Mientras estábamos en plena elaboración de este documento para intervenir en el debate sobre la problemática de la droga, saltó la noticia que se ha producido la mayor operación realizada en la Unión Europea de desmantelamiento ( Gandía-Valencia) de una red de falsificación de billetes falsos de 500 euros, perteneciente a una red mafiosa de tráfico de drogas, que la pagaban con ese mismo dinero falsificado. Se les ha incautado más de 8 millones de euros en avanzado proceso de falsificación y aprehendido papel para falsificar más de 700 millones. Hasta ahora van 14 personas detenidas.
Las drogas pueden ser utilizadas como medicamentos para curar enfermedades o como arma asesina en manos de los mercaderes mafiosos del capitalismo, que las utilizan en todas sus formas contaminando a la sociedad, apartando a los jóvenes de la lucha por sus derechos, sirviéndole al capitalismo tanto para sacar beneficios como para ayudarse en ellas, con el objetivo de “mantener alienadas” a las masas, para desviarlas del camino correcto de su toma de conciencia que les encamine hacia su verdadera liberación y emancipación social.
Pueden quizás parecer esas afirmaciones como algo exageradas, pero no es tal si analizamos, con más profundidad, cómo cientos de miles de jóvenes en todo el planeta consumen su vida y la convierten en una verdadera pesadilla al caer bajo las redes de la drogadicción a la vez que muchos de ellos son condenados bajo este podrido sistema de los capitales a un ocio embrutecedor y a un trabajo mal pagado que les impide ganarse la vida dignamente o lo que es peor, condenados al paro de larga duración.
Los socialistas siempre hemos combatido esa lacra social, como históricamente denunciaba Pablo Iglesias la situación adversa de la clase trabajadora que se refugiaban en el vino, contra cuya lacra lucharon abriendo las Casas del Pueblo, en un colosal intento de apartarlos de tan negativo modelo, abriéndoles las puertas de la razón, que sirvieron para darle cultura socialista arrancando a miles de obreros y jóvenes, de esa barbarie a la que el capitalismo les llevaba, por lo que, los que nos sentimos seguidores de esos ideales de nuestros clásicos, consideramos a las drogas como una lacra social perniciosa.
Ahora bien, desde el socialismo científico, siempre se mantiene que se está en contra de las drogas, no por motivos morales ni éticos solamente, sino fundamentalmente por una cuestión política, aunque algunos puedan caer en la tentación de acusarnos de cierta demagogia, pero si profundizamos en el análisis, la historia nos dará la razón en lo que planteamos.
Cuenta la historia que la CIA, durante los años 60 y 70, puso en marcha una campaña para desmovilizar a la juventud y a los trabajadores que empezaban a luchar en los guetos negros de las grandes ciudades norteamericanas a base de inundar de heroína, al principio barata, y con ello consiguió anular y destruir el movimiento de los Panteras Negras.
La misma táctica fue utilizada por el régimen de Franco en muchas zonas del Estado, cuando, incluso a través de la policía, que recibía instrucciones de hacer la vista gorda, se potenció la penetración de la droga en los años 70, como una forma de desviar la lucha de la juventud contra el franquismo y su dictadura capitalista, como ha sido reconocido por la historia.
Consultando los datos se observa que a principios de los años 80 hubo un crecimiento fulminante del consumo de drogas, probablemente como expresión y consecuencia de la frustración y desilusión en que cayó una cierta capa de la juventud, cuando se comprendió que se había perdido una oportunidad para cambiar la sociedad radicalmente, al asumir los partidos principales del movimiento obrero la trágala del híbrido que representó la Transición.
Similares fenómenos podemos observar que ocurrieron entre sectores amplios de la juventud negra en Sudáfrica, tras el fin del apartheid, cuando Mandela subió al poder asumiendo el liberalismo que poco cambió la situación de las masas empobrecidas, al ver cómo sus esfuerzos y sus luchas habían servido para poco, ya que sus condiciones de vida y sus sufrimientos infernales continuaban a la vez que aparecían fenómenos como la droga que eran nuevos.
Desde el punto de vista del socialismo científico la droga no podemos analizarla como una cuestión “individual”, como insisten los liberales, ya que es un problema “social” de primer orden, que casi siempre aparecen en las encuestas entre los cinco primeros que más preocupan a la población, junto con el paro, la vivienda, la violencia, la educación y otros, que sobre todo, se ceba mayoritariamente en los barrios de menos poder adquisitivo, o al menos es donde más fea aparece la cuestión ante la sociedad.
Una de las causas del consumo de drogas podemos buscarlas en las insoportables condiciones de existencia y la falta de futuro que padecen millones de personas bajo el sistema opresor y explotador del Capitalismo. El paro obrero y juvenil, la situación de explotación salvaje con salarios de miseria, el fracaso escolar, la presión de la sociedad de consumo, el derrumbe del modelo familiar y otras más, son las causas que crean un fermento para que la droga circule y se extienda entre la juventud, que buscan en ella una forma de evadirse de la realidad que rechazan.
Así pues, lacras como la heroína, las pastillas de diseño que se producen por las mismas empresas multinacionales de la farmacopea, que venden la droga legal en las farmacias, se ceban en los barrios pobres de las ciudades. Lo grave es que el problema de la droga no sólo ataca al individuo que las ingiere, sino que provoca enormes dramas familiares sobre todo entre familias trabajadoras, porque los hijos de ricos que se enganchan, siempre tendrán dinero para comprarlas de mejor calidad y a su vez dinero de “papá” para salir de la pesadilla costeándose buenos hospitales privados para su desintoxicación.
Abundante material producido por las lumbreras mercenarias de la burguesía, tanto en costosos estudios que pagan con nuestros impuestos como en infinidad de miles de artículos, comentarios y tesis doctorales, reducen la cuestión a que la juventud española, a diferencia de sus padres se les ha dado todo hecho, que es una juventud viciosa, que viven demasiado bien. Esto es una caricatura de la realidad.
Incluso uno de los asesores del Plan contra las Drogas afirmó que: “el consumo va directamente ligado a la diversión, mientras que años atrás, la droga era excusa para huir de los problemas del mundo”. Es correcto reconocer que ha aumentado el consumo de drogas que están vinculadas al ocio, pero hay que puntualizar.
En el año 2000 un 10 % de jóvenes entre 15 y 18 años consumía éxtasis con frecuencia un 6,6 cocaína y un 22 % hachís (cannabis). El 29 % de jóvenes entre 15 y 29 años declaró que su objetivo principal al salir de marcha es drogarse y el 90 % toma alcohol habitualmente, que es una droga legal aceptada socialmente pero también muy peligrosa cuando se ingiere con exceso. Según el “Informe de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España 2007/08”, El cannabis continúa siendo la droga ilegal más consumida en España, concretamente un 27,3 % de su población, afirma haberla probado alguna vez. La experiencia del consumo de alcohol es casi universal en la sociedad español: el 88 % de la población de 15 a 64 años lo ha tomado alguna vez. La cocaína es claramente la segunda droga psicoactiva ilegal en cuanto a prevalencia de consumo en España; el 8 % de la población entre 15-64 años la ha probado alguna vez y un 4,3 % de la población de entre 15-64 años ha probado el éxtasis alguna vez.
La burguesía utiliza estas encuestas para escandalizar a la población sobre la supuesta pérdida de “valores”, que nos hacen dudar de si son los “valores” del antiguo régimen, de la represión, del nacional-catolicismo, de la ocultación y del “leñazo y tentetieso”, lo que están añorando. Esos argumentos que son repetidos hasta la saciedad son usados por las capas más reaccionarias de la propia burguesía para exigir “mano dura e intentan volver hacia las posiciones más reaccionarias del pasado negro”.
Pero si escarbamos un poco nos damos cuenta que esos piadosos señores de los capitales, con su moralina casposa, son los mismos que defienden en sus empresas los contratos basura, la especulación inmobiliaria con la que se han hecho de oro, o incluso apoyan golpes de estado a través de sus órganos de pensamiento como las FAES de Aznar, que descaradamente se posicionó a favor del reciente golpe en Hondura, para defender su Ley y su Orden, por encima de los derechos democráticos de los ciudadanos.
No quieren reconocer que en esta sociedad de los “valores capitalistas del libre mercado” la juventud no solamente es explotada en sus puestos de trabajo, sino que incluso se les despluma en sus horas de ocio, por mucho que hipócritamente nos vendan su modelo cultural basado en el individualismo, el esfuerzo y la competitividad. No les queda más remedio a la juventud, bajo este podrido sistema, que someterse a las reglas que los empresarios imponen a su ocio, o rebelarse y luchar. El ocio está montado por la búsqueda del máximo beneficio para los empresarios y tiene como objetivo el control ideológico de los jóvenes, por lo que es en sí un ocio destructivo, que lo tienen orientado a impedir el desarrollo de la actitud crítica que la juventud debiera tener más ampliamente desarrollada ante los problemas que plantea esta injusta sociedad.
Por otra parte, la literatura de la clase dominante se esfuerza en querer convencernos de que la policía y el Estado, son unos paladines de la lucha contra la droga, cuando en realidad, el Estado burgués capitalista, es cómplice de esta lacra y utilizan a menudo a las fuerzas de Seguridad para tapar a las grandes mafias que siguen creciendo en volumen de negocio, siendo la droga, la prostitución organizada, el juego ilegal y demás procedimientos ilegales la principal fuente de beneficios del actual capitalismo corrupto y decadente.
Todo ese impresionante negocio fraudulento mueve según estimaciones conservadores, entre el 30 y el 40 % de la economía sumergida del PIB. Algunos cálculos efectuados por estudios serios estiman que entre el 15 y el 20 % del comercio mundial es ilegal, por lo que resulta absolutamente imposible que un volumen de negocio de tal magnitud se haga a espaldas de la Banca Mundial y de los diversos gobiernos.
Ha sido la política imperialista la que ha empujado a cientos de miles de campesinos a cambiar la producción de alimentos por la producción de drogas, sobre todo, en América Latina, Afganistán o Marruecos, cuyo último país obtiene por la venta de hachís una cantidad de divisas similar a la de todas sus exportaciones agrícolas legales. También otras zonas conocidas, como Colombia o Perú, donde se han practicado políticas de ajuste salvaje controladas e impuestas por el propio Imperialismo, lo que llevó a una bajada brutal del precio de las materias primas, como el café y otros productos agrarios, que directamente, hundieron en la miseria a cientos de miles de familias campesinas, que desviaron su producción hacia la droga, con el conocimiento, consentimiento y beneplácito de las políticas gubernamentales apoyadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Banca Mundial(BM) a las órdenes de los intereses del Imperialismo.
No cabe la menor duda que los negocios legales e ilegales tienen una estrecha conexión, pues no hay capitalismo blanco y capitalismo negro como infantilmente nos quieren hacer creer los defensores del sistema, que ahora, ante su estrepitoso colapso, plantean “reformar el capitalismo”. La mafia invierte tanto en economía legal como sumergida y canalizan los recursos, que son privados, hacia la economía que más les convenga, saltándose las Leyes, corrompiendo gobiernos, pagando a secuaces, mercenarios, sicarios y lacayos para seguir ejerciendo el control por la fuerza y la violencia de banqueros y empresarios potentes, que a veces se confunden de entre ellos mismos, para proceder al blanqueo del dinero que procede de economías negras.
Es de una ingenuidad rayana con el infantilismo creer que la banca internacional no está implicada hasta las trancas en este negocio donde obtienen tan suculentos beneficios. Existe un informe de fuentes oficiales, donde se facilita la cifra aproximada del dinero negro, que ha sido blanqueado procedente de orígenes delictivos y corruptos, que fueron inyectados a las Cajas Fuertes de bancos en EEUU durante la década de los 90, que ascendía a más de 5,5 BILLONES DE DÓLARES.
La Banca estadounidense ha elaborado una gama de métodos de transferencias de fondos ilegales (Ver en Youtube el video “PROYECTO VENUS”) a la vez que toda la legislación contra el blanqueo de dinero ha sido sistemáticamente incumplida por un gobierno de EEUU tras otro. No son los gobiernos quienes dirigen la economía, es el Poder económico quien dirige a los gobiernos bajo el capitalismo. Queda meridianamente clara la complicidad de la Banca privada con el Estado a la hora de desarrollar este tipo de negocios ilícitos, porque en última instancia, todo Estado burgués son grupos de hombres armados y pagados que tienen como misión la defensa de la propiedad privada.
Otro de los escándalos mayúsculos son los paraísos fiscales, tolerados, amparados y permitidos por la mayoría de los Estados, donde en momentos de crisis, se atesoran billones de divisas, oro, plata, diamantes y valores incalculables, que son apartados de la circulación con el ejercicio de la Huelga de Capitales ante el pánico que sufre la burguesía, agravando la situación de la crisis y descargándola sobre los más pobres. Esas cuentas están destinadas exclusivamente a clientes inmensamente ricos a los que se les garantiza la más absoluta confidencialidad y secreto bancario, sin cuestionarles la procedencia de los recursos, que en la mayoría de los casos están manchados de sangre humana.
Pero no hay que mirar solamente al capitalismo internacional para comprobar esos enormes fraudes, pues en el Estado español aparecen un día si y otro también ese blanqueo de capitales que están detrás de numerosos proyectos inmobiliarios y comerciales, como los casos “Malayas”, lo de Benidorm, lo de Valencia, con la cortina de los trajes, lo de Murcia, lo de Madrid, con la pantomima del Espionaje, etc.
