Concluye la reunión del llamado G-20 en Seúl, ¿resultado? sálvese quien pueda, allá cada cual, proteccionismo, nada de regulación, aplicación de mediadas monetaristas . . . o sea que paguen la crisis los más pobres y a salir más reforzados de ella los más poderosos.
Un fracaso total y absoluto; nos olvidamos definitivamente de regular los mercados, de controlar e intervenir en las transacciones financieras y de acabar con los paraísos fiscales. ¡Qué bien sonaba todo eso!, casi nos lo llegamos a creer.
¿Soluciones que nos ofrecen?, más ajustes económicos, recortes sociales, profundizar en la pérdida de derechos, liberalización total del mercado de trabajo y supresión de ayudas . . . o lo que es lo mismo: adiós al “estado social”.
Todas las conquistas de un siglo “a hacer puñetas”; al final se salen con la suya.
¿Qué nos queda?; ¿la resignación?, ¿la parálisis?.
En diferentes foros, no paro de escuchar: ¿y la Izquierda por qué no se mueve? ¿dónde está la izquierda? ¿por qué no surge la izquierda contra todo este desastre social?. Siempre igual, las mismas preguntas el mismo discurso, hecho por gente que se considera y se define públicamente de izquierdas.
Hablamos de “la izquierda” como si fuese un ente etéreo o un ser con vida propia.
La izquierda somos todos, todas esas personas que nos consideramos de izquierdas y creemos que existen otras políticas; todos los que nos hacemos esas preguntas, todas las organizaciones que estando esa misma idea no participan en política (movimientos sociales, vecinales y algunas organizaciones sindicales).
Todas esas personas, todos nosotros somos responsables de que “la izquierda” no clame, no resurja con nuevos bríos, con propuestas y fuerza suficiente como para hacer variar las políticas.
Cada uno de nosotros somos responsables de que esa izquierda alternativa no aparezca, no cuente con la fuerza suficiente y no se le oiga.
¿Cómo conseguir que esa “izquierda” surja con fuerza?; en primer lugar, todos los que creemos que existe otro sistema, deberíamos militar en esa izquierda, perteneciendo a cualquiera de las organizaciones o partidos políticos que defiendan alternativas de izquierdas.
Seguidamente debería de tratarse de una “militancia activa”, comprometida, de participación, colaboración, trabajo, en la que expongamos y aportemos nuestras propuestas e ideas.
Y por último tendríamos que, desde dentro de las organizaciones o partidos a los que pertenezcamos, defender la idea de que por separado es imposible conseguir nada, tendremos que trabajar y luchar por conseguir una convergencia, refundación, espacio plural de donde surja una nueva fuerza o coalición electoral de izquierda alternativa que sea capaz de presentar a los ciudadanos un nuevo proyecto de alternativa social a la crisis.
Para ello necesitamos la participación, colaboración, esfuerzo y trabajo de todos, individuos, organizaciones y sindicatos; la independencia para otros tiempos, ahora “todos” a participar en crear alternativa.
Sin una alternativa política, no conseguiremos cambiar el rumbo. No se puede seguir con una política de ajustes y recortes; de ser así tenemos que cambiar de formula.
La cuestión no es regular o reformar el capitalismo (cosa que por otro lado se ve que es imposible), la solución es reformar y hacer reflotar un nuevo socialismo siguiendo el ejemplo que nos están dando los países emergentes de América latina.
Jesús Molíns Guitarte.
12 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario