Comienza esta tarde una reunión de las fuerzas de izquierdas, a cuatro
bandas, que permite abrigar esperanzas para un PACTO favorable a los sectores
más castigados que consiga un Gobierno para el CAMBIO. Las elecciones del 20-D
señalaron la gran polarización y el giro a la izquierda que se ha venido
fraguando en estos últimos años de ataques y recortes llevados a cabo por el
Gobierno de Rajoy, totalmente sumido en la podredumbre de la corrupción. Desde
la caída de la Dictadura, éste es el Parlamento más dividido de todo el período
de la “transición chantajeada” de aquel antiguo régimen que había dejado “atado
y bien atado” todos los resortes de los herederos del franquismo, principalmente en el dominio de la banca, los
grandes negocios y los modos de favorecer el robo y la extorsión de forma
sibilina, pensando que siempre mantendrían la impunidad, pero les ha estallado
esa bomba de relojería en las manos.
Está siendo enorme la dificultad para la formación de un Gobierno a la vez que llegan presiones muy fuertes del
capitalismo europeo exigiendo la profundización de los recortes, ataques y
contra-reformas que la burguesía necesita para continuar restaurando la tasa de ganancias de este capitalismo mafioso
de casino dominado por los de siempre y descargando el peso de la crisis sobre
las espaldas de la clase trabajadora, los autónomos, las capas medias, los
pensionistas y sectores menos favorecidos de la sociedad.
La gran burguesía, (con el auxilio de algunos “santos barones laicos”
del PSOE, todo hay que decirlo), vienen marcando la estrategia de la presión
hacia la formación de una gran coalición entre PP-PSOE-C’s, con los argumentos
de proporcionar una estabilidad económica
y política que les permita mantener la hoja de ruta impuesta por la Troika, que no es otra que profundizar en
la ofensiva de rapiña, recortes y explotación contra la clase trabajadora y los
sectores menos favorecidos, pero están teniendo muchas dificultades para llevar
a cabo su proyecto, dado que Rajoy es visto como un cadáver político, pese a su
resistencia a dimitir, aunque su amiga Aguirre le haya marcado el camino de
salida.
Las presiones están siendo terribles, pero Pedro Sánchez se resiste
todavía porque sabe que las consecuencias de un pacto con las derechas podría llevar al PSOE a una catástrofe, siguiendo la
senda de la “pasokización” tan temida y
probable en ese caso. A su vez, eso
representaría dejarle el paso libre a PODEMOS que podría posicionarse
claramente como la opción hegemónica de la izquierda emergente, alentando a su
vez a IU/UP que podría comenzar su recuperación con fuerza.
La primera tanda de negociaciones entre PSOE y C’s había causado un
gran desasosiego en los votantes del Partido, sobre todo en la corriente
Izquierda Socialista, donde los foros echaban fuego, porque la situación se
había complicado con la propuesta de Pablo Iglesias (POD) de plantear el
gobierno alternativo al PP, pero adelantando la formación del Gobierno incluso
insinuando su composición y algunos de sus componentes, reservándose la
Vicepresidencia y algunos ministerios clave, pero marcando algunas líneas rojas. Parece ser que con la carta viada por Alberto
Garzón la pasada semana, respondida positivamente por Pedro Sánchez, aceptando
las negociaciones a cuatro bandas, PSOE-PODEMOS-IU/UP y COMPROMIS, existe la
esperanza de reconducir la posibilidad de formar un gobierno de las izquierdas
que represente a la inmensa mayoría.
Esta inteligente propuesta de Garzón ha descolocado tanto a C’s como a
Rajoy, que estaban muy animados viendo cómo se creían más cercanos a un futuro
gobierno de las derechas, sin querer asumir el ridículo hecho por el
representante del PP, al declinar someterse a la investidura por dos veces a propuesta del Jefe Del Estado,
ante el temor bastante fundado de que
nadie le apoyaría, pues esperaba un estrepitoso fracaso, porque para el resto de fuerzas
parlamentarias, cualquier voto favorable
a Rajoy pudiese ser visto por los ciudadanos como de complicidad en el lodazal
de la corrupción que rodea a la cúpula del PP.
La burguesía, con todo el aparato de propaganda en pié de guerra
contra las izquierdas, está oponiéndose con uñas y dientes a que se forme un
gobierno que represente a los trabajadores y lo van a continuar haciendo de
todas las formas posibles empleando todos los medios a su alcance, como hemos
visto con estupor echar manos del discurso sobre el terrorismo de ETA e incluso
de amenazas y chantajes en la economía, para desatar una política de terror que
prepare el ambiente a su favor. Es
cierto que la situación mundial es difícil, pero precisamente es la política de
austeridad del capitalismo, con su crisis, su podredumbre, su corrupción y sus guerras, los responsables directos, como puede
entenderse con estos argumentos.
Cierto que hemos entrado de lleno en un nuevo periodo marcado por el
incremento de la inestabilidad y las guerras, afectando a todo el planeta, tanto en el plano político, social y económico.
