La lucha por el socialismo no es ninguna utopía como machaconamente dice la burguesía ante el pavor que le producen las luchas sociales. La burguesía, a través de sus potentes medios de “propaganda”, intentaron convencernos del triunfo definitivo del capitalismo y del fracaso del socialismo, apoyándose para ello en el derrumbe de lo que llamaban “el socialismo real” , que ni era socialismo ni mucho menos real, porque la caída de los regímenes estalinistas que existían en la antigua URSS y Europa del Este, eran en realidad sistemas obreros deformados, con ausencia de democracia obrera, o sea un modelo de “bonapartismo proletario con deformaciones monstruosas”, con “brutales aberraciones dictatoriales y nacionalistas”, que nada tienen que ver con el genuino socialismo.
Debemos insistir, como socialistas marxistas, que en los países soviéticos no hubo nunca ni comunismo, ni mucho menos socialismo, sino unos regímenes, que después de la revolución, fueron dirigidos por una casta burocrática de funcionarios privilegiados, que habían usurpado el poder a los trabajadores, y a través de una dictadura férrea, obtenían grandes privilegios llegando a consumir entre ese 3 % que representaba la casta de funcionarios, hasta el 64 % de la riqueza creada, lo que representaba grandes privilegios frente a la población, (burócratas corruptos a los que les costó poco trabajo hacerse capitalistas cuando el sistema colapsó), con un sistema de opresión represivo, sin información libre y sin libertades sindicales, ni políticas, que mantenía a la clase trabajadora en una profunda postración que era brutalmente reprimida cuando reclamaba derechos y control obrero.
Es cierto que en los primeros años de la Revolución de Octubre de 1917, ante el empuje de la lucha de los trabajadores y la descomposición del zarismo, el nuevo Estado expropió a los capitalistas y a los terratenientes rusos y abrió el camino para intentar construir el socialismo. El partido bolchevique, bajo la dirección del Politburó que quedó formado en 1919 por Lenin, Trotsky, Stalin, Kámenev y Krestinski había conquistado el apoyo de las masas rusas, hastiadas de las guerras y del sufrimiento de penurias, ilusionándose ante el ofrecimiento de un programa donde se les prometía el verdadero socialismo.
La revolución rusa constituyó el acontecimiento más importante de la historia contemporánea, abriendo el camino de forma real a la emancipación de la clase trabajadora, tanto en Rusia como para el resto del mundo. Pero esa revolución había triunfado en un país profundamente atrasado y con un enorme peso del campesinado pobre. Lenin y Trotsky, basándose en el método de análisis del marxismo, explicaron el carácter internacional de la revolución rusa, pero decían que el socialismo solo podría construirse en Rusia a condición de que la revolución triunfase en los países capitalistas más desarrollados, como Alemania, Francia o Gran Bretaña.
Explicaban que de esa manera si podrían planificarse las fuerzas productivas, combinando el desarrollo de las tecnologías, la industrialización en base a la electrificación y demás adelantos de los países más avanzados que unificado con el enorme potencial de materias primas, recursos naturales y la población, si hubiese sido posible comenzar a construir la nueva sociedad socialista, pero los capitalistas que estaban dispuestos a sofocar y acabar con el proceso de lucha de la clase trabajadora, enviaron los 21 ejércitos para intentar abortar la revolución, que agravaron la situación de desbarajuste de la economía procedente de la terrible I Guerra Mundial.
Es cierto que las condiciones para iniciar la construcción del socialismo estaban presentes en toda Europa. El capitalismo no jugaba ningún papel progresista en el desarrollo de la sociedad, sino todo lo contrario, debido a sus crisis cíclicas. (Parecida a la recesión que sufrimos ahora). De hecho, la I Guerra Mundial, que fue una salvaje carnicería de vidas humanas, expresaba las profundas contradicciones del sistema y la lucha de las diferentes burguesías nacionales por el control de los mercados.
Tras el Octubre Ruso, la revolución avanzaba por toda Europa: En Italia, Hungría, Checoeslovaquia, España… hubo movimientos y luchas extraordinarias de la clase obrera. En Alemania la revolución de 1918 fue derrotada y descarrilada por los errores de la Dirección Socialdemócrata alemana, que actuó como fuerza de choque de la burguesía. La revolución europea fracasó fundamentalmente por los errores y traiciones de los cuadros de los partidos de la II Internacional y la debilidad de los partidos de la izquierda, principalmente los comunistas.
