
representado los recortes y el “rescate”
siempre negado por Rajoy. Realmente se
nos ha dicho por activa y por pasiva que tenemos que apretarnos el cinturón voluntariamente y por consenso o,
si no, nos dirán que lo han tenido que hacer a la fuerza, recordándonos
permanentemente los artículos consagrados en la Constitución para ajustarle las
cuentas a la clase trabajadora o a los
“nacionalistas”, si los Poderes fácticos interpretan que no cumplimos a
rajatable lo que ellos consideran que debemos hacer, pero incumpliendo
permanentemente aquellos otros artículos que se refieren a los Derechos de las
personas, como el del trabajo, la vivienda, la educación, la sanidad y otros,
que nos afectan a todos.
Pero contradictoramente, esa política del
“terror” está fracasando porque ha empezado a cambiar de bando, como hemos
comprobado con la “cuestión catalana”, que mientras más intolerante, reaccionaria,
intransigente e inmovilista ha sido la posición del Gobierno Rajoy, más
“independendistas” han creado y ahora, por los errores de Rajoy y de Mas, la situación ha tomado unos derroteros
difíciles, que solo la DEMOCRACIA , el FEDERALISMO y el SOCIALISMO podrían ofrecer una alternativa viable,
abriendo el camino para que el pueblo soberano ejerza su derecho a decidir
libremente su camino, porque mientras más se tensen esas cuerdas más nos
acercarán al caos. Nuestras posiciones como ala izquierda del socialismo la
hemos dejado clara en nuestros debates: No a la independencia pero si al
derecho a decidir de los pueblos.
Las otras dos posiciones son el
“independentismo catalanista”, que representa los intereses de la pequeña
burguesía catalana y el “nacionalismo centralista” representante legal, pero ilegítimo de la
gran burguesía españolista de raíces franquistas, que ha sido incapaz de asumir
la democracia con naturalidad, porque utilizó siempre el chantaje desde la
llamada Transición, con avisos permanentes de asonadas y demostraciones
golpistas como el “Tejerazo”, cuyo
“Elefante Blanco” algunos nostálgicos aún siguen esperando.
En las últimas semanas la burguesía y su
representante el PP, han venido presionando,
con todos los medios de comunicación afines, para la conformación de un gran
pacto político anti-catalán, con el
manido argumento de que, cualquier política que no sea la suya, representará el
caos y el desastre total. Estas
presiones han tenido un claro efecto en la dirección del PSOE y de Ciudadanos,
exigiendo un pacto postelectoral, para tener una sola voz en Cataluña y que, en la práctica, se ha traducido en
cierto deseo de un respaldo político a un Frente Anti-catalanista para derrotar
a los “independendistas” en el hipotético caso de que las fuerzas afines a este
último “Frente” no fuesen suficiente para proclamar la independencia de forma
unilateral, todo ello, hipócritamente hablando contra los “frentismos”.
Estas propuestas están causando tensiones internas
también en el PSOE ya que su base exige una oposición clara a los pactos con el
PP y con las derechas, como ha venido proclamando nuestro Secretario General
Pedro Sánchez, porque no queremos que se pacte con el PP ni con Convergencia y
afines, por sus políticas de ataques
brutales a la clase obrera. Esas presiones de las que se están haciendo eco
algunos dirigentes del partido, que son proclive a esos pactos contra-natura,
amenazan la unidad del PSOE y si se cometen errores por parte de la dirección,
la situación interna podría agravarse como está demostrándose en situaciones como en Grecia, abriéndose claramente
alternativas a la izquierda de la socialdemocracia que podría arrastrar a nuestro
Partido también en el tobogán de la “pasokización”.
En bases capitalistas y sin que los ciudadanos
decidan libremente mediante el voto, el
camino que quieran seguir, para intentar resolver tanto las cuestiones
“sociales” como el problema “nacional”, tienen una difícil salida, por lo que
será preciso seguir ofreciendo el camino
de una alternativa socialista federal, ya que la crisis capitalista está
subrayando el papel parasitario del sector financiero, dejando en evidencia su
comportamiento dictatorial y parasitario, con su chantaje de cortar los
créditos a Cataluña y amenazando con el “corralito”; esto demuestra que la
banca en manos privada ha dejado de jugar el papel de dinamizadora de la
economía y se ha convertido en una “Dictadura” que frena el desarrollo de la
Democracia y de las fuerzas productivas y amenaza a Estados reales, como a
Grecia o a Potenciales, como a una futurible Cataluña.
