La recesión económica que estamos viviendo en el sistema capitalista a escala mundial es la más profunda desde los años 30. La crisis que comenzó en el verano de 2007 se ha llevado por delante los demagógicos discursos de liberales y socialdemócratas que hablaban de una pronta recuperacion, de prosperidad, de paz y un Estado de Bienestar que anunciaban lo mantendrían, bajo el modelo de una economía de mercado que había que refundar, que nadie sabía lo que era, ni aparece por ninguna parte.
Esta recesión está teniendo hondas repercusiones en la lucha de clases que se agudiza y profundiza, como estamos observando en toda Europa con las luchas obreras que se han desatado y la jornada de movilizaciones convocadas para el 29 de Septiembre. En nuestro paìs hay convocada una Huelga General para esa fecha, rechazando el Plan de Ajusta y la Reforma Laboral planteadas por el gobierno.
Toda la sociedad se está viendo sacudida de arriba abajo. La clase trabajadora y los más pobres están pagando un alto precio por la bancarrota del libre mercado capitalista, cuando son los archimillonarios con su especulación y engaños los que la han provocado. Para restaurar la tasa de ganancias, en un país tras otro, las burguesías están atacando furiosamente las condiciones de vida y los derechos laborales de los asalariados, exigiendo recortes brutales en los salarios y los gastos sociales. Las contra-reformas laborales llevarán a más despidos masivos, posiblemente en el próximo otoño, con incrementos históricos de las tasas de desempleo.
La recesión lleva consigo un aumento sin precedentes de las desigualdades sociales. El número de pobres y excluidos sociales se extienden por doquier como un reguero de pólvoca, a la vez que los grandes capitalistas, es decir, los banqueros y las multinacionales, siguen amasando enormes fortunas, explotando de forma descarada a los propios estados, a través de los intereses de la deuda pública que es cargada sobre las espaldas de los ciudadanos, beneficiándose los más ricos, descaradamente de los dineros de los depositantes, utilizándolo como dinero pùblico que van a los bolsillos de los banqueros. Privatizan las ganancias, que van a los bolsillos de unos pocos y socializan las pérdidas que las pagamos todos via impuestos.
La decadencia orgánica inevitable del sistema capitalista ha hecho que se rompa el equilibrio general del sistema, entrando en un período de decadencia que durará varios años, probablemente incluso décadas. La crisis actual de sobreproducción es de tal profundidad que se comprueba por el hecho de que el conjunto de los gobiernos, encabezados por EEUU, Unión Europea, China y Japón, se han visto forzados a inyectar en los planes de rescate en torno a 20 Billones de dólares, para salvar a los bancos que habían quebrado y amenazaban con llevar a la bancarrota al sector financiero globalizado. Dicho montante representa una cuarta parte del Producto Mundial Bruto, pero los resultados están siendo escasos porque la recesión no ha desaparecido, sino que incluso ha vivido momentos críticos trasladándose a Europa, poniendo en peligro la quiebra de algunos paìses como Grecia y amenaza con prolongarse e incluso endurecerse.
La incapacidad del Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial para encontrar una solución a los problemas que se ponen sobre la mesa, que son estructurales y propios de un sistema capitalista senil y obsoleto, queda demostrada por la última cumbre del G-20, que no ha servido para nada, pues el objetivo de recomponer las bases para un crecimiento duradero y sólido de la economía ha fracasado. Ha quedado claramente patente que las contradicciones insolubles de esta recesión siguen agudizando los enfrentamientos entre las distintas potencias imperialistas, empujándoles hacia guerras comerciales que ellos temen, pero debido al aumento exponencial de sus deudas y déficits públicos, se ven forzados a recortar sus presupuestos, lo que, al constreñir aún más los mercados, les empuja hacia el precipicio de la depresión tan peligrosa y temida por todos los analistas económicos.
Ese fracaso estrepitoso de intentar coordinar las políticas económicas ha producido una agudización de los enfrentamientos entre dos polos de los estrategas del capitalismo: Por una parte, los partidarios de mantener las políticas de endeudamientos, hasta que se vea claramente el inicio de la recuperación y por la otra, los defensores a ultranza de ataques a los trabajadores a través de planes de ajustes y recortes sociales, para acelerar la reducción del déficit. Esto último amenaza con provocar políticas proteccionistas dibujando un sombrío horizando de más inestabilidad y choques entre las clases y entre las propias potencias. La disputa de cada palmo de mercado mundial entre los grandes, como EEUU, Europa, Rusia, China y Japón van a ocasionar un incremento de los conflictos comerciales e incluso dimplomáticos, que pueden degenerar en un aumento de tensiones militares en diferentes puntos calientes del planeta en los próximos años, llevando a una inestabilidad global y a la barbarie de algunas zonas, si no somos capaces de acelerar la lucha por un cambio profundo del modelo de sociedad poniendo las bases para la construcción del socialismo.
Los teóricos del socialismo han explicado históricamente la causa fundamental de la crisis de sobreproducción, que no es otra que la contradicción del capitalismo en el proceso de obtención de las plusvalías y su injusto reparto: Por un lado, el avance de las fuerzas productivas se ve obstaculizado por el freno de la propiedad privada de los medios de producción, que a su vez, es ahogada por los banqueros, terratenientes y las multinacionales de la especulación y las finanzas, que desatan una lucha a muerte por el máximo beneficio. Por otro lado, se encuentran con otro freno absoluto como es la camisa de fuerza que supone la pervivencia de los estados nacionales, que han querido saltarla mediante la globalización a base de la expansión del crédito, el saqueo colonial de las materias primas y el expolio de los países empobrecidos, pero esto ha llegado a su límite.
Estas contradicciones provocan otras más escandalosas si cabe, porque mientras existe todo el potencial productivo y tecnológico para que, mediante la planificación socialista y democrática de la economía, se pudiese acabar con la miseria, la desigualdad y las hambrunas que azotan al 70 % de la Humanidad, miles de fábricas cierran sus puertas; millones de seres humanos son arrojados a la cuneta del paro forzoso, acciones que tendrían que ser catalogadas como un crimen de lesa humanidad. Cuando vemos cómo la mayoría de los ciudadanos del mundo sufren duramente las consecuencias devastadoras de esta recesion, los Capitalistas, en medio de este desbarajuste, siguen obteniendo beneficios escandalosos.
Pero esto sólo no basta, es más, las propias ayudas financieras otorgadas por el Estado a la banca, que salen igualmente de las plusvalías que roban a los asalariados, así como los recortes sociales, son utilizados por esos parásitos para continuar su tarea de amasar fortunas obscenas, especulando con la deuda de esos mismos Estados que ellos han llevado al endeudamiento impagable, debido a la bancarrota de su propio sistema capitalista. Un negocio brutal y un robo descarado a los más pobres, basado en el mecanismo del "timo de la estampita" que refleja la voracidad del capitalismo y la degeneración extrema a la que ha llegado en esta fase de decadencia imperialista. Las políticas monetarias de fabricación de capital fiduciario empleadas para expandir el crédito es otra estafa más que siguen utilizando y que sólo produce inflación, especulación y "papel basura", pero no crea puestos de trabajo en la producción real, acumulando material combustible para otra crisis más grave que la que padecemos.
El hecho es que, tras la fachada de "democracia burguesa" se oculta, en realidad, una brutal "dictadura del capital financiero" que se ha convertido en un verdadero usurero parásito. Unos individuos que nadie ha votado, que se esconden tras los lujosos despachos de Wall Street, que no se someten a la elección democrático del pueblo, deciden sobre la vida de miles de millones de seres humanos a la vez que someten a los gobiernos de todo el mundo a los dictados de su polìtica económica y encima tienen la desfachatez de decirnos que lo hacen por nuestro bien. ¡¡Qué cara más dura tienen esos burgueses¡¡ La solución solamente puede venir de la democratización del sector financiero mediante la creación de una Banca Pública gestionada democráticamente al servicio de los seres humanos y no del lucro privado.
