15 de octubre de 2019

Por un Estado Federal, Laico, Republicano, Socialista, Plurinacional, Democrático, Cooperativo y Solidario para transformar la sociedad.

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REDIFUSIÒN DE UN ARTÍCULO PUBLICADO EN EL AÑO 2017 DONDE SE APROBÓ UNA PROPUESTA PARA DEBATE SOBRE EL CONFLICTO TERRITORIAL.

Tanto el PP con su inmovilismo y carencia de diálogo durante cinco años como los responsables de la Generalitat de Catalunya con su deriva hacia el  independentismo irresponsable, han llevado la situación del conflicto territorial hacia una situación extremadamente irresoluble. La radicalización y el empecinamiento de Rajoy, representante de un  “españolismo carpetovetónico rancio” frente al “independentismo intransigente” del Govern de Catalunya atrapado por la CUP, nos están llevando al temido choque de trenes, sin que ninguno de los dos frentes sean capaz de ofrecer una salida. 

Existe una alternativa Federal y Democrática pero las fuerzas políticas del arco parlamentario se niegan a ponerla sobre la mesa para debatirla en libertad, ocultando el debate a la ciudadanía de todo el Estado. En la Conferencia de Izquierda Socialista de Andalucía celebrada en Sevilla se aprobó por  unanimidad, junto con otra serie de propuestas programáticas y orgánicas, el apartado 8 que consta de 50 tesis que ofrecen con claridad la alternativa que debe tomarse en consideración para conocimiento y debate general, cuyo apartado titulado “ EL FEDERALISMO Y LA DEMOCRACIA COMO ALTERNATIVA A LOS CONFLICTOS TERRITORIALES”, sometemos a la consideración de toda la ciudadanía a la vez que  retamos a las direcciones de  fuerzas políticas, sindicales y sociales a participar en este ineludible debate antes de que sea demasiado tarde: He aquí nuestras tesis:  

“”8.1.- El debate sobre la cuestión nacional, afecta al Estado español y a los territorios de Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía y al resto de CCAA y para tener una posición sobre tan delicado asunto es fundamental que nos basemos también en el estudio de los procesos históricos y la teoría marxista, para intentar conocer las diversas posiciones defendidas por los acuerdos del movimiento obrero a través de sus Internacionales e intentar canalizar la resolución de estos conflictos con métodos democráticos, es decir, a través del ejercicio del voto, como el método más civilizado, evitando el tan referido “choque de trenes”, sobre todo en pleno túnel negro de la crisis que amenaza con una recaída de la recesión. 
8.2.- Ante las consideraciones de algunos compañeros de partido, que actualmente se acogen al argumento de que supuestamente no existe un marco legal que lo ampare para refutar con firmeza la existencia de un derecho de autodeterminación de los pueblos, conviene insistir en el hecho de que en  lo único en que podemos y debemos basarnos a la hora de analizar el derecho de autodeterminación, es en el estudio histórico, económico y social de los movimientos nacionales. No encontraremos ninguna respuesta adecuada  a nuestras necesidades en definiciones jurídicas deducidas de toda clase de "conceptos generales" de derecho, ni en tratados internacionales vigentes,  que no obedecen sino a intereses ajenos a los de nuestra clase
8.3.- Nos proponemos continuar el debate y nos remontamos  a los acuerdos del Congreso Internacional de Londres celebrado en 1896, donde podemos leer:  “El Congreso declara que está a favor del derecho completo a la autodeterminación de todas las naciones[i] y expresa sus simpatías a los obreros de todo país que sufra actualmente bajo el yugo de un absolutismo militar, nacional o de otro género; el congreso exhorta a los obreros de todos los países a ingresar en las filas de los obreros conscientes de todo el mundo, a fin de luchar al lado de ellos para vencer al capitalismo internacional y alcanzar los objetivos de la socialdemocracia internacional”.
8.4.- Como ocurre a veces, una cosa es la letra y otra su interpretación, ya que incluso anterior a esa fecha, el debate y las posiciones eran diversas, aunque los teóricos del socialismo, basándose en el método materialista dialéctico, exigían que, para analizar cualquier problema social, debe encuadrarse en un momento histórico concreto, y luego, si se trata de un país donde se estudie el planteamiento de un programa nacional determinado, se tengan en cuenta las particularidades concretas que distinguen a cada país de otro. Una cosa es el Derecho a la Autodeterminación de los pueblos y otra distinta es,  si conviene o no para la clase trabajadora, apoyar en un momento dado la “Independencia” o el “Federalismo” u otra variante dentro de un mismo Estado.  A las derechas les interesa mezclarlo todo y quieren dar a entender que el “derecho a decidir”, “independencia” y “autodeterminación” son sinónimos, cuando es totalmente falso, pues pueden coincidir o no.
8.5.- Aquellos tensos debates tenían como objetivo afianzar las bases teóricas, metodológicas y programáticas del socialismo marxista sobre la cuestión nacional, teniendo en cuenta la relación con la lucha de clases, para ofrecer de esta forma una clara orientación política a los sectores más avanzados de la juventud y de la clase trabajadora sobre el tema. Conviene estudiar esos escritos porque muchos pasajes de estos trabajos pueden ser muy esclarecedores en la situación actual en el Estado español y el conflicto nacional en Cataluña, que puede reverdecer en Euskadi, Galicia y otros territorios.  La burguesía centralista española, durante el anterior mandato dirigido por Rajoy, ha venido llevando a cabo una “no política” sobre esta cuestión y su desprecio hacia el pueblo catalán, ignorando el deber como Presidente de Gobierno, ha llevado una desastrosa ofensiva “neofranquista” en la cuestión nacional.
8.6.- En primer lugar, los socialistas marxistas debemos tener claro que, ante la brutal ofensiva de la derecha españolista carpetovetónica y cerril, alimentados por los sectores más reaccionarios proclives al antiguo régimen,  que ha despreciado los derechos democráticos del pueblo catalán, alentando la politización de la Justicia que han impedido un proceso de diálogo que explorase una salida democrática, nos tenemos que colocar del lado de la “democracia” defendiendo el “Derecho de autodeterminación”, pero dejando claro, que en una consulta al pueblo bajo las trucadas leyes burguesas,  nosotros haríamos campaña por el NO a la independencia, porque por las razones que expondremos,  rompe la unidad del movimiento obrero al que el socialismo se debe.
8.7.- El gobierno de la derecha, con la política de austeridad llevada a cabo por Rajoy siguiendo la hoja de ruta de la Troika y el imperialismo, con el objetivo de la recuperación de la tasa de ganancia de los capitalistas que se derrumbó con la crisis, ha recortado de forma abrupta los recursos en todo el Estado, afectando también a los trabajadores catalanes, desarrollando ataques a las conquistas sociales, pero también a las libertades democráticas de la clase trabajadora, tratando de dividirla en líneas nacionales, con el objetivo a su vez, de mantener en estado de histeria a la base más reaccionaria de los votantes del PP, alentando el nacionalismo españolista contra el nacionalismo catalanista,  considerando que, confrontándose en un clima de enfrentamiento nacionalista de excepcionalidad para justificar medidas represivas contra el incremento de las protestas sociales y las acciones reivindicativas del pueblo catalán, que buscando un atajo a la necesidad de un cambio social, se ha dejado influir por la política pequeñoburguesa del catalanismo dirigido por MAS, heredero e hijo político del clan de los Pujols y su trama de corrupción, aunque  el saliente “President”  quedó bastante quemado.
8.8.- Todos esos factores han actuado a favor de alimentar las tendencias a favor de la independencia y se ha convertido en una potente “fábrica” de producir trabajadores que han estimado que existe una salida en el desacople del Estado español, precisamente por la actitud altamente despótica de la derecha españolista y su Gobierno del PP, que es vista por muchos trabajadores, catalanes y del resto del Estado  (con la Ley Mordaza y otros actos anti-obreros), como los herederos directos del franquismo que viene amenazando veladamente con una maquinaria represiva, recordando todo lo que la represión del antiguo régimen supuso en las nacionalidades históricas.  Los pueblos están entendiendo que la derecha española no puede ser parte de la solución, sino que se ha convertido en parte fundamental del problema nacional.
8.9.- Los socialistas, la izquierda en general, incluso las direcciones de nuestras organizaciones políticas y sindicales, tenemos que rechazar y negarnos a colaborar con los objetivos y los argumentos de la burguesía, sea ésta la gran la burguesía españolista, sea la pequeña burguesía catalanista, ni alinearnos ni subordinarnos a los objetivos de los agentes del capitalismo. Tenemos que ofrecer una alternativa que no nos haga subordinarnos ni a una ni a otra, ni centralismo, ni independencia, para lo cual es preciso repasar y actualizar las posiciones del socialismo democrático, que se basan en el Federalismo, aunque algunos miembros del PSOE están negando la historia declarando que el Partido nunca fue federal, cuestión que resulta inverosímil y falsa leyendo estos textos, sobre la cuestión Nacional y la lucha de clases, tesis aprobadas en el XXVII Congreso del PSOE. (pag.126…), que dice textualmente:

