El PP está llevando a cabo una
verdadera contra-revolución bajo la aparente forma de democracia burguesa. El
capitalismo podrido, en descomposición y los elementos corruptos de la
burguesía, a través de la Troika, alientan a sus gobiernos de “derecha extrema”
para que continúen con los recortes y ataques permanentes que están llevando a
la clase obrera a situaciones de la post-guerra.
Los mismos corruptos, ladrones y
estafadores de la banca que nos han hundido en este desastre de la recesión
económica son los mismos que nos dicen que nos van a salvar, rescatar y
reflotar la economía que está al borde del abismo, afirmaciones en las que cada
vez confían menos ciudadanos.
Algunas fuerzas políticas y
sindicales, y sobre todo los movimientos altermundistas y anticapitalistas,
están caracterizando a los regímenes de Europa
como de claramente contra-revolucionarios que se escudan bajo la aparente careta de democracia
burguesa, pero que en realidad han implantado una feroz dictadura financiera
del gran capital que beneficia a los banqueros y perjudica a la clase
trabajadora, a la pequeña burguesía y capas medias que se están viendo lanzadas
a la proletarización y a la miseria creciente.
Como toda la experiencia histórica
demuestra, los grandes acontecimientos que se están desarrollando en Europa
expresan que los métodos de la burguesía en su ofensiva contra la clase obrera
varían ampliamente utilizando, unas veces,
la más cruel y sanguinaria dictadura militar y otras el método más
sibilino y engañoso de su mayoría absoluta para implantar sus leyes
completamente reaccionarias que están terminando con el incipiente Estado del
Bienestar con un desprecio absoluto a la voluntad del pueblo que se desgañita
en inmensas manifestaciones, protestas, concentraciones y huelgas generales,
sin que ninguno de los elementos del Gobierno se sienta afectados. La práctica de la dimisión les es totalmente
ajena.
La burguesía utiliza métodos
diferentes, basándose en diversas capas del aparato del estado, dependiendo de
la correlación de fuerzas de clase para reforzar su ofensiva o retroceder su
dominio, dependiendo también del tipo de oposición que se encuentre en frente.
Si ellos continúan por ese camino de la ofensiva de derechas es por causa de la
debilidad y poco espíritu de lucha de los dirigentes, porque la clase
trabajadora está demostrando su
disposición a la lucha contra todo y contra todos.
Porque para que pueda maniobrar como
lo está haciendo el PP, con total descaro, manipulando a sus medios de
comunicación y apabullando a las direcciones socialdemócratas y demás partidos
y sindicatos de la izquierda, los
errores de la “leal oposición” tienen que ser notables, aunque es cierto que el
PP actúa con un desprecio total a la
oposición porque ésta no encuentra el camino de conectar con las aspiraciones
de las bases, lo que es cuando menos, un motivo preocupante que debería llevar
a plantearse tanto el PSOE, como IU y los sindicatos UGT y CCOO para conocer a fondo qué es lo que está ocurriendo y rectificar a
tiempo sus programas para lo cual sería necesario un amplio debate, que le
devuelva la voz y la capacidad de decisión a sus bases y al movimiento obrero
en general.
El sacar mecánicamente la conclusión
de que la existencia del capital financiero es compatible con este tipo de
“democracia burguesa dictatorial” , porque es el único camino, es entreguismo
ya que en el período de luchas sociales en la que hemos entrado, es un error
garrafal por parte de las direcciones de la izquierda, si no entienden que es
fundamental prepararse ante los acontecimientos convulsivos a los que la
espiral de deterioro social y ataques permanentes a las condiciones de vida y
de trabajo nos lleva, con el paro
crónico y la falta de crecimiento que se está produciendo.
Para poder avanzar en la comprensión
de la naturaleza de los regímenes en Europa debemos analizar y conocer los
antecedentes de otras épocas similares que les precedieron, como los años
veinte y treinta del pasado siglo, que desembocaron en las dos Grandes Guerras
y en los 40 años del franquismo en el Estado español, de cuyas consecuencias
todavía no hemos terminado de evadirnos, y no podemos bajar la guardia ni sucumbir,
debemos profundizar en el debate y prepararnos mejor, porque “el pueblo que no
conoce la historia está condenado a repetirla”.
Los tremendos movimientos
revolucionarios de las masas en su
desesperación que siguió a la I Guerra Mundial fue frenado y paralizado por los
errores de las direcciones socialdemócratas y estalinistas, que con sus
enfrentamientos y divisiones, consiguieron salvar al capitalismo bajo el modelo
de democracia burguesa, pero la lógica del capitalismo continuó y la crisis del
1929 desembocó en la II G.M. que costó
millones de muertos y una destrucción masiva de las fuerzas productivas.
El fracaso de las direcciones de las
izquierdas de llevar a la toma del poder a los trabajadores de forma firme y
democrática, superando al capitalismo, solamente podría llevar a la economía a
una nueva crisis, a la degeneración y la corrupción con la consiguiente
decadencia del sistema capitalista. La
ruina de de la pequeña y mediana empresa, así como de los autónomos y sobre todo,
de las capas medias de clase trabajadora y de la clase obrera, no pueden
encontrar una salida digna con las actuales direcciones de las organizaciones
de masas del proletariado, por lo cual, tendrán que darse tremendas luchas
internas para reemplazar a sus direcciones y proponer alternativas válidas que
sirvan para avanzar en la transformación social, porque, aunque parezca
demasiado radical, la humanidad no tiene salida permanente a su problemática social bajo el capitalismo.