Los asalariados tenemos el legítimo derecho a seguir luchando por transformar el descontento que se está acumulando entre las masas en una alternativa socialista, democrática e internacionalista. Tenemos que movilizarnos, tanto en el campo sindical, vecinal y político, ante la creciente inestabilidad y el posible retorno de intervenciones bélicas y planes de ajustes interminables, que es la política que tiene preparada el PP, como fieles herederos del golpista Franco y de las guerras preventivas del "Trio de las Azores". Hay que combatir políticamente con protestas y rechazos en manifestaciones masivas los ataques a nuestro nivel de vida, pero sin olvidar ser solidarios en la lucha contra las guerras de Irak, Afganistán, Oriente Medio y otras decenas más que están enquistadas, para denunciar la profundidad de la crisis, y que esos inmensos recursos empleados en destrucción de vidas y de riqueza, sean empleados para alimentar a la humanidad.
Nuestras más enérgicas protestas tienen que estar dirigidas contra los responsables capitalistas de los planes de ajustes draconianos, las reducciones salariales y ataques a las conquistas históricas del movimiento obrero, contra los elementos que, sentados en los Consejos de Administración de los grandes bancos, a las órdenes de la "Voz de su Amo", el Imperialismo, se dedican a violar impunemente los más elementales derechos de los ciudadanos, y encima dicen que son defensores de los Derechos Humanos, cuando nos niegan los más elementales, como son el derecho al trabajo y a una vida digna.
Durante toda la historia, la clase trabajadora ha luchado duramente, con sus alzas y bajas en el proceso, y no ha aceptado de forma pasiva el empeoramiento de sus condiciones de vida. Estamos asistiendo a un creciente proceso de polarización polìtica y social, con incremento y endurecimiento de las huelgas y las moviliaciones de masas en casi todos los países. Vemos giros en el comportamiento electoral a izquierda y derecha en muchos países europeos, habiendo crecido significativamente el voto hacia posiciones que representan opciones que intentan superar la debilidad práctica de la socialdemocracia, que en momentos clave de la historia, se somete a los dictados del capital, produciendo alineamientos de las masas hacia la izquierda como el ocurrido en Alemania surgiendo la coalicion "Die Linke", (La Izquierda) que es vista como una esperanza para la transformación social.
También representó un giro en las masas de Norteamérica, cuando los jóvenes y trabajadores se movilizaron por el Cambio, con la consigna de "Yes, We Can", que llevó a Obama al gobierno, contra el pronóstico de los conservadores, que lo acusaban de socialista y de extremista, lo que demuestra, que a pesar de sus contradicciones esto es un buen reflejo del gran malestar social que se acumula en las bases del propio corazón del capitalismo. Los tiburones conservadores del Imperialismo no hacen más que presionar para impedir que los planes de mejoras sociales que llevaba en su programa Obama puedan llevarse a cabo.
También en América Latina la lucha por el socialismo avanza y procesos revolucionarios como el de Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países han venido girando a la izquierda, algunos con una ruptura contra el sistema capitalista que ha llegado lejos, dando pasos importantes, acelerados por la crisis general del capitalismo, que ha dado paso a grandes oportunidades para la transformación socialista de la sociedad. Igualmente se han dado acontecimientos de características revolucionarias en Hondura, donde el imperialismo intervino cortando el proceso con el apoyo a un golpe de Estado blando. La situación en México, Brasil, Argentina, etc es convulsa y la clase trabajadora empieza a moverse en dirección a la búsqueda de una salida socialista.
