En este caduco
sistema capitalista, la mujer trabajadora sigue siendo el sector más explotado
por los empresarios, fomentando y amparándose en los prejuicios sociales para
aprovecharse de mano de obra barata y bien cualificada en la actualidad. Como cada año desde 1911, el día 8 de Marzo, se
conmemora la lucha de la mujer trabajadora reivindicando la igualdad, pero los datos sobre la
situación que sufre este sector de población, es cada año peor y expresan por
sí solos el incremento de la desigualdad, cerrando la boca a todas aquellas y
aquellos que defienden que la discriminación de la mujer es música del pasado.
Ha habido algunos avances “legales sobre el papel”, pero la tozuda realidad
camina en sentido inverso.
Un informe de
la Organización Internacional del Trabajo señala que las mujeres españolas
cobran un 17 % menos que los hombres y que las trabajadoras con hijos cobran un
5 % menos que las que no los tienen. “La
brecha salarial entre hombres y mujeres tardará aún 71 años en desaparecer”, si no se cambia el actual modelo
capitalista. La brecha es general pues
los sectores de empleos más feminizados están peor remunerados que los
otros.(…) “La sociedad penaliza la maternidad”, señala el informe de la OIT. El
año 2014 acabó con 51 mujeres asesinadas por violencia de género dejando 40
niños huérfanos, cuando hemos dicho siempre que una sola víctima de violencia
machista es ya demasiado e inadmisible, como
también la discriminación salarial y otras que sigue sufriendo la mujer, que
rechazamos de plano desde las organizaciones de izquierdas. ¿Quiénes son los responsables del
agravamiento de la situación de la mujer, la juventud y la clase trabajadora en
su conjunto?
Profundizando
en la historia y siguiendo un estudio presentado por el Colectivo Clara Zetkin
(1), que plantea un análisis en líneas de clase, podemos conocer que “los inicios (de esta conmemoración) son los
hechos que tuvieron lugar en esa fecha,
cuando 146 mujeres murieron en la
fábrica textil Cotton de Nueva York, en un incendio provocado por la Patronal,
ante la negativa a abandonar un encierro de protesta por los bajos salarios y
las infames condiciones de trabajo que padecían.
“El sistema
capitalista venía desarrollándose sobre la base de una explotación feroz de la
clase trabajadora y en particular, de una de sus capas más oprimidas,
reprimidas y vejadas: La mujer trabajadora. A escala mundial, los niños y las mujeres, eran sometidas
a todo tipo de trabajos en las condiciones más humillantes posibles, (y en
cierta medida continúa) aunque en la actualidad nos quieran hacer creer que se
respetan los Derechos Humanos, cuestión que queda en entredicho ante tanta
hipocresía.
“Consideramos
igualmente cierto que es el capitalismo y ningún otro sistema social de clase anterior, el que ha proletarizado e incorporado a la
mujer a la producción social,
explotándola como obrera y como mujer.
Con la introducción de la mano de
obra femenina en las fábricas, el capitalismo viene desarrollando y
fortaleciendo a su propio sepulturero: La clase obrera.
“La mujer
trabajadora, bajo el sistema capitalista, vive una doble explotación, pues es
la esclava del esclavo. Por un lado sufre la explotación derivada de su
posición en el sistema de producción, con salarios en torno a un 30 % más bajos
que el varón y a la vez sufre la violencia de género brutal y degradante contra
la que es preciso seguir rebelándose.
“En su obra
“El Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, Federico Engels nos cuenta cómo el origen de la opresión de la mujer se
debe a una cuestión material. “"Según la teoría materialista, el factor
decisivo en la historia es, a final de cuentas, la producción y reproducción de
la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción es de dos clases. De una parte, la producción de los medios de
existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los
instrumentos que para producir esto se necesitan, de otra parte, la producción
del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en el que
viven los hombres en una época o en un país dados está condicionado por estas
dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la
familia de la otra".
