3 de mayo de 2021

SOBRE EL MATERIALISMO DIALÉCTICO.

 


¿Qué es la filosofía?

En todos los momentos de la historia humana, los hombres elaboraron algo así como un cuadro del mundo y señalaron también el lugar que el hombre ocupaba en ese cuadro. Es decir, desarrollaron una filosofía. Las piezas que se usan para construir ese cuadro se obtienen observando la naturaleza y por medio de la gene­ralización de las experiencias diarias.

 Algunos hombres piensan que no necesitan una filosofía, ni siquiera una con­cepción del mundo. Pese a todo, en la práctica todo el mundo tiene una filosofía, incluso cuando ésta no se expresa conscientemente. La gente que vive según el sen­tido común, en realidad piensa siguiendo la ideología dominante. Marx dijo una vez que las ideas dominantes en una sociedad son las de la clase dominante. Para mantener y justificar esta dominación, la clase dominante se sirve de todos los medios a su alcance para evitar que el trabajador sea consciente de su situación:

La escuela, la televisión, la Iglesia y la prensa son usados para propagar la ideolo­gía de esta clase dominante e impulsar al trabajador a la aceptación de este siste­ma como la forma más natural y permanente de sociedad.

 Al carecer de una filosofía socialista consciente, los trabajadores se encuentran influidos inconscientemente por la filosofía capitalista. En todo momento dentro de una sociedad dividida en clases, la clase revolucionaria en ascenso tiene que luchar por una nueva concepción del mundo, atacando a la vieja filosofía que jus­tifica y defiende el viejo orden de cosas, si quiere ver convertida en realidad su intención de cambiar la sociedad.

 IDEALISMO Y MATERIALISMO

 A lo largo de la historia de la Filosofía vemos cómo podemos situar a los filósofos en dos campos: en uno los idealistas y en el otro los materialistas.

 La idea común del idealismo (es decir, continuidad en la persecución de unos ideales) y materialismo (desagradable egoísmo y preocupación por tener dinero), no tienen nada que ver con el idealismo filosófico y el materialismo filosófico.

Muchos grandes pensadores del pasado fueron idealistas, como por ejemplo Pla­tón y Hegel. Esta escuela de pensamiento concibe la naturaleza y la historia como un reflejo de las ideas o del espíritu. La teoría de que el hombre y todas las cosas materiales fueron creadas por un espíritu divino, es un concepto básico del idealismo.

Esta concepción es expresada de muchas maneras, si bien se basa en que las ideas gobiernan el desarrollo del mundo material. La historia se explica como la historia del pensamiento;los actos de los hombres son vistos como resultado de pensamientos abstractos y no de las necesidades materiales del hombre. Hegel fue un poco más lejos, aún siendo un idealista convencido, e hizo de los pensamientos una Idea independiente que existía, para él; fuera del cerebro e independiente del mundo material. La materia era simplemente un reflejo de esta Idea. La religión es parte y parcela del idealismo filosófico.

En el otro lado, los filósofos materialistas han defendido que el mundo material es real y que la naturaleza o materia es lo primario. La mente o las ideas son un producto del cerebro. El cerebro y, por lo tanto las ideas, surgen en un cierto momento del desarrollo de la materia.

 Las piedras angulares del Materialismo son: 

a) El mundo material, conocido por los hombres a través de los sentidos y ex­plorado por la ciencia, es real. El desarrollo del mundo se debe a sus propias leyes naturales, sin ninguna relación con lo sobrenatural. 

b) Sólo hay un mundo, el material. El pensamiento es un producto de la mate­ria (del cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencia propia. Por tanto, las mentes o las ideas no pueden existir aisladas de la materia. “Para mí —decía Marx— la idea no es nada más que el mundo material reflejado en la mente hu­mana y transformado en forma de pensamiento”. Y en otro sitio “el ser social determina la conciencia”.

Los idealistas ven la conciencia, el pensamiento, como algo externo y opuesto a la materia, a la naturaleza. Esta oposición es algo totalmente falso y artificial. Hay una estrecha correlación entre las leyes del pensamiento y las leyes de la natu­raleza, porque las primeras siguen y reflejan las segundas. El pensamiento no pue­de arrancar sus categorías de si mismo, sino solamente del mundo exterior. Inclu­so los pensamientos que nos parecen más abstractos se derivan, de hecho, de la observación del mundo material.