La clase trabajadora se encuentra
cautiva por la intolerable recesión de este sistema capitalista en un país tras
otro y después de lo que algunos interpretaban como una Transición modélica de
la Dictadura franquista a una Democracia, con los pactos de la Moncloa y la
Constitución de 1978 (que nunca se ha cumplido en su totalidad en lo que
respecta los Derechos del ciudadano), la
burguesía se está volviendo abiertamente y de forma desenfrenada hacia
posiciones similares a la dictadura rompiendo unilateralmente el consenso,
aunque los líderes de los partidos y sindicatos de la izquierda, por su
pusilanimidad y cobardía, no lo quieran reconocer públicamente aunque si lo
hacen en privado.
Contemplando desde Izquierda
Socialista la batalla del XXVIII Congreso donde se cambió el programa ayudados
por la fatídica frase: “hay que ser
socialistas antes que marxistas” vemos que se fracasó, pues la dirección dejó
de ser marxista, pero no llegó a ser socialista y ni siquiera se aplicó el
programa socialdemócrata, por permanecer cautivos a los socio-liberales,
defensores a ultranza del sistema capitalista.
Pero la propia clase dominante sabe
que no podrá mantenerse durante mucho tiempo sobre la mentira y los abusos del
PP, llevando hasta sus últimas
consecuencias la “contra-revolución democrática” que algunos estrategas
pretenden, porque la clase trabajadora, aún con una dirección en la oposición incorrecta y débil, los trabajadores no se sienten derrotados y conservan un potencial de lucha que está
siendo demostrado diariamente.
Como explica la historia cuando se
producen cambios profundos, aunque los procesos de transformación quieran ser
frenados por los lacayos de la clase dominante, las fuerzas de la clase
trabajadora y la juventud no se quedarán suspendidas en el aire y buscarán su
cauce de expresión y sin duda lo hallarán. Porque después de un cierto periodo, que
puede ser mas corto o más prolongado, debido a los acontecimientos políticos y
a la recesión económica internacional, dentro de un país tras otro, y quizás con luchas internacionalistas
también, la burguesía se encontrará
frente a frente a la fortaleza creciente de la clase trabajadora, a la vez que
la clase dominante irá demostrando su debilidad hasta que ese dominio se les
haga insoportable.
Es precisamente así como se
manifiestan los acontecimientos a través de la historia, mediante las oleadas y
reflujos por los que atraviesa la clase trabajadora y la clase dominante a
través de los procesos históricos que no se detienen. El cambio en las relaciones de clase y las
modificaciones en la correlación de fuerzas entre las mismas, es una
constante, y se refleja en un momento
dado en el cambio del régimen, bien a través de democracia burguesa, de
bonapartismo burgués, del fascismo, del bonapartismo proletario, de la
dictadura militar o de la democracia
obrera.
Motivado por el giro a la derecha de
los partidos y sindicatos clásicos desde el llamado periodo de la “Transición”
hasta la fecha, que ha afectado a su base política y sindical, haciendo
fracasar a los trabajadores una vez tras otra a la hora de tomar el camino del
socialismo, para poder destruir las relaciones capitalistas y organizar la
nueva sociedad socialista que el mundo está necesitando, ha dado como resultado
el establecimiento de gobiernos en Europa de carácter “Tecnocrático” y sumisos
por tanto a la hoja de ruta de la dictadura financiera del gran capital.
Asumir que el único camino es ese de
la “contra-revolución” del absoluto dominio de la burguesía en el período
actual solo puede llevar a la clase trabajadora a la catástrofe, retrocediendo
a algún tipo de bonapartismo o una especie de franquismo con un esperpento al
frente como el Señor “Depende”, pero eso sería abandonar por todos los
dirigentes y grupos de la izquierda el análisis marxista de los procesos que se
van a dar en la sociedad moderna, lo
cual es imposible porque el materialismo dialéctico es la filosofía natural de
la clase trabajadora y por mucho que la nieguen sus dirigentes, siempre la
clase obrera la retomará.
Es preciso tener
en cuenta los muchos factores implicados en la historia de la lucha de clases,
incluida la debilidad de las corrientes del marxismo, pero se puede prever y
decir por adelantado cómo se pueden desarrollar los acontecimientos en la
Europa fracasada de los Mercaderes, que será sustituida por la Europa de los Pueblos,
luchando por la alternativa de un programa genuinamente socialista que nos
permita construir la Federación Socialista Europea. Para llevar a cabo esa insustituible tarea
que tiene la clase trabajadora solo es posible comprenderla si tenemos en cuenta
la naturaleza real de lo que represente una verdadera democracia socialista
sana, combatiendo los bonapartismos y los fascismos, analizándolos
correctamente en su dinámica dialéctica y no simplemente como hacen algunos en
sus formas externas.
Ayer conmemoramos los 30 años de la
formación de aquel primer gobierno del PSOE del 2 de diciembre de 1982, del que
desgraciadamente no tenemos mucho que celebrar la clase trabajadora debido
a los errores de nuestras direcciones.
Aquello fue el inicio de la primera transición que encabezaba el
compañero Felipe González a la que le siguió otra segunda encabezada por
Zapatero que también fracasó debido a que ambos asumieron la lógica del
capitalismo. Albert Einstein dijo una
vez: “No podemos resolver los problemas
que tenemos hoy pensando de la misma manera que pensábamos cuando los
provocamos”. Por tanto, y teniendo en cuenta que “el capitalismo es la
causa de todos los males que padece la clase trabajadora” como dijo Pablo
Iglesias, la solución a estos graves problemas a los que nos enfrentamos como
clase, provocados por la aplicación del “pensamiento capitalista” del lucro
privado, no podrán ser resueltos aplicando el mismo modelo de “libre empresa”
porque el liberalismo y su aplicación socializante de la Socialdemocracia, han
fracasado y se impone la lucha por la III transición hacia la verdadera
sociedad alternativa que tiene que ser
Federal, laica, socialista y republicana.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
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