“Igualmente Engels explica en ese mismo libro, cómo la sujeción de la mujer a la economía doméstica determinó las bases de la opresión de género: "El primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el antagonismo del hombre y la mujer con la monogamia, la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino". La primera expresión de la sociedad de clases fue la gestación de la opresión femenina.
“En ese
estudio quedó demostrado que la opresión
de la mujer tiene su origen en la sociedad de clases y por lo tanto la lucha
contra la opresión de la mujer es también parte de la lucha de la clase obrera
contra la opresión capitalista. La opresión de la mujer no es un problema de
género en abstracto.
“De hecho, la
mujer burguesa, sobre todo, cuando se convierte en una Empresaria, está interesada en mantener a la mujer
proletaria en sus condiciones de opresión, tanto económica como en el seno de
la familia. La opresión de género es parte del engranaje de la opresión de
clase. En los momentos decisivos y por lo general, cada mujer, como cada
hombre, se posiciona ante los problemas sociales en función de los intereses de
la clase a la que pertenece.
“En el proceso histórico, sobre todo en momentos de agitaciones sociales, luchas y protestas, el papel de la mujer es crucial y a veces se pone a la vanguardia de la lucha. Ante las necesidades de desarrollo del capitalismo, se produce la incorporación de la mujer al trabajo. Su nueva posición en los medios de producción sienta las bases de la emancipación de la mujer. La mujer toma conciencia de la doble opresión a la que está sometida, por una parte la opresión capitalista en su puesto de trabajo asalariado y la explotación dentro de su hogar; ya que la incorporación al trabajo no la exime de sus responsabilidades domésticas.
“En lo que respecta a la opresión capitalista en la fábrica, en el taller, y en los demás puestos como asalariada, la mujer es consciente también de cómo sus condiciones laborales son peores que las de sus compañeros masculinos. Las mujeres toman conciencia de que son la capa más reprimida de la clase trabajadora. El papel que juega la mujer en la vanguardia de las rebeliones, levantamientos y procesos revolucionarios es notorio, situándose a la cabeza de las luchas por las reivindicaciones de la clase trabajadora, en numerosos ejemplos históricos. (…)
“Cuenta la
historia que “las obreras de algunas fábricas textiles se declararon en huelga
y enviaron a sus delegadas a los diversos comités metalúrgicos solicitándoles
que secundaran la huelga, objetivo que consiguieron a pesar de la consigna que
desaconsejaba la proclamación de la huelga por temor a que las autoridades
enviaran al ejército contra los trabajadores. Muchas de estas obreras eran
esposas de soldados”.
“Las mujeres
salieron a la calle y se dirigieron a los soldados, que después se negaron a
disparar contra las trabajadoras, volviendo sus armas contra los opresores”(…) Las
manifestaciones de esas mujeres, todas
obreras, se expresaba al grito de
"¡Pan! ¡Paz¡ ¡Justicia¡”…. El
movimiento huelguístico cobró mayor fuerza y las consignas anteriores fue sustituida por las de:
"¡Abajo la autocracia!" y "¡Abajo la guerra!"(…)
“La importancia que tiene el método del materialismo dialéctico en el análisis de la cuestión de la mujer se hace evidente cuando comprobamos los logros de los inicios de la transformación socialista para igualar en derechos a hombres y mujeres, como se plantea desde las izquierdas. Los incipientes estados sociales y socialistas no sólo otorgan la igualdad de derechos jurídicos y políticos, sino que hacen todo lo posible para dar acceso real a las mujeres a todos los ámbitos culturales y económicos, mientras que las derechas pretenden hacer girar hacia atrás la rueda de la historia, defendiendo políticas reaccionarias que resumen en la frase “la mujer, con la pata quebrada y en casa”.
“La participación de las mujeres en la vida política es impulsada por las luchas sociales, sindicales y vecinales de masas desde las izquierdas, planteando la idea de la necesidad de que las mujeres no deben militar en asociaciones separadas, sino que tienen que ser miembros de pleno derecho de los partido y los sindicatos, con los mismos derechos y las mismas obligaciones y participando en todos los ámbitos y niveles de la sociedad. Para ello se crean unos órganos en cada organización regional o local con el objetivo de promover actividades y la militancia de las mujeres, donde también se les proporciona formación política, surgiendo posteriormente grupos feministas que se separan de la clase trabajadora derivando hacia posiciones pequeño-burguesas.