Esta situación de crisis prolongada, estancamiento y posible recaída de la
recesión, (que expresa el agotamiento del modelo capitalista) está provocando una atroz guerra
inter-imperialista, bajo la excusa de luchar contra el terrorismo, que ellos
mismos han financiado y provocado. Por ese camino de empobrecimiento
generalizado de las masas, lo más probable es que se den convulsiones sociales
y luchas masivas que acelerarán las luchas entre las clases, porque la clase
trabajadora está entendiendo a escala internacionalista que si no luchamos
unidos contra la guerra y las injusticias que provoca el capitalismo nos
llevarán a la catástrofe y al caos.
Nuestra corriente Izquierda Socialista se ha venido manifestando en
cada Asamblea y Coordinadora, contra las guerras, el terrorismo y todo tipo de
violencia, entre ellas, la violencia que representa la opresión de los pueblos
y la explotación de la clase trabajadora, por lo que seguimos apostando por un
Gobierno de los trabajadores, en la línea de la posibilidad que se abre de una Conjunción de las Izquierdas
PSOE-PODEMOS-IU/UP y COMPROMIS, en defensa de un programa que desmantele las
tramas de corrupción y avance hacia la solución de las cuestiones sociales con
carácter de urgencia.
Sigue la incertidumbre sobre qué tipo de gobierno se formará e incluso
está en el aire la convocatoria de nuevas elecciones que sería visto por la
inmensa mayoría de los votantes como un fracaso más de las direcciones
política. Además podrían incluso
producirse unos resultados todavía más dispersos en la composición del
Parlamento, o que las clases dominantes, con su gran aparato mediático y utilizando la política del miedo,
sacaran resultados favorables, si el pueblo cansado opta por la abstención, o que, por el contrario, en un movimiento
dialéctico, podría producirse un cambio
brusco y repentino en la conciencia de las masas, que profundizara el giro a la izquierda. Esto pondría claramente en crisis final el
Pacto de 1978 y propiciaría el camino para un nuevo proceso Constituyente. Todo
está dentro de la situación que habíamos previsto los que utilizamos el método
del materialismo dialéctico para el análisis de la realidad, cuando anticipamos
que se darán “cambios bruscos y repentinos en la conciencia de los
asalariados”, período en el que estamos entrando de forma acelerada.
Amplios sectores de la clase trabajadora, capas medias y la juventud
han venido sacando conclusiones y aprendiendo lo que representa un capitalismo
mafioso, corrupto y en decadencia, para los intereses de los más pobres y ese
aprendizaje no ha sido en vano, como hemos visto la evolución desde el 15-M hasta el 20-D. La
toma de conciencia de la utilidad de las luchas masivas, la necesidad de la acción directa, la organización desde las
bases y avanzar hacia la unidad, está calando cada vez más entre las
masas. El salto cualitativo en el
proceso molecular de toma de conciencia se
está ya expresando claramente en las urnas y en las calles, que incluso se
refleja, aunque con algunas distorsiones,
en un terreno tan difícil y complicado como es la cuestión territorial,
sobre todo en Cataluña que necesita una respuesta democrática urgente que ha sido incapaz de
ofrecer la política inmovilista, ultra-
centralista y torpe aplicada por el PP.
El pueblo soberano e inteligente, los millones de trabajadores, los jóvenes
activistas, los pensionistas, los parados, los autónomos y demás capas medias, están entendiendo que para salir de este
estancamiento no basta sólo con un gobierno con buenas intenciones para doblarle
el pulso al capitalismo y avanzar hacia un mundo mejor, sino que necesitamos defender
entre todos un programa socialista para
el Cambio, que combata radicalmente contra la corrupción, los despilfarros y
los abusos.
Para conseguir avanzar hacia esos objetivos, el primer paso es llegar a un entendimiento de
las izquierdas para formar Gobierno, pero a su vez necesitamos confluir con sindicatos y partidos de
izquierdas en un proyecto común de reorganización, de unidad y de participación
social, que permita el control
democrático de la Administración del Estado, para poner en práctica un programa de defensa
de los intereses de la mayoría de la sociedad,
poniendo en primer término el rescate de las personas, de los servicios
sociales y de inversiones que impulsen la creación de millones de puestos de
trabajo y que se oponga intransigentemente a cualquier recorte que quieran imponer desde la Troika.
Tenemos que prepararnos para las luchas venideras por si se necesita movilizar
a las masas exigiendo plantear un combate serio y sostenido que promueva la transformación
de la sociedad, en caso de que la burguesía intente torcer la voluntad
democrática de un gobierno de los trabajadores que representará a la inmensa
mayoría de la población. Bajo el
capitalismo no hay salida para la humanidad, así que no queda otra alternativa
que buscar el camino de la izquierda, uniéndonos para la lucha por una
verdadera regeneración democrática y defender el genuino socialismo.
JOSÉ MARTIN RODRÍGUEZ.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
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