(RECOMENDABLE LEER ANTES LA PARTE 1 Y 2 ANTERIORES)
…/… Las Deudas, ahora se han transferido, en parte, a las cuentas
públicas pero siguen estando ahí. Las deudas conjuntas pública y privada se ha convertido
en un verdadero cáncer que amenaza con hundir a la economía mundial una vez
más, arrastrando a Europa y a los países más débiles, entre los que se
encuentra el Estado español.
En el año 2020, la recaudación por Ingresos Públicos alcanzó un
total de 418.656 millones de euros, con un incremento del 2,2 % tratándose del
mayor aumento de la presión fiscal registrado en toda la Eurozona. En cuanto a los Gastos Públicos
ascendieron a la suma de 588.279 millones de euros, lo cual arroja un déficit
de 169.623 millones de euros.
Si se continúa esta tendencia de acumular déficits y deudas públicas y
no se acomete la transición a un nuevo modelo
productivo Socialista, como alternativa al descompuesto modelo Capitalista, la
situación se agravará, pues nos podríamos enfrentar a las derechas, que si
ganan las próximas elecciones, su tarea consistirá en los recortes y austeridad
iniciado por Rajoy, pero ahora agravada por VOX y PP, que consistirá en producir millones de parados crónicos y que
otra generación entera se encuentre desperdiciando su vida en la ciénaga de la
degradación social, la corrupción, los
bajos salarios, con desigualdades y miserias crecientes.
El desempleo masivo actúa como un nuevo elemento de contracción del
mercado, favoreciendo una espiral descendente de la economía. Es el Beneficio y
no las nuevas tecnologías, lo que atrae a los capitalistas.
La supuesta recuperación mundial tiene más que ver con los planes de
estímulo inyectados por los gobiernos en la economía, en vez de que se haya
iniciado una dinámica ascendente de recuperación con cimientos sanos.
No está descartado que, bajo el modelo capitalista, cuando se inviertan las ayudas de Europa, la
economía volviera a resurgir uno o dos años, para luego sumirse en una profunda
depresión.
Si los banqueros quieren cobrar muy pronto esos préstamos que llegan del
BCE, las ayudas podrían volverse en su contrario y acelerar los desequilibrios
de las cuentas de los estados, que acabarán siendo también una rémora para la
recuperación económica, lo que explicaría que bajo el capitalismo no hay
salidas y caminamos de crisis en crisis hasta acabar en la barbarie.
El Gobierno de Coalición tiene que contemplar las posibles turbulencias
financieras que se siguen desarrollando, que demuestran que los bancos siguen
en graves problemas y que el futuro económico mundial no es nada halagüeño.
El Socialismo tiene como misión avanzar hacia un nuevo modelo de
producción Democrático y Participativo, con el concurso de la clase trabajadora
en acción de lucha, para cambiar la
naturaleza explotadora y corrupta del capitalismo.
En la historia sí ha habido casos en los que las economías de
determinados países han sufrido poderosas transformaciones sin romper con el
sistema capitalista: Japón al terminar la Segunda Guerra Mundial, Corea y los
llamados "tigres asiáticos" en los 80, o actualmente China (aunque en
este caso la transformación está vinculada a la restauración del capitalismo
Imperialista y a la Dictadura contra el Proletariado).
Desde luego, una combinación de factores históricos, que aquí no podemos
analizar por falta de espacio, explican todos esos casos.
El propio Estado español sufrió una tremenda transformación en los años
50 y 60 del siglo veinte, que terminó con un país fundamentalmente campesino y
posteriormente avanzó hacia la industrialización, que desarrolló un numeroso y poderoso proletariado.
La Historia nos relata, cómo a partir de la muerte del Dictador en 1975,
las masas pasaron a la acción forzando la llamada Transición iniciando la
derrota de la dictadura, cuyos restos quedaron incrustados en las Cloacas del
Estado, desde donde surge Vox y PP, partidos que quieren restaurar el
franquismo.
En aquella época, sectores enteros de la economía eran públicos como la
minería, los astilleros, la siderurgia, la electricidad, las telecomunicaciones, algunos sectores de la
Banca con la Caja Postal.
Pero esas empresas públicas tenían un objetivo muy concreto: eran
sectores que requerían enormes inversiones que ningún capitalista español
estaba dispuesto a asumir.
El Estado lo hacía para garantizar materia prima y productos básicos a
bajo coste para los capitalistas.
