Todos los partidos
están en crisis, arrastrados por la recesión del sistema capitalista que
sufrimos desde 2007/8 cuando la burbuja financiera hizo colapsar al modelo
liberal burgués. El PP también está en
crisis, al igual que I.U., Podemos, todos sufren una crisis perpetua, pero el
PSOE está en una situación crítica. El
derrocamiento de Pedro Sánchez fue una exigencia de la clase dominante
orquestada a través del “comando dimisionario”, cuyos actores intelectuales no
eran solo los agentes de la burguesía, sino que contaron con el beneplácito y
la colaboración de las llamadas “baronías”, pero que no calcularon bien la
inmediata negativa del exSecretario General, lo que está suponiendo una
rebelión de la militancia de base.
Los roces y las
discrepancias entre el nuevo sector liberal del PSOE, encabezado ahora por la
Gestora y sus representantes y la corriente socialdemócrata defenestrada por el
golpe burocrático, se venían incubando desde hacía meses, como basta recordar
algunas frases, a falta de confirmación, que indicaban la interinidad que se le
reclamaba al candidato electo en las últimas primarias, con aquello de: “este
es un inútil, pero hasta dentro de un
par de años nos será útil”.
La prensa burguesa
libró una campaña atroz y virulenta de desprestigio descarado contra Pedro
Sánchez, incluso utilizando no solo ataques y argumentos políticos, sino
descalificaciones personales graves. Esa campaña orquestada provocó una oleada
de comentarios en las redes sociales de todo signo. Luego, acusaciones mutuas
de ambos sectores enfrentados existen sobre la utilización de dos “Red de Bots”
financiadas “presuntamente” de un grupo contra otro y viceversa, creando una
amarga polémica mantenida y alimentada por muchos militantes.
La gestora creada y sus
partidarios, parece ser que han quedado un poco confundidos e interpretaron la
campaña como una manifestación del pecado original de la política “populista”.
Decían que Unidos Podemos, que también muestran su crisis, entre el sector más
duro de Pablo Iglesias y el más conciliador de Íñigo Errejón, trataban de capitalizar la situación de
descomposición y enfrentamiento entre los socialdemócratas y liberales, acusando a sus líderes de intentar destruir al
PSOE y absorber a sus bases y votantes, como si ignorasen que eso es parte del
juego político pero no es nada fácil. Cierto que esa formación ha cometido muchos
errores y está igualmente en crisis, pero no es correcto echarle toda la culpa a
los demás de nuestros propias carencias.
Existen conflictos reales, pero no solo personales
como pretenden hacernos creer algunos analistas y tertulianos afines a la clase
dominante. La presunta disputa por la
Secretaría General, que es lo mismo que por la Presidencia del Gobierno del
Estado entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, o cualquier otro candidato que surja,
puede agravar la situación. Por supuesto que existe una profunda controversia,
pero es también eminentemente política. Contemplemos al sector nuevo surgido a
la superficie, que ocupa ahora el ala derecha del PSOE y ha girado hacia
posiciones más liberales, acercándose claramente con su abstención y moderados
comportamientos, a posiciones de centro-derecha. El otro sector, los llamados
socialdemócratas de izquierdas, junto a los “socialistas y punto” (muchos de
ellos provienen de la antigua “corriente guerrista” nunca declarada
estatutariamente), se han acercado a las tesis que defiende la corriente
Izquierda Socialista, pero no han decidido pedir claramente la adhesión a este último sector, porque ven un
inconveniente para sus posiciones y repudian el
“germen socialista y marxista”, o
“largocaballerista” como dicen algunos, que contiene en su interior, que podría
contagiar a las bases del socialismo y del sindicalismo, en un momento dado, experimentando un empuje
importante en el frente obrero que lucha por el Cambio.
El despertar de las
masas a la lucha sindical, que podría darse en los próximos meses, como están
anunciando los sindicatos UGT, CCOO, CGT, SAT, S.E. y otros colectivos, podrían producir con las luchas
sociales un incremento de la politización, dado que las fases clásicas
del desarrollo de los procesos sociales, como polarización y radicalización,
se han venido produciendo ya durante los últimos cinco años, cuyo inicio
visible podemos concretarlo a partir del
15-M, como explosión de esos procesos que se venían fraguando con anterioridad.