8.10.- “La sociedad capitalista está dividida en clases sociales contrapuestas, explotadoras unas y explotadas otras. El antagonismo entre las clases sociales se produce en todos los ámbitos de la sociedad. La opresión que sufren las nacionalidades y regiones es una faceta más y un instrumento más de opresión que la clase dominante ejerce sobre los pueblos y los trabajadores del Estado español, y está vinculada al proceso de lucha de clases.  “Históricamente ha quedado demostrado que la burguesía en general no ha sido capaz de asumir ni defender con propiedad los derechos y las aspiraciones que componen el Estado español, y se ha situado en última instancia, al servicio de los intereses de la oligarquía centralizadora.

8.11.- “En el proceso histórico de la lucha de clases hay una contradicción y una unidad fundamental. La contradicción es la que se da entre las clases: La unidad fundamental, la que deriva de la opresión de los trabajadores y los pueblos.“La clase trabajadora debe, pues, ponerse a la cabeza de la lucha por la liberación de las nacionalidades y regiones oprimidas, en la que sólo desde una perspectiva de clase puede hacer coincidir sus intereses con las aspiraciones de los pueblos, y vincular estas aspiraciones con una estrategia internacionalista. El análisis histórico nos dice que, en la actual coyuntura, la lucha por la liberación de las nacionalidades y regiones oprimidas no se opone al internacionalismo de la clase trabajadora, sino que lo complementa

8.12.- “El PSOE es plenamente consciente de que el proceso revolucionario al que presta su concurso en el seno del Estado español, está íntimamente relacionado con la lucha por la conquista de las libertades de los pueblos que componen este Estado, y que el logro de este objetivo prioritario permitirá la concentración de esfuerzos imprescindibles para el establecimiento del socialismo en España, momento en el cual se desarrollará en su máxima amplitud el ejercicio real de las libertades antes dichas, sin que en ningún caso esto suponga su postergación.“En el camino hacia la libertad de los pueblos de España, el PSOE coordinará sus esfuerzos con aquellas organizaciones cuyos planteamientos coyunturales sean coincidentes con los intereses de la clase obrera, sin que esta confluencia suponga en ningún momento, confusión ni hipoteca de su programa político.