Los ataques contra la clase obrera que ha ordenado el imperialismo caen sobre terreno abonado por años de precarización, explotación, saqueos y engaños durante un largo período. Los programas y recortes que están aplicando en la actualidad los capitalistas en la Unión Europea son los mismos que en el pasado se aplicaron en Latinoamérica, es decir, la polìtica "reganiana y thacherista" ultraliberal de los Chicagos' Boys, por lo que, sus resultados, con diferentes ritmos serán más o menos los mismos.
Muchos de los dirigentes sindicales y políticos del movimiento obrero, que habían asumido las tesis del social-liberalismo, disfrazado de "socialdemocracia", insisten en que la clase trabajadora tiene un insuficiente nivel de conciencia para la lucha por el socialismo, cuando esa posición de excepticismo lo que encubre es en realidad una renuncia a las auténticas ideas del socialismo. Hablando claro, el factor determinante que impide a las masas romper los diques de contención del modelo capitalista , sigue siendo el papel de las propias direcciones reformistas en el movimiento obrero y la debilidad por consiguiente, de un factor subjetivo fuerte.
Ahora bien, la situación de crisis y estancamiento en la que hemos entrado, va a tener consecuencias de importante alcance en la aceleración del proceso molecular de la toma de conciencia del movimiento obrero. Una de esas consecuencias ya está operando, como es el debilitamiento del reformismo y el fortalecimiento por las masas de la lucha por un giro a la izquierda para defenderse de los ataques. Lo veremos en las luchas sindicales y en la abstención electoral en los próximos meses y años.
La aguda crisis orgánica y global del sistema capitalista ha reducido el margen de los gobiernos, sean de derechas, sean socialdemócratas, para poder desarrollar polìticas de mantenimiento del "Estado del Bienestar"; con los recortes están avanzando hacia un auténtico "Estado del Malestar", de convulsiones sociales, de rebeliones obreras, que serán el inicio de la lucha revolucionaria del movimiento sindical y político por buscar la superación del sistema, que no puede ser otra lucha que abrirse paso hacia el camino del Socialismo.
Todos los gobiernos europeos, tanto en Grecia, Portugal, España, dirigidos por socialdemócratas, como el resto de países gobernados por las derechas, están aplicando idénticas medidas que les han ordenado "los mercados", bajo cuyo eufemismo se esconde la "dictadura del Capital" que les ha exigido esos ataques que está provocando con ello un frontal enfrentamiento en líneas de clase.
Los programas de ajuste son clónicos. Las Terceras Vías y demás gobiernos socialdemócratas, al adaptarse completamente a las exigencias del capital, abandonan cualquier posibilidad de avanzar al socialismo y al entrar en contradicción abierta con las aspiraciones y las necesidades sociales de sus bases, (de ahí el rechazo sindical y la subida en las espectativas de abstención que muestran los sondeos), lo que ello expresa es un verdadero hundimiento del centro, con polarización a derecha e izquierda.
Tanto la clase trabajadora a escala mundial como en el Estado español se enfrentan a un gran desafio. En el periodo anterior, cuando el auge capitalista ofrecia un cierto margen, las direcciones sindicales y los partidos de izquierdas han venido manteniendo una política de Pacto Social y de desmovilización, colaboración de clases y sindicalismo de despacho, que eran impuestos por el sistema y adecuados a las exigencias de la patronal que conseguía recortes salariales, aumento de la jornada laboral y otros recortes sociales, de hecho, aunque no de derecho, ante el miedo al despido de la mano de obra asalariada.
Ante una crisis económica de proporciones históricas como la que estamos sufriendo, la lucha sindical limitada de Pactos y consensos ha saltado por los aires haciendo impotente la lucha empresa por empresa. Los sindicatos se verán forzados a asumir el modelo de lucha sindical, más democrático,más participativo, de lucha y de combate, pero esa lucha económica tiene que transformarse en una amplia, contundente y extensa lucha política, más tarde o más temprano, para arrancar las conquistas necesarias que millones de familias obreras están reclamando, pero que entran cada vez en mayor contradicción con los fundamentos y las leyes en que se sustenta el sistema capitalista que está obsoleto, senil y agotado. Esa nueva estrategia del movimiento obrero servirá para aumentar el grado de conciencia y de organización de la clase trabajadora y la juventud.
