Con la difusión permanente de la ideología cultural de la clase burguesa dominante, a través de la escuela y del oligopolio de sus Mass Media, junto al abandono por unos dirigentes de las organizaciones de izquierdas y el desconocimiento por otros, de la filosofía del materialismo dialéctico, más propio y necesario de los asalariados, esta identidad cultural de clase se ha diluido bastante.
La cultura dominante burguesa tiende a eclipsar a la cultura de la clase obrera, ya que el mundo global consumista de la economía liberal, impone su cultura ideológica. Pero no puede acabar con el antagonismo entre ambas clases, existiendo ellos, los “burgueses dominantes y explotadores” y nosotros, los “asalariados explotados y dominados”, por mucho que lo quieran negar.
Como decía Largo Caballero, “La cultura obrera es una lucha permanente contra la ignorancia impuesta por la clase burguesa dominante".
La clase asalariada asume desde la infancia la "cultura burguesa" pero al pasar por la experiencia homogeneizante de la explotación capitalista, propia de su situación de clase como mano de obra, en un momento dado, despierta a la realidad y se siente explotado, desarrollo que se viene produciendo por el proceso molecular de toma de conciencia lento o a veces a saltos bruscos, y comprende que es un explotado más de los millones que existen en el mundo.
La cultura burguesa de la clase dominante educa a los ciudadanos para creer en la ficción y en la religión porque se soporta sobre una base metafísica. Eso equivale a enseñar a creer en lo que no se ve, sea mentira o sea verdad. Con esa técnica la burguesía se permite servirse a base de la “alienación mental” para su provecho de clase y perpetúa la explotación del pobre por el rico. A la burguesía no le interesa enseñar a pensar, sino enseñar a obedecer.
La cultura obrera, que como explicaba Largo Caballero “es una lucha permanente contra la ignorancia impuesta por la clase dominante”, tiene que basarse en el conocimiento científico, es decir, que se soporte en una filosofía basada en el materialismo dialéctico, que nos enseñe a buscar la verdad ética para mejorar la humanidad, rechazando el individualismo, la opresión, la explotación, el engaño y los valores impartidos por la clase de los poderosos y corruptos. A la moral hipócrita de la burguesía tenemos que contraponer la ética socialista que es la filosofía más adecuada para la clase trabajadora.
Bajo el sistema capitalista no se puede aplicar una educación científica global porque los poderes fácticos se oponen. La clase dominante, a través de su brazo ideológico que es la Iglesia Católica, se opone a que se tomen las medidas adecuadas porque están defendiendo intereses privados. No pueden defender lo público porque contradice su propia filosofía. No defienden una educación, laica, científica, pública, igualitaria y de calidad, porque necesitan fomentar las élites formadas por los retoños de la burguesía para perpetuar su dominio de clase. Es imposible que la burguesía pueda defender una política social solidaria que satisfaga las necesidades humanas porque perjudica su móvil, que no es otro que el lucro privado.
Al impartir el conocimiento bajo un cierto método y con unos objetivos concretos, el pensamiento de los economistas burgueses está deformado. En su modelo económico, no se estudia para producir encaminados a satisfacer las necesidades de la población, sino para el lucro privado, para la ganancia de los capitalistas. Los que entran dentro de esa categoría profesional, son unos simples “mercenarios”, lo sepan o no, que actúan hipócritamente en defensa de sus “amos” los capitalistas. Están al servicio de los intereses de quien les paga a sabiendas que con sus planteamientos y sus técnicas perjudican a la clase trabajadora.
Nos han bombardeado con la propaganda de que la “economía de mercado” es la más eficiente. ¿Para quién? Es siempre más eficiente para los que tienen recursos. Hagan la prueba de ir a cualquier mercado sin dinero y comprobarán la “libertad de la que gozan”.
En el mercado se ejerce la “Libertad del Poderoso”, contra el débil, que es el obrero, que pierde su libertad cuando el patrón le arranca la plusvalía, o cuando lo manda al paro, y que no puede ser fuerte porque está desorganizado y desunido, viéndose sometido, tanto por la cultura de la clase dominante como por la fuerza de los poderes instituidos.
Con la entrada en la Unión Europea y la puesta en marcha de una serie de políticas a base de Directivas emanadas de grupos financieros, que actúan al margen del control político, cuyo fin concreto es la defensa de los intereses de esa “Europa de los Mercaderes” que tanto hemos venido denunciando desde Izquierda Socialista de Málaga-PSOE-A, y que nos prometieron que tan beneficiosa sería, porque el comercio iba a favorecer el desarrollo, eso ha sido cierto solamente en parte. Ha sido cierto para la burguesía, en cuanto que ha beneficiado el desarrollo y la potenciación de la banca, los monopolios y los grupos de presión de los imperialistas europeos, perjudicando los intereses de los ciudadanos y de sus salarios que siguen menguando cada año.
Ejemplos hay miles, pero para muestra basta un botón. En 2025, la tasa de desempleo en la Unión Europea (UE), continúa su tendencia a la baja,con una tasa para la Zona Euro del 6,3 % en agosto y del 5,9 % para la U.E. en el mismo mes. En el Estado español se mantuvo como país de la UE con la tasa de desempleo, superando el 10 %
Para salir del atolladero en el que nos ha metido el “libre mercado” capitalista, no queda otro remedio que luchar en líneas de clase para avanzar hacia un nuevo modelo de sociedad, donde se pueda planificar la economía. Como no se puede planificar lo que no se controla y no se puede controlar lo que no se posee, lo natural es que se plantee claramente sobre la mesa un programa verdaderamente socialista, donde se contemple la nacionalización de los sectores básicos de la economía, entre ellos la banca, los monopolios y los latifundios, indemnizando en casos de necesidad, para planear de manera científica y armoniosa el futuro de la producción y la distribución de bienes y servicios.
Con un modelo cultural diferente, con sindicatos fuertes y combativos, con una democracia socialista sana, y una economía al servicio de la humanidad, trabajando todos, se produciría más y si a su vez se repartiese mejor, sería el inicio de la salida de la catástrofe capitalista de la corrupción y las mentiras, con el rumbo puesto hacia un nuevo modelo de sociedad, que deje en el basurero de la historia el corrupto modelo capitalista que está obsoleto y ha colapsado corroído por la especulación, la corrupción y sus propias contradicciones.
Invitamos a la clase trabajadora a movilízarse y luchar con nosotros por cambiar la sociedad, porque otro mundo es posible, pero con el Socialismo Científico para avanzar hacia una Democracia Participativa y Ética, porque bajo el capitalismo NO hay futuro para la Humanidad.
COMISIÓN PERMANENTE.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA
PSOE. DE ANDALUCÍA.
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