24 de agosto de 2011

LA DEFENSA Y LA GUERRA… ¿Quién defiende a quién y de qué?

Los presupuestos generales del Estado español aprobados para 2011, incluían una asignación de recursos del Ministerio de Defensa que, junto con lo presupuestado para organismos autónomos públicos y transferencias entre subsectores, supera los 8.249 millones de euros.

La suma dedicada de dichos presupuestos a gastos de personal asciende a 4.767 millones de euros, dedicando unos 2.388 millones a inversión en material bélico. Por otra parte, el total de efectivos militares, incluyendo 47.317 cuadros de mando en activo y 82.626 efectivos de tropa, más personal funcionario y laborales eventuales y personal militar de la Reserva, se asciende en total a 172,718 personas que componen los ejércitos.

El presupuesto de guerra de EEUU en los dos últimos años sobrepasa el Billón y Trescientos mil millones de dólares. Para hacernos una idea de lo que es UN BILLÓN
de dólares, se ha calculado que es un fajo de billetes de 1.000 dólares, que mide unos 108 KILÓMETROS de longitud, es decir como se Málaga a Granada, en una línea continua puestos uno al lado de otro. (Fajos de Billetes de MIL DÓLARES CADA BILLETE).

La diferencia entre ricos y pobres sigue aumentando; el 20 % más ricos de los norteamericanos poseen el 85 % de toda la riqueza neta del país y el 80 % de las acciones de las empresas, mientras que el número de pobres sobrepasa ya los 40 millones. Para la guerra siempre hay presupuestos, para los pobres nunca queda nada.

Cuando se derrumbó el sistema estalinista que giraba en torno a la antigua URSS, modelo corroído por la burocracia y la Dictadura Contra el Proletariado, los imperialistas norteamericanos lanzaban la idea de una época donde la paz, la democracia y la prosperidad iba a permitir que habitásemos un planeta donde reinaría la armonía y el bienestar para todos los ciudadanos del mundo.

Pero no ha sido así, ya que la guerra es algo inherente al funcionamiento del capitalismo, que se basa en la competencia feroz de las distintas burguesías que se disputan las materias primas y los territorios, para arrancar los beneficios para unos cientos de multinacionales. El socialismo siempre ha mantenido una posición firme contra la guerra y la explotación, porque, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra, nuestra juventud y la clase asalariada es la fuente de mano de obra de donde los capitalistas obtienen sus beneficios, pero en época de guerra, incluso los jóvenes soldados se convierten en carne de cañón, obligándoles a luchar por unos intereses que son ajenos a los de nuestra clase, aunque se pretenda encubrir con nombres como “ayudas humanitarias”, “defensa de los intereses de la Patria” o cualquier otro eufemismo. ¿Por qué se habla todavía tan poco de los Ejércitos en la prensa, y cuando se hace es para adular tanto a su Jefe Supremo como a los demás, siendo demasiado poco críticos?


Capitalismo significa Guerra.-

El sistema capitalista, desde hace cuatro años se encuentra en una recesión colosal a escala global y las multinacionales de las grandes potencias se disputan los mercados y los recursos para hacer inmensos negocios, sobre todo de las guerras de rapiña por el petróleo y otras fuentes energéticas. Como vimos en la invasión de Iraq, en la guerra de Afganistán, la situación actual en Libia, la situación en Oriente Medio, en todos esos focos de tensión bélica se encuentran enfrentados los intereses de distintas naciones, que no dudan en desatar guerras, apoyar golpes de estados sangrientos y quitar o poner dictadores, para someter a sus gobiernos títeres que defiendan los intereses económicos de los países más ricos y no dudan en formar coaliciones de grandes potencias, bien sea la OTAN o cualquier otra, para, a través de la fuerza, seguir manteniendo el control de las materias primas, de zonas geoestratégicas claves para facilitar las rutas comerciales que mejor les convengan a los intereses de esas coaliciones imperialistas.

Además, detrás de cada guerra se esconde una verdadera avalancha de mentiras, distorsiones, ocultamientos y secretos de Estados, que tratan de ocultar la realidad que es distorsionada para que los ciudadanos no estén suficientemente informados y no comprendan la realidad de lo que ocurre.

Pero más tarde o más temprano, resplandece algo de la verdad. Conocimos con horror la intervención imperialista en IRAK persiguiendo unas armas de “destrucción masiva” que quedó demostrado era una excusa para destronar al Dictador Hussein que se les había vuelto en contra y robarle descaradamente el petróleo que pertenece al pueblo iraquí que ha sido parte masacrado y el resto sumido en la miseria, volviendo a los habitantes a la edad de piedra y ahora no saben ni como quedarse ni cómo salir de aquel infierno que el imperialismo creó.

La situación en Libia, está en estos momentos de plena actualidad porque los ejércitos rebeldes están entrando en Tripoli donde la lucha es sangrienta y cuerpo a cuerpo. El poder, que en principio lo tenían las masas revolucionarias, ahora están dirigidos por la OTAN, por lo que puede darse una situación donde se cambie al Dictador Gadafi por una dictadura de la coalición imperialista. El poder en ese país ha pasado al Consejo de Transición, que ya está dirigido por burgueses y pequeño-burgueses, pues, varios miembros de dicho consejo son antiguos colaboradores de Gadafi, que han cambiado de bando de forma oportunista comprados y manejados por la CIA.

Muchos otros dirigentes opositores al régimen hacen ostentación clara de su aceptación del capitalismo y son declarados agentes del imperialismo, como veremos más claro a partir de ahora. La coalición imperialista está interesada en apoyarse en esos elementos con la intención de reconstruir un aparato estatal de tipo burgués y así tomar el control de las finanzas y del petróleo, pero se encontrarán con la resistencia del pueblo que exigirá unas mejoras en las cuestiones sociales que serán contradictorias con la rapiña que les planteará el imperialismo.

Los gastos económicos y las muertes causadas por la intervención de la OTAN han superado todas las previsiones. La prolongación y las incertidumbres han provocado tensiones muy fuertes entre los miembros de la coalición, que irán en aumento. El cansancio aumenta el cuestionamiento. El problema ahora es si implican tropas de tierra para consolidar el triunfo, o qué puede suceder, o si retiran o no el despliegue aéreo. El mayor riesgo está en lo que ocurra en la opinión pública del mundo árabe, cuya revolución sigue extendiéndose.

Las tensiones internas de los miembros de la coalición han sido fuertes, porque franceses, británicos y Obama pedían más implicación. Unos querían terminar por la vía rápida con Gadafi mientras a otros les interesaba el desgaste y sacar ventaja para preparar el control de la economía. Los italianos estaban molestos y habían solicitado incluso el cese de las acciones. Los republicanos amenazaban a Obama con no concederles más recursos, porque habían sobrepasado sus presupuestos, pero sortearon ese obstáculo con nuevas inversiones a costa la garantía que representa la apropiación del petróleo de la zona tripolitana porque la cirenaica ya la controla el imperialismo.

Como queda demostrado, las guerras son cuestiones eminentemente económicas, que demuestra el colapso de la diplomacia en un momento dato y la necesidad de aplicar la política por métodos violentos, del que los Estados se reservan todos los derechos a base de la fuerza bruta de aviones, tanques y misiles.

El sector financiero del imperialismo de EEUU, que a su vez controla el sector militar industrial y el comercio mundial, necesita controlar una de las materias primas vitales como es el petróleo, ya que le es necesaria para mantener la maquinaria económica del capitalismo, porque al controlar las fuentes básicas de la energía, aseguran a su vez la supremacía a escala mundial y siguen siendo por tanto los gendarmes del mundo.

Los estrategas del imperialismo hacen sus planes para controlar esas fuentes, por los medios que mejor les convenga, por ejemplo, por métodos políticos y diplomáticos amistosos, como hacen con el petróleo de Arabia Saudita y otros estados petroleros de “los golfos”, o por métodos militares, como en Irak o Libia, si ven que sus gobiernos títeres se les rebelan o corren el peligro de no poder dominarlos diplomáticamente.

Los trabajadores, los socialistas, la gente de izquierdas, no podemos dejarnos engañar por la propaganda de la burguesía, porque los capitalistas, los imperialistas siguen jugando actualmente el mismo papel de siempre. Utilizan la guerra para subsistir y expoliar al enemigo, como explica la historia en las dos guerras mundiales, que fueron disputas entre diferentes potencias para repartirse el mundo. En estos momentos hacen lo mismo, van a la guerra formando coaliciones entre las diversas potencias no dudando en mantener ocupaciones durante años, cuando decían que en seis meses llevarían la democracia y el bienestar al pueblo iraquí.

A veces los estrategas del imperialismo no calculan bien, pues cuando lo de Irak no pudieron imaginar que esa aventura amañada por el Trio de las Azores, con una gran parafernalia de propaganda mentirosa, iba a provocar un movimiento de rechazo tan enorme contra la guerra, donde millones y millones de personas en todos los rincones del mundo, le levantaron como una sola voz gritando NO a la guerra.¡¡No más sangre por petróleo¡¡

Ese movimiento volvió a poner de manifiesto el enorme potencial de fuerza que tiene la clase trabajadora y la juventud cuando se moviliza por una buena causa, pero por ahora, la debilidad del factor subjetivo y la propuesta de un programa claro que sea asumido por las masas es el problema para superar al capitalismo, resumiéndose todo en la falta de una dirección correcta y firme.

El potencial destructivo acumulado por los imperialista, según algunos estudiosos, equivaldría a poder destruir 15.000 veces el planeta y aunque nuevas guerras locales son inevitables, a escala mundial, una conflagración general con armas nucleares, aunque es una amenaza, está descartado, pues la burguesía no tendría tampoco escapatoria y no serán tan imbéciles de hacerse el Harakiri, aunque experimentos localizados a pequeña escala ya lo han estado contemplando, lo cual sería un horror mil veces superior a lo de Hiroshima y Nagasaki.

El mes que viene se cumplirán diez años de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York. Eso fue tomado como una excusa para lanzarse por parte del complejo militar-industrial USA a una desenfrenada carrera para mantener la hegemonía y seguir utilizando el enorme sector desde donde obtienen beneficios, contratos de reconstrucción de los países que destruyen y mantienen a cerca de 60 millones de obreros que son utilizados en esa infernal maquinaria destructiva, cuando dedicados a la producción de bienes materiales útiles, mediante un plan socialista en beneficio de la humanidad, el hambre y la escasez en el mundo estarían erradicados en menos de un cuatrienio.

En el fondo, cabe la sospecha que algunos de esos atentados, como ocurrió con el atentado de “El Maine”, que fue la excusa del inicio de la declaración de Guerra de Cuba de EEUU contra España y que fue auto-provocado por los servicios de Inteligencia de los norteamericanos, pues juegan un papel reaccionario que beneficia a la larga a los propios imperialistas, que los utilizan como coartada para recortar derechos democráticos amparándose en una supuesta lucha contra “el terrorismo”, aterrorizando a sus propios pueblos con la amenaza de que estamos siendo “amenazados”, lo que permite con más facilidad el incremento de las restricciones de derechos civiles, criminalizan a los inmigrantes y extienden el veneno del chovinismo y el desprecio a las minorías étnicas.

Otras de las ventajas que obtienen de esa política de extender el miedo, es un incremento de los presupuestos de defensa de casi todos los países, que tampoco es una casualidad, sino que es un plan trazado para saquear los impuestos de los trabajadores, porque algunos países se ven obligados a gastar hasta un 30 % de sus impuestos en armamento, cuando los pueblos siguen con muchas necesidades básicas sin cubrir, como sanidad, educación y demás servicios sociales.

Los socialistas marxistas somos antimilitaristas y siempre hemos criticado a las guerras, como lo hacía Pablo Iglesias cuando criticaba las barbaridades y matanzas que se producían en los años 20 en las guerras coloniales en África, pero nos enfrentamos a las guerras con un punto de vista de clase.

Naturalmente que estamos a favor de la paz, pero explicamos claramente que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Tenemos que destacar y explicar que este sistema capitalista, es el principal responsable de que exista tanta violencia, como vemos que mueren miles y miles de niños de hambre y de enfermedades curables, recientemente con la hambruna desatada en Somalia, que todos sabían que se iba a producir y ninguna de las potencias capitalistas quiso evitar.

