24 de octubre de 2013

CIUDADANOS CONTRA EL CINISMO.




En recientes declaraciones, el ministro de Educación del gobierno del PP afirmaba que era un “portento de humildad”. Lo hacía con descaro, en puro ejercicio de cinismo. Quien va de chulo por la vida acaba en eso si quiere seguir representando su papel. Y el ministro Wert quiere, yendo de personaje capaz de decir lo que piensa, aunque entrañe mentiras descaradas o flagrantes contradicciones. Hace unos días se dejó caer con que la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación sería “una ley que, si funciona, va a salir cara”. ¿Qué pensar de quien dice eso, si es quien impone la ley sirviéndose de la mayoría absoluta como apisonadora, y deja ver que quizá esa ley no funcione, concluyendo además que va a salir cara? Estamos ante un cínico redomado, como cuando afirmó que la religión volvería a estar en el sistema educativo como materia igual que las otras, evaluable y computable, y no por presión de los obispos, sino por decisión ideológica. Defender como beneficiosa una ley antisocial como la LOMCE, que prescinde de criterios de igualdad, es alarde de cinismo consumado.

Cuando decenas de miles de personas se expresan contra el desaguisado educativo de la LOMCE, no lo hacen sólo por razón de los recortes. La protesta se alza también contra el ejecutor de una reforma encaminada a la privatización de buena parte de la escuela pública y, con ello, a la producción acelerada del empobrecimiento de muchos individuos. No se arredra el cínico elevado a ministro al echar la culpa a quienes son víctimas del sistema, acusadas, sin embargo, de propiciar con sus actitudes el fracaso educativo que, en verdad, es fracaso de dicho sistema.
La ciudadanía va a protestar contra el ministro que la humilla, el que dice que se va a manifestaciones como a “fiestas de cumpleaños”. El cínico miente ofendiendo y, en este caso, como señor absoluto que hace estragos en el sistema educativo. Al frente, como diría Eduardo Galeano, de una “escuela del mundo al revés”, el ministro recibe el apoyo de poderes económicos y de instancias religiosas. Sirve en verdad a la religión del mercado que reclama sacrificios humanos en altar de barbarie. Manifestarse contra la LOMCE es –por difícil que sea, como advirtió el filósofo Peter Sloterdijk- hacer ejercicio democrático de crítica de la razón cínica, la que encarna, en tiempos de crisis, un ministro imbuido de la misión de cargarse la educación en España.
José Antonio Pérez Tapias


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