En esta sociedad capitalista cada vez más desigual, la clase trabajadora
asalariada se encuentra “alienada” de su propio potencial humano, es decir,
“enajenada” y a veces no se reconoce en
su condición de explotado y oprimido pero la situación está cambiando. En su puesto de trabajo, el asalariado cada
vez se encuentra menos realizado como ser humano, quedando reducido a jugar el
papel de bestia de carga, una parte más de la maquinaria del aparato de
producción de la burguesía. La
conciencia sufre periodos largos de entumecimiento y el resultado es que vemos
una masa de personas incapaces de expresar sus capacidades humanas específicas;
la mayoría de las masas se encuentran “alienadas mentalmente”, pero hemos
entrado en una nueva época donde se esperan cambios bruscos y repentinos en la
toma de conciencia de la clase trabajadora y la juventud.
El asalariado no
trabaja para sí mismo, sino para un capitalista que le paga un salario de
subsistencia, cada vez más menguado, a
cambio de utilizar su fuerza de trabajo para sacarle el máximo
rendimiento. La plusvalía es la parte
del salario que genere el trabajador y que
se apropia el empresario como beneficio.
El trabajador “alienado” no comprende que el pago de un salario significa que la actividad
productiva pertenece al capitalista, porque piensa que tiene un Derecho (en abstracto) respecto
a su actividad y, a veces, lo asume como normal. Al asumir la lógica del sistema capitalista,
el asalariado acepta que su actividad productiva se reduce únicamente a ganar
el dinero que recibe que apenas le alcanza para sobrevivir, hasta que toma
conciencia de clase. Cuando toma
conciencia de la realidad, empieza su lucha por la liberación.
Los asalariados están
“alienados”, no solamente respecto a las actividades productivas, sino también
del objeto de su actividad: El producto que elabora o el servicio que presta no
pertenece al trabajador que le alquila
su fuerza de trabajo al patrón, por lo cual no puede utilizarlo a su voluntad
para satisfacer sus necesidades vitales directamente, sino cuando luego es
puesto en el mercado. Como el proceso de
producción está dirigido por el capitalista, éste suele usarlo vendiéndolo para obtener beneficio. Ford dijo aquella famosa frase” “Yo no
fabrico automóviles, yo fabrico dinero”.
El asalariado no tiene una noción correcta del valor de lo que produce y
mucho menos en las inmensas cadenas de producción.
Bajo el capitalismo,
los asalariados están “alienados” a veces, de sus propios compañeros de
trabajo. El capitalista se encarga de
destruir la cooperación natural del ser humano, produciendo y favoreciendo una
sensación de soledad del asalariado, para evitar lo más posible la formación de
sindicatos y organizaciones políticas y sociales que puedan hacerle frente de
forma colectiva en sus exigencias y reivindicaciones, o luchar contra las
injusticias que la patronal comete.
Además, el capitalista planifica el enfrentamiento de unos trabajadores
contra otros, para detectar a quién le saca más productividad, les hace
trabajar más rápido implantando horas extras, destajos y ritmos de trabajo
cronometrados y generando una hostilidad entre los propios asalariados que
rompe el compañerismo en el centro de trabajo.
Si estudiamos la teoría
marxista de la “alienación mental del obrero”, vemos que es la interpretación
ideológica del concepto psicológico y sociológico de una “enajenación mental
transitoria”, considerando que el trabajador, desde el punto de vista del
patrón capitalista, no es una persona en sí misma para éste, sino un capítulo
más de costo, como mano de obra en el proceso de producción que es representado
por su equivalente económico. El trabajador asalariado es una “máquina” más
para el patrón, determinada por la
cantidad de dinero que rinde, al utilizar la mano de obra para la
multiplicación del rendimiento, pero NO es “solo una “maquina más”, es la única que
produce plusvalía.
Marx asumió una fuerte influencia
filosófica de Epicuro; tomó un tema revelador para su tesis doctoral: “El
materialismo de Epicuro” y aplicó ese término de “alienación” al materialismo
en concepto de “explotación del proletariado” en relación con la propiedad
privada de los medios de
producción. Denominó “alienación” a las distorsiones que causa la
estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana y en la
percepción mental del asalariado, que se
siente ajeno en su puesto de trabajo, siendo ese modelo el causante de tal
“enajenación” bajo la sociedad capitalista.