La clase burguesa
española se encuentra en una difícil coyuntura, quizás la más complicada desde
la transición. Aquella idea de la burguesía, de una izquierda derrotada y
paralizada al conseguir el PP la mayoría absoluta en 2011, está dialécticamente
mutando en su contrario, al encontrarse la burguesía con una minoría
Parlamentaria que no sabe cómo va a gestionar para sacar adelante sus
intereses. Estos últimos cinco años de
Gobierno PP, han servido para que la lucha entre las clases acelere la toma de
conciencia de masas, debido a la ofensiva brutal de recortes y austeridad de la
derecha gobernante y la patronal contra el movimiento obrero y los sectores más
empobrecidos. Algunos sectores alientan la necesidad de organizarse, empezando
por los jóvenes que a través de las luchas del Sindicato de Estudiantes que han conseguido un enorme triunfo al derribar
la reaccionaria Ley Wert con las Huelgas Generales de la Enseñanza, eliminando las reválidas franquistas y comienzan
a avanzar como no lo habían hecho en las
tres últimas décadas, marcando el camino y demostrando que la lucha sirve. Los
dirigentes de los sindicatos de clase deben tomar nota y prepararse para lanzar
una ofensiva que recupere las condiciones laborales y derechos perdidos.
El régimen del 78 sufre
un fuerte deterioro por la crisis, la
corrupción y las mentiras y está sumido en una situación de difícil salida. Incluso algunos estrategas de la burguesía
están reclamando reformas positivas y aumentos salariales para que cambie algo
el nivel de desigualdad atroz al que nos ha arrastrado la política de la Troika aplicada por Rajoy y
para abortar las previsibles convulsiones sociales que se podrían dar. El incremento de un 8 % del salario mínimo es
significativo de la debilidad del PP que empieza a ceder. La crisis de la derecha es también muy severa;
hay divisiones internas en el PP y sus asesores no se ponen de acuerdo sobre
cómo afrontar el grave problema de las tramas corruptas. Están atrapados entre
los problemas sociales y del conflicto territorial, agudizado por la falta de
diálogo y perspectiva de la burguesía. Un
sector del PP más joven está apostando por un discurso duro contra los
dirigentes investigados y señalados en el lodazal de la corrupción cuyo número
se cuentan por centenares. Otro sector más veterano, incluso más reaccionaria
si cabe, no les hace ascos el intentar recuperar incluso al amortizado y
caduco exPresidente Aznar, que tiene todavía una cierta influencia con el
sector más extremista y los residuos del franquismo. Pero la disputa por el
control del PP entre Aguirre y Cifuentes, ultraliberales declaradas, y las otras dos opciones de la cuerda de
Rajoy, Cospedal y Sáenz de Santamaría será muy dura.
Esa división
irreconciliable podría ser la tumba de Rajoy cuando salga a la superficie,
quizás en el Congreso ya convocado o meses después, cuando se convoquen las
próximas elecciones, porque la lucha por los sillones será terrible. Esa situación junto con la falta de una
mayoría parlamentaria para poder cumplir los compromisos con la Troika, auguran
un hundimiento del PP más temprano o más tarde, aunque cueste creerlo, porque
el capitalismo no tiene salida; ese fue
el motivo por el cual, los sectores financieros representados por el
IBEX35, apoyaran con recursos y a través de sus potentes medios
de comunicación la formación de C’s, como “un podemos de derechas”, como dijo
algún vocero, pero les está dando poca rentabilidad el esfuerzo inversor
realizado, por ahora.
Nuestra corriente
Izquierda Socialista seguiremos la batalla por ganarnos el derecho a ser
reconocidos como parte del movimiento de la clase trabajadora y debemos
insistir en seguir defendiendo un programa socialista auténtico y una
democracia plena, pero eso no es suficiente. Necesitamos crecer, arreciar la
lucha por ganar a los sectores más avanzados de los trabajadores y para
lograrlo, es preciso educarnos y formarnos más y mejor como militantes
socialistas, aprendiendo y desarrollando la filosofía del materialismo
dialéctico propia de la clase trabajadora. Los torrentes de luchas que están por llegar,
con sus dificultades, sus alzas y sus bajas, empujarán a la juventud y a la
clase trabajadora hacia la búsqueda y defensa de los ideales, los métodos, la
táctica y la estrategia global que nuestra corriente ha venido defendiendo
durante años y que necesitamos para la
transformación socialista de la sociedad y poder empezar a construir un” Estado
Socialista y Federal”(*) que es la alternativa para superar a este caduco
modelo capitalista, corrupto e inviable.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA
MÁLAGA-PSOE-A
(*) La persona que
quiera recibir el documento a debate que estamos presentando, puede
pedirlo gratuitamente al correo de
abajo, poniendo en asunto las palabras:”Por un Estado Socialista y Federal”.
ispsoeandalucia.malaga"gmail.com
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