8.13.- “La autonomía, en cuanto supone para el Partido socialista un profundo incremento del acervo cultural y material de los pueblos, continuará siendo firmemente apoyada por éste en las diversas nacionalidades del Estado español, y será, asimismo, profundamente alentado en todas las regionalidades existente, de forma que el paulatino ejercicio de las libertades autonómicas no lesione directa ni indirectamente los intereses de cualquiera de las áreas territoriales diferenciadas.

8.14.- “En esta línea, el Partido socialista propugnará el ejercicio libre del derecho a la autodeterminación por la totalidad de las nacionalidades y regionalidades, las cuales compondrán, en pie de igualdad, el Estado Federal que preconizamos.

8.15.- “Para los socialistas, la autonomía debe entender en cualquier caso a la coordinación permanente de esfuerzos entre los trabajadores de los distintos pueblos del Estado español. Los movimientos nacionalistas y regionalistas, asumidos por la clase obrera y el campesinado, elevan cualitativamente sus objetivos con la dialéctica marxista.

8.16.- “Desde esta perspectiva, los socialistas asumimos plenamente las reivindicaciones autonómicas, considerándolas indispensables para la liberación del pueblo trabajador, que ve confluir en este proceso dialéctico, sus reivindicaciones peculiares de clase en la lucha por la autonomía de su pueblo, objetivo prioritario a cuya consecución afectará positivamente la lucha unitaria de la clase obrera por objetivos tales como la reforma agraria, la eliminación del capitalismo monopolista y la expulsión de las manifestaciones del poder imperialista de nuestro suelo.

8.17.- “El PSOE, dentro de su perspectiva autogestionaria, estima necesario poner en práctica una estrategia tendente a prefigurar las instituciones políticas que van a ser el medio de gestión de la sociedad socialista. En este sentido, la lucha por las libertades de las nacionalidades y regiones se inserta dentro de nuestra política para la autogestión de la sociedad.

8.18.- “Estos planteamientos son los que llevan al PSOE, como organización de clase, a incrementar sus esfuerzos para conjugar el principio socialista de la libre autodeterminación de los pueblos con el de la imprescindible acción coordinada y unitaria de la lucha que la clase obrera ha mantenido, desarrolló y reforzará en el camino hacia su total emancipación.

8-19“Tesis básicas sobre Estructura Federal:

8.19.1.- El PSOE propugna la instauración de una República Federal, integrada por todos los pueblos del Estado español.

8.19.2.- El PSOE propugna que un parlamento constituyente, elegido por todos los ciudadanos, elabore una constitución de carácter federal en la que se garantice a todos los pueblos del Estado español, el principio de autonomía, en uso del cual pueden crear sus propias instituciones, dentro de un marco constitucional abierto. La constitución garantizará el derecho de la autodeterminación.

8.19.3.- El PSOE propugna que, con el pleno ejercicio de las libertades democráticas, se reconozca el hecho histórico de los estatutos de autonomía que fueron establecidos constitucionalmente, y se restablezcan las instituciones representativas previstas en dichos estatutos, de forma que puedan ser cauce de expresión de la voluntad de los respectivos pueblos; que, del mismo modo, se consideren las restantes formulaciones autonómicas surgidas democráticamente en otros entes territoriales del Estado, así como que se abra un proceso mediante el cual, todas la nacionalidades y regiones que lo deseen, puedan dotarse de sus propios regímenes de autonomía, sin perjuicio de lo que en definitiva resulte de la Constitución y del ejercicio del derecho de la autodeterminación.

8.20.- “Aspectos institucionales de la Organización Federal:

8.20.1.- Esfera federal del poder público.

8.20.2 La adopción por el Estado español de una estructura federal requerirá, en primer lugar, la delimitación de las tres esferas en las que se articulará el conjunto del poder público, que, por el hecho de la nueva estructura, va a resultar redistribuido en la esfera federal, la federada y la local. Las mismas corresponden a tres diferentes tipos de colectividad territorial autónoma, de diverso ámbito o extensión.

8.20.3 El planteamiento efectuado supone que, junto al ente autónomo local, se reconocerá, con sustantividad propia, aquella instancia intermedia cuya existencia caracteriza a los sistemas políticos de tipo  federal. De este modo tendremos la esfera federal, cuyas dimensiones serán las de la unidad política soberana “responsable del orden internacional”, la esfera federal, correspondiente a las áreas territoriales, y la esfera local, que representa la unidad primaria de la organización política. Toda otra dimensión territorial que pudiera substituir o establecerse en razón de nuevas necesidades, tendría un carácter puramente instrumental o adjetivo.

8.21.1.- Descripción del sistema institucional.

8.21.2.- El sistema institucional del Estado federal comprende las instituciones del poder federal, las de las entidades federadas y las del poder local.(...)  (Las tesis siguientes desde la 8.21.3 a la 8.27.1 desarrollan los Poderes del Estado Federal, de acuerdo con lo acordado en el XXVII  Congreso pueden consultarse en pag.126 y siguientes del Libro editado por el Partido)”.

8.27.2.- Una vez conocidas aunque someramente las tesis fundamentales defendidas por el socialismo sobre la cuestión nacional, cuando todavía la dirección defendía el programa del  marxismo, antes de la renuncia de la corriente renovadora encabezada por Felipe González, que inició una deriva hacia el socio-liberalismo,    vemos que al menos tenemos que agrupar las posiciones a debate en 3 grandes grupos, con diversos matices y argumentos según las distintas sensibilidades y colectivos, que podríamos resumir en: 

a)     Nacionalismo centralista españolista.
b)    Nacionalismo separatista periférico.
c)     Federalismo (De derechas y de Izquierdas).

