La política del PP consiste en cargar el peso de la recesión
sobre las espaldas de la clase trabajadora que significa meter la mano en los bolsillos a los más pobres para
robarnos y dárselo a los banqueros y
capitalistas. El gobierno de Rajoy está
dispuesto a continuar con sus ataques pese a que en realidad es ya un cadáver
político y si la izquierda luchásemos unidos, con firmeza y por una
alternativa, Rajoy tendría los días contados.
No obstante, y así ha ocurrido durante la historia, las relaciones de producción cambian y como
ocurrió en la época feudal, el modelo fue desplazado por una nueva economía
capitalista. Igual ocurrirá porque, más
temprano o más tarde, el modelo actual será reemplazado por la democracia y el
socialismo porque el capitalismo ya no funciona bien.
Con todo el descaro del mundo, a través de los grandes medios
de comunicación, el Gobierno ha lanzado una potente campaña para persuadirnos
de que la crisis se ha terminado. Para algunos banqueros, quizás sea cierto,
pero para los trabajadores es una mentira más porque hay crisis para rato. Los grandes empresarios han tenido reuniones
con el Gobierno y les vienen apoyando, alentando los ataques contra los
trabajadores con gran prestancia y virulencia, exigiendo cada día más y más. Nuevos ataques a las pensiones, sanidad,
educación y derechos sociales están sobre la mesa. Con las reforma de las pensiones intentan
recortar en torno a 33.000 millones de euros, casi lo que el Estado paga de
intereses a la Banca cada año.
Existen voces que avisan de la necesidad de otro nuevo
rescate bancario. La morosidad bancaria ha subido por encima del 11 %. Las
rentas por habitante han caído por debajo del año 2002 y el sector industrial
ha perdido un 30 % desde 2007. La desigualdad y la miseria aumentan y el 27 %
de los españoles están al borde del nivel de pobreza. Muchos niños pasan hambre y la juventud entre
18 y 24 años sufre un paro del 82 %, lo que representa una potente bomba en los
cimientos del sistema que en cualquier momento puede estallar.
Los partidos tradicionales se están hundiendo en las
encuestas electorales, sobre todo el PP, e CiU, pero también el PSOE que no
levanta cabeza, mientras los minoritarios crecen con fuerza, sobre todo
Izquierda Unida, aunque la abstención sigue muy alta.
Uno de los problemas con lo que se encuentra la clase
trabajadora en su lucha por transformar la sociedad, son las trabas que
representan sus propios dirigentes que se autodenominan ellos mismos “socialdemócratas”
e incluso “socialistas”, pero que al asumir la lógica del capitalismo y no
aspirar a defender un programa para superar este podrido sistema capitalistas,
se convierten en un freno para llevar a cabo una lucha por el nuevo programa
socialista que debe llevar una carga ideológica y activa para que se avance en
el fortalecimiento de la unidad y la mejor organización que el movimiento
obrero necesita.
Como consecuencia de la política conservadora muy de derechas
que practica el PP, está existiendo un trasvase brutal de plusvalías del
bolsillo de los trabajadores a las arcas de los banqueros y las grandes
empresas, como indican los datos de que la Banca ha obtenido un aumento de sus
beneficios en el primer semestre de este año del orden de un 67 % y los
empresarios del IBEX-35, aumentan sus ganancias en torno al 19 %, mientras que
los niveles salariales se siguen hundiendo y algunos voceros mercenarios del
capital se atreven a exigir que los jóvenes tienen que cobrar salarios por
debajo del sueldo base que está sobre los 640 euros al mes.
La clase trabajadora asalariada moderna, al igual que ocurre
desde sus inicios bajo el capitalismo, es
privada de los medios de subsistencia viéndose lanzada al paro donde no puede
ya vender su fuerza de trabajo, porque el desempleo se hace estructural y
masivo, entre otras cosas, por la alta productividad de la maquinaria y las
nuevas tecnologías y la crisis que frena
el desarrollo de las fuerzas productivas, que debido a la concentración en
manos privadas y también por la traba que representan las fronteras nacionales,
junto a la crisis estructural del modelo imperialista, se encuentran al borde
del abismo de la depresión económica.
La fuerza de trabajo humano incorporado a la mercancía es la
fuente de todo valor. La parte del valor generado por el trabajador asalariado,
por la utilización de su fuerza de trabajo que queda en poder del capitalista
se le llama plusvalía. La propia
dinámica de los mercados, que se mueve a base de una feroz competencia, desata
una batalla permanente por colocar cada cual sus mercancías para realizar la
venta, como el método final de realizar los beneficios. Así pues, todo capitalista, al verse obligado
a robar la plusvalía al asalariado, se convierte en un pequeño o un gran
ladrón, lo admita o no como sujeto
activo en la producción capitalista.
Es bien sabido que el carácter y la estructura de toda
sociedad se hallan determinados por el modo de producción que
impera en cada etapa histórica. Pero
llegado un punto de los procesos históricos, las fuerzas productivas no podrán
seguir desarrollándose hasta que las viejas relaciones de producción no sean
cambiadas, en el caso actual, por un nuevo modelo basado en la democracia
obrera, la planificación científica que tiendan al socialismo, con la
participación masiva de la sociedad en su conjunto.
Pero incluso siendo perfectamente posible que los
trabajadores tomasen el poder con un programa de transición, el verdadero socialismo no puede eliminar de
golpe las contradicciones de clase, sino que debe crear las condiciones de
incremento de producción y justicia distributiva, suficientes y necesarias, para eliminarlas superando al capitalismo.
La construcción del socialismo no puede alcanzarse de
inmediato pero, si es posible la toma del poder por la clase trabajadora, pero
para ello se requiere una dirección firme, armada con un programa genuinamente
socialista, que sea capaz de convencer a las organizaciones sindicales, sociales
y políticas, que luchen democráticamente a fondo para vencer y doblegar a las
fuerzas conservadoras y reaccionarias.
Por tanto, entre otras tareas, es necesario fortalecer el
movimiento obrero y juvenil, dotándonos de un programa combativo, democrático y
socialista, que signifique una verdadera alternativa al modelo capitalista
corrupto y degenerado, porque la deslegitimación de las instituciones burguesas
del Estado siguen en caída libre, existiendo una gran hostilidad hacia la
burocracia política corrupta que necesitan un recambio, pero éste no puede
venir más que de una clase trabajadora en lucha, más activa, participativa y
consciente de la realidad que vivimos, para poder transformarla y avanzar hacia
la sociedad socialista que todo ser humano merece. Otro mundo es posible, SI, pero con el
genuino socialismo.
¡¡Organízate y lucha por un mundo mejor ¡¡
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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