 Una ciencia en apariencia abstracta como son las matemáticas puras tiene, en última instancia, su origen en la realidad material y no en una invención del cere­bro. El niño en la escuela, secretamente, cuenta sus dedos materiales bajo un pu­pitre material antes de resolver un abstracto problema aritmético. Haciendo esto, está recreando los orígenes de las matemáticas. Nos basamos en el sistema deci­mal porque tenemos diez dedos. Los números romanos se basaban, en un princi­pio, en la representación de los dedos.

 En palabras de Lenin “la materia actuando sobre nuestros órganos sensitivos produce sensaciones. Las sensaciones dependen del cerebro, de los nervios, de la retina..., es decir, son el supremo producto de la materia”.

 La persona es parte de la naturaleza y desarrolla sus ideas en interacción con el resto del mundo. Los procesos mentales son en efecto reales, pero no son algo absoluto, al margen de la naturaleza. Se les debe estudiar en las circunstancias ma­teriales y sociales en las que surgen. “Los fantasmas formados en el cerebro hu­mano —afirmaba Marx— son necesariamente sublimaciones de su proceso mate­rial de vida”. Más tarde concluía: “Moral, Religión, Metafísica, todo el resto de la ideología y sus correspondientes formas de conciencia, no sostienen su aparien­cia de independencia. No tienen historia, ni desarrollo; pero los hombres, desarro­llando su producción material y sus relaciones materiales, alteran paralelamente su existencia real, su forma de pensar y el producto de ésta. La vida no es determi­nada por la conciencia, sino la conciencia por la vida”.

 

LOS ORÍGENES DEL MATERIALISMO

 “El lugar de nacimiento de todo el materialismo moderno —escribía Engels— desde el siglo XVII en adelante, es Inglaterra”.

 En esa época, la vieja aristocracia feudal y la monarquía empezaron a ser com­batidas por las clases medias recién aparecidas. El bastión del feudalismo era la Iglesia Católica de Roma, que proporcionaba una justificación divina para la monarquía y las instituciones feudales. Estas, por tanto, tenían que ser liquidadas an­tes de que el feudalismo pudiera ser abatido. La burguesía en ascenso se enfrentó con las viejas ideas y los conceptos divinos sobre los que el viejo orden se basaba. 

 “Paralelamente con el ascenso de las clases medias, vino un gran renacimiento de la ciencia: La Astronomía, la Mecánica, la Física, la Anatomía, la Fisiología, fueron cultivadas de nuevo. Y la burguesía para el desarrollo de su producción industrial, requería una ciencia que investigase las propiedades físicas de los objetos naturales y los modos de acción de las fuerzas de la naturaleza. Hasta entonces la ciencia no había sido otra cosa que la servidora de la Iglesia, no se le había permitido ir más allá de los límites que la fe determinaba y, precisamente por esto, no había habido de ninguna manera una ciencia. (En el siglo XVII, Galileo demostró el carácter ver­dadero de la teoría de Copérnico de que la tierra y los otros planetas giraban alrede­dor del Sol. Los profesores de aquella época ridiculizaron esas ideas y usaron el po­der del Índice y de la Inquisición contra Galileo para forzarle a retractarse de su teo­ría). La ciencia se rebeló contra la Iglesia; la burguesía no podía hacer nada sin la ciencia y, por lo tanto, tenía que unírsele en la rebelión”. F. Engels.

 Fue en esa época cuando Francis Bacon (1561-1626) desarrolló sus revoluciona­rias ideas sobre el materialismo. Según él, los sentidos eran infalibles y, a la vez, la fuente de todo conocimiento. Toda ciencia se basa en la experiencia —nos dice— consiste en someter el dato concreto a un método racional de investigación: In­ducción, análisis, comparación, observación y experimentación.

 Quedó, de todas maneras, para Tomas Hobbes (1588-1679) el continuar y desa­rrollar el materialismo de Bacon, dentro de un sistema. Hobbes se dio cuenta de que las ideas y los conceptos eran sólo un reflejo del mundo material y que “es impo­sible separar el pensamiento de la materia sobre la que se piensa”. Más tarde, el pensador inglés John Locke (1632-1704) certificó con pruebas este materialismo..../...

(CONTINUARÁ MAÑANA CON PARTE 2 DE 5). 

Fuente:  Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels.  Extracto del Cuaderno de Formación Marxista número 1.  Materialismo Dialéctico.

https://fundacionfedericoengels.net/

 


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