8.28.- Las definiciones, la caracterización y la situación social, política, económica y cultural del apartado a) es más o menos conocida por todas y todos.  El apartado b) es bien conocido por los habitantes de cada uno de los residentes en las actuales CCAA, pero vemos conveniente profundizar algo más en el tipo de estado que propugna el “nacionalismo catalanista”.

8.29.- Uno de los puntos fundamentales a debatir  es,  en qué medida supondría un avance en el terreno de los derechos sociales y democráticos para la mayoría de la población catalana la “república independiente de Cataluña”. El Gobierno MAS y el continuista que dirige actualmente  el “procés”,  siguen vendiendo el argumento de que con un “Estado propio” (que sería capitalista), Cataluña podría salir rápido de la crisis y todos vivirían mejor, porque “España nos roba”.  Cada vez que se profundiza más en el conocimiento del Caso de los Pujols y demás desfalcos que han surgido, queda aclarado que el que roba es “La Burguesía catalanista” y la “burguesía españolista” ambas al unísono, haciendo pagar a los sectores más empobrecidos sus desfalcos.   

8.30.- La gestión de MAS en el gobierno saliente ha sido nefasta y ha aplicado la misma política que le exigía la Troika a Rajoy.  El actual gobierno, ni ningún otro que asuma la lógica del capitalismo van a derogar la reforma laboral, ni revertir los recortes en sanidad, ni resolverá el problema de las pensiones, de las autopistas y otros recortes.  En el hipotético caso de que se consiga la “independencia” la política seguiría siendo la misma, es decir, defender el lucro privado del capitalista, que consiste en robar a los pobres para dárselo a los banqueros y empresarios, siguiendo sometidos a los dictados del capital financiero de los bancos franceses, alemanes y el FMI.

8.31.- Es importante reseñar que el Consejo de Transición Nacional, que está compuesto por asesores propuestos por el Gobierno de la Generalitat, ha recomendado que el futuro nuevo Estado Catalán debería mantener una unión con el Estado español, aconsejando una cooperación en varios ámbitos: industrial, fiscal, monetario, defensa, migraciones, infraestructuras, cultural… Una forma muy rara de independencia y de autodeterminación, la de seguir sometidos a los poderes fácticos y a la lógica de la corrupción capitalista.  Los objetivos centrales por los que la burguesía catalana ha hecho todo lo que está en su mano para situar la “cuestión nacional catalana” en el primer plano político son éstos:   Han  pretendido desviar la atención de su política salvaje de recortes sociales y están disputando a la burguesía española una mayor parcela de poder en las decisiones políticas, intentando aumentar los presupuestos, o sea más dinero para los mismos de siempre.

8.32.- Cada vez que se recrudecen las crisis capitalistas, la cuestión nacional resurge con fuerzas al calor de las crisis orgánicas del podrido sistema de libre mercado, que ha dejado de cumplir cualquier papel progresista que pudo haber tenido en el pasado, mostrándonos su decadencia y senectud. Cuando el mercado mundial está globalizado, cuando la  interpretación de las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales es más fuerte que en ningún otro momento histórico,  asistimos a intentos de crear nuevas fronteras, nuevos estados y lo que esos fenómenos llevan consigo de divisionismo de los trabajadores, del peligro del chovinismo e incluso del repunte de los fascismos, la extensión de los prejuicios nacionales, de los conflictos religiosos y étnicos, de las masacres, de los refugiados que huyen de las guerras, del hambre y la miseria.  Esa es la política de la burguesía y de los imperialistas para mantener su dominación, sus privilegios, sus beneficios y sus corrupciones escandalosas:   Con la política del “divide y vencerás” enfrentan a los pueblos y a la clase trabajadora de sus respectivas naciones, para machacar y empobrecer aún más  la mano de obra sobrante y restaurar su tasa de ganancia que es lo que les importa.

8.33.- En conveniente entender que ni el conflicto nacionalista  catalán, ni el vasco ni ningún otro, van a encontrar solución en una mesa de negociación en la que participe la burguesía centralista, manteniendo el marco y las presiones de los agentes del capital.  Algunos independentistas de izquierdas ponen como ejemplo el Referéndum llevado a cabo en Escocia, pero la situación en el Estado español es diferente y no encontrarán ninguna solución mientras sigamos sufriendo las mismas causas que las provocan. Esos  “independentistas nacionalistas de izquierdas” se consideran también partidarios del “socialismo marxista”, pero olvidan que éste debe ser contemplado también como una guía para la acción, que debe ser utilizado para organizar, movilizar y unir a los oprimidos hacia el objetivo de su completa emancipación y no dividirlos en líneas nacionalistas, porque “el socialismo es internacionalista o no es nada” como explican los clásicos.  Por ejemplo, el pacto que llevó a cabo la CUP con la burguesía catalana representa más bien una renuncia a poder defender  un verdadero programa de transición al socialismo, atándose las manos a los representantes del capitalismo en Cataluña lo cual significa que se está colaborando con la política de recortes, austeridad y ataques a los trabajadores, que los corruptos y corruptores defensores del capitalismo han venido llevando a cabo como continuadores del clan del “pujolismo”.

8.34.- La burguesía catalana no quiere en realidad la independencia sino que lo que quiere es seguir manteniendo sus privilegios y controlar el poder económico  de las élites económicas a las que representan y sirven.  En el hipotético caso de que Cataluña consiguiese la independencia en bases capitalistas, lo cual es bastante improbable en el corto y medio plazo,  las masas oprimidas, la juventud, la clase trabajadora y demás sectores empobrecidos por la crisis capitalista seguirían sufriendo idénticos problemas que en la actualidad y serían incapaces de resolver los problemas sociales, aumentaría la represión y seguiría siendo una quimera la verdadera autonomía mientras que siguiesen sometidos a la Troika y demás poderes europeos en líneas capitalistas.

