Cristina
Cifuentes, la tristemente conocida delegada de Gobierno en Madrid,
abrió la veda de una salvaje campaña de criminalización contra la
Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) y, en particular, contra
su portavoz, Ada Colau. Cifuentes, gran protagonista de numerosos actos
de represión policial, como la del 25 de septiembre (y días
posteriores) en los alrededores del Congreso, declaró que “la PAH y su
lideresa últimamente parece que tienen ciertas inquietudes de apoyos a
grupos filoetarras o proetarras”. Denunció, además, que las acciones de escrache son actos de kale borroka. Los escraches
son citas de activistas en los domicilios de, en este caso, políticos
del PP, partido que ha anunciado que votará en contra de los puntos
fundamentales de la ILP que presentó la PAH en el Congreso. Según la
Plataforma, “consideramos que tenemos derecho como ciudadanos a
informarles de las consecuencias dramáticas que va a ocasionar su
decisión porque las estamos padeciendo diariamente”.
Cifuentes tiró la primera piedra, pero
inmediatamente fue secundada por elementos como Alberto Ruiz-Gallardón
(ministro de Justicia), Antonio Basagoiti, el propio Rajoy, Rosa Díez
(dirigente de UPyD), los medios habituales de la derecha, y
personajillos de variado pelaje como Ramoncín. Escudándose en estas
calumnias, la Secretaría de Estado de Seguridad ha dado instrucciones
para la identificación y detención de los participantes en escraches.
Colau ha respondido a esta grave amenaza de represión: "Hay casos de
corrupción gravísimos, hay acoso y hostigamiento de las entidades
financieras contra las personas más vulnerables, y aquí en ningún caso
se ha enviado a la policía a identificar ni se han hecho detenciones".
En cambio "contra los ciudadanos honrados que sólo han dejado de pagar
la hipoteca porque no pueden, porque se han quedado en el paro, contra
éstos envían todas las fuerzas del orden y el peso de la ley".
Esta
campaña histérica contra el movimiento de oposición a los desahucios es
parte de la criminalización de la derecha (PP, CiU, PNV y UPyD) contra
todos los movimientos que ponen en cuestión su política en favor del
capital y contra la mayoría trabajadora. La represión brutal de luchas
(la Primavera Valenciana de hace un año, las huelgas mineras del verano,
la pasada huelga general…), las calumnias contra el Sindicato de
Estudiantes (al que se acusó de “terrorista”) y la CEAPA por organizar
huelgas contra la ley Wert, la amplia campaña mediática acusando a
los organizadores de Rodea el Congreso –y posteriormente a las
manifestaciones del 23 de febrero- de golpistas… todo vale para desviar
la atención de la brutal política de ataques del Gobierno, y de su
desbordada corrupción, y para apretar las filas de su base social más
reaccionaria (en un momento en que cunde el desánimo y la perplejidad
entre los votantes del PP).
La lucha sirve: sentencia del tribunal europeo
El
Gobierno es consciente de que uno de sus puntos más débiles (¡y mira
que tiene!) es la creciente inflamación popular ante la sangrante
tragedia diaria de los desahucios. Ver a familias enteras, niños,
ancianos, empujados, expulsados de sus casas, por las fuerzas del orden…
a la orden de los banqueros, mientras éstos son mimados por el Gobierno
en forma de decenas de miles de euros, es causa de indignación masiva.
De igual forma, es altamente valorada la existencia de un movimiento
como la PAH, que gracias a la acción directa, a sus raíces en el
movimiento social, y su determinación de seguir adelante pese a quien
pese, ha demostrado que la lucha sirve. De hecho, la movilización ha
conseguido que se paren 800 desahucios, que se concedan 300 daciones en
pago y, lo más importante, concienciar de este gran drama. Recientemente
el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en una importante
sentencia, ha declarado la nulidad de los desahucios desde 1993, ya que
la norma que regula las “ejecuciones hipotecarias” es ilegal al no
garantizar el derecho de defensa de los afectados. Esta enorme victoria
jurídica (que el Gobierno no está dispuesto a acatar, escudándose en que
implicaría graves perjuicios para los bancos) hubiera sido imposible
sin esta constante lucha de la PAH. De igual forma que la toma en
consideración de la ILP, cuyas líneas centrales son: dación en pago
retroactiva, paralización de los desahucios, y alquileres sociales.
Es obligación de los sindicatos, de los
partidos de la izquierda, y de todo el movimiento, denunciar estas
maniobras de criminalización, y participar en la lucha contra los
desahucios, entendiendo que ésta es parte de la lucha general contra el
sistema capitalista.
ULISES BENITO.
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5 de abril de 2013
¡Basta de criminalización contra la PAH!
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