14 de noviembre de 2009

EEUU: La ‘magia’ de Obama se disipa.

La crisis sigue haciendo estragos en la sociedad norteamericana. Se cumple ahora un año de la histórica victoria de Barack Obama en las elecciones norteamericanas, un triunfo que fue el resultado directo del deterioro de las condiciones de vida de los jóvenes y trabajadores estadounidenses, del hartazgo hacia la política de Bush y de las enormes esperanzas de cambio que generó Obama durante la campaña electoral.


Estas expectativas de cambio profundo no han tenido una correspondencia en la política llevada a cabo por Obama. La guerra en Iraq continúa y la de Afganistán se ha convertido en un polvorín para el imperialismo norteamericano. En el plano interno la crisis sigue golpeando duramente las condiciones de la mayoría de la población. Esta situación hace que la "magia" de Obama se esté disipando, al mismo tiempo que la rabia y frustración contra el sistema aumentan.


Según una encuesta del Wall Street Journal el apoyo a Obama ha pasado del 70% que tenía en enero al 48% en septiembre, es decir, ha bajado 22 puntos. Como decía un columnista del New York Times: "En la historia de las encuestas ningún presidente recién elegido ha caído tanto y tan rápido. Actualmente predomina la ansiedad... El 59% de los norteamericanos piensan que el país va en la dirección equivocada" (1/9/09). Según otra encuesta de Rasmussen Reports publicada el 30 de agosto, si pudiera, el 57% votaría para sustituir a todo el congreso.


¿Acabó la recesión?


El PIB norteamericano subió un 3,5% el último trimestre y eso ha llevado a muchos a anunciar el "final de la recesión" en EEUU. Pero la realidad es que un 85% de este crecimiento se ha conseguido gracias a las distintas ayudas al consumo y a la inversión federal, medidas que tienen los días contados. En el caso de las ayudas para la compra de un automóvil terminaron en agosto, y si bien al principio tuvieron el efecto de incrementar la venta de vehículos, en septiembre cayó un 35%. La ayuda de 8.000 dólares para comprar una vivienda consiguió un aumento de las ventas del 23,4%, pero termina el 30 de noviembre y de nuevo el sector se contraerá. La otra cara de esta política es el déficit presupuestario que ha alcanzado unos niveles insostenibles, la previsión es que en los próximos diez años se doblará hasta alcanzar los 20 billones de dólares. Se trata de una "salida de la recesión" muy peculiar porque el paro sigue aumentando, los salarios caen y la utilización de la capacidad productiva ha alcanzado mínimos históricos, en septiembre era del 67,5%, el segundo punto más bajo de la historia.


Por otro lado, los beneficios empresariales de las empresas que cotizan en el S&P 500, según USA Today, aumentaron un 81% durante el tercer trimestre, a pesar de una caída del 10% de sus ingresos. Eso quiere decir que han conseguido incrementar sus beneficios a costa de despidos masivos y una superexplotación de la mano de obra restante. El índice de costes laborales subió durante estos últimos doce meses un 1,5%, el nivel más bajo desde 1982. Un ejemplo que ilustra las condiciones que sufren los trabajadores en los centros de trabajo es el estudio realizado por la Universidad de UCLA y que mostraba cómo sólo en una semana más de un millón de trabajadores en Chicago, Nueva York y Los Ángeles habían perdido salario. El estudio concluía que por lo general un trabajador recibía un 11% menos del salario estipulado en su contrato. Dos tercios de los encuestados dijeron que la semana anterior a la encuesta habían sufrido algún tipo de violación salarial, que representaba 51 dólares al mes, es decir, un trabajador medio perdía cada año 2.634 dólares de su salario a causa de prácticas salariales ilegales por parte de los patronos.


La desigualdad social también ha alcanzado niveles no vistos en décadas, según un estudio de la Universidad de California-Berkeley, la diferencia de renta entre ricos y pobres ha alcanzado el nivel más elevado desde 1917, el 10% más rico posee más del 50% de la renta nacional, ha sobrepasado el nivel de 1928, que representó el punto más alto durante la década "dorada" de los años veinte.


Paro de masas

Uno de los efectos más dramáticos de la crisis económica es el aumento del desempleo, desde el inicio de la recesión se han perdido 6,9 millones de puestos de trabajo. La tasa oficial de desempleo es de un 9,8% (la más elevada en 26 años) y prevén que para mediados del próximo año alcance el 10,2%. Pero como ya es costumbre las cifras oficiales subestiman la realidad. Si se tienen en cuenta también los que ya no buscan activamente empleo y los subempleados la cifra total alcanzaría los casi 30 millones de personas. Y la perspectiva a corto plazo es que siga aumentando porque las empresas siguen despidiendo o anunciando despidos masivos para los próximos meses, como han hecho Caterpillar, US Airways, American Airlines o Shell entre otras.


Los niveles de paro se reflejan trágicamente en el aumento de la pobreza. Según los últimos datos oficiales publicados por el Census Bureau en octubre la tasa pobreza se situó en el 15,8% de la población, 47,7 millones de personas, el nivel más elevado desde 1960 y de éstas, 17,1 millones viven en la pobreza extrema y casi 10 millones entrarían dentro de la categoría de "trabajadores pobres", es decir, no son marginados ni nada por el estilo, sino simplemente trabajadores con salarios de pobreza. Además del desempleo otra causa de pobreza es la caída del 3,6% de los ingresos familiares, también la mayor de su historia.


Durante las últimas semanas uno de los grandes debates en la política norteamericana ha sido la cuestión del seguro médico. Resulta increíble que en el país más rico del planeta más de 46 millones de personas no tengan ningún tipo de cobertura médica, cada año 2,3 millones de personas pierde el seguro y de los que sí lo tienen hay 25 millones cuya salud corre peligro si contraen una enfermedad seria porque no está cubierta por sus pólizas sanitarias.


Los trabajadores de Ford rechazan el acuerdo.

La situación social y económica que padecen los trabajadores norteamericanos es insostenible y se expresará en un rebrote de la lucha de clases en EEUU. Ya hemos tenido ejemplos de lo que está por venir, como fue la ocupación de la fábrica Republic & Windows hace un año. Pero el ejemplo más reciente ha sido el rechazo en referéndum de los trabajadores de Ford al acuerdo firmado entre el sindicato, UAW, y la empresa. Ford ha sido una de las beneficiadas por los planes de rescate para el automóvil aprobados por el gobierno de Obama, desde 2005 ha eliminado más de 50.000 empleos en todo el mundo y ha cerrado 17 plantas, con una reducción drástica del número de vehículos fabricados. Se ha deshecho de sus marcas de lujo como Land Rover o Jaguar y actualmente intenta vender lo que le queda de Volvo. Ahora tanto la dirección sindical como la empresa pretendían aprobar un acuerdo que significaba reducción salarial, despidos, cierres de nuevas plantas, pérdida de derechos sindicales y laborales, etc., pero justo un día después de que la empresa anunciara unos beneficios de casi 1.000 millones de dólares en el tercer trimestre, el 70% de los 41.000 trabajadores votaron en contra del acuerdo, en algunas fábricas el rechazo superó el 90% de los votos. Se trata de la primera derrota de un acuerdo nacional en el sector del automóvil desde 1982 y en Ford desde 1976. Muchos medios de comunicación han calificado esta situación como "una rebelión de la base contra la dirección sindical", y no les falta razón.


No hace mucho consiguieron imponer un acuerdo similar en General Motors y Chrysler, pero los trabajadores en poco tiempo, a través de su experiencia, han comprendido que este tipo de acuerdos no sirven para nada excepto para cargar el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores. Se trata sólo del inicio, pero sí podemos afirmar que para Obama y los capitalistas norteamericanos se acabó la "luna de miel" y en el futuro se enfrentarán al renacer de lucha de clases en EEUU que harán temblar los cimientos del capitalismo.

Escrito por María Castro.

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