Más tarde, los capitalistas los
transformaban y comerciaban con tales mercancías y conseguían suculentos
beneficios.
Es decir, las medidas de "regulación" de la economía
introducidas por un Estado capitalista, bajo una dictadura atroz que mantenía a
la clase obrera encarcelada y reprimida, buscaban beneficiar a los capitalistas, como
han hecho siempre y volverán a hacerlo cuantas veces puedan.
El "desarrollismo" del franquismo se basaba en las condiciones
brutales que la dictadura imponía a la clase obrera: salarios de miseria,
ningún derecho democrático, pues estaban prohibidos los derechos de asociación,
reunión, libre sindicación, petición, manifestación, huelga y sobre todo los
Partidos políticos, excepto el de la Dictadura.
Pero el factor determinante que explica la transformación económica del
Estado español (y de muchos otros países en aquella época) fue un desarrollo
económico histórico en todo el mundo, el boom de la postguerra, con tasas de
crecimiento que rondaban el 9 y el 10% (nada que ver con la situación actual y
las perspectivas de crecer del 3 al 5 % como máximo).
En ese proceso, el papel del Estado, importante desde luego, no dejó de
ser un papel auxiliar. Ayudaba a impulsar la economía capitalista, pero no
podía, ni muchísimo menos (y tampoco pretendía) sustituir la iniciativa
privada, al revés, la fomentaba como sigue ocurriendo, propiciando las
privatizaciones.
Resulta interesante señalar que los mismos argumentos reformistas que
ahora se presentan como la panacea del "Estado de Bienestar”" fueron
los que en los años 80 y 90 impulsaron el desmantelamiento y/o privatización de
toda aquella estructura industrial.
Los gobiernos de Felipe González
fueron los principales adalides de la especialización de la economía española
en el sector servicios para modernizarla (turismo verde a cambio de acerías se
decía en las zonas industriales que se
desmantelaron, por ejemplo).
Se suponía que era para construir el "Estado de Bienestar” que
traería progreso y desarrollo. Esta crisis ha derrumbado por completo aquel
paradigma económico que ahora pretende ser sustituido por otro similar.
Supongamos, por un momento, que el Gobierno de Coalición lograra
transformar el modelo productivo en el sentido en el que se plantea, es decir, reformando el Capitalismo.
¿Traería consigo el nuevo “Estado de Bienestar” capitalista menos
explotación para los trabajadores, suprimiría la dinámica boom-recesión propia
del capitalismo, se terminaría con la especulación y con las burbujas
especulativas? No. Ningún país se ha librado de los efectos de la crisis
económica mundial.
Recordemos a Japón, por ejemplo; su modelo de economía, que por
excelencia se basa en la tecnología y la inversión, no impidió que se
desarrollara en los 80 una burbuja inmobiliaria sin precedentes de la que
todavía cojea.
Del consiguiente crac de Japón aún no se ha recuperado, a pesar de los
masivos planes de estímulo que el gobierno nipón inyectó en la economía y sigue
inyectando.
Actualmente la clase obrera sufre un paro histórico. También allí se
insiste en que para salir del atolladero tienen que construir el “Estado de
Bienestar”, mientras que el trabajador japonés se muere en el tajo por efecto
del “karoshi", o sea suicidio y asesinato, que es la muerte por exceso de
trabajo.
¿Quizás vamos al modelo productivo que fomente el consumo interno, como
el que había en EEUU hasta la actual recesión, a quien pretenden imitar los
dirigentes políticos del Estado español?
En el caso de China su economía sufre gravísimos desequilibrios que
pueden estallar en cualquier momento.
Pero es que además, las propias burbujas especulativas pueden estar
basadas en un sector tecnológico, no es un fenómeno exclusivo del Turismo, del
automóvil o del "ladrillo". No
podemos olvidar la burbuja de las punto.com de finales de los años 90.
Al fin y al cabo las burbujas son producto de las expectativas de
obtención de rápidos y fáciles beneficios y son inherentes al caos capitalista.
Respecto a la cuestión de la productividad, que le pregunten a General
Motors (GM) si la inversión y el desarrollo son o no son vacunas contra la
crisis. El gigante norteamericano estaba en el quinto puesto en el ranking
mundial de inversión en I+D y sólo la nacionalización encubierta por parte del
gobierno norteamericano evitó su
quiebra.
De hecho, el sector del automóvil, uno de los que más invierte en I+D
está sumido en una profunda crisis. Estos sectores, por mucha tecnología que
haya, no pueden evitar sufrir la sobreproducción, la gran contradicción del
sistema capitalista y podrían sufrir un crac en la transformación al auto
eléctrico global.
Paradójicamente, más tecnología no sólo no alivia las contradicciones
del capitalismo sino que las profundiza: aumenta la composición orgánica del
capital, ya que la máquina de por sí no crea plusvalía, así que, para mantener
su tasa de beneficios el empresario sobreexplota más si cabe al trabajador,
aumentando su jornada laboral, su ritmo de trabajo, etc. empeorando sus
condiciones de vida.
Es otra locura del sistema capitalista el que más maquinaria y más
producción lejos de ser empleada en mejorar nuestras condiciones de vida
acarrea más opresión. Este es el mismo dilema del debate entre la Ganadería
Extensiva y la Ganadería Intensiva que tanto revuelo ha dado hace unas
semanas, poniendo al Gobierno de Coalición al borde de la ruptura, por las
declaraciones del Ministro Alberto Garzón, que ha demostrado llevar razón.
El capitalismo en un sistema anárquico incapaz de conciliar la capacidad
productiva con las necesidades sociales de la clase obrera. Fijémonos en
aquella burbuja inmobiliaria española. Se construyeron millones de pisos hasta
que estalló la burbuja y, sin embargo, el problema de la vivienda sigue siendo
uno de los más acuciantes para jóvenes y trabajadores.
Existen muchos pisos vacíos, mientras malviven muchos trabajadores sin
hogar y los “Sin Techo” inundan las calles.
También podríamos hablar del fracaso escolar entre la juventud. Cuánto
potencial creativo desechado por el sistema capitalista. Qué universo de posibles talentos malgastado,
con la juventud atrapada en la droga, el paro y en la esclavitud de la miseria.
Sólo con poner a trabajar a los miles de licenciados y demás
desempleados, que están hoy en día en el
paro, las ciencias, la tecnología, el arte conocerían un desarrollo
impresionante y la sociedad podría desarrollarse a límites insospechados.
Pero el capitalismo no conoce de necesidades sociales y condena a la
humanidad a la ignorancia y la barbarie, al hambre, a la miseria y a la muerte,
pues suenan de nuevo tambores de guerra entre EEUU y Rusia, donde crece la
tensión por la disputa de Ucrania.
Definitivamente, el "Estado de Bienestar” del Gobierno de
Coalición, no será más que un conejo sacado de la chistera del reformismo sin
reformas, de una socialdemocracia que se ve verá obligada en todo el mundo a
aplicar contrarreforma tras contrarreforma en la medida en que no tiene
realmente otro modelo que aplicar, pues el reformismo se niega a romper con el
Capitalismo y defender un programa basado en el Socialismo Científico con
Democracia Participativa y Ética al servicio de la clase trabajadora y bajo su
control.
Detrás del debate del “Estado de Bienestar”, que no se consigue, surge siempre la vieja controversia entre las
fuerzas políticas de reforma o revolución. ¿Se puede reformar el sistema o
debemos luchar por su abolición?
El callejón sin salida de los reformistas, que hace tiempo abandonaron
una perspectiva de Transformación Socialista de la Sociedad y optaron por
asumir la lógica del capitalismo, no les
queda otro remedio que seguir los dictados de las grandes empresas.
El Socialismo Científico afirma que sí hay otro modelo, pero no este
modelo capitalista, que debe ser derrotado y superado a base de una Democracia
Participativa y Ética mediante la lucha conjunta y persistente de las
izquierdas, pero expropiando a los capitalistas y banqueros, para avanzar hacia
la planificación democrática de la economía.
La tarea de la clase trabajadora tiene que ser organizarnos mejor y
luchar unidos por el giro a la izquierda y así se podrá construir una nueva economía
capaz de desarrollar todo el potencial de la inteligencia humana, garantizando
y desarrollando unas condiciones de vida dignas para toda la humanidad, alcanzando
el verdadero “Estado de Bienestar”,
porque es imposible avanzar con ese utópico modelo productivo de
“capitalismo con rostro humano” que es imposible y que no cabe dentro del
capitalismo, sino que hay que debatir, organizarnos y unirnos para luchar por
el Genuino Socialismo.
COMISIÓN PERMANENTE.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA.
PSOE DE ANDALUCIA.
Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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