“Para poder liberar a la mujer del yugo del hogar se hacen imprescindibles y necesarias la socialización de las tareas relacionadas con el mantenimiento del hogar. La creación de lavanderías, comedores sociales, casas de infancia, colegios, institutos, universidades, lugares de ocio, hospitales, geriátricos..., que es lo que puede dar posibilidades reales de participación de la mujer en la vida política y cultural de la sociedad, a la vez que se podrían crear miles de puestos de trabajo que ayudaría a luchar contra el paro forzoso y daría un impulso al desarrollo social y al progreso humano.
“Junto con
otras lacras del capitalismo, también la mujer está cada día más concienciada
en luchar contra la prostitución y la
violencia de género, que es una herencia
del régimen capitalista y del machismo precedente y ancestral, donde el hombre se cree el “dueño”
de la mujer, por lo que es preciso seguir la lucha para superarlo pero, para
algunos investigadores, la única manera de acabar con esta plaga social se
encontrará en la reinserción de estas
mujeres en el mundo productivo y su organización en el partido y los
sindicatos, dignificándolas mediante un trabajo digno y bien remunerado. Para ello, las Administraciones públicas deben
proporcionar a las ciudadanas y
ciudadanos un puesto de trabajo digno y
bien remunerado que debe ser el primer objetivo de lucha social para avanzar
hacia la emancipación y el verdadero socialismo.
“La mejor
manera de acabar con la prostitución y con el terrorismo doméstico será
transformando el sistema económico, social y cultural, herencia del capitalismo. Los cambios que plantea el reformismo, dado el
estrecho margen de inversiones sociales que permite el capitalismo, tienen
serias limitaciones que provienen de la situación de atraso heredada y de su
crítica situación económica, que han sido incapaces de superar los gobiernos
que han actuado desde el inicio de la llamada transición.
“Las leyes más
progresistas y sociales que han sido aprobadas que entraban en los planes del
gobierno no pueden verse
plenamente realizadas en su totalidad,
por falta de recursos, dado que todos los gobiernos de Europa, de uno u otro
signo, se han doblegado a la hoja de ruta de austeridad marcadas por los imperialistas desde el exterior, para salvar
al capitalismo de su bancarrota.
“Cualquier
gobierno de izquierdas que no trate de superar las lacras del modelo
capitalista caduco y degenerado, cuyas
instituciones arcaicas, rutinarias, asfixiantes y corruptas no sirven a los
pueblos, que sigue condenando a la mujer de la clase trabajadora a trabajos
forzados y degradantes desde la infancia hasta su muerte, no resiste el más
mínimo análisis ético.
“En una
sociedad moderna, democrática y justa, la absorción completa de las funciones
económicas de la familia por la sociedad socialista, al unir a toda una
generación por la solidaridad y la asistencia mutua, debía proporcionar a la
mujer, y en consecuencia a la pareja, una verdadera emancipación del yugo secular,
pero eso es completamente imposible bajo el capitalismo, por ello, el
socialismo no es una “utopía” como insisten en decir los capitalistas, sino que
se ha convertido ya en una “necesidad”.
“Históricamente se realizaron algunos intentos de avanzar hacia el socialismo, pero no fue posible realizar transformaciones profundas en la familia aunque algunos gobiernos pusieran en ello buena voluntad, sino porque bajo el capitalismo nunca permitirá la burguesía que haya suficientes recursos para realizar el socialismo, por lo que es una de las premisas fundamentales del inicio de la lucha por el socialismo, dotar al Estado de una Banca Pública, democráticamente gestionada al servicio de la sociedad a la vez que se renacionalicen las empresas claves para poder planificar la economía y salir de la crisis aumentando drásticamente la producción, el consumo y el bienestar, mediante un reparto justo de la riqueza generada socialmente.
“Grandes
logros sociales vimos en los países nórdicos donde, bajo políticas profundamente
socialdemócratas, la mujer avanzó en sus conquistas sociales. Igualmente en los
inicios de los procesos vividos durante un corto período de tiempo en los países del
Este, mal llamados de “socialismo real”,
donde pronto quedó cortado el intento de mejoras prolongadas tanto en
los avances de los derechos de la mujer como en el del resto de la población,
debido a la degeneración burocrática.
“La desconfianza
hacia el Estado “soviético estalinizado”
y sus casas cuna, sus jardines de infancia y sus diversos establecimientos, las
obreras, y después de ellas, las campesinas más avanzadas, apreciaron las
inmensas ventajas de la educación colectiva y de la socialización de la
economía familiar, pero por desgracia, la sociedad fue demasiado pobre y demasiado
poco civilizada y las direcciones políticas no estuvieron a la altura de las
circunstancias cometiendo abusos enormes y errores garrafales y trágicos de
degeneración burocrática, impidiendo la democracia obrera y el control social
desde las bases. Los recursos reales del
Estado no correspondían a los planes y a las intenciones de la política que se
quiso aplicar. El 3 % de la burocracia llegó a consumir el 64 % de la
producción. La familia no puede ser abolida, sobre todo, en un estado de
escasez: Para progresar hay que reemplazarla en un estado de bienestar
socialmente avanzado.
““La
emancipación verdadera de la mujer es imposible en el terreno de la ‘miseria socializada'. La experiencia
reveló bien pronto esta dura verdad, formulada
por Marx". La crítica situación económica de Rusia y las
dificultades derivadas del atraso del país limitaron los avances de la
revolución en lo que respecta a cambios. Si la revolución no hubiese sido
traicionada, si se hubiese implantado un régimen de democracia obrera sana y no
la Dictadura “contra el proletariado”, que impuso Stalin con su errónea
política, quizás un socialismo sano y democrático se hubiera extendido a Europa y la sociedad rusa hubiera podido transformarse
plenamente y posiblemente el resto del
mundo avanzando hacia el socialismo, con democracia, libertad y justicia.
“La
degeneración estalinista supuso un atraso y una pérdida de todas aquellas
conquistas que habían iniciado la emancipación de la mujer, volviendo a dar vida a condiciones propias
del sistema capitalista que hicieron retroceder la posición de la mujer en
cuanto a su lucha por la emancipación y la burocracia despejó el camino hacia
la restauración del capitalismo.
“La mujer, que
bajo el capitalismo es utilizada como mano de obra esclava para la reproducción
de la mano de obra, debe comenzar a dejar de ser una ‘hermana de la caridad',
en el sentido político del término, para
tomar parte activa y de forma directa en
todos los frentes de batalla en la lucha por el genuino socialismo.
“Dada las actuales condiciones de crisis económica en la que el capitalismo ha hundido a la humanidad, la clase obrera no tiene más salida que la lucha, y la mujer trabajadora volverá a jugar un papel clave, superior incluso a otras etapas históricas, tanto en el terreno sindical como en el político. Pero tiene que ser en una “lucha unitaria en un plano de igualdad, sin distinción de sexos, razas, religión, ni ninguna otra condición. La lucha sirve. La lucha continúa””(…)
ÁREA DE
COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA
SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE-A.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
(*) Clara Zetkin fue
una luchadora de la política para la mujer, defensora de la lucha por la
igualdad y el derecho al voto,
impulsando el movimiento femenino en la socialdemocracia alemana. Desde 1891 y
1917 editó el periódico "Igualdad" y en 1907 fue elegida la
responsable de la nueva Oficina de la Mujer del Partido Socialdemócrata
Alemán. Fue ella la que propuso que a partir del 8 de marzo de 1911, dicha
fecha se considerara el DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA”. El anterior
trabajo es un extracto del estudio desarrollado por el Colectivo Clara Zetkin,
al que le agradecemos su aportación.
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