Mucho ha dado qué hablar la última
sentencia por violación grupal de la conocida manada. Una conquista atribuida
al movimiento social feminista para
alegría de muchos y disgusto de unos cuantos.
Otro debate abierto es el producido en
Andalucía, donde el llamado trifachito
intenta confundir con algo llamado intrafamiliar. Según explican, es para mayor cobertura evitando distingo de
sexo. Nada más lejos de la realidad.
Intrafamiliar, es decir, dentro de la familia, hermanos,
hijas, abuelos, esposas. ...y qué pasa con la novia o la
amiga? , y la amiga de una hija? , o la vecina o víctima de un ataque? . Siendo
mujeres, que ocurre, al no pertenecer a la familia no es maltrato?
Lo lógico sería pensar que si que lo es
y con el agravante de que es del hombre hacia la mujer, pero parece que no todo
el mundo lo ve así. Hemos tenido que
soportar oír a un señor juez diciendo que para él había disfrute y que la
víctima no gritaba de terror ni se paralizó por el miedo, para él eran gemidos de gozo y sumisión
voluntaria.
También miembros de partidos políticos
se han sumado al descrédito de la víctima, incluso han llegado a decir que es
más barato el sexo pagado porque de la mujer mejor no fiarse nunca por lo que
pueda pasar.
A eso denomino macherio, es decir,
el hombre que va más allá del machismo histórico social, bajando un peldaño más en el retraso mental. Lo más triste es que hay mujeres que
justifican tales argumentaciones, son
las llamadas hembristas. Mujeres que
miran al hombre como un ser más fuerte y listo,
el guerrero que trae a casa el sustento y la protección.
Estas mujeres fomentan el machismo y
contribuyen a la explotación y degradación de la mujer. Poco o nada interesadas por de donde sale lo
que su hombre trae a casa y si sospecharen, mejor mirar para otro lado. Señoras que suelen emplear a otras mujeres
para que cubran los menesteres hogareños al menor coste posible.
También pueden pertenecer a este
grupo, señoras de alto nivel y posición
ocupacional. Bien sea por venirles de
saga o por su lucha entre hombres,
parecen olvidar su condición de mujer y pasan a comportarse como
hombres, imitando sus comportamientos y maneras.
Luego,
un grupo de mujeres, educadas y criadas en ambientes familiares o de
clanes, donde la sumisión forma parte de la condición de mujer. Malos tratos a la madre, continuas vejaciones, prohibiciones e insultos, violaciones sistemáticas. ….y ojos infantiles
amoldando cerebros.
No hace mucho, en un programa televisivo, una mujer que pudo salir de una vida viciada
por el maltrato de su pareja, comentó
algo que se me clavó en el alma. Había mujeres que solo habían visto y , o
experimentado sexo mediante violencia,
eso había atrofiado sus sentimientos al punto, de buscar violencia para provocar su libido. Jamás se me habría pasado por la mente
semejante posibilidad.
Nada
de lo expuesto es ni tiene que ver con el feminismo.
El feminismo es un movimiento social y
cada vez más, compartido por mujeres y
hombres. Predica la igualdad de trato y
oportunidades para mujeres y hombres sin distinción, para lo cual se legisló
una herramienta llamada ley de género.
Esta medida pretende proteger a la mujer por el simple hecho de ser
mujer, de la supremacía cultural y social imperante del varón, lo que llamamos patriarcado. Un patriarcado asentado en la sociedad que
predomina con fuerza, sobretodo, en países como España, con gran arraigo religioso.
La inmensa mayoría de cargos o puestos
de alta cualificación o escala, están
ocupados por varones. A empujones alguna
mujer que se adapta a ellos o son esquivadas por provocar incomodidad a sus
compañeros.
La historia, también se ha preocupado de ocultar
convenientemente, el papel que a lo
largo de los tiempos, ha desempeñado la
mujer y nos los han cambiado por un trapo,
algunos se tejían y otros se enjuagaban en lejía.
Afortunadamente entre trapo y trapo, la mujer ha conseguido, lenta pero constante, sacar un poco la cabeza, y poder ser vista por hombres de verdad, que no necesitan ver a la mujer como un ser
inferior para sentirse más macho.
Aún queda camino, no consintamos desandar el camino; como corean hombres y mujeres en sus marchas
por la igualdad “ni un paso atrás”.
Rosario
Conde.
Comisión
Permanente Izquierda Socialista de
Andalucía.
Portavoz grupo Izquierda Socialista PSOE-Torremolinos.
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