Debido a esos fracasos, la revolución rusa quedó aislada y el país entero sometido a una brutal devastación como consecuencia de la I Guerra Mundial y de la guerra civil que se daba en varios países, incluso en Rusia. El aislamiento y el enorme atraso material fueron decisivos para crear las condiciones materiales en las que surgió la burocracia estalinista (sobre todo a partir de 1924, cuando Stalin toma el mando tras la muerte de Lenin). Stalin cometió errores garrafales graves, como la “teoría de construir el socialismo en un solo país”, ajena al marxismo, errores en los planes quinquenales y la falta de control democrático por parte de los trabajadores y la represión contra el movimiento obrero reforzando una dictadura burocrática de partido único.
No obstante, a pesar de los errores y atrocidades de la burocracia rusa, ésta no pudo suprimir las conquistas que la revolución obrera proporcionó y que eran consecuencia de la expropiación de la burguesía y el establecimiento de una economía planificada, aunque aquello no era todavía socialismo. La economía planificada demostró su superioridad práctica respecto al modelo capitalista en el lenguaje real de la producción, garantizando a la URSS un desarrollo sin precedentes.
Pero la economía planificada solo podría permitir un incremento de la riqueza social, si se garantizaba el control obrero sobre la producción, es decir, que los trabajadores participasen conscientemente en las decisiones que afectan a la política, la economía, la producción y el conjunto de la sociedad pero las organizaciones obreras estaban prohibidas y la implantación del “Centralismo Burocrático” eliminó incluso el derecho a tendencias y corrientes obreras.
Lamentablemente el verdadero socialismo no se pudo poner en práctica en la URSS. La democracia obrera que existía en tiempos de Lenin y Trotsky fue enterrada por la burocracia estalinista. A pesar de todo, la Unión Soviética alcanzó el nivel de potencia en numerosos terrenos de la producción y su población conquistó niveles de vida, empleo, salud, educación, cultura, ciencia y tecnología inimaginables bajo el capitalismo. El mérito principal de Stalin fue derrotar al fascismo junto con las democracias occidentales, lo que consolidó parcialmente su régimen. El robo y la corrupción permanente de la producción por parte de la burocracia constituyeron un freno absoluto para el desarrollo de la economía, que finalmente colapsó. La vieja burocracia estalinista, para no perder sus privilegios y su papel dominante en la sociedad, no dudó en apoyar la restauración capitalista, que ha llevado a la población a un escenario de paro, miseria, delincuencia y degradación desconocidos.
Sin embargo, el colapso del estalinismo no ha resuelto la crisis del capitalismo, que se ha convertido en una pesadilla para la mayoría de la humanidad. El desempleo de masas que afecta a miles de millones de mujeres y hombres en todo el planeta va acompañado de una lucha brutal por el mercado mundial entre las diferentes potencias imperialistas. Esta lucha despiadada por el control de los recursos, mercados y fuentes de materias primas, está detrás de las guerras imperialistas a las que hemos asistidos y seguimos asistiendo en el último periodo.
La situación en los países capitalistas atrasados es desesperada y esto es lo que está detrás de las explosiones sociales en el Norte de África, con la primavera árabe que se inició en Túnez hace unos años, contagiando a Egipto, pasando por Libia, Siria con una atroz situación que permanece en guerra civil desde hace 5 años. Guerras como las de Irak, Afganistán, situaciones complicadas como las de Pakistán e Irán y ahora conflictos en Yemen, Mali, Sudán, etc donde se está preparando un a continuación muy grave del escenario bélico que puede ser duradero. Igualmente tenemos la situación inestable en América Latina, con Brasil y Venezuela al borde de golpes de Estado, con Ecuador, Bolivia, Argentina, Honduras con desestabilizaciones económicas y en la propia Europa con situaciones pre-revolucionarias como hemos visto estos días con protestas y levantamientos de jóvenes y trabajadores en Francia, rechazando las políticas de austeridad, al igual que vimos en Grecia más de 20 huelgas generales y convulsiones sociales en todos los países.
En todas partes las masas buscan el camino a su liberación social, que solamente podrá venir a través de la superación del modelo capitalista, nacionalizando y democratizando la propiedad de las oligarquías sobre todo las grandes palancas de la economía para ponerlas a funcionar bajo control obrero de forma planificada científica.
En muchas zonas de las antes mencionadas hemos visto la voluntad de las masas oprimidas por acabar con su opresión. Pero ahora, las condiciones para transformar la sociedad también se están desarrollando en los países avanzados, donde el ataque a los niveles de vida, salariales y sociales de los trabajadores, no tienen precedentes en los últimos 35 años. En respuesta a esta terrible agresión impuesta por la ofensiva brutal de las burguesías, a las órdenes de la Troika, que representa la dictadura financiera del gran capital, estamos asistiendo al mayor movimiento de la clase trabajadora de las cuatro últimas décadas, con huelgas generales masivas incluso Continentales en Europa, luchas y huelgas constantes en Francia, Italia,Grecia y sobre todo en el Estado español, donde los próximos días 13 y 14 de este mes de Abril hay convocada Huelga General del sector de la enseñanza encabezada por el Sindicato de Estudiantes, que aglutina a la juventud, a los trabajadores de la Marea Verde, junto a Docentes, Madres y Padres de alumnos que están jugando un papel protagonista de primer orden, intentando rechazar los ataques sufridos por el capitalismo parásito.
Toda esa frustración está cristalizando en el movimiento masivo que provoca una ruptura en la conciencia de millones de trabajadores y jóvenes, que han dado un paso de gigante en la comprensión del auténtico papel del capitalismo y sus llamadas “instituciones democráticas” que están cada vez más desprestigiadas según las últimas encuestas. Todas esas luchas ponen de manifiesto la enorme fuerza de la clase trabajadora, la juventud y del conjunto de los oprimidos que se sienten engañados y saqueados por la banca, el capital y sus defensores.
La juventud y la clase trabajadora no tenemos nada que ganar bajo la bota de esta “dictadura financiera del capital” que es completamente injusta. Por ello, sólo con la expropiación de los ricos capitalistas que nos han venido robando, nacionalizando los monopolios, la banca y los grandes latifundios, bajo control obrero y con indemnización solo en casos de necesidad comprobada, podremos utilizar los colosales recursos que ya existen en la sociedad para resolver los problemas de los trabajadores.
Cuántas cosas podríamos hacer en materia de empleo, sanidad, educación, infraestructuras, ocio, transportes, tecnologías, investigación… si todos esos recursos estuviesen planificados bajo control democrático de los trabajadores y al servicio de la humanidad. Con los nuevos avances tecnológicos podríamos aplicar la “democracia electrónica”, para gestionar la economía entre todos, eliminando los secretos bancarios y de Estado, distribuyendo el trabajo como un bien escaso, reduciendo la jornada laboral para que todos pudiésemos disfrutar de una vida digna, con ocio suficiente que nos proporcione una vida mejor y poder ejercer un control férreo contra la corrupción y el saqueo al Estado.
La economía no estaría planificada como ahora, para el máximo beneficio de unos pocos, sino para satisfacer las necesidades de la población, garantizando los derechos humanos de verdad, al trabajo, a un techo, a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales, a las pensiones dignas, etc… De esa forma si podríamos estar en condiciones de empezar a construir una sociedad verdaderamente democrática y socialista, donde, liberados de la lucha cotidiana por la supervivencia, de esta insana competencia consumista a las que nos ha arrastrado el capitalismo, los trabajadores podríamos participar conscientemente en completa libertad en todas las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales de esa nueva sociedad. Como decía Pablo Iglesias, “elegid a los mejores, pero luego vigiladlos como si fuesen canallas”, por eso la democracia participativa es la garantía de que las cosas se hagan bien, existiendo la revocabilidad automática de los cargos, un abanico salarial que no sea superior a tres veces y media a uno en los primeros años con tendencia a la igualdad y demás medidas de control democrático y social.
Los socialistas marxistas, junto con otras fuerzas de la clase trabajadora tenemos poder suficientes para llevar a cabo esas tareas, porque consideramos que en la actualidad, con la fuerza y el potencial de lucha que tiene la clase trabajadora en todo el mundo, la transformación socialista de la sociedad es más posible y necesaria que nunca. Para ello es necesario dotarnos de una corriente marxista potente de masas que le dispute y gane la mayoría a los actuales dirigentes de los sindicatos y partidos obreros, tanto en la teoría como en la acción.
Esa es la tarea por la que debemos luchar, y caminar hacia la unidad y la mejor organización que nos sea posible, con la máxima participación de la clase trabajadora, la juventud, junto con los parados, los estudiantes, los movimientos ecologistas y feministas y demás organizaciones sociales que defiendan a las clase más desfavorecidas, con el objetivo de tumbar al PP y al capitalismo que representa. Es la hora de tomar partido y activarse en la lucha por un mundo mejor, porque otro mundo es posible y necesario, pero con el genuino socialismo, que nadie nos lo va a regalar, sino que tenemos que luchar todos juntos hasta conseguirlo. Pero el socialismo que necesitamos no cabe dentro del Capitalismo. Organízate y lucha por el programa socialista que tu mismo elijas.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
(Recomendable leer los 4 artículos anteriores que son complementarios)
No hay comentarios:
Publicar un comentario