Además hemos comprobado en estos siete años
desde la crisis, que la banca en manos
privadas, es un inquietante agujero negro que amenaza con engullir toda la
riqueza creada por la sociedad, porque los desfalcos y los rescates bancarios
han actuado como gigantescos motores de drenaje de dinero público, que ha sido
canalizado hacia las cuentas corrientes secretas y cajas fuertes en Paraísos
Fiscales de las familias más pudientes del país y cantidad de “politicastros repugnantes” de diferentes
signos políticos que se han dedicado a robar a mansalva. Como
desde hace tiempo venimos explicando no tiene sentido que la propiedad y los
criterios de funcionamiento de estos bancos sigan siendo privados cuando no
podrían sobrevivir ni un segundo sin las cantidades ingentes de dinero público
que están recibiendo; bajo la lógica del libre mercado el sistema capitalista
habría colapsado.
El mecanismo actual de la banca privada es
usurero, pues el Estado ha avalado los préstamos garantizándolos con los bienes
públicos que son propiedad de los ciudadanos; luego ha comprado los activos de
los bancos “privados quebrados” que no valen nada, pero que los han valorado en
decenas de miles de millones; los han convertido en Deuda Pública y ahora nos hacen pagar intereses que
constituyen una parte importante de los Presupuestos del Estado, que nos los
cargan a los ciudadanos a través de impuestos, para garantizar los beneficios de
la Banca. Esta es la realidad, como
hemos venido observando con las quiebras fraudulentas de las Cajas de Ahorros,
el caso Bankia y otros desfalcos como las autopistas, sin que ninguno de los responsables de esos
saqueos que han estado al frente a esas empresas carguen con las responsabilidades
económicas devolviendo el dinero.
La medida más correcta y mejor para los
ciudadanos, que se tendrían que tomar
para que, efectivamente, el sector financiero cumpliera la función de impulsar la creación
de riqueza y de empleo, es llevar a cabo su expropiación sin indemnización y no
la nacionalización de sus pérdidas, como ahora se ha hecho. Es preciso señalar con claridad cuál es el fin
que tiene esta “nacionalización” de Bankia
operada por el gobierno del PP. Para la
burguesía, la nacionalización tiene la
finalidad de que todos paguemos las pérdidas provocadas por estos desastres y
robos, para luego garantizar los beneficios de los capitalistas a los que el PP
se debe y que financian a ese partido para que defienda sus intereses.
Desde el punto de vista del socialismo estamos
en contra de esas nacionalizaciones y “rescates” burgueses, hechos con criterios capitalistas y dirigidos
por los mismos burgueses responsables y beneficiarios de la crisis, pero
estaremos a favor de su nacionalización con métodos y criterios totalmente
distintos que favorezcan a la mayoría de la sociedad, que es la clase
trabajadora y los pobres. Por tanto, venimos planteando la nacionalización de
todo el sistema financiero, no solo su parte que han dejado arruinada los
saqueadores y ladrones de guante blanco.
Para acometer esos cambios, tienen que hacerse
con criterios socializantes,
democráticos y científicos,
procediéndose a la nacionalización del sector completo, que tiene que ser con
indemnizaciones en casos de necesidad comprobada, para garantizar a los pequeños
accionistas e impositores, completándola con la expropiación de las grades
compañías estratégicas que antes eran del Estado y fueron privatizadas para el
enriquecimiento personal de los especuladores.
Estos procesos deben ser controlados democráticamente
desde abajo por los trabajadores, para corregir y atajar cualquier tipo de
maniobra contable, estafas, fuga de capitales, robo o corrupción allí donde
intente producirse, eliminando los secretos bancarios y erradicando los
paraísos fiscales. Sabemos que es
perfectamente posible que la economía se rija por una planificación consciente
y en beneficio de la mayoría de la sociedad y no para el lucro privado de una
minoría de banqueros y estafadores que roban al pueblo, pero la historia enseña
que ese control debe ser democrático y ejercido desde abajo por la clase
mayoritaria que somos los trabajadores.
Con un programa genuinamente socialista
apoyado por la lucha sindical y dirigido por un Gobierno de Conjunción de las
Izquierdas, todas las fuerzas productivas instaladas que están en torno al 68 %
se podrían poner en marcha para garantizar un plan de inversiones públicas en
equipamientos sociales en los barrios, en un sistema público de enseñanza y una
sanidad de calidad, para desarrollar la industria, la agricultura y los
servicios sociales, cómo no, para facilitar el consumo y la inversión en
pequeños negocios, incrementando el PIB en más de un 30 % en un plan a cuatro
años.
Los pisos vacíos propiedad de los bancos se
podrían utilizar con alquileres baratos y se resolvería de golpe el problema
del acceso a la vivienda. Desde el punto de vista del funcionamiento de la
economía, para llevar a cabo estas medidas, en el aspecto técnico no existiría
ningún problema, solo la oposición política que podríamos convencer en las
urnas y vencer en la calle. Nadie, salvo
los banqueros, especuladores, estafadores y ladrones se verían privados de su bienestar e incluso
de sus correspondientes beneficios, siempre que procedan lícita y legalmente de
las inversiones “productivas” desde el punto de vista del beneficio privado
legalmente autorizado, después de los
impuestos legales. Ninguna empresa tiene que ser improductiva o inviable desde
el punto de vista social, por lo que antes de cerrarla, sería entregada al
Estado para integrarla en los planes previstos por el Gobierno de los
trabajadores. El paro seria erradicado asignándole a cada trabajador un puesto
de trabajo productivo socialmente y repartiendo el trabajo como un bien escaso,
pero imprescindible para la vida del ser humano.
El convencimiento por la clase trabajadora del
papel parasitario de los capitalistas, nunca ha estado tan extendida socialmente como en la
actualidad, en la conciencia de la juventud mejor preparada. Tampoco ha sido
tan esperada la solución a la problemática social como hasta ahora si se
defiende un programa verdaderamente socialista, que es la única solución frente
a la crisis capitalista, porque este modelo mafioso de economía de casino está
agotado, desprestigiado y colapsado.
Las votaciones recientes han demostrado una vez
tras otra el incremento que ha tenido el potencial apoyo social tan extenso,
con un giro a la izquierda en la disputa entre los defensores del Capital y los
defensores del mundo del trabajo. Todas
y todos comprendemos de hecho que si los dirigentes del PSOE, PODEMOS, IU, CCOO y UGT, junto con el resto de
sindicatos y partidos de izquierdas defendiesen en común un genuino programa
Democrático y SOCIALISTA, pero lo defendiesen con contundencia y audacia e
hiciesen un llamamiento a la militancia unida para llevarlo a cabo,
encontrarían un eco entusiasta e inmediato, y no sólo entre la clase
trabajadora, sino entre amplios segmentos de las llamadas capas medias, también
afectadas por la crisis capitalista, que también tendrían que ser activas en la
defensa de sus intereses para ofrecerles una salida.
Es precisamente en momentos históricos como los actuales, tal cual estamos atravesando, cuando mejor se comprende que los ideales del socialismo marxista, no es un compendio de ideas arbitrarias y utópicas, como algunos elementos de la burguesía insisten en hacer creer a las masas, sino que representan la expresión consciente de las necesidades de la clase trabajadora, la única clase capaz de evitar la destrucción y la barbarie a la que el sistema capitalista empuja a toda la humanidad.
Así pues, por muchas calamidades que sufra la clase
trabajadora por la explotación y la opresión capitalista, por muy profundas y catastróficas que sean
las crisis capitalistas, necesitamos construir y potenciar un factor consciente y necesario, que basado en
la unidad y la organización de la lucha por la transformación socialista de la sociedad, para ganar el apoyo entre la mayoría de la
población trabajadora, podamos iniciar la superación efectivamente esta crisis,
para que en realidad, sea la última crisis capitalista y podamos
abrir paso a una nueva etapa histórica empezando la construcción de la sociedad
sin clases, sin opresión, cumpliéndose el objetivo para los que fueron creados los partidos obreros y los
sindicatos de clase.
Hemos entrado de lleno en una batalla
ideológica, que abarca todos los frentes; tanto político, social, económico, cultural y ecológico, por lo que
se hace más necesario que nunca marcar claro nuestro objetivo fundacional
socialista, cuyo ideal es la “la completa emancipación de la clase
trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su
declaración y conversión en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de
su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes”. ¡ Únete a nuestra corriente Izquierda
Socialista y lucha con nuestra clase para avanzar en la transformación
socialista de la sociedad, porque otro mundo es posible, pero con la verdadera
DEMOCRACIA y el genuino SOCIALISMO ¡
José Martín Rodríguez.
Coordinador Área de Comunicación.
Izquierda Socialista de Málaga-PSOE-A.
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