
Había pancartas que
protestaban ante la grave situación de tensión
con lemas como, “contra el
terrorismo, contra la islamofobia y contra sus guerras”, “No a los recortes democráticos”, “Ni los recortes de libertades ni los
bombardeos nos traerán la seguridad y la Paz”, eran algunas consignas, junto al
“No en nuestro nombre”, expresado en el texto del llamamiento promovido
por la presidenta de la asociación víctimas del terrorismo, Pilar Manjón, con
la firma y el apoyo de más de 34.000 personas de la cultura, el arte y otros sectores.
Volvía a estar latente
el espíritu de las masivas manifestaciones de repulsa a la guerra de Irak del
año 2003, que empieza a desarrollarse en estas manifestaciones. El carácter
reaccionario y belicoso del PP ha quedado al descubierto, tanto antes, con su implicación en la guerra imperialista
de Irak, con la posición “guerrera” de Aznar,
como en la actualidad, donde éste
sigue desde atrás azuzando a Rajoy y su gobierno para que se enfanguen hasta
las cejas de nuevo, en ese barrizal de
sangre por petróleo. Aquella terrible
matanza contra un pueblo iraquí inocente, basada en una gran mentira, gente que había estado sufriendo durante años,
tanto la Dictadura de Hussein como el embargo criminal auspiciado por EEUU y
sus aliados con el beneplácito de la ONU, que contó también con la complicidad
y el apoyo de Aznar, Bush y Blair, el odiado
Trío de las Azores, que con sus mentiras, lo único que consiguieron es desestabilizar
durante lustros toda esa zona sumiéndolos
en el caos, con el verdadero objetivo del
control del petróleo.
La derecha imperialista
y la doméstica del PP criticaron bastante la retirada de las tropas que había
prometido el PSOE, cuando Zapatero cumplió el mandato recibido de las urnas, ordenando el retorno del ejército, siendo una
de las medidas más aplaudidas por el pueblo que había luchado en las calles,
con masivas manifestaciones de protesta y el “No a la guerra”, movimiento que se reanuda de nuevo como
vimos el sábado, aunque algunos medios de comunicación burgueses, o han
silenciado la noticia o han tergiversado la realidad, al ofrecer datos
ridículos en Madrid donde algunos medios dicen que hubo unas mil personas, cuando
las fotos de la manifestación lo desmiente claramente porque se observan decenas de miles, al igual
que en Barcelona, que también fue masiva la protesta, siendo incluso
ridiculizada o ignorada por algunos “Mass Media” burgueses que se reclaman de
prestigio y mienten más que hablan.
El debate está bastante
sesgado hacia las posiciones de giro a la derecha en apoyo del gobierno Rajoy,
que por otra parte, está jugando un papel nefasto en la situación actual, por
su falta de definición de su postura, al temer que, si desata sus instintos belicosos, pueda
perder votos ante la inminente confrontación electoral. Es también criticable el papel de Rajoy ante
los debates previstos. El diario El Pais ha organizado para hoy un debate a
cuatro, al que Rajoy anuncia que no va a asistir, no sabemos si por miedo a
hacer el ridículo o por desprecio a las minorías, porque dice que solo debatirá
con Pedro Sánchez. También hace dejación
de sus funciones como cabeza de lista del PP cosa que no ha ocurrido nunca en
ningún país democrático, enviando a su vicepresidenta
Sáenz de Santamaría a otro debate a 7,
que por otra parte, es totalmente injusto al dejar fuera a IU/UP, que es
precisamente una fuerza con legitimidad por su posición en la representación
parlamentaria, pero que con más firmeza critica la corrupción y la posición del
Gobierno, denunciando sus errores y su implicación en las guerras.
La posición belicista
del PP desde que ganó las elecciones en 2011 ha sido clara, pues ha convertido al Estado español en un
gigantesco campo de aprovisionamiento al servicio de la maquinaria militar
estadounidense, cediéndole soberanía, sin Referéndum popular, como democráticamente sería preceptivo, entregándoles
a EEUU más poder tanto en Rota, Morón y
otros enclaves militares.
Con las movilizaciones
del pasado sábado, el pueblo ha empezado a moverse a pesar de que la clase
trabajadora y la juventud estamos siendo víctimas de una presión constante de
la propaganda de los potentes medios de comunicación manejados y al servicio de
los intereses de los capitalistas, de sus valores, costumbres y relatos
alienantes y desmoralizadores, criticando y cuestionando la entrada en su
guerra, que en nada va a mejorar las
condiciones de vida de las masas, sino que iremos a peor, si no se lucha por
detener esas matanzas, como expresaba una de las pancartas principales que
decía “Si nos meten en la guerra, vamos a la Huelga. No a la guerra imperialista”,
firmada por el Sindicato de Estudiantes que desfiló llevando detrás un amplio
cortejo juvenil.
Debido a la gestión de
la crisis capitalista durante estos cuatro años por el Gobierno de la derecha
de Rajoy, que ha permitido una recuperación de los beneficios de la banca y del
gran capital, a costa de un empobrecimiento generalizado de la clase
trabajadora, la juventud y las capas medias, sectores cada vez más importantes
de la sociedad están tomando conciencia de que este sistema capitalista, corrupto,
degenerado y senil no nos sirve a los pueblos, sino que sirve a los
multimillonarios, a sus multinacionales, al complejo militar industrial de EEUU
y a sus colaboradores, pese a las enormes barreras que nos encontramos los
ciudadanos oprimidos bajo la maquinaria del sistema capitalista, donde cada vez
restringen más las libertades y los Derechos Civiles.
La clase dominante
tiene prácticamente aplastada a las minorías más críticas mediante un cerco
mediático brutal, que impide cualquier crítica rigurosa que cuestione el modelo
capitalista, pero cada vez más jóvenes y trabajadores perciben la política
burguesa de la derecha del PP como un negocio rentable para unos pocos
corruptos, que disfrutan de una amplia impunidad, cuando nuestras aspiraciones
políticas de defensa de una transformación social para un mundo mejor que
beneficie a la mayoría, no encuentran un
cauce normal por donde expresarse, sofocada la información por la política
oficial del Gobierno Rajoy.
Las escandalosas
desigualdades entre las rentas de los ricos y la de los pobres es
verdaderamente inadmisible, porque los
beneficios y los sueldos de los ejecutivos de la Banca, de las grandes empresas
e incluso de los representantes políticos, son en realidad un drenaje
constante, que impiden a su vez que esa “burocracia” ahora llamada “casta”
sientan en verdad los problemas, sufrimientos y escasez que padece el pueblo
trabajador. Un sector de la sociedad
mantiene todavía una cierta apatía política, que lejos de mejorar nuestros
problemas, ha permitido a la clase burguesa dominante y a su Gobierno del PP
que les es afín, realizar una política contraria a los intereses de los
trabajadores.
Nuestra corriente
Izquierda Socialista hemos venido denunciando la hipocresía de esta burguesía
reaccionaria que nos gobierna, que favorece, permite y consiente que se haya
aumentado la explotación y la opresión de los menos favorecidos de la sociedad,
siendo lo más significativo de este aceleramiento de la situación del proceso molecular de toma de
conciencia de las masas, iniciándose el cambio de actitud de centenares de miles de personas , que con su participación
valiente en las manifestaciones del sábado pasado han expresado claramente su
rechazo y condena, tanto al terrorismo asesino como al imperialismo capitalista y su sistema injusto
de reparto.
En estos momentos, es
preciso pasar a la ofensiva y convertir este incipiente rechazo en una lucha
sostenida y en la búsqueda de una alternativa consciente para transformar la
sociedad, que no puede venir más que con la unidad y la organización de las
fuerzas de izquierdas, tanto políticas como sindicales en defensa de todos los
pueblos que luchan por la Democracia y
el Socialismo, rechazando de plano la guerra y el terrorismo. Para ello tendrían que iniciar, tanto los sindicatos UGT, CCOO, CGT,
S.E. y otros, una campaña informativa
conjunta con los partidos de los trabajadores como PSOE, Podemos, IU/UP,
haciendo un llamamiento a la movilización a todas y todos para luchar, debatir e informar de la grave situación en la
que nos han sumido, rechazando el
terrorismo yihadista, pero también la guerra imperialista y la opresión de los
pueblos que se ejerce por las grandes potencias, oponiéndonos a esa brutalidad continuada año
tras año, que representa el intercambio
de sangre por petróleo y el recorte de los Derechos Democráticos que están
planteando. Tenemos que recordar las palabras del abuelo Pablo Iglesias cuando
declaraba: ““¿Qué es la guerra?: Un
crimen de lesa humanidad. Si, un crimen que todos, absolutamente todos, y
especialmente nosotros los obreros, pues somos sus principales víctimas,
debemos combatir””.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com



La intervención militar de Rusia ha puesto sobre el tapete no sólo la creciente tensión que viven las relaciones internacionales, también una nueva correlación de fuerzas mundial. Bombardeando con dureza las posiciones del Estado Islámico, Putin ha puesto en evidencia la hipocresía de Washington, Londres, Ankara o Riad en su supuesta lucha contra las milicias armadas del yihadismo, convertidas hace tiempo ya en el ariete del imperialismo occidental para acabar con al-Assad.
La guerra en Siria se inicia en el año 2011 como consecuencia del proceso revolucionario que surge a raíz del estallido de la “Primavera Árabe”. Para la oligarquía de estos países, y especialmente para las de EEUU, Turquía, Arabia Saudí y las otras monarquías del Golfo, se encendieron todas las luces de alarma y actuaron consecuentemente. Lejos de fomentar la revolución, los imperialistas descarrilaron los movimientos de masas en su propio beneficio, aunque esto supusiera alimentar golpes de estado, romper la unidad territorial de estos países, alentar la aparición de milicias y nuevos señores de la guerra, y destruir las mínimas infraestructuras y equipamientos sociales a bombazos. Por supuesto, armar y ampliar el radio de acción de las organizaciones yihadistas no constituía ningún problema, si de esta manera se alcanzaban los fines perseguidos. Esta estrategia se empleó a fondo en países como Egipto, Libia, Yemen, se intentó en Túnez y ha tenido su correlato más sangriento en Siria donde el movimiento inicial contra el régimen de Al Hassad, que surgió en numerosas ciudades con reivindicaciones sociales y políticas marcadamente de izquierdas, fue derrotado por las fuerzas al servicio de EEUU y sus aliados, esto es, de los diferentes grupos yihadistas que iniciaron la guerra equipados y financiados por esos mismo poderes imperialistas.
Los norteamericanos han realizado diferentes movimientos con los que tratan de superar una dinámica que se les escapa de las manos. Su pacto con Irán va en esta línea, necesitan a sus otrora “archienemigos” para poder estabilizar la situación en Iraq y también para que colaboren con ellos en un posible escenario post al-Assad. Las últimas declaraciones de Obama y de su secretario de Estado mostraban un tono diferente, abriendo las puertas a una posible negociación con el régimen de Damasco. Así que del eje del mal, los Mulás iraníes se han convertido en aliados coyunturales, provocando a su vez la furia de los sionistas en Israel y de la familia real de Arabía Saudi.
A pesar de todo lo anterior y de que Turquía es cada vez para el imperialismo norteamericano y europeo un aliado menos fiable, la Unión Europea no duda en seguir prestando un total apoyo al gobierno de Erdogan al que la propia Angela Merkel ha prometido acelerar el proceso de incorporación de Turquía a la Unión Europea. Detrás de esto hay otra razón sangrante: la UE necesita que Turquía se convierta en un estado tapón que impida la llegada de nuevos refugiados sirios y de otros países a territorio europeo. Actualmente más de un millón se encuentran en Turquía, y evidentemente Erdogan va a seguir jugando su baza de gendarme de las fronteras europeas para conseguir más concesiones de la UE y que ésta mire para otro lado ante sus evidentes conexiones con el yihadismo y el Estado Islámico.
En los últimos años la situación en Siria y en el conjunto de Oriente Medio no ha hecho más que deteriorarse mientras un número creciente de actores internacionales mete sus manos en la zona. No se puede plantear una solución en Siria que pueda contentar a todas las partes, los objetivos de Rusia entran totalmente en contradicción con los de EEUU, lo mismo que los de Irán con Arabia Saudí o los de los kurdos con Turquía. Cualquier plan de pacificación partirá de bases muy precarias y difícilmente será duradero. El problema ya no es al-Assad, al que sus ahora aliados no van a tener ningún problema en sacar del poder si en el futuro lo vieran necesario; ni los diferentes grupos yihadistas, en última instancia elementos contra-revolucionarios al servicio del imperialismo. El problema es, y seguirá siendo, la irresoluble confrontación imperialista que está arrastrando por el camino de la barbarie y la guerra a cada vez más territorios de Oriente Medio, África y otras partes del mundo, y que plantea la revolución socialista como una tarea histórica a realizar con urgencia.