3 de diciembre de 2012

LA CONTRA-REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA DEL PP.



 El PP está llevando a cabo una verdadera contra-revolución bajo la aparente forma de democracia burguesa. El capitalismo podrido, en descomposición y los elementos corruptos de la burguesía,  a través de la Troika,  alientan a sus gobiernos de “derecha extrema” para que continúen con los recortes y ataques permanentes que están llevando a la clase obrera a situaciones de la post-guerra.

Los mismos corruptos, ladrones y estafadores de la banca que nos han hundido en este desastre de la recesión económica son los mismos que nos dicen que nos van a salvar, rescatar y reflotar la economía que está al borde del abismo, afirmaciones en las que cada vez confían menos ciudadanos.

Algunas fuerzas políticas y sindicales, y sobre todo los movimientos altermundistas y anticapitalistas, están caracterizando a los regímenes de Europa  como de claramente contra-revolucionarios que se escudan  bajo la aparente careta de democracia burguesa, pero que en realidad han implantado una feroz dictadura financiera del gran capital que beneficia a los banqueros y perjudica a la clase trabajadora, a la pequeña burguesía y capas medias que se están viendo lanzadas a la proletarización y a la miseria creciente.

Como toda la experiencia histórica demuestra, los grandes acontecimientos que se están desarrollando en Europa expresan que los métodos de la burguesía en su ofensiva contra la clase obrera varían ampliamente utilizando, unas veces,   la más cruel y sanguinaria dictadura militar y otras el método más sibilino y engañoso de su mayoría absoluta para implantar sus leyes completamente reaccionarias que están terminando con el incipiente Estado del Bienestar con un desprecio absoluto a la voluntad del pueblo que se desgañita en inmensas manifestaciones, protestas, concentraciones y huelgas generales, sin que ninguno de los elementos del Gobierno se sienta afectados.  La práctica de la dimisión les es totalmente ajena.

La burguesía utiliza métodos diferentes, basándose en diversas capas del aparato del estado, dependiendo de la correlación de fuerzas de clase para reforzar su ofensiva o retroceder su dominio, dependiendo también del tipo de oposición que se encuentre en frente. Si ellos continúan por ese camino de la ofensiva de derechas es por causa de la debilidad y poco espíritu de lucha de los dirigentes, porque la clase trabajadora está demostrando   su disposición a la lucha contra todo y contra todos.  

Porque para que pueda maniobrar como lo está haciendo el PP, con total descaro, manipulando a sus medios de comunicación y apabullando a las direcciones socialdemócratas y demás partidos y sindicatos de la izquierda,  los errores de la “leal oposición” tienen que ser notables, aunque es cierto que el PP actúa con un desprecio total  a la oposición porque ésta no encuentra el camino de conectar con las aspiraciones de las bases, lo que es cuando menos, un motivo preocupante que debería llevar a plantearse tanto el PSOE, como IU y los sindicatos UGT y CCOO  para conocer a fondo qué  es lo que está ocurriendo y rectificar a tiempo sus programas para lo cual sería necesario un amplio debate, que le devuelva la voz y la capacidad de decisión a sus bases y al movimiento obrero en general.

El sacar mecánicamente la conclusión de que la existencia del capital financiero es compatible con este tipo de “democracia burguesa dictatorial” , porque es el único camino, es entreguismo ya que en el período de luchas sociales en la que hemos entrado, es un error garrafal por parte de las direcciones de la izquierda, si no entienden que es fundamental prepararse ante los acontecimientos convulsivos a los que la espiral de deterioro social y ataques permanentes a las condiciones de vida y de trabajo nos lleva,  con el paro crónico y la falta de crecimiento que se está produciendo.

Para poder avanzar en la comprensión de la naturaleza de los regímenes en Europa debemos analizar y conocer los antecedentes de otras épocas similares que les precedieron, como los años veinte y treinta del pasado siglo, que desembocaron en las dos Grandes Guerras y en los 40 años del franquismo en el Estado español, de cuyas consecuencias todavía no hemos terminado de evadirnos,  y no podemos bajar la guardia ni sucumbir, debemos profundizar en el debate y prepararnos mejor, porque “el pueblo que no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Los tremendos movimientos revolucionarios de las masas  en su desesperación que siguió a la I Guerra Mundial fue frenado y paralizado por los errores de las direcciones socialdemócratas y estalinistas, que con sus enfrentamientos y divisiones, consiguieron salvar al capitalismo bajo el modelo de democracia burguesa, pero la lógica del capitalismo continuó y la crisis del 1929 desembocó en  la II G.M. que costó millones de muertos y una destrucción masiva de las fuerzas productivas.

El fracaso de las direcciones de las izquierdas de llevar a la toma del poder a los trabajadores de forma firme y democrática, superando al capitalismo, solamente podría llevar a la economía a una nueva crisis, a la degeneración y la corrupción con la consiguiente decadencia del sistema capitalista.  La ruina de de la pequeña y mediana empresa, así como de los autónomos y sobre todo, de las capas medias de clase trabajadora y de la clase obrera, no pueden encontrar una salida digna con las actuales direcciones de las organizaciones de masas del proletariado, por lo cual, tendrán que darse tremendas luchas internas para reemplazar a sus direcciones y proponer alternativas válidas que sirvan para avanzar en la transformación social, porque, aunque parezca demasiado radical, la humanidad no tiene salida permanente  a su problemática social bajo el capitalismo.

La clase trabajadora se encuentra cautiva por la intolerable recesión de este sistema capitalista en un país tras otro y después de lo que algunos interpretaban como una Transición modélica de la Dictadura franquista a una Democracia, con los pactos de la Moncloa y la Constitución de 1978 (que nunca se ha cumplido en su totalidad en lo que respecta los Derechos del ciudadano),  la burguesía se está volviendo abiertamente y de forma desenfrenada hacia posiciones similares a la dictadura rompiendo unilateralmente el consenso, aunque los líderes de los partidos y sindicatos de la izquierda, por su pusilanimidad y cobardía, no lo quieran reconocer públicamente aunque si lo hacen en privado.  

Contemplando desde Izquierda Socialista la batalla del XXVIII Congreso donde se cambió el programa ayudados por la  fatídica frase: “hay que ser socialistas antes que marxistas” vemos que se fracasó, pues la dirección dejó de ser marxista, pero no llegó a ser socialista y ni siquiera se aplicó el programa socialdemócrata, por permanecer cautivos a los socio-liberales, defensores a ultranza del sistema capitalista.

Pero la propia clase dominante sabe que no podrá mantenerse durante mucho tiempo sobre la mentira y los abusos del PP,  llevando hasta sus últimas consecuencias la “contra-revolución democrática” que algunos estrategas pretenden, porque la clase trabajadora, aún con una dirección en la oposición  incorrecta y débil,  los trabajadores no se sienten derrotados  y conservan un potencial de lucha que está siendo demostrado diariamente.

Como explica la historia cuando se producen cambios profundos, aunque los procesos de transformación quieran ser frenados por los lacayos de la clase dominante, las fuerzas de la clase trabajadora y la juventud no se quedarán suspendidas en el aire y buscarán su cauce de expresión y sin duda lo hallarán.   Porque después de un cierto periodo, que puede ser mas corto o más prolongado, debido a los acontecimientos políticos y a la recesión económica internacional, dentro de un país tras otro,  y quizás con luchas internacionalistas también,  la burguesía se encontrará frente a frente a la fortaleza creciente de la clase trabajadora, a la vez que la clase dominante irá demostrando su debilidad hasta que ese dominio se les haga insoportable.  

Es precisamente así como se manifiestan los acontecimientos a través de la historia, mediante las oleadas y reflujos por los que atraviesa la clase trabajadora y la clase dominante a través de los procesos históricos que no se detienen.  El cambio en las relaciones de clase y las modificaciones en la correlación de fuerzas entre las mismas, es una constante,  y se refleja en un momento dado en el cambio del régimen, bien a través de democracia burguesa, de bonapartismo burgués, del fascismo, del bonapartismo proletario, de la dictadura militar o de la  democracia obrera.

Motivado por el giro a la derecha de los partidos y sindicatos clásicos desde el llamado periodo de la “Transición” hasta la fecha, que ha afectado a su base política y sindical, haciendo fracasar a los trabajadores una vez tras otra a la hora de tomar el camino del socialismo, para poder destruir las relaciones capitalistas y organizar la nueva sociedad socialista que el mundo está necesitando, ha dado como resultado el establecimiento de gobiernos en Europa de carácter “Tecnocrático” y sumisos por tanto a la hoja de ruta de la dictadura financiera del gran capital. 

Asumir que el único camino es ese de la “contra-revolución” del absoluto dominio de la burguesía en el período actual solo puede llevar a la clase trabajadora a la catástrofe, retrocediendo a algún tipo de bonapartismo o una especie de franquismo con un esperpento al frente como el Señor “Depende”, pero eso sería abandonar por todos los dirigentes y grupos de la izquierda el análisis marxista de los procesos que se van a dar en la sociedad moderna,  lo cual es imposible porque el materialismo dialéctico es la filosofía natural de la clase trabajadora y por mucho que la nieguen sus dirigentes, siempre la clase obrera la retomará.

Es preciso tener en cuenta los muchos factores implicados en la historia de la lucha de clases, incluida la debilidad de las corrientes del marxismo, pero se puede prever y decir por adelantado cómo se pueden desarrollar los acontecimientos en la Europa fracasada de los Mercaderes, que será sustituida por la Europa de los Pueblos, luchando por la alternativa de un programa genuinamente socialista que nos permita construir la Federación Socialista Europea.  Para llevar a cabo esa insustituible tarea que tiene la clase trabajadora solo es posible comprenderla si tenemos en cuenta la naturaleza real de lo que represente una verdadera democracia socialista sana, combatiendo los bonapartismos y los fascismos, analizándolos correctamente en su dinámica dialéctica y no simplemente como hacen algunos en sus formas externas.

Ayer conmemoramos los 30 años de la formación de aquel primer gobierno del PSOE del 2 de diciembre de 1982, del que desgraciadamente no tenemos mucho que celebrar la clase trabajadora  debido  a los errores de nuestras direcciones.  Aquello fue el inicio de la primera transición que encabezaba el compañero Felipe González a la que le siguió otra segunda encabezada por Zapatero que también fracasó debido a que ambos asumieron la lógica del capitalismo.  Albert Einstein dijo una vez: “No podemos resolver los  problemas que tenemos hoy pensando de la misma manera que pensábamos cuando los provocamos”.  Por tanto,  y teniendo en cuenta que “el capitalismo es la causa de todos los males que padece la clase trabajadora” como dijo Pablo Iglesias, la solución a estos graves problemas a los que nos enfrentamos como clase, provocados por la aplicación del “pensamiento capitalista” del lucro privado, no podrán ser resueltos aplicando el mismo modelo de “libre empresa” porque el liberalismo y su aplicación socializante de la Socialdemocracia, han fracasado y se impone la lucha por la III transición hacia la verdadera sociedad  alternativa que tiene que ser Federal, laica, socialista y republicana.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
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