Las compras, fusiones, participaciones accionariales de sociedades privadas y estatales por parte de las mafias, a través de maniobras de privatizaciones, bien legales o encubiertas, está aceptado por la comunidad financiera internacional como algo normal. Esto queda demostrado con el empeño constante al negarse todo gobierno a levantar el “secreto bancario”, tras cuya cortina se esconde lo más podrido y escandaloso de las finanzas. Hipócritamente se escudan en el temor a las repercusiones desestabilizadoras que puede tener en el funcionamiento del sistema bancario mundial una medida de esa índole, pero cuando recientemente se hundió el sistema financiero, no dudaron en tomar medidas de apoyo, salvamento y reflotamiento de esos banqueros corruptos, que a escala mundial se llevan tragado ya entre 6 y 10 billones de dólares según quién haga los cálculos.
La vinculación de una parte del aparato del estado con esas redes mafiosas no es algo nuevo. De vez en cuando salta la noticia de algunos agentes de la autoridad que son descubiertos colaborando o ejerciendo de traficantes, lo que expresa una profunda implicación de ciertos elementos corruptores, que siempre quedan impunes, cayendo por regla general los que se tragan “el marrón” como se dice en su propio argot, para que los Jefes sigan quedando limpios.
En ocasiones, cuando los escándalos son ya superlativos, se aprueban Leyes tapaderas, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia, que al final se demuestran una falacia, pues es como querer curar el cáncer con aspirinas y lo que es peor, esas Leyes represivas, pueden ser utilizadas de forma perversa, por algunos jueces reaccionarios, contra los derechos democráticos de los trabajadores y sus organizaciones en sus luchas reivindicativas, en vez de contra los responsables mafiosos, cuando se producen huelgas, encierros o manifestaciones obreras, como por ejemplo, la reciente lucha de los trabajadores del Hotel Los Monteros en Marbella, que llevan cerca de nueve meses de encierro sin cobrar sus salarios, porque el patrón los ha dejado tirado y no cumple la legislación vigente, pero si los trabajadores se movilizan y protestan más allá de donde el sistema les permite, son represaliados violentamente por las fuerzas de Seguridad, que son mandadas militarmente y que casi siempre se ponen de parte de la Patronal.
Hay que recordar los sucesos de actuaciones irregulares de la justicia burguesa, en casos concretos, como cuando en 1994 se le dio la libertad a reconocidos narcotraficantes como los del Caso Nécora, o la absolución de los implicados en el caso Clan Peque en 1997, que estaban acusados de introducir cocaína procedente de Cali a través de las costas gallegas y mientras que ocurren estos casos inexplicables para el honrado ciudadano, la justicia se ensaña a veces con penas desorbitadas contra los toxicómanos desesperados, que no tienen recursos ni para pagar a su abogado, y a los que su situación en la cárcel ya les hace sufrir de una situación de condena desastrosa.
Este es el reflejo claro del carácter clasista de la justicia burguesa que se ve con cierta indignación creciente por parte de la ciudadanía, sobre todo por la clase trabajadora y los sectores menos favorecidos de la sociedad. Encuestas recientes han demostrado que entre un 55 y un 65 % de los españoles creen que los drogadictos que son condenados a prisión deberían ser tratados en centros hospitalarios adecuados pues es una enfermedad impuesta por esta injusta sociedad capitalista. A su vez, la inmensa mayoría, más del 85 %, considera que deberían elevarse las penas contra los traficantes incluso introduciendo la incautación automática de los bienes de los narcos y mafiosos. Pero esas aspiraciones de la ciudadanía chocan frontalmente contra la realidad de los intereses de los capitales.
Otros de los problemas añadidos que se presentan según declaran la mayoría de los jueces son las dificultades materiales que aparecen cuando se quiere aplicar planes alternativos a la prisión. La falta de espacios alternativos adecuados para la aplicación de cuidados y recursos para tratamientos a esos toxicómanos empujan a la masificación carcelaria, que agravan casi siempre su situación personal, porque las cárceles son también la Universidad de la delincuencia y el tráfico de drogas entre los internos es, una situación casi normal, inconcebiblemente. Un alto porcentaje de toxicómanos sufren graves problemas mentales, pero su tratamiento no es acorde con su situación en la mayoría de los casos, siendo un peligro añadido para el resto de la sociedad. Como hemos visto, la situación bajo el estado burgués es la de no mirar al fondo de la cuestión, por lo que no se resuelve nada, solamente se ceba en las víctimas de la droga mientras mira para otro lado sin atacar seriamente a sus responsables, los capos de las mafias y sus encubridores.
Ante un debate de esta envergadura, a renglón seguido de este breve análisis, debemos plantear algunas de las soluciones políticas que se requerirían para empezar una lucha efectiva, pues está en el ambiente su legalización o no, las narcosalas, la ampliación de ambulatorios y hospitales, y algunas alternativas más, pero mientras asistimos a la escandalosa falta de medios públicos para la atención al drogadicto y a los enfermos en general, cuya responsabilidad máxima recae sobre nuestro Gobierno apoyado por el PSOE, cada vez más amplios sectores del PP tratan de pasar por progresistas e intentan utilizar la cuestión para pescar en río revuelto. Podemos recordar el caso del alcalde de Madrid, ( Señor Gallardón ) que cuando era presidente de la Comunidad, que hizo anuncios a bombo y platillos de la puesta en marcha de la novedosa “narcosala”, explicando que así los heroinómanos tendrían un sitio adecuado donde pincharse. Esto es de un cinismo totalmente inaceptable al querer presentar esta alternativa como algo progresista. Efectivamente lo que ocurre es que ahora el toxicómano puede quizás poder pincharse en condiciones más dignas, en caso de que se hubiese generalizado, incluso si fuese posible darle atención médica a todos, que es casi imposible con los recursos actuales disponibles, pero se siguen muriendo igual aunque fuese más lentamente y más cómodo, van a seguir consumiendo droga suministrada por sus mismos camellos a la vez que continúan viviendo en situaciones de degradación marginal.
La cruel realidad de la hipocresía burguesa esconde una “filosofía” nada ética, pues esas medidas de Caridad, (en vez de aplicar medidas de Justicia), lo que tratan es de intentar lavar la cara al problema para que no se vea en público su cara más horrorosa ya que consideran al drogadicto como un estorbo y no como un enfermo, un subproducto del capitalismo, como lo que realmente es producido por el propio sistema que los burgueses defienden a capa y espada.
Algunos de esos defensores del progresismo siguen planteando inversiones en narcosalas y otras alternativas dentro del sistema burgués que no pueden dar soluciones eficaces al problema, porque la situación de los centros de desintoxicación sigue siendo precaria. En realidad, lo que un drogadicto necesita no es un sitio para pincharse, sino planes serios cubiertos por la Sanidad Pública, para darle un tratamiento como un enfermo que es, a la vez que se le proponga una salida social adecuada, ofreciendo un puesto de trabajo digno y bien remunerado.
Por la escasez de medios públicos muchos enfermos drogadictos tienen que recurrir a centros privados, que son carísimos y arruinan materialmente a la familia. Además, estos centros privados mantienen en su ideario un carácter religioso, que a cambio de sacarlos de la droga, a veces le ofrecen la “gloria” de una secta profundizando la alienación mental y cayendo en el fundamentalismo religioso lo que se traduce en convertir al drogadicto en mano de obra esclavizada que produce solamente por la comida y poco más.
Un cierto sector de la sociedad está apostando en el debate por la alternativa de la legalización de las drogas. Por desgracia, estas tesis “liberales” están siendo asumidas incluso por sectores de nuestro partido. El fracaso de los métodos represivos, por supuesto, ha dejado demostrado que no es la solución, pero a su vez, la alternativa de la legalización es hartamente discutible también. Se dan argumentos de que descendería la delincuencia que la drogadicción acarrea, que sería una droga más sana en su composición y por tanto haría menos daño, a la vez que, desde sectores que se reclaman del progresismo, se argumenta el sacrosanto derecho a la “libertad individual”, con el mantra de que “como soy libre hago lo que me da la gana con mi cuerpo”, pero ninguna de estas argumentaciones van al fondo de la cuestión ni lo consideran como verdaderamente es un problema social y no solamente individual.
A algunos les da miedo preguntarse las causas que empujan a la gente a desconectarse de esta realidad en la que viven. La argumentación de la libertad individual no tiene gran consistencia, pues se sabe que el entorno en que vivimos nos condiciona en gran manera nuestros comportamientos personales. Está reconocido por sociólogos, psicólogos y otro personal especializado que el paro, la explotación, la marginación y demás lacras del sistema capitalista empujan a muchos jóvenes hacia el mundo de las drogas con la intención de evadirse. No podemos decir que un joven trabajador que se ve obligado a aceptar un empleo basura, o hacer horas extras mal pagadas o algunas sin cobrarlas, es plenamente “libre” para decir si acepta o no esas condiciones. Vienen dadas por la patronal y su sistema y, o bien las tomas o mantienes tu “libertad” alimentándote del aire.
También consideramos verdaderamente una Utopía decir que con la legalización se permitiría una mejor atención sanitaria, porque la propia burguesía hace planteamientos claros de la necesidad de reducir los gastos sociales y aboga por la Privatización de la Sanidad, como la están fomentando en Madrid y en otras zonas donde gobierna el PP, por lo que es totalmente falso cuando indican que dedicarían más gastos para sanar a los drogadictos, porque, como dijimos antes, lo que pretenden y les importa es que esos drogadictos no les manchen su “estética social”.
Trasladar a la sociedad la idea de que la solución de la legalización es la solución al problema es totalmente falsa, pues las mafias introducirían nuevas drogas en el mercado, a un coste inferior, incluso haciendo la competencia al Estado, en caso de que las drogas legales se vendiesen en Farmacias. Bajo el capitalismo, la droga es una mercancía más y las mafias del narcotráfico eso lo saben muy bien porque obtienen fabulosos beneficios, por lo que con su legalización de ese comercio, esos personajes mafiosos lavarían su cara y se convertirían en “honrados empresarios” pero esa cuestión legal no acabaría con las muertes prematuras de los drogadictos sino, que agravaría el problema.
Concretando, la legalización no acabaría con el problema, pero sí permitiría incrementar sanamente las cuentas de resultados de esas multinacionales del crimen a la vez que ampliaría el consumo legal de las drogas en las que invertirían su porcentaje legal en propaganda, a través de la Prensa, Radio y TV, como si estuviesen ofreciendo turrones por Navidad. Esa seria una fórmula aún mejor para los capitalistas que favorecería el control embrutecedor y degradante del ocio juvenil y empujaría más rápidamente a la clase trabajadora hacia el agujero negro de la sumisión, la explotación y la opresión.
Querer explicar, como plantean los partidarios de la liberalización de la droga, el aumento del consumo de coca y demás estupefacientes por las políticas prohibicionistas es falso de P a Pa. Consideremos el alcohol que es legal y está tolerado socialmente y eso no evita ni erradica la problemática del alcoholismo. Esta es también una droga destructiva aunque sus efectos perniciosos son más lentos, aunque vemos cómo la edad de consumo desciende cada vez a edades más tempranas, arropados por la famosa moda de El Botellón cuya práctica se ha generalizado ya a casi todas las ciudades.
Un dato, casi el 70 % de los cerca de 800 muertos en España por sobredosis en el año 2008 fueron debidos a la cocaína. Examinadas estas cifras está claro que ninguna persona medianamente informada pueda argumentar que la droga no mata y lo lógico es que si se legaliza y se abarata, aumentará el consumo y matará mucho más.
Resumiendo, ni la represión, ni la legalización, bajo el sistema capitalista son alternativas válidas para acabar con la problemática que el consumo de Drogas acarrea. Es preciso pues, defender nuestras reivindicaciones desde un punto de vista de clase, socialista, para lo que es necesario plantear un verdadero programa socialista, global y planificado científicamente, que contemple como eje fundamental el bienestar y la salud de toda la sociedad en su conjunto, siendo lo prioritario el defender un puesto de trabajo digno y bien remunerado, vivienda asequible, sanidad adecuada, mejoras sociales además de un ocio alternativo para la juventud, pero comprendemos y explicamos que mientras que exista el capitalismo habrá jóvenes que se verán empujados a esta pesadilla, pero debemos seguir luchando por algunas medidas concretas dentro del margen que nos da el actual modelo, como pueden ser, pedirle a nuestro gobierno que contemple llevar a cabo por Decreto Ley lo siguiente:
1) La expropiación de todos los bienes y fortunas de los narcotraficantes a la vez que se planifica la inversión estatal de esos recursos en programas de rehabilitación, bajo control social de las organizaciones sindicales, de vecinos y de los familiares de los afectados.
2) Decretar de urgencia la nacionalización de los bancos que estén implicados en el blanqueo de dinero eliminando a su vez el secreto bancario y atacar fuertemente los refugios en paraísos fiscales.
3) Expropiación de todos los negocios privados de atención al toxicómano e incorporarlos a la red de la Sanidad Pública, aumentando sus presupuestos hasta un 20 % del PIB, para fortalecer la sanidad pública y gratuita que cubra toda la demanda asistencial incluida la de los toxicómanos como enfermos que son.
4) Encaminados a la rehabilitación, prestar una atención especial fuera de la cárcel a los toxicómanos condenados por delitos de tráfico o consumo, a la vez que se creen comisiones de control para luchar contra la droga, la especulación, la corrupción y los despilfarros, en todos los barrios afectados, que estén compuestos por las asociaciones de vecinos, familiares afectados y organizaciones obreras.
