El movimiento 15-M sigue reorganizándose, esta vez a escala internacional. Los ciudadanos de los Estados Unidos se suman a las concentraciones masivas, uniéndose a numerosas ciudades de todo el mundo, con el proyecto “Occupy Wall Street” (Ocupar las Bolsas), en San Francisco, Los Angeles, Seatle, Toronto, Atenas, Frankfurt, Lisboa, Milán, Viena, Tel-Aviv y Madrid, entre otras ciudades. El movimiento norteamericano dice tener la simpatía del 99 % de los ciudadanos que no soporta la codicia y la corrupción del 1 % restante, según las encuestas y quieren que se cambie la economía.
También ha querido apoyar el movimiento 15-M la iniciativa estadounidense y se ha movilizado para solidarizarse a través del movimiento del “Grupo de Trabajo de Economía (15-M)” con la participación de diversas asambleas en Valencia, Bilbao,Barcelona, Santander, etc, a la que se suman países como Islandia, Grecia, Egipto y otros, siendo éste un movimiento internacionalista que tiene su punto de referencia en el inicio de las ideas de la “Acampada Sol”.
Todas estas movilizaciones internacionalistas muestras un rechazo global a las medidas económicas que están tomando los estrategas del sistema, que perjudica a los ciudadanos y beneficia a banqueros y ricachones. El modelo capitalista marcha hacia una profundización de la recesión. Los estrategas del sistema están atrapados en un dilema y hagan lo que hagan, les saldrá mal. Han llegado a la conclusión de que es preciso reducir los déficits porque éstos lastran la marcha de la economía e impiden la recuperación.
Buscan a la desesperada una salida y plantean dos caminos:
a) Reducir los gastos del Estado, con lo cual provocan un recorte de la demanda que perjudica al mercado lo que empeora la crisis.
b) Aumentar los gastos del Estado con lo que provocarán que el déficit presupuestario se les dispare y el sistema podría colapsar por el impago de la deuda soberana que será demasiado abultada. Si intentan maniobrar tomando un camino intermedio, la cosa será mucho peor. La reciente cumbre de Polonia ha salido como el “rosario de la aurora” con un estrepitoso fracaso de todos, pero en especial del representante de EEUU que ha quedado bastante frustrado porque no ha podido imponer su voluntad, pero los líderes europeos han demostrado su incapacidad de dar alternativa.
El sistema se encuentra en una situación sin salida bajo el estrecho margen del modelo capitalista liberal. La recuperación es cada día más difícil. Los desajustes incesantes a escala mundial ofrecen un panorama muy inquietante. Los estrategas del capitalismo solamente piensan en profundizar los ataques contra la clase obrera de todos los países.
Pero esto produce el mismo efecto que el camino a) antes señalado, que recorta la demanda, provocando su caída global que agrava la crisis de sobreproducción aumentando el excedente de mercancías que no pueden ser adquiridas por las masas, (que se empobrecen con los recortes) que a su vez provoca que cada vez más empresas tengan que despedir a parte de sus plantillas o cerrar, produciendo más paro y emporando la situación.
El margen estrecho del capitalismo, en esta situación, no puede permitirse ofrecer ningún tipo de reformas, sino que entra en los ataques constantes de contra-reformas sociales, atacando el nivel de vida de las/los trabajadores e incrementando por tanto el “Estado del Malestar”, que provocará un ascenso de las luchas, los cambios bruscos en la conciencia de las masas y las agitaciones sociales.
Ambos caminos, tanto el a) como el b), a escala mundial ofrecen un fondo inquietante para la clase trabajadora de todos los países, que lleva a cada vez más ciudadanos a la conclusión que “bajo el sistema capitalista no hay salida para la clase trabajadora, los pobres, es decir para la inmensa mayoría de la humanidad”.
Esta última tesis queda demostrada cuando las masas se ven en la tesitura en sufrir el paro, la miseria y la desolación de un sistema que no ofrece futuro, esperando impacientes la recuperación que no llega, o como ha comenzado a ocurrir con las rebeliones y revoluciones en el Norte de África, las masas pierden el miedo y se lanzan a la lucha por la conquista de un mundo mejor.
En la situación actual de Europa vemos que la situación también se agrava y los ciudadanos, empujados por la necesidad, como vemos con el incremento de las luchas, bien en el movimiento 15-M, como en las acciones de protesta de los diversos sectores que saltan a la lucha por despidos y recortes, no les queda otro camino que organizarse, buscar la unidad y preparar la lucha para defender sus intereses de clase.
Esto echa por tierra las vanas, interesadas y mentirosas argumentaciones de la clase dominante, que nos quiso hacer creer que la lucha de clases había terminado y que todos éramos iguales, porque así lo reflejaran en algunos papeles como la Declaración de los Derechos Humanos, o la Constitución y que con solo reflejarlo en su machacona propaganda acabarían con las desigualdades.
Tras el estallido de la crisis estructural del capitalismo, los datos salen a la luz y se demuestra que el mundo es cada día más desigual, pues la recesión actual hacia la que empezamos deslizarnos hace ahora cuatro años, se acerca cada vez más al abismo de la depresión y ha producido ya más de 33 millones de parados. Datos recientes indican que en EEUU hay ya 46 millones de pobres. En el Estado español el número de pobres ronda ya los 10 millones y el paro se acerca peligrosamente a los 5 millones de personas, con salarios a la baja, recortes brutales y desmantelamiento del tejido industrial que ha llevado a cientos de miles de pequeñas y medianas empresas a la ruina.
El capitalismo, en su fase superior imperialista, ya no puede ofrecernos la igualdad y los derechos por los que luchamos y que algunos fueron conquistados parcialmente con las luchas obreras históricas, habiendo sido declarada la guerra por los ricos a los trabajadores, a la juventud y los pobres, violando toda la filosofía de los convenios colectivos, entre la patronal y los sindicatos, por lo que la paz social ha quedado hecha añicos por la dictadura de los mercados.
No hay esperanzas de ningún tipo de reformas sociales positivas y duraderas. Aquellos que al inicio de la crisis, ante la situación de pánico creada, empezaron a hablar de “reformar el capitalismo”, han comprendido en la práctica que el capitalismo no se puede reformar, que su única salida es su transformación radical o seguir aguantando hasta que esto reviente.
El capitalismo, si no buscamos una salida socialista por la izquierda que supere al sistema, en la fase actual va a significar para la clase trabajadora décadas de austeridad, recortes, penuria y miseria que no debemos tolerar, sobre todo si lo quieren hacer en el nombre de la “democracia”, porque dinero hay de sobra, pero lo tienen unos pocos que dominan la banca y los paraísos fiscales.
Bajo el capitalismo la propia “democracia burguesa” está en cuestión porque en realidad “lo llaman democracia y no lo es”, porque es verdad que este modelo no resiste un análisis científico y social de lo que debe ser una verdadera democracia, ya que no se puede llamar así a un modelo donde la gran mayoría, que es la clase trabajadora, queda excluida de la participación en la toma de decisiones.
Los aparatos de los Estados siguen en manos de los poderosos, sea el gobierno de cualquier signo, pues someten sus políticas a salvar el capitalismo defendiendo los intereses de los burgueses, de los capitalistas especuladores que siempre anteponen sus intereses individuales y privados a los de la mayoría de la población, bien mediante el chantaje permanente, bien mediante la acción directa del control de las finanzas, o lo que es más grave, mediante el chantaje al Parlamento, donde, teóricamente está la soberanía popular que emana del pueblo pero que ha quedado bastante menospreciada. Las grandes decisiones económicas no las toman los gobiernos, sino los grandes poderes financieros que no han sido elegidos por los pueblos, sino por ellos mismos, a través de organizaciones semi-secretas, como la Trilateral o el Club Bilderberg.
Pero se han quedado sin paradigma y actúan a la desesperada, tratando de pegar parches aquí y allá, sin un rumbo fijo, lo que es una completa locura, como critican ya cada vez más importantes economistas, entre ellos algunos premios Nobel, rechazando lo que están haciendo los estrategas del capitalismo y que demuestra que el sistema necesita un recambio total y, a la larga, no podrán encontrar ninguna solución para salir de la recesión, ya que la alternativa natural al sistema capitalista, es el Socialismo, como un proceso natural histórico, pues al igual que a la barbarie le siguió el esclavismo, a éste el feudalismo y a éste el capitalismo, no habrá una salida armoniosa, justa y humana continuando con la aplicación de las leyes de la explotación, la opresión y la sumisión de los pueblos a las exigencias de los poderosos, si no es superando las dos contradicciones básicas del sistema, como son la propiedad privada de los medios de producción y las fronteras nacionales; esas dos contradicciones solo pueden ser superadas por el socialismo internacionalista, con democracia, con el derecho libre de la autodeterminación de los pueblos y con la aplicación de la planificación científica y democráticas de las grandes palancas de la economía para poner ésta, al servicio del pueblo de forma ética.
Los trabajadores de cada país estamos tomando conciencia que la lucha internacional pasa por protestar al mismo tiempo en cada país contra el sistema, exigiendo el control de las Bolsas y la Banca, para poner la economía al servicio de los ciudadanos y no de los mercaderes, especuladores, mafiosos y corruptos como está en la actualidad. (Los altos casos de economía sumergida, fuga de capitales, paraísos fiscales y evasión de impuestos lo confirman).
El sábado vimos cómo continúan extendiéndose las manifestaciones y protestas por la grave situación económica, cuyas acciones han cruzado el océano y llegan hasta Wall Street exigiendo que la bolsa y la banca se pongan al servicio de los ciudadanos. Ese movimiento está inspirado en el 15-M y ha reunido a decenas de miles de personas el pasado sábado 17 de septiembre, haciendo lo mismo ante las bolsas de distintas capitales de diversos países como informamos al inicio.
No queda otra alternativa que seguir luchando por el establecimiento de una economía socialista, democrática, científica y planificada para poder poner fin a esta horrorosa pesadilla que se nos acerca antes de que sea tarde.
Para ello, hacemos un llamamiento a los trabajadores, a los sindicatos, a las asociaciones, al movimiento estudiantil y a las capas de trabajadores de la economía social, del cooperativismo y de los autónomos, para que nos unamos en la defensa de un programa auténticamente socialista, que nos permita dar una salida por la izquierda en beneficio de la mayoría de la sociedad, porque bajo el capitalismo no puede ofrecer ninguna salida a las cuestiones sociales que padece la Humanidad.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Is-psoe.malaga@terra.es
19 de septiembre de 2011
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