Para muchas de esas enfermedades infantiles hace mucho tiempo que existen remedios baratos para curarlas, pero se les niega a los pobres los más elementales derechos que son cercenados en los países empobrecidos del planeta. Nosotros nos tenemos que enfrentar al problema de las guerras con un planteamiento ético o pacifista, pero no imparcial, no escondiendo hipócritamente la causa de la causa, que es la explotación y la rapiña del imperialismo contra los pueblos pobres del mundo, y no podemos caer en eso de que “tenemos que rechazar la violencia y las guerras, vengan de donde vengan”, sino que tenemos que intentar comprender de qué parte está el problema, que es el capitalismo, para combatirlo y buscar alternativas pues sabemos de qué parte tendría que venir la solución, del verdadero socialismo, que debe ser la lucha consciente por la igualdad, la justicia, la democracia verdadera y el reparto equitativos de las riquezas producidas, es decir, los valores que el imperialismo desprecia y combate, aunque se les llene la boca con propaganda de “ayudas humanitarias” “democracia” “libertades” y otras mentiras obscenas.

Los trabajadores sabemos muy bien que los capitalistas se arman con potentes ejércitos para defender sus intereses como clase dominante y no dudan en utilizarlos cuando las cosas se ponen feas para ellos. La burguesía siempre defiende y defenderán los privilegios de los suyos, a capa y espada, y si para ello tienen que recurrir a la violencia descarada, utilizando la fuerza militar de la guerra o de la represión cruenta, lo hacen sin parpadear.

Cuando las vías diplomáticas y políticas se les agotan, la clase dominante utilizará las fuerzas de represión, incluso llegando a emplear al propio ejército, que son las armas de reserva de la clase dominante, cuando les fallan también los mediadores del ejército de las sotanas que son la “policía del pensamiento”, pero no podemos ocultar que los poderes fácticos siguen intactos.

Izquierda Socialista se desmarcó de la corriente oficial cuando el referéndum de la OTAN, rechazando entrar en esa estructura militar, haciendo campaña por el NO en el Referendum y seguimos estando en contra. También hemos criticado a aquellos que ofrecen la ONU como solución a los problemas bélicos, al advertir que esa estructura no es imparcial ni democrática y es un elemento más del sistema. La ONU ha sido y sigue siendo la tapadera perfecta del sistema imperialista mundial manejada por el grupo reducido que mantiene el anti-democrático “derecho de veto”. ¿Qué tipo de democracia defiende la ONU? ¿Qué pasa con el incumplimiento por parte de Israel de las resoluciones?

La ONU no está en contra de las guerras, está a favor de la voz de su amo, porque tenemos que preguntarnos porqué no dimitió su cúpula en bloque cuando se cometió el genocidio contra el pueblo iraquí, que teóricamente no tenía cobertura legal de acuerdo con las leyes internacionales. La enfermedad y la locura de un sistema como el capitalista se expresa de forma evidente cuando analizamos los gastos militares mundiales. Con el 1 % de lo gastado en armamentos durante un año, se podría erradicar el hambre en el mundo durante 50 años.

Mientras que el golpe de estado financiero internacional dado por los “mercados”, bajo cuyo eufemismo se esconde la más cruel dictadura de los capitales, sometiendo a lo que ellos siguen llamando “democracias”, obligan a todos los gobiernos a aplicar recortes sistemáticos, mermando los presupuestos dedicados a sanidad, educación, pensiones, desempleo, vivienda y demás derechos sociales, los gastos militares no cesan de aumentar cada año. Para ello SI hay recursos, para salvar bancos quebrados SI hay recursos, para tapar agujeros de las Cajas de ahorros Si hay recursos, pero para dedicar dinero para crear puestos de trabajo o para ayudar a los más necesitados, el capitalismo nunca ofrecerá soluciones válidas a la cuestión social. Para el bienestar de los ciudadanos nunca hay un euro, solo recortes. Esa es la realidad injusta contra la que tenemos que luchar.

El Estado español ha venido apostando de manera irreversible por un cambio en el modelo de ejército. Pasó de un ejército de quintas reclutado entre todos los jóvenes a un ejército profesional. Este modelo es mucho más aislado de la sociedad, más aislado de los acontecimientos que pueden ocurrir fuera del cuartel y por tanto más manejable desde el punto de vista de los intereses de la clase burguesa dominante.