5) Poner en marcha de forma urgente Planes de Prevención serios en los colegios, institutos y universidades, para explicar las causas, efectos, quienes se benefician, quienes se perjudican, con este problema de la droga, que vayan más allá de las simplistas campañas interesadas de la burguesía que encubren el problema porque se limitan a recomendar un “uso responsable del consumo de la droga”.
6) A su vez, es preciso dar una alternativa de ocio creativo para la infancia, la adolescencia, la juventud y la clase trabajadora, con el fomento de la lectura, bibliotecas públicas, casas de la juventud, cine forum, centros culturales en cada barrio, que sean autogestionados por la población con recursos públicos, con aperturas nocturnas, donde los jóvenes puedan desarrollar actividades que fomenten la creatividad, sin trabas burocráticas ni censuras opresivas.
7) Fomentar por los Ayuntamientos, la Junta de Andalucía y el Gobierno Central, la apertura de locales gratuitos para las organizaciones democráticas de la juventud, poniendo el deporte democráticamente al servicio de la ciudadanía, acabando con las subvenciones por arriba a las grandes empresas que expolian los recursos, agilizando y potenciando la construcción de polideportivos en cada barrio, canchas deportivas, piscinas públicas y gratuitas, así como las iniciativas que en cada barrio vayan surgiendo a requerimiento de las organizaciones de base que es donde en teoría descansa la soberanía popular, que está siendo usurpada por los poderes proclives al lucro privado.
Promover la movilizando de la población para luchar democráticamente por estas siete medidas, a la vez que se enlazan con la defensa de un verdadero programa socialista en la línea como el que nuestra corriente plante, para poner la economía al servicio democrático del ser humano y no como está sometida ahora al lucro privado de la minoría que ejerce firmemente la Dictadura de los capitales impidiendo el bienestar de la ciudadanía. Esta será la mejor manera de luchar contra la problemática de la droga y de sus consecuencias.
Bajo el capitalismo agónico y en la actual situación de colapso del “libre mercado”, no hay salida ni para ese problema que hemos analizado ni para la gran cantidad de problemas sociales que el sistema produce, por lo que es preciso explicar que solamente luchando decididamente por un programa que nos haga avanzar hacia el socialismo podremos ir dando las soluciones válidas que la ciudadanía nos demanda.
Ello requiere contemplar, como venimos proponiendo y defendiendo desde Izquierda Socialista-PSOE, la socialización de los recursos básicos y fundamentales, entre ellos, la constitución de una Banca Pública Estatal Única, como explicamos en la Revista que acabamos de editar,(*) para poner esos recursos productivos bajo control de los trabajadores, y luchemos contra la corrupción y los despilfarros. De esa forma se podría planificar de manera científica y democráticamente la producción poniendo a todos a trabajar en una economía Socialista al servicio de la sociedad, comenzando de una vez el cumplimiento de la aspiración del programa inicial del PSOE que es "la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su declaración y conversión en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes", como defendían Pablo Iglesias y los fundadores del PSOE y UGT.”
AREA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.
Málaga, 21 de Agosto de 2009.
(*) Esta Revista está disponible para todos los afiliados y simpatizantes que nos la solicite. Escribe a:
Is-psoe.malaga@terra.es
http://izquierdasocialistamalaga.blogspot.com
26 de agosto de 2009
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Los mercados y rutas de las drogas han existido siempre pero que casualidad que nunca se caza a quien está arriba o son los verdaderos responsables. porque los responsables se están forrando con este trafico, se utilizan estructuras y gobiernos para realizar este tipo de corrupción. El trafico de drogas esta protegido por algunos de los personajes mas importantes de las familias reales, la oligarquía, la plutocracia y controlan todo aunque sea a través de intermediarios.
ResponderEliminarVideo basado el el libro de Daniel Estulin
http://www.youtube.com/watch?v=UYCALQd2EFc
Los secretos del Club Bilderberg
En Septiembre de 2004 el periodista Daniel Estulin publicó un reportaje en el que explicaba "la adhesión de la Reina Sofia al Club Bilderberg, Club que preconiza: imponer un único mercado globalizado con una sociedad controlada y manipulada por sociedades secretas".
Los españoles más destacados que han pasado o pasan por el club, además de la Reina Sofía son:
Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, presidenta de la Comunidad de Madrid; Jaime Carvajal y Urquijo, financiero, amigo de juventud del Rey Juan Carlos, miembro de la Trilateral; Juan Luís Cebrián, consejero delegado de PRISA; Guillermo de la Dehesa, presidente del Instituto de Empresa; Javier Solana, responsable de la política exterior de la Unión Europea; Rodrigo Rato, director gerente del FMI; Juan Yañez Barnuevo, ex embajador de España ante las Naciones Unidas; Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander Central Hispano; Pedro Solbes Mira, ex miembro de la Trilateral y actual Ministro de Economía; Joaquín Almunia Amann, ex Secretario General PSOE; Bernardino León, actual secretario de asuntos exteriores, dependiente del Ministerio de Economía.
Otros son Jordi Puyol, Manuel Fraga, Aznar, Narcis Serra.
http://terranoticias.terra.es/articulo/no_tienen_escrupulos_hora_matar_1160518.htm
Esta es la información que necesita la gente para poder defenderse, porque antes de defenderse tienen que saber cual es el enemigo, común.
saludos, y muchas gracias por tu rápida respuesta.
Izquierda Socialista de Jerez propone el debate de legalizar el consumo y venta de drogas como fórmula anticrisis
ResponderEliminar17 Agosto 2009 de iscadiz
A comienzos de agosto, la prensa local se hacia cargo de la detención en Jerez de una banda de mafiosos por un grupo especializado de la UDYCO, y hasta se sospechó de cierta condescendencia por parte de determinados elementos de las fuerzas de seguridad local y nacional.
Al margen de cual fuera el resultado de la aprehensión, la noticia dejaba a las claras la dificultad que entraña la eficaz tutela del ciudadano por parte del Estado para el real cumplimiento de las premisas de legalidad que en estos momentos se da la sociedad en materia de tráfico, y uso de drogas.
No hace demasiados meses, un grupo de individuos vinculados oficialmente al gremio hostelero, era igualmente detenido por la policía al detentar cantidades de droga cuya “adquisición” a los traficantes se había producido, no ya por compra, sino, se mantiene por la investigación, haciéndose pasar por fuerzas de seguridad,”vuelco”, lo que plantea, a su vez, algún supuesto de conocimiento de las prácticas propias de los cuerpos de seguridad, de sus fórmulas, hábitos y conocimientos restringidos y confidenciales.
Estos días, la asociación Nexos se felicitaba por los exitos de la llamada operación “Corralito”, al tiempo que la policía daba cuenta de ciertas redes de menudeo radicadas en barrios azotados por el paro y la marginación: Será, en unos años, población que cotice a la Seguridad Social desde las cárceles.
Entretanto se dan estas circunstancias y sospechas -extendidas no sólo entre el vulgo, sino incluso entre investigadores de la UDYCO- las mafias crecen en su capacidades económicas y de influencia, y aumenta el volumen de dinero negro, cuyo blanqueo, provoca, a su vez, nuevos episodios de fraudes que, en su evolución exponencial, terminan por extenderse, en mayor o menor medida a todas las escalas sociales, hasta mancharnos a todos.
Visto así, la mafia se constituye en el Estado “statu quo”, que vive y fagocita al verdadero Estado, aquel del que los ciudadanos creen formar parte y otorgarse en él sus leyes y normas.
Que las drogas son difíciles de erradicar lo demuestra el sólo hecho de que jamás ha existido sociedad alguna que haya logrado vivir al margen de ellas. Determinadas sociedades han usado de ellas para sus ceremoniales, para sus fiestas y para sus duelos. Según culturas hay drogas aceptadas y plausibles y drogas execrables y cuyo sólo uso provoca exclusión de la sociedad. Y, ésto, según sea la sociedad donde se usan las drogas. Nunca se logró excluir a ninguna sociedad de la droga y es dudoso -o una certeza- que jamás se logrará.
Ante esta perspectiva cabría plantearse la opción a contraria y, lejos de perseguir a la mafias, olvidándose de aprehensiones que no llegan a una ínfima parte de las entradas en cada país -las suficientes para “despistar” al, supongamos, honrado represor-, y negando la posibilidad de seguir haciendo crecer la población penitenciaria -somos el país con mayor población entre rejas de toda Europa y la mayor parte lo es por tenencia o pequeño tráfico- tomar la decisión de que sea el propio Estado quién se encargue del gran negocio de la droga..../...
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no creo que la droga sea culpa del estado, mejor pienso, que desde todos los tiempos ha existido algun tipo de droga para que la gente no piense y se convierta en esclavos de la droga y el sistema, que al caso es lo mismo,ya que el capitalismo crea esclavos por la necesidad y te venden (como si fuese el paraiso) sus dependencias para atraparte y hundirte.pues lo mismo pasa con la droga.
ResponderEliminarla unica opcion posible, es la educacion y concienciacion de toda la sociedad en un proyecto comun, donde la base principal sea la persona y no el enfermo.
si a la libertada y no al capìtalismo de la droga