(José Antonio Pérez Tapias en una imagen actual. Cedida)
Pérez Tapias, el tercer hombre de las primarias: “Me enfrenté a un Sánchez Liberal, hoy el PSOE es él”.
Hoy fuera del PSOE, se midió hace 10
años con Sánchez y Eduardo Madina. "Tras el excesivo liderazgo, surge la
tentación populista", asegura.
1.
PSOE (PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL)
Todavía se
puede leer en las crónicas de entonces que Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias (Sevilla, 1955) salieron
juntos aquella noche de la sede del PSOE, pero sólo el último sonreía. Había
quedado el tercero de la terna en liza por la Secretaría general de los
socialistas, pero la suya fue una dulce derrota.
Obtuvo el 15%
de los votos bajo el paraguas de Izquierda
Socialista, una corriente que representa
el ala más
progresista del partido. Madina llegaba “muy confiado”, como el rostro
más conocido; era el aspirante de las bases. “Pero llegado un momento, los
apoyos cambiaron y los cargos orgánicos inclinaron la balanza del otro
lado”.
Mientras
Madina y Pérez Tapias abandonaban la sede de la calle Ferraz, dentro seguía
festejando su victoria el candidato inesperado. Un hombre que hasta entonces sólo
había sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado raso en el Congreso
tras sendas renuncias de quienes le precedían en las listas.
[Qué dijo y
qué pasó: las 12 perlas de Pedro Sánchez en el anterior debate de las
primarias]
Un outsider que aquel 13 de julio de 2014
venía a suceder a los mandos de la nave a uno de los políticos que más poder ha
acumulado en la historia reciente del Partido Socialista Obrero Español: Alfredo Pérez Rubalcaba. Comenzaba así la era de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, en su versión primigenia, la del
líder indefinido.
“El candidato
al que me enfrenté representaba lo que podemos llamar una posición social-liberal. Mantuvo una defensa muy encendida de
la reforma del artículo 135 de la Constitución [que el entonces
presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, pactó
con Mariano Rajoy para limitar el déficit público en
el contexto de la crisis financiera], mientras que nosotros habíamos sido muy
críticos con ella”, recuerda Pérez Tapias.
Su rival en
las primarias agrega que Sánchez “tampoco tenía muy presentes el tema de
la plurinacionalidad o el federalismo”, en los que sí insistía su corriente
izquierdista. Ni tampoco se mostraba “muy proclive” a explorar una “estrategia
de pactos a su izquierda” en el momento en el que comenzaba a emerger Podemos.
“Era la época
en la que oscilaba
hacia Ciudadanos. Y después
ha habido un largo recorrido, como todos sabemos”. La incógnita consiste en
desentrañar hacia dónde.
Parte dos. El renacido.
José Antonio
Pérez Tapias se integró en la Ejecutiva del PSOE, a la que llegó con la premisa
de abrir “un espacio nuevo hacia la izquierda”. Pero en ese devenir, en 2016
Sánchez se negó a favorecer la investidura de Mariano Rajoy como presidente del
Gobierno y “el Comité federal de marras lo descabalgó de esa forma tan burda, tan dura e
improcedente”.
En ese
momento, cuando el líder caído coge su Peugeot 407, visita a las bases por toda
España y no descansa hasta ser reelegido secretario general del partido un año
más tarde es quizás cuando de verdad comienza a construir su personaje. Sánchez II, el renacido.
“Desde la
corriente Izquierda Socialista ahí sí que decidimos apoyarle y darle nuestros
votos, porque existía una brecha enorme entre las bases y el aparato. Existió
una tensión
altísima, aunque el PSOE cuenta con unos
resortes lo suficientemente fuertes como para que no hubiese una ruptura”,
comenta Pérez Tapias.
Simplemente
la derrotada en las primarias, Susana Díaz, desapareció de escena y Sánchez modeló
su propia estructura.
Pese a
haberle respaldado poco antes, en 2018 José Antonio Pérez Tapias se dio de baja del partido tras 25 años de
militancia. Se fue para seguir mirando a su
izquierda, criticando que PSOE y PP se habían acercado demasiado, sin saber que
poco después una moción de censura contra Rajoy terminaría con Sánchez en La
Moncloa.
“Ese viraje
se produjo porque se presentó la oportunidad. Es indiscutible que tiene olfato
político y una gran capacidad de situarse frente a los acontecimientos y hacer
apuestas arriesgadas que le suelen salir bien. Pero también es cierto que su
gestión ha sido muy personalista y que
ahora mismo el partido está falto de un debate interno en muchas cuestiones que no sólo
exigen una deliberación parlamentaria, sino también entre los órganos del
PSOE”.
- ¿Está definiendo
eso que otros han bautizado como el sanchismo?
- Lo que
puedo decir es que el partido funciona de una forma totalmente distinta a lo
que fue antes, no tiene nada que ver con el PSOE de Felipe González o Zapatero. Es verdad que hay un
sello personal que se extiende a toda la organización. Entonces, ¿sanchismo?
Pues sí, como etapa política, sí. Aunque no veo que eso signifique una
renovación en profundidad del proyecto socialista.
[El efecto
Pérez Tapias: primera crisis de Sánchez con el ala izquierda del PSOE]
Parte tres. El Sanchismo
El tercer
acto, el de su acción de gobierno, es también el de Sánchez como el alfa y el
omega de su mandato. La simbiosis entre personaje, estrategia e
ideología.
- Un nuevo
PSOE, decía.
- Sí, marcado
por esa impronta personal y el hiperliderazgo. Antes las estructuras eran más
participativas o deliberativas. Digamos que el partido estaba más vivo por la base, esa es la gran cuestión.
Pérez Tapias
ahora está centrado en resolver las inquietudes de sus alumnos de la
Universidad de Granada, donde imparte clases como catedrático de Filosofía.
Lleva años al margen del partido, aunque para alguien que lleva toda su carrera
estudiando a los referentes intelectuales de la izquierda, nunca se está fuera
de la política.
También desde
dentro del PSOE defendió un modelo federalista, insistió en abordar la cuestión
catalana y se mostró partidario de los indultos a los presos del procés. Pero en la madurez de la etapa
sanchista todo eso se difuminó en la Ley de
Amnistía.
“La virtud
tiene que ir acompasándose con la fortuna. Eso lo sabemos desde Séneca hasta
ahora, pasando por Maquiavelo. Es decir, la política marca una oportunidad,
pero hay que hacerlo de forma correcta. Y parece que se podía haber hecho mejor o de forma más
reflexionada”.
De nuevo,
según el exdirigente socialista, el problema del personalismo. “El Gobierno ha
presentado el mismo proyecto de ley muchas veces, visto de una manera muy
precipitada y sin la suficiente deliberación interna. Si por un lado tenemos un
desapego fuerte de una parte de la sociedad y, por otro, problemas por cómo ha
salido la ley, estamos ante un asunto no resuelto. Estos procesos requieren consensos muy amplios y
no se han logrado”.
Pérez Tapias
insiste en que “no es lo mismo razón de Estado”, la que se toma en virtud de
las necesidades de la ciudadanía; que “razón de gobierno”, en función de los
intereses partidistas. Aunque ese debate lo deja para “el futuro”.
Parte cuatro. Populismo.
Ahora estamos
en la legislatura de trinchera, la de Sánchez contra el fango y sus
enemigos.
- Han pasado
diez años desde aquel candidato de postulados liberales, que usted decía. Hoy
se presenta como la única alternativa viable contra la ultraderecha.
- Es verdad
que esa máquina del fango existe y funciona, no lo vamos a negar. Pero las
decisiones no pueden tomarse sólo bajo ese postulado. Es necesario retomar las
políticas sociales clásicas de la socialdemocracia y reducir un exceso de tacticismo, al que se suman ciertas dosis de
populismo que han contagiado el espectro político general.
El antes
candidato en unas primarias y hoy teórico de la izquierda no reduce sólo ese
populismo a sus rivales o a la extrema derecha. “Después de esos liderazgos
excesivos aparece la tentación populista. Y eso lo
vimos con la carta a la ciudadanía y los cinco días de reflexión del presidente
del Gobierno”.
Una década
después de aquella victoria imprevista que dio origen a una nueva etapa
política, hoy su rival de entonces sugiere que en el PSOE todo empieza y
termina con Sánchez. Llegará un momento en el que esto no sea así y toque abrir
un nuevo capítulo.
“Todavía le puede quedar bastante cuerda”, pronostica quien fue su oponente,
“aunque los liderazgos se muestran más fuertes cuanto más compartidos son”.
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