Reconociendo las dificultades evidentes que podamos tener, es cierto que existe un fermento de descontento creciente entre capas cada vez más amplias de los trabajadores, por lo que el proceso de desligitimación y crítica hacia el capitalismo y sus defensores no disminuye, sino que aumenta a pasos agigantados. El proceso molecular de toma de conciencia de las masas va algo retrasado con respecto a los acontecimientos. No obstante, una cosa es segura: Las recetas de ataques y austeridad propuestas para restablecer la tasa de ganancias y buscar un equilibro en el capitalismo, van a provocar una contestación furiosa de la clase trabajadora, incluso en las naciones más desarrolladas y pronto lo vamos a comprobar en el Estado español.
Las movilizaciones masivas en toda Europa, el aumento del cuestionamiento del propio sistema, muestran una tendencia hacia la agudización de la lucha de clases. Expresiones de lucha similares como las que hemos visto en Grecia pueden ser contagiosas y extenderse por todo el continente. Bien es cierto que los dirigentes sindicales y políticos del reformismo en el seno de la clase trabajadora harán todo lo posible por contener y canalizar ese descontento, para intentar estabilizar la situación, buscando el modelo de Pactos anterior, pero la situación ha cambiado y ya no será posible a corto plazo restablecer aquel equilibrio. La expresión de esta afirmación la vemos en que los dirigentes de UGT y CCOO se han visto obligados, en contra de su propia voluntad, como venían manifestando, junto con la Confederación Europea de Sindicatos (CES), a convocar una Huelga General y movilizaciones para el próximo 29 de Septiembre, que va a afectar a la mayoría de los países europeos, lo que representará el inicio del inicio del periodo de cambio en el que ya hemos entrado.
Está claro que habrá que tener en cuenta siempre las particularidades específicas de cada país, por lo que los ritmos no serán homogéneos e incluso, habrá avances, retrocesos y repliegues temporales, pero este es el horizonte al que nos enfrentaremos en los próximos años. Se han abierto completamente las "amplias alamedas de la lucha de clases", por lo que la organización y la movilización aparecerán ante los ojos de las masas como la única alternativa para defender el nivel de vida de los millones de seres humanos de todo el mundo de forma solidaria y justa.
La clase trabajadora comprenderá la necesidad de luchar unidos por el socialismo verdadero para defendernos mejor de la catástrofe que emenaza las conquistas fundamentales de la clase trabajadora, que incluso, por primera vez en la historia, por el ataque brutal depredador al Medio Ambiente que el imperialismo está infrigiendo al planeta, si no luchamos por un modelo alternativo, contemplando la ecología como una rama más del socialismo, la supervivencia de la humanidad sobre este mundo está amenazada en las próximas décadas.
A un nivel superior de desarrollo de la conciencia de clase y en base a una dura y terrible escuela de la vida, una nueva generación de trabajadores en la vieja Europa, junto a los demás países desarrollados y en vías de desarrollo redescubrián el "programa auténticamente socialista" (*) y lucharán por llevarlo a cabo, a la vez que forjarán una dirección adecuada, firme y al nivel que corresponda, con el objetivo de avanzar hacia la superación del modelo capitalista, que no puede ser otro que la lucha por el Socialismo, que aparecerá ante las masas como la única alternativa viable para conquistar una salida progresiva y social al modelo capitalista que está totalmente en bancarrota. La lucha por el cambio del modelo de sociedad continúa. ¡Únete a Izquierda Socialista para defender un auténtico programa socialista¡
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE
(*)Si quieres conocer el programa socialista que como alternativa estamos defendiendo, escríbenos a:
is-psoe.malaga@terra.es
24 de agosto de 2010
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