Después de la
Conferencia Política, el PSOE sigue
exactamente donde
estaba. Plantear seriamente que
en esa conferencia el
Partido Socialista ha
enmendado errores y
reflexionado sobre la situación
social y económica
actual por la que atraviesa el
capitalismo no sólo
sería engañarnos a nosotros
mismos, sino que
pretenderíamos engañar a los
trabajadores. Todos
sus documentos rezuman
palabrería hueca,
brindis al sol y, en el mejor
de los casos, esbozos
de promesas
condicionadas al
consenso de “todos”.
Cualquier problema
serio de los que estaban planteados
fue dejado de lado,
incluyendo el de la cuestión nacional
en Catalunya. Síntoma de lo poco que han
cambiado
las cosas para la
dirección del PSOE es el hecho de
que hayan acordado,
ante la protesta de gran parte
de los delegados, el
apoyo a la monarquía; incluso
se han “preocupado” de
que una mujer pueda
reinar, para lo cual
proponen cambiar la
Constitución (página
8, apartado 3,
del documento Reformas
Constitucionales).
Y esto sucede en un
ambiente de descrédito
de la institución
monárquica, salpicada con
gravísimos casos de
corrupción y despotismo
tan habituales entre
los Borbones.
El proceso de esta
Conferencia fue puesto en marcha
con la desgana con la
que se hacen las cosas
para cumplir. La
participación de las bases no
ha sido especialmente
destacable y nadie sabe de donde
han salido esas 250
entidades sociales que han participado
ni quién ha elegido
los 750 delegados. No es de extrañar,
por tanto, que no se
hayan aprobado
ni convocado las primarias.
Rubalcaba afirmaba que
“el PSOE ha vuelto”, e incluso
otros se atrevían a
decir que había girado a la
izquierda. Eso no ha
ocurrido ni en la terminología
ni en los hechos, todo
lo más, discursos lamentables
como el de Susana Díaz
babeando palabrería patriótica.
Pero de medidas
concretas para las familias
obreras, ni mención.
La dirección del PSOE
deposita todas sus esperanzas
en los ya manidos
pactos y consensos. Pretenden recuperar
los derechos perdidos
y consolidar nuevos sobre la base
de reformar la Constitución.
Este es un grave
problema. Los socialdemócratas nos
dicen que hay que
incorporar a la Constitución los
derechos sociales
básicos para que no puedan ser
atacados. Sin embargo,
todos esos derechos, de
manera genérica, ya
están recogidos en la misma.
¿Acaso Rubalcaba y
compañía se creen que la
burguesía española va
a respetar los derechos
de nadie por el simple
hecho de que vengan
recogidos en un papel?
Y de llevarse adelante,
¿cómo se garantizarían
los recursos económicos
destinados a ello?
De dónde sacarían el
dinero es algo que no
aclaran, mientras en
la página 3 del apartado
‘Crecimiento y Empleo’
afirman que uno
de los tres retos mas
importantes de la
economía española es
el de “cerrar nuestra
brecha fiscal para
garantizar el estado de
bienestar y la
sostenibilidad de nuestras
cuentas públicas”(¡!).
Un programa que no
cuestiona el capitalismo
El documento de 130
medidas fija las intenciones
y voluntades de la
dirección socialista en relación
a la pérdida de poder
adquisitivo de los salarios
cuando prometen
“recuperar el poder adquisitivo
de los salarios en
cuanto se asiente el crecimiento
de la economía
española” (medida 30, página 11).
Esto es, no se sabe para cuando.
Otra cosa que deja
para mejor ocasión es el
aumento del gasto en
Educación hasta el 7%
del PIB en un plazo de
¡ocho años¡ Y lo peor
está por llegar.En el
apartado “derecho a la
educación” del
documento “Reformas
Constitucionales” no
hace mención a la
derogación de la Ley
Wert (posiblemente
lo dejen en manos del
“consenso” prometido
por “todos” para su
derogación, incluida
la derecha
nacionalista), y en referencia a
los centros
concertados les concede un claro
espaldarazo dado que
les da el nivel de
escuela “subsidiaria
de la pública”
(medida 62, página
18).
En referencia a las
pensiones, sólo plantea volver
a la reforma de 2011.
¡Como si ello significara
una mejoría sustancial
para el sistema!
No es nuestra
intención destripar las resoluciones
de la Conferencia,
porque no aportan nada
nuevo. Lo que sí es
destacable es que Rubalcaba
y el resto de los
dirigentes socialdemócratas se
han lanzado, como
hasta ahora, a detallar toda una
serie de medidas que
lo único que pretenden es ser
la bala en la recámara
de la estabilidad del
sistema burgués y del
capitalismo en general.
Para luchar consecuentemente por recuperar
los derechos robados,
el PSOE debería
cambiar diametralmente
su acción política,
dado que la actual,
por su inacción en
unas ocasiones y por
su colaboración en otras,
le han convertido en uno de los pilares
del desacreditado y
aislado gobierno de la derecha.
No hay una sola
palabra ni una sola medida que nos
haga pensar que un
hombre como Rubalcaba,
que participó en el
Gobierno de los recortes
con Zapatero vaya a
cambiar tanto como para
luchar por devolver
los derechos robados por
el gobierno del PP. Ello debería haber ocasionado
un cambio radical
desde ya, en la forma de
gobernar del PSOE allá
donde mantiene
gobiernos autonómicos
y locales, donde
sus cargos públicos se
afanan en la
aplicación de las
directrices del gobierno
Rajoy como alumnos
aventajados.
JOSÉ LUIS RUIZ.
Militante del PSOE.
(Socialistas por la
Izquierda- I.S. MADRID)
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