Marx profundizó en sus análisis demostrando que las estructuras del
modelo del capitalismo es el que causa tal alienación, pero eso nunca lo aceptarán
los defensores del capitalismo, sus
ideólogos y tecnócratas mercenarios.
El desarrollo de la
sociedad capitalista, con la tendencia al monopolio, incluidos los grandes medios de comunicación
al servicio de los intereses imperialistas, complican, distorsionan o censuran
“sibilinamente” los análisis de los mecanismos sociales de “alienación”, con
campañas permanentes de intoxicación ideológica, en defensa del “liberalismo
ideológico ultra”, que es la semilla de la reacción que prepara la “mente de
las masas”, para que asuman, sin darse cuenta, el peligro que representa este
modelo capitalista, corrupto, decadente y degenerado en manos de los que en el
fondo, como Trump, Le Pen y demás caterva,
también se encuentran “alienados” por la obsesión de acumular riquezas, pero son en realidad un peligro con sus disputas bélicas y sus
intentos de hacer girar hacia atrás la rueda de la historia implantando el
“nacionalismo económico”, que podría poner en riesgo la viabilidad del planeta
Tierra, en su tozuda pugna por una hegemonía individualista que será casi
imposible de implantar.
Marx no inventó la
lucha de clases como algunos ignorantes nos quieren hacer creer, sino que la
investigó y trazó las ideas, las propuestas programáticas, la táctica, el
método y la estrategia global para superarlas intentando convencer, mediante la
ciencia y la filosofía del materialismo dialéctico como bases fundamentales de
su modelo, que la clase trabajadora debe formarse pero combatiendo cualquier
elemento de sectarismo y ultraizquierdismo. Al mismo tiempo, luchando
socialmente con “¡honradez y firmeza¡” contra los peligros de la
adaptación oportunista de las direcciones de izquierdas al sistema burgués,
cuando asumen su lógica de explotación y corrupción.
Todos los organismos
nacen, crecen se desarrollan y mueren; unos son de corta vida y otros de larga
duración. Los partidos de izquierdas también sufren esa decrepitud y cuando
solo quedan veteranos de forma mayoritaria dirigiéndolos y cometiendo errores y
torpezas aislados de sus votantes, pueden acabar en la bancarrota, como le está
ocurriendo en la actualidad a la socialdemocracia, que le salen competidores
jóvenes y la historia demuestra que aquellos que saben captar a la juventud
para incorporarla a sus filas, tienen el futuro en sus manos, por lo que, si el
PSOE no consigue el giro a la izquierda que espera la clase trabajadora y la
juventud, su situación crítica se podría
agravar.
La ciencia conoce la
viabilidad teórica de un modelo alternativo al capitalismo, que debe ser
mediante la socialización de las grandes palancas de la economía llevada a la
práctica, pero eso va a depender en
última instancia de la capacidad de los asalariados y de sus direcciones
políticas, sindicales y sociales de unirnos organizadamente para desarrollar un
potente movimiento vivo y democrático de la clase trabajadora, la juventud,
las capas medias y los sectores menos favorecidos, en defensa de un verdadero programa
genuinamente socialista, que sirva
para derrotar a las derechas y conquiste el futuro empujando una lucha firme hacia
adelante para potenciar las fuerzas que logren la victoria contra el
capitalismo y sus reaccionarios defensores, como la forma de poder avanzar
hacia la transformación de la sociedad,
porque otro mundo es posible y además, más necesario que nunca, pero con el
Socialismo.
José Martín Rodriguez.
Área de Comunicación.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE. A
(*) Según Marx, en la
sociedad capitalista, los trabajadores sufren una “alienación” ya que no se
consideran como seres humanos, sino como mano de obra que se representa como
un costo más. La persona asalariada se vuelve
utilizable y desechable como una máquina obsoleta, según el papel que el
capitalista le asigna para extraer la plusvalía,(parte del salario no
pagado), que representa su explotación y
el beneficio para el capitalista.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario