2020 fue, según el
Observatorio del Suicidio en España, el año con más suicidios desde 1906,
primero del que constan registros. Se suicidaron 3.941 personas, casi 11 por
día. Por primera vez, las mujeres fallecidas por suicidio superaron las 1000.
Los datos más alarmantes afectan a jóvenes, adolescentes y preadolescentes.
El número de personas entre
15 y 29 años que se quitó la vida se duplicó desde 2019. “Nunca se habían
registrado 14 suicidios de niños menores de 15 años”, declaraba el presidente
de la Fundación para la Prevención del Suicidio.
La precariedad, falta de empleo y perspectivas de futuro matan.
La OMS (Organización Mundial
de la Salud) prevé que en 2030 los problemas de salud mental sean la principal
causa de discapacidad en el mundo, superando los problemas cardiovasculares,
oncológicos y de otro tipo. Un 9% de la población mundial padece algún tipo de
problema mental y el 25% lo tendrá
durante su vida.
De enero a septiembre de
2021 los jóvenes atendidos por intentos de suicidio y problemas mentales graves
aumentaron un 60% en el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y se
multiplicaron por 4 en el 12 de Octubre de Madrid.
El incremento de suicidios,
intentos de suicidio y problemas mentales entre jóvenes era ya un problema
grave antes de la pandemia. Según el II Barómetro Juvenil de Salud y Bienestar
de la FAD, los jóvenes que declaraban haber sufrido algún problema de salud
mental pasaron del 28,4% en 2017 a un impactante 48,9% (7,3 millones) en 2019.
Las principales causas
mencionadas eran la situación laboral, bajos ingresos e incertidumbre ante el
futuro. Según Nel González Zapico, presidente de Salud Mental España, "la
gente con pocos recursos tiene tres veces más probabilidad de tener problemas
de salud mental".
Un estudio realizado en 2016 entre 1.367 jóvenes de 18 a 28 años por el Centro
de Investigación en Salud Laboral (CISAL) de la Universidad Pompeu Fabra
vincula “el desempleo, el empleo temporal y la inseguridad laboral con una
mayor incidencia de trastornos mentales”. Con el Estado español liderando las
tasas de paro juvenil y precariedad laboral, el estudio concluye que estamos
ante una “situación de extrema gravedad” que “podría estar moldeando la futura
salud mental en las poblaciones trabajadoras jóvenes”.
Defender la sanidad pública es urgente
La inmensa mayoría de problemas
de salud mental podrían no acabar en enfermedades graves, no digamos ya en suicidios,
de ser atendidos inmediatamente. Pero aunque “el 40% de consultas de Atención
Primaria son por problemas psicológicos, solo el 10% llega a salud mental“,
denuncia Pablo Rodríguez López, psicólogo clínico del Hospital Fundación
Alcorcón. “No es un problema de falta de profesionales cualificados, es un
problema de falta de profesionales contratados por la sanidad pública”, explica
José Ramón Pagés Lluyot (Coordinador de
la Fundación Anaed).
Frente a la media europea, de 18 psicólogos por 100.000 habitantes, el
Estado español tiene 6 psicólogos clínicos y 11 psiquiatras. Menos del 30% de
los profesionales está contratado en el sistema público. Sin el apoyo
psicológico necesario y sin poder costearse un terapeuta privado, la inmensa
mayoría de afectados se ven abocados a la medicación.
El 40% de jóvenes que
declara haber sufrido problemas de salud mental no ha recibido atención
especializada. Un 60% se automedica. Desde el inicio de la pandemia la
prescripción de psicofármacos, sobre todo ansiolíticos, antidepresivos e
inductores del sueño, se ha triplicado. La Fundación de Patología Dual denuncia
que el Estado español es de “los países más medicalizados de Europa y del
mundo” como consecuencia de “la falta de inversión” en salud mental.
Frente al 11,3% de Alemania
o 10% de Suecia, que dedican a este campo estos países, el Estado español
destina un 4%, ocupando el decimotercer lugar europeo tras Hungría y Polonia.
El resultado es que en Madrid, Catalunya, Baleares o Castilla y León el tiempo
medio para acceder a un centro de salud mental es de dos a tres meses,
prolongándose hasta siete u ocho en muchos casos.
Ante esta cruda realidad,
Pedro Sánchez presentaba el 9 de octubre de 2021, junto a la ministra de
Sanidad Carolina Darias, el nuevo Plan de Acción 2021-2021 Salud Mental y
Covid-19. Este plan prevé una inversión de 100 millones de euros, considerada
“ridícula” o “una miseria” por distintas sociedades de psiquiatría y colectivos
médicos. Por ejemplo Carlos Losada, de la Asociación Nacional de
Psicólogos Clínicos y Residentes (Anpir) señala: “Nosotros pedimos 6.000 plazas
de psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud y con este presupuesto
daría para contratar a 2.000 un año”.
Sánchez explicaba que “las condiciones de vida, la precariedad laboral y la
incertidumbre hacia el futuro aumentan el riesgo de padecer ansiedad, angustia,
depresión o trastornos más graves” pero su Ejecutivo acaba de aprobar una
reforma laboral que profundiza la precarización laboral y sigue recortando
gastos en sanidad, educación y otras necesidades sociales. Por su parte, Unidas
Podemos apoya sin fisuras el plan de Sánchez.
Abordar seriamente el
problema de la salud mental exige un plan de choque que garantice una sanidad
pública de calidad, con especialistas y personal de enfermería suficientes, y
aplicar políticas verdaderamente de izquierdas: ofreciendo condiciones de vida,
trabajo y ocio dignas a la clase obrera y la juventud. El único camino para
lograrlo es la movilización en las calles.
El aumento dramático de
enfermedades mentales y suicidios representa una denuncia escandalosa de este
sistema injusto que solo puede ofrecernos paro, precariedad y condiciones de
vida penosas.
Acabar con el capitalismo es
la única solución para desarrollarnos íntegramente como personas en una
sociedad donde construyamos nuestro presente y futuro.
ESCRITO POR TERESA PRADOS.
ESQUERRA REVOLUCIONARIA DE CATALUNYA.
Enero de 2022.-
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