¿Qué queremos que signifique este 1º de mayo?: ¿la fiesta de los
trabajadores?, ¿un día reivindicativo?, ¿o el inicio de la movilización
permanente que culmine en la transformación social?.
Las cifras de paro que arrojaba la última encuesta de población activa (E.P.A.)
reflejan el drama que esta padeciendo la sociedad española.
Las políticas neoliberales son una máquina de destrucción de puestos de
trabajo. España alcanza los 6.202.000 parados, superando el 27 % de desempleo
y aumentan las cifras de paro en 563.200 personas en el último año.
Esta situación es insostenible, casi 1.906.100 cuentan con todos sus
miembros en paro y mientras el gobierno sigue insistiendo en salvar a los
bancos dando la espalda a millones de ciudadanos y anteponiendo los intereses
de una minoría (la banca, gran patronal y fortunas) a la de millones de
personas.
Ninguna de las medidas económicas tomadas por el Gobierno han servido
para reactivar la economía y generar empleo.
Este drama nos tiene que hacer pasar
a la ofensiva pues con las políticas de ajustes y recortes se agravará la
situación, pese a lo que digan unos y otros.
La realidad: el paro estructural no disminuye y queda demostrado que ni con
medidas económicas tanto liberales como keynesianas bajará.
Al gran capital, en estos momentos, le conviene una tasa elevada de paro
estructural porque gracias a ello bajan los salarios, abaratan
costes y mano obra, lo que le genera beneficios y plusvalías a costa de la
perdida de derechos ecónomicos y laborales de los trabajadores.
La nacionalización de la banca se ha llevando a cabo a favor de los
capitalistas y banqueros, tanto por este gobierno como por los anteriores. Actualmente
sólo ha servido para materializar un
trasvase de recursos públicos del bolsillo de los trabajadores al bolsillo de
los banqueros y así salvar los intereses de los que han defraudado y falseado
las cuentas.
Dicha nacionalización se debería haber planteado a favor de los
ciudadanos y trabajadores, a favor del pueblo, lo cual no significaría la
expropiación de los ahorradores, impositores, pequeños empresarios
ni clientes sino todo lo contrario; una vez nacionalizados los recursos
económicos, todos los depositantes de la banca pública tendrán la garantía del
Estado.
Además, la nacionalización de las entidades bancarias debería haber ido
acompañada de lo que pienso que son las palancas fundamentales de la economía:
Reforma fiscal progresiva duplicando los tramos impositivos, unificación de los
tipos impositivos de las rentas del trabajo con las del capital y recuperación
de los impuestos de patrimonio, sociedades, sucesiones, grandes fortunas, transacciones
financieras. Intervención de todos los sectores estratégicos del país para ponerlos
al servicio común de los ciudadanos y ser utilizados como motor de la economía, factor de reactivación y creación de empleo. Lucha
contra el fraude fiscal y la economía sumergida. Persecución y contundencia contra la
corrupción. Auditar a todas las empresas que presenten EREs y prohibir la tramitación
de los mismos a aquellas empresas que no puedan probar pérdidas reales.
Laicidad del estado y anulación de todas las aportaciones económicas y
privilegios fiscales a la Iglesia Católica, etc, etc, etc.
Todo ello contribuiría a establecer condiciones más favorables
para los pequeños y medianos empresarios, agricultores, pequeños
comerciantes, autónomos, pensionistas, ahorradores y trabajadores en general, a
la vez que permitirá la inversión en servicios sociales, vivienda, sanidad,
educación e infraestructuras públicas, dando empleo a millones de jóvenes y
trabajadores e iniciando el camino para acabar con el “paro estructural
crónico” que bajo el neoliberalismo o el social liberalismo no tiene salida.
La derecha política se ha quedado sin alternativa ante este problema del
paro y la socialdemocracia, que siempre ha buscado soluciones sin romper con el
liberalismo, ha fracasado en todos los países donde gobernaba.
Existe una alternativa y esa alternativa se llama Socialismo; un nuevo socialismo,
el del siglo XXI.
Escrito por Jesús
Molíns Guitarte.
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