Para la derecha, los ejércitos profesionales, mejor preparados, equipados y alejados de la presión social son preferibles. Un ejército profesional es un ejército aislado de la clase obrera y de la juventud, donde miles de jóvenes pueden estar sometidos durante muchos años a una ideología que puede ser reaccionaria y militarista, sobre todo, si la ausencia de democracia es muy pronunciada como sigue ocurriendo en los ejércitos españoles. Aunque la medida se haya presentado como más progresista, en realidad es dudosa la situación, porque eso dependería de los planes de estudio, de la ideología que subyace y del grado de democratización que se pueda alcanzar, pero sabemos que, aunque algunos jóvenes no tragan con las medidas que se les aplican, todavía existen cuerpos bastantes reaccionarios donde se defienden posiciones y a Jefes que nadan tienen que ver con la democracia, más bien al contrario, parece que se incuba en las salas de banderas cultos a personalidades de nefastos recuerdos, sin que esto sea castigado, al contrario, son bien vistos por algunos Jefes, lo cual sigue siendo muy peligroso para la democracia.

Al principio se puso buena voluntad, pero tenemos que ir algo más allá de buenas voluntades, porque en realidad, el ejército profesional no ha servido para la Defensa, sino para exportar guerras al exterior, lo cual lo convierte en auténticos “mercenarios”. Además, se está dando el caso debido a la mala situación económica en la que ha entrado el capitalismo, que el ejército se está nutriendo fundamentalmente de gente más pobre, de los sectores sociales más desfavorecidos.
Son los hijos de la clase trabajadora los que más opciones tienen para formar parte de ese ejército profesionalizado, lo cual convierte a los pobres en carne de cañón, que sería usada por los capitalistas para defender sus intereses, mientras que los hijos de los ricos eludirían enfrentarse a la defensa de lo que tan pomposamente llaman la “Patria”, demostrándose aquí otra vez, como en los años 20, que el “patrioterismo bolsillero” de la burguesía es pura entelequia.

Concluyendo, el ejército profesional no supone ningún paso adelante, ni en democracia, ni en derechos, ni en igualdad. Por desgracia, las izquierdas del arco parlamentario renunciaron a defender una alternativa social al ejército profesional, sino que se doblegaron a la apuesta estratégica que les convenía a la burguesía, como fiel defensora de la clase dominante. Ante esta situación, los socialistas marxistas, como militantes de Izquierda Socialista, tenemos la obligación de seguir explicando nuestras posiciones, el papel del ejército en la sociedad de clases en la que vivimos, que sigue siendo utilizado para defender los intereses de los capitalistas.

Esta democracia burguesa, devaluada y cuestionada por el movimiento del 15M, y por más de 12 millones de abstencionistas en las últimas elecciones, se sigue quedando en la puerta de los cuarteles y en la puerta de la mayoría de los puestos de trabajo. Llevan toda la razón los miles de ciudadanos que reclaman una Democracia Real Ya. Nuestra tarea es utilizar la libertad de expresión para ayudar a elevar el nivel de comprensión de la juventud y de la clase trabajadora, sobre los derechos que todavía faltan por conquistar, sobre todo también en el seno del Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado, por lo que reivindicamos al Ministerio de Defensa, mejoras democráticas como las que siguen:

Ampliación de los Derechos sindicales y políticos para los soldados, la Policía y la Guardia Civil. Reformas encaminadas a la eliminación de los tribunales militares y desmilitarización de la Guardia Civil, transformando el cuerpo e integrándose parte en la Policía y parte en el Ejército, para eliminar la duplicidad que existe. Supresión de la pena de muerte en el Código de Justicia Militar. No a la OTAN por lo que hay que plantear su salida paulatina para, a su vez, transformar las bases americanas en bases de Defensa Estatal. Reducción drástica de los presupuestos de armamento. Desmantelamiento del armamento nuclear, químico y bacteriológico y cierre de las centrales. Control sindical de las academias militares. La lucha por la paz es la lucha por el verdadero socialismo.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE-A.
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