El Partido Socialista Obrero Español (P.S.O.E.) fue fundado el día 2 de
Mayo de 1879 en Madrid por un grupo de trabajadores liderados por Pablo
Iglesias Posse, por lo que se reclama como uno de los partidos de izquierdas
más antiguos de Europa. Desde sus inicios el PSOE tiene por aspiración “la
completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas
las clases sociales y su declaración y conversión en una sola clase de
trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e
inteligentes” y su tarea principal es agrupar a los trabajadores bajo la
ideología marxista.
Al principio, su implantación y su desarrollo fueron muy lentos,
consolidando sus principales núcleos en Madrid, Asturias, País Vasco, Andalucía
y Cataluña. El atraso industrial de la sociedad española
así como la fuerza de los sectores obreros anarquistas explican la escasa
relevancia del PSOE en los primeros años tras su fundación.
En el programa fundacional
del Partido aprobado en 1879, encontramos, en
primer lugar, una declaración de intenciones que expone los principios marxistas y como objetivo final,
la transformación socialista de la sociedad capitalista:
1.- Abolición de las
clases sociales.
2.- Socialización de los
medios de producción.
3.- Reclamación del
poder político.
El programa mínimo, calificado en el texto de “medios inmediatos”, expone,
sin embargo, el que se convertirá en programa reformista:
1.- Mejoras laborales
(reducción de jornada, derecho de huelga, regulación restrictiva del trabajo
infantil, lucha por mejoras inmediatas de la clase trabajadora…)
2.- Mejoras sociales
(reivindicaciones en Educación, Sanidad, Jurídicas, Un servicio militar
universal, es decir, fin de la redención económica de dicho servicio, No a la
guerra … )
3.- Derechos políticos
(libertad de asociación, reunión, manifestación, libre derecho de voto…)
El moviendo obrero, que había adquirido fuerza y organización durante el
Sexenio Democrático, pasará a la clandestinidad tras el golpe de Pavía en 1874. Su lenta
reconstrucción empezará a finales de esa década, aunque hasta 1881, con la
mayor permisibilidad el gobierno de Sagasta, no saldrá a la luz. Desde
entonces, y sobre todo desde 1887, con la Ley de Asociaciones, el movimiento
obrero español irá consolidándose alrededor de las dos tendencias ideológicas,
marxista y anarquista, que habían llegado a partir de 1868.
El marxismo,
minoritario en nuestro país frente al claro predominio anarquista, había sido
difundido por Paul Lafargue,
yerno de Marx, desde su llegada a España en 1871, expulsado de Francia tras los
sucesos de la Comuna. En Madrid entró en contacto con un grupo de intelectuales
y de obreros especializados (tipógrafos), que fundaron en ese mismo año
la Asociación del Arte de Imprimir. Su expulsión de la Federación Regional
Española en el congreso de Zaragoza de 1872, controlada por los anarquistas,
llevó a ese grupo a constituirse en la “Nueva Federación
Madrileña”, presidida por Pablo Iglesias. Sería el núcleo del que
nació el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Los planteamientos organizativos del marxismo,
enfrentado a todos los partidos burgueses, incluidos los republicanos, su
búsqueda del voto obrero para hacerse un hueco en el Parlamento, su alejamiento
de los anarquistas, además del escaso número de obreros industriales entre el
proletariado español, explican su escasa difusión en sus primeros tiempos. Sin
embargo, obtendrían su primer diputado, el propio Pablo Iglesias, en 1910 como
resultado de la coalición electoral republicano-socialista. El reformismo hacia
el que se orientaron dio lugar a la escisión comunista en 1921.
Al contrario que los anarquistas, optaron por la lucha
política y el moderantismo en sus reclamaciones, a la espera de que la clase
obrera estuviese preparada para la revolución socialista. Su acción sindical
fue canalizada a través de la Unión General de Trabajadores (UGT), creada en
1888 en el Congreso de Barcelona. Estrechamente vinculado el partido, el
sindicato tuvo entre sus más destacados líderes a Julián Besteiro, a Francisco Largo Caballero, aunque su
afiliación fue muy inferior a la anarquista (CNT). Encontró apoyo, además de en
los obreros madrileños, entre los mineros, con núcleos socialistas en Asturias,
Vizcaya y las cuencas mineras andaluzas de Riotinto y Linares-La Carolina.
En
la actualidad y desde la Transición el PSOE ha venido sufriendo una deriva
liberal bastante pronunciada, que se inició en el 28 Congreso y continuó en el
29 con el abandono del marxismo por la corriente oficial ganadora de ese
Congreso, que dio lugar al surgimiento
de dos corrientes: Una oficialista más moderada y otra constituida como
corriente crítica, Izquierda Socialista,
que sigue defendiendo un programa genuinamente socialista que es el pilar
fundamental que intenta recuperar las tradiciones del movimiento obrero que
hunde sus raíces en el análisis del materialismo dialéctico, actualizado recientemente en la alternativa de izquierda
que nos dimos democráticamente en Andalucía, tras un amplio debate de meses que
cristalizó en la Asamblea-Conferencia de Montilla (Córdoba), celebrada el 28-F
de este año, donde se aprobaron unas
normas de funcionamiento interno y un Programa Marco para aportar al debate en
el seno de la corriente y del Partido, reclamando más democracia interna y un giro a
la izquierda.
También
venimos batallando por la unidad de las izquierdas, luchando codo con codo con
los movimientos sociales y sindicales, como los instrumentos necesarios e
imprescindibles para avanzar hacia nuestros objetivos de fortalecernos como
corriente interna y hacer girar al partido hacia esos programas de izquierdas que ponemos a disposición de la juventud y la
clase trabajadora para continuar el debate abierto a la participación del
movimiento obrero. Porque el objetivo
inmediato, en este año electoral que se nos ha presentado, es derrotar al PP y
esta es la tarea que deberíamos imponernos todos aquellos colectivos que nos
reclamamos de la izquierda consecuente, pero no para gestionar las miserias y
la podredumbre de este caduco sistema capitalista, sino para avanzar hacia la
socialización de los grandes medios de producción y cambio, para ponerlos al
servicio de la clase trabajadora, a cuyos intereses se debe nuestro Partido, para transformar la sociedad y construir el
socialismo.
ÁREA
DE COMUNICACIÒN
IZQUIERDA
SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
Buen articulo, es sierto que PSOE, nunca a gobernado nunca en España, nunca.
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