8.35.- En las direcciones de las organizaciones políticas y sindicales de las izquierdas recaen las responsabilidades de buscar una salida viable a la situación, empujando a la clase trabajadora hacia la unidad y la organización superando fronteras, tomando el camino de la movilización y la lucha pacífica pero masiva,  firme y sostenida, en defensa de un programa de transformación socialista que vincule los derechos democráticos y sociales, incluyendo el Derecho de Autodeterminación,  pero llamando a la unidad de la clase trabajadora y los sectores oprimidos por el sistema capitalista a defender una alternativa socialista e internacionalista que rebase las fronteras.

8.36.- Los socialistas marxistas defendemos la unidad de la clase trabajadora  por encima de fronteras y es perjudicial caer en los divisionismos “nacionalistas”, por lo que es preciso explicar claramente que el objetivo es acabar con el poderío de los monopolios  y de las instituciones  corruptas. Es necesario hacer un llamamiento a la  juventud y al conjunto del pueblo explotado y oprimido para unirnos contra la burguesía explotadora que nos sigue saqueando, con el firme propósito de unificar un fuerte y masivo movimiento de las fuerzas sociales,  necesarias para acabar con la opresión nacional en todo el Estado, que sirva de ejemplo al resto de los trabajadores del mundo, llamando a la Solidaridad.

8.37.- Es preciso llevar a cabo una lucha firme contra el régimen corrupto que es el capitalismo, agrupando a las fuerzas de la clase trabajadora de todos los oprimidos con el objetivo de transformar este sistema, porque será la mejor forma de encarar una lucha seria contra la opresión nacional. También hacemos un llamamiento a la lucha, a la organización y a la unidad por los derechos democráticos nacionales de los pueblos, incluido el Derecho de Autodeterminación, ligándolos al combate por el socialismo, para reformar la Constitución y cambiar democráticamente las leyes que nos oprimen, abriendo el cauce del derecho a decidir nuestros propios destinos, pero si  la clase dominante plantease  un Referéndum bajo leyes burguesas para continuar bajo el poder de los monopolios, haríamos campaña por el NO, porque anteponemos la Unidad del movimiento obrero a las maniobras y las pugnas de las diversas burguesía.

8.38.- Ni con políticas de derechas centralista del tipo a), ni con las políticas burguesas que pregonan los independentistas tipo b), ambas pro-capitalistas, la clase trabajadora no tiene futuro y debemos luchar por la alternativa c) que proponemos, porque es más necesario que nunca la lucha decidida por un Estado Federal, Laico, Republicano, Socialista, Plurinacional, Democrático y Cooperativo para cambiar la sociedad  y caminar al unísono hacia la nueva sociedad que tenemos que construir entre todos,  porque nuestra alternativa debe ser una Federación Socialista de Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía y el resto de pueblos que democrática y voluntariamente se constituyan en Federaciones para unirnos todos juntos y luchar por la Federación Socialista de Europa, que forme parte de una Confederación Socialista Mundial de los pueblos libres, a la que aspiramos y por la que luchamos.

8.39.- Federalismo y Formación Cívica.

8.40.- En la actualidad, tal como se presenta la realidad histórica, vista desde España, vista desde Europa y vista globalmente, no sólo es importante apostar por más Europa sino saber qué Europa queremos frente a nuestras propias tendencias insolidarias – al modo capitalista global que se centra en el afán de lucro-, y frente a procesos de dominación-sumisión de tipo dictatorial; y frente a grandes carencias de igualdad y libertad en el desarrollo de la Comunidad Humana.

8.41.- Para una posible Paz Perpetua entre los Estados – lo indicó ética y políticamente Kant-, es necesario un sentido Federal de construcción solidaria, sin reservas mentales. Un Estado – ya sea grande o pequeño-, no se deben ni heredar ni comprar ni vender, ni invadir o dominar por medio de guerras ofensivas o de intereses económicos, ni por medio de ejércitos permanentes (miles perpetuus). Tema aparte es la legítima defensa respecto a ataques externos.

8.42.- En realidad, el sentido federal y constitucional de un Estado, en cuanto que contrato social, implica: 1) La libertad de los miembros de una sociedad; 2) Dependencia respecto a la Ley Común –consensuada y promulgada-; y 3) Igualdad de todos los ciudadanos. Es decir, 1)Libertad como posibilidad de actuar sin que se haga a nadie injusticia alguna; sometimiento al Estado de Derecho, e imposibilidad de imponer a otra persona algo distinto de lo que se acepta por Ley para todos, conforme al contrato suscrito para la mejor convivencia de la comunidad. De ello deriva, necesariamente, el principio político de separación entre el poder ejecutivo (Gobierno) el poder legislativo (o Parlamentario) y el poder judicial (La Justicia), con el fin de lograr un equilibri8o armónico en la convivencia.

8.43.- El sentido federal de lo público se pone frontalmente al despotismo, principio político consistente en que el Estado ejecute arbitrariamente las leyes que él mismo se ha dado, con lo que la voluntad pública es manejada por el gobernante como si fuera su voluntad particular. De ahí la importancia de una buena Constitución. Pues incluso el Derecho Internacional debe basarse en una Federación de Estados Libres, sin que se sometan unos a la coacción de otro, sino a modo de una Confederación especial, a la que Kant denomina Confederación Pacífica (Foedus Pacificum), que intentaría terminar con todas las guerras para siempre.

8.44.- El federalismo obliga a conjugar siempre la libertad que no produzca injusticia a nadie, y que deba respetarse, con la voluntad general mayoritaria. ¿Cuál es si no el imperativo categórico de la Ética? “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad siempre pueda valer al mismo tiempo como principio de una legislación universal”. Se trata, pues, de ver a la persona como un fin en sí mismo, nunca como un medio o instrumento. Se trata de un nuevo modo de entender la convivencia humana, venciendo tendencias egoístas, sin ley, por medio de leyes que rijan la justicia y la paz. En estos supuestos, de una buena Constitución, cabría esperar que se derivara la buena formación, racional de un pueblo, para contrarrestar tendencias egoístas y fomentar así la paz interior y garantizar – conforme a derecho- la paz exterior.

8.45.- En la realidad de la naturaleza, existen entre los pueblos la diferencia de lenguas y religiones, que propenden al odio mutuo y a buscar pretextos para la guerra, pero que pueden conducir por medio del diálogo civilizado y la interculturalidad a una paulatina aproximación y a un mayor acuerdo en los principios sobre la paz, no con el debilitamiento de las fuerzas – propio del despotismo que genera el cementerio de la libertad – sino logrando un equilibrio de fuerzas dentro de la más viva y enriquecedora competencia e intercambio cultural. En este sentido, los nacionalismos cerrados son contrarios a los procesos abiertos de justicia y de paz.

8.46.- Como viene indicando reiteradamente Antonio García Santesmases, un proyecto federal choca, de hecho, con dos tipos de nacionalismo independentista de los separatistas. Por ello, dice expresamente: “En este contexto de polarización es casi imposible que cuaje un discurso favorable a una laicidad incluyente y a una multiculturalidad abierta e integradora. Tanto la laicidad como la multiculturalidad ponen en cuestión un concepto rígido de identidad y de nación”. ¿Cómo librarse, entonces, de las tendencias despóticas? ¿Cómo no caer en despotismos?

8.47.- Defendiendo siempre, y en todo momento, el derecho a la libertad, el derecho a ser todos iguales ante la Ley, y defendiendo el Estado de Derecho, con sentido federal, con sentido inclusivo, con sentido intercultural solidario, pues, al igual que la nación, la religión se dice de muchas maneras y si no se está dispuesto a asumir un principio tan elemental es imposible la laicidad incluyente o la democracia intercultural. Le emotividad y las creencias no bastan. La interculturalidad no consiste tan solo en que convivan distintas culturas en el espacio público; significa que esas culturas pueden interpelarse unas a otras porque ninguna de ellas tiene toda la verdad.

8.48.- Dice Antonio García Santesmases, en un artículo que titula “La Carpeta Vacía”, sobre Democracia, Laicidad e Interculturalidad, que existe un laicismo de tipo socialista en el que debemos inspirarnos. Se trata de un laicismo más minoritario que el de corte liberal o el de raíz anticlerical. Se trata de un laicismo que piensa que los derechos de la primera generación (es decir, los derechos individuales, civiles y políticos) son imprescindibles pero insuficientes y que frente al neoliberalismo económico, reivindica los derechos económico-sociales, los derechos al empleo, a a la salud, a la protección social y a la educación. Los derechos que ven en peligro las clases medias  y que hace que se lancen en bracos de propuestas como el Brexit en Inglaterra, Le Pen en Francia o Donald Trump en Estados Unidos.

8.49.- En la batalla por preservar el modelo social europeo, por ser sensible a las periferias, por dar voz a los excluidos, por combatir los muros de incomprensión y por tender puentes de entendimiento, los laicistas de inspiración social o socialista, como dice Santesmases, encuentran en innumerables ocasiones aliados en sectores cristianos de izquierdas que llevan años luchando en este mundo de la frontera entre las religiones y entre los excluidos. En este sentido de laicidad racional estaría más de acuerdo con lo que defendió ejemplarmente durante años Luis Gómez Llorente. Y ese sentido de laicidad es el que se necesita para una correcta Educación para la Ciudadanía que promueva la Res Pública, el Estado Federal.

8.50.- Los Estados Libres Federados,  y la Confederación Pacífica de Estados Libres, sería muy conveniente que no abandonaran la Filosofía ni el sentido de la Historia y que promovieran la Formación para la Ciudadanía, en aras a alcanzar la Justicia y la Paz Perpetua””. (*)

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A. 

(*) Extracto del apartado 8) de la Ponencia Política aprobada en la Conferencia de Izquierda Socialista de Andalucía celebrada en Sevilla, que consta de 9 apartados. Está a disposición de toda la militancia y simpatizantes que quieran recibir los textos completos solicitándolos gratuitamente a la dirección de abajo poniendo en asunto las palabras: “Memoria Conferencia”:

ispsoeandalucia.malaga@gmail.com

14 de octubre de 2019

POR UNA IZQUIERDA COMBATIVA CONTRA LOS RECORTES Y LA REPRESIÓN.

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El próximo 10 de noviembre se celebrarán las cuartas elecciones generales en un lapso de cuatro años. Este hecho inédito pone de relieve no solo la grave crisis que recorre el régimen del 78, también las enormes dificultades de la clase dominante para asegurar un mínimo de estabilidad política para llevar adelante su agenda de ataques al movimiento obrero y los derechos democráticos.
En los comicios del pasado 28 de abril, el bloque de la derecha sufrió un duro varapalo: con dos millones de votos menos que la suma del PSOE, Unidas Podemos y la izquierda independentista, carecía de posibilidades para formar Gobierno. Las expectativas de que la izquierda parlamentaria pudiese llegar a un acuerdo y se cumpliese con el mandato de las urnas eran muy altas entre millones de trabajadores y jóvenes.
Y, sin embargo, cuando parecía que las condiciones estaban maduras para conseguirlo, el escenario ha dado un vuelco situándonos de nuevo en la casilla de salida. ¿Qué ha pasado en estos meses? ¿Cuáles son las razones de fondo que explican este fracaso?
El PSOE como partido de Estado
En abril, millones vieron en la candidatura de Pedro Sánchez un voto útil para frenar a la derecha, pero ni mucho menos extendieron un cheque en blanco a su política. Para la base social y electoral de la izquierda lo que se jugaba en aquella cita estaba muy claro: poner fin a las políticas antisociales del PP, a los miles de desahucios, a la extensión del trabajo precario y los salarios miserables, al desempleo crónico que empuja a la juventud a la pobreza y el exilio económico.
Aquel resultado fue también un pronunciamiento para acabar con la legislación autoritaria, empezando por la Ley Mordaza, y depurar a fondo un aparato del Estado trufado de franquistas. El voto masivo a la izquierda en Catalunya y en Euskal Herria —y de forma destacada a la independentista—, y que golpeó tan duramente al PP y Cs, representaba la aspiración de resolver la cuestión nacional sobre bases democráticas.
Pero la dirección del PSOE ha dejado claro que no quiere tomar ninguna medida consistente para revertir los recortes sociales y las contrarreformas de los gobiernos de Rajoy, ni enfrentarse a las políticas de austeridad impuestas por la UE. Por otro lado, no solo aceptan la hoja de ruta del aparato del Estado en su estrategia represiva contra el pueblo catalán, jamás reconocerán su derecho legítimo a decidir. Más allá del humo vendido apoyándose en su imagen pasada, Pedro Sánchez ha probado su lealtad al régimen del 78.
No es ningún secreto que los grandes poderes capitalistas cuentan con la fiabilidad del PSOE probada a lo largo de décadas. Ante la perspectiva de un Brexit duro y la escalada de la guerra comercial entre EEUU y China, con la economía mundial y española deslizándose hacia una recesión de consecuencias incalculables, y frente a una sentencia del juicio del Procés que puede desencadenar un nuevo capítulo de movilizaciones masivas…, estos poderes no están dispuestos a que un Gobierno de coalición con Podemos dificulte el control de semejante escenario. La burguesía no ha olvidado ni el 15-M, ni las Mareas en defensa de la sanidad y la educación públicas, ni las Marchas de la Dignidad, ni la rebelión social que durante años ha tomado las calles.
¿Gobierno de coalición?
La negociación fallida entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ofrece importantes lecciones que deben ser consideradas seriamente por los militantes de la izquierda.
Desde el principio era evidente que el PSOE no quería saber nada de un Gobierno de coalición. La cuestión es por qué Podemos, y concretamente Pablo Iglesias, ha hecho de este asunto el eje de toda su estrategia. ¿Por qué esta insistencia en participar en un Gobierno con una posición minoritaria, en el que su papel de comparsa solo resaltaría su complicidad con la austeridad, los recortes y la represión? ¿O acaso alguien puede pensar que con dos o tres ministros de Podemos la orientación política de Sánchez o el PSOE iba a cambiar sustancialmente?
En las elecciones del 20 de diciembre de 2015, hace cuatro años, Podemos obtuvo más de cuatro millones de votos, consiguió 69 diputados y se convirtió en la fuerza más votada en Catalunya y Euskal Herria. Sumados al millón de Izquierda Unida, cosecharon el mejor resultado que ninguna formación a la izquierda del PSOE había logrado desde el restablecimiento del régimen parlamentario en 1977.
Esta posición electoral reflejaba lo lejos que había llegado el cuestionamiento del régimen capitalista español entre amplias capas de la población, y ofrecía todas las posibilidades para impulsar y unificar la movilización social a una escala aún más amplia. Pero en estos cuatro años la deriva de la dirección de Podemos hacia la política institucional y su renuncia a la lucha en las calles ha sido muy acusada.
Podemos ha tenido posibilidades de gobernar grandes ayuntamientos, como los de Madrid, Barcelona o Zaragoza, por citar algunos, pero no solo no ha marcado ninguna diferencia, sino que se ha plegado a la lógica del mercado y las leyes del régimen, sin tomar ninguna medida efectiva contra el incremento de los alquileres, negándose a impulsar seriamente la construcción de vivienda pública, frenar los desahucios o remunicipalizar los servicios públicos privatizados.
La formación morada se ha debilitado, y los sectores más socialdemócratas y asimilados por las instituciones han marcado la pauta… hasta que se han visto con la fuerza suficiente para escindir Podemos y servir a otra causa.
Cuando en junio de 2018 el PSOE presentó la moción de censura contra Rajoy, la movilización social había puesto otra vez contra las cuerdas al Gobierno del PP. Las manifestaciones multitudinarias de los pensionistas, y las sentencias infames de la justicia patriarcal que habían impulsado una huelga general feminista histórica el 8 de marzo, daban cuenta del ambiente que existía. A esto había que sumar el levantamiento popular en Catalunya por la autodeterminación y la república, cuyas ondas expansivas se habían propagado desde octubre de 2017 a la primavera de 2018.
No fue la corrupción sino la presión de la lucha de clases y el movimiento de masas lo que permitió la investidura de Pedro Sánchez. Aunque en ese momento la burguesía instó a un pacto entre Ciudadanos y el PSOE para pilotar un Gobierno técnico que preparase nuevas elecciones, el ensimismamiento de Albert Rivera, sobrado de arrogancia ante las encuestas que le presentaban como ganador, dio al traste con una opción que también era del agrado de la dirección socialista.
Con Pedro Sánchez en La Moncloa, la dirección de Podemos hizo todo lo que estuvo en su mano para mejorar sus credenciales de socio confiable. Llegó a un acuerdo con el nuevo Gobierno del PSOE, cuya medida estrella fue el incremento del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros. Pero rápidamente, el aumento fue saboteado por la patronal utilizando la reforma laboral aprobada por Rajoy.
Tras las elecciones de abril, Pablo Iglesias redobló su campaña para entrar en el Gobierno. Apareciendo como un “hombre de Estado”, se comprometió a asumir la política del PSOE en Catalunya, es decir, negar el derecho a decidir, respaldar la represión y el 155, y aceptó sin rechistar la agenda exterior de Sánchez, otra “cuestión de Estado”, para no interferir en la política de inmigración de la UE o en los acuerdos con el imperialismo europeo y norteamericano en Latinoamérica.
Una vez que en septiembre la negociación, o la mascarada de ella, encalló, Pablo Iglesias tuvo la ocurrencia de solicitar el arbitraje del rey Felipe VI para convencer a Sánchez. Parece mentira que alguien que hizo de la confrontación con la casta y el régimen del 78 su bandera política, recurra a su representante más cualificado para pedir auxilio. Estas son las maniobras que blanquean a unas instituciones que representan todo contra lo que hemos combatido en estos años.
La insistencia de forzar un Gobierno de coalición con el PSOE basado exclusivamente en ocupar carteras ministeriales de “peso” carece de sentido. ¿Acaso hacer el trabajo sucio, como hizo Tsipras en Grecia, y colocarse como cómplice del PSOE a la hora de aplicar las recetas antiobreras de la burguesía son un objetivo?
Pablo Iglesias ha perdido una oportunidad de oro para desenmascarar al PSOE. Después de constatar la negativa rotunda de Sánchez a llegar a un acuerdo con Podemos, tendría que haber explicado las razones políticas de esta negativa y dejar claro que Podemos no entraría en un Gobierno que solo serviría para sostener más recortes y atacar los derechos democráticos.
Sobre esta idea fuerza, demostrando que ni por activa ni por pasiva Podemos permitiría el acceso de la derecha españolista a La Moncloa, votar la investidura de Pedro Sánchez —sin ningún compromiso— y encabezar una contundente oposición de izquierda basada en la movilización, le habría granjeado un apoyo social indiscutible. ¿No hubiera sido una estrategia mucho más consecuente para desmontar las maniobras y la demagogia del PSOE?
Necesitamos construir una izquierda combativa
La burguesía ha puesto toda la carne en el asador para lograr un Gobierno que le garantice estabilidad y margen de maniobra. La última propuesta de Albert Rivera ofreciendo al PSOE una abstención en la investidura, aunque finalmente no prosperó, indica la orientación de Ciudadanos. La formación naranja ha fracasado en su objetivo de liderar la derecha, y unos malos resultados el 10-N obligarían a Rivera a entrar por el aro y apoyar a Sánchez, tal como han venido reclamando la CEOE y el Ibex 35.
No parece probable que el bloque reac­cionario aumente considerablemente ni sus votos ni sus diputados. En todo caso se producirá un nuevo reparto, con el PP creciendo a costa de Ciudadanos y Vox. Evidentemente hay una salvedad importante que puede alterar esta previsión: que la abstención sea tan fuerte que el voto a la izquierda en los barrios obreros se desplome, pero no parece lo más probable. La fragmentación de la derecha, tal como viene insistiendo Pablo Casado, es un factor de primer orden teniendo en cuenta la ley electoral.
Las encuestas señalan un crecimiento del voto al PSOE, pero en los últimos sondeos esta tendencia se ha moderado bastante. No hay duda de que el voto útil volverá a funcionar, pero existe una importante desconfianza ante los verdaderos motivos de Sánchez para convocar elecciones. Es difícil hacer un pronóstico acabado. Lo que está fuera de discusión es el interés de amplios sectores de la clase dominante por reforzar el papel del PSOE como garantía de estabilidad.
En ese sentido, el giro público y acelerado de Sánchez para abrazar vergonzosamente el nacionalismo españolista más rancio (su eslogan Ahora Gobierno, ahora España lo dice todo), a pocos días de que el Supremo emita una sentencia durísima contra los presos políticos catalanes, es muy revelador y confir­ma lo que decimos.
Sánchez no ha escatimado esfuerzos durante todo este tiempo pidiendo tanto al PP como a Ciudadanos su abstención para evitar depender de Unidas Podemos y gobernar en solitario utilizando pactos parlamentarios a la carta. Después del ­10-N esta apuesta se profundizará, aunque los resultados pueden complicarla mucho. Lo que está claro es que tal como ha ocurrido otras veces en la historia reciente, el PSOE se prepara para llevar a cabo las medidas de la clase dominante garantizando la mayor paz social posible.
La candidatura de Errejón, Más País, a la que se han sumado oportunistamente Compromís y otras formaciones menores, juega un papel instrumental al servicio del PSOE y su estrategia. Esta es su única función, y no toda esa charlatanería sobre un “polo ilusionante” para supuestamente frenar la abstención de izquierdas. Errejón fue clave para la victoria del bloque reaccionario en la ciudad de Madrid, y tiene desde hace tiempo encomendada la misión de dividir a Podemos y escorar ese espacio aún más a la derecha.
Unidas Podemos se encuentra en una encrucijada. Probablemente vuelva a recoger el voto de millones de trabajadores y jóvenes que se dan perfecta cuenta de la jugada del PSOE y que piensan, correctamente, que hay que prepararse para enfrentar un periodo de luchas contra los nuevos recortes y contrarreformas que se avecinan. Pero si insiste en ser un socio subalterno de la socialdemocracia, si se niega a reconocer los errores políticos que ha cometido, y se dedica a una mera oposición institucional, su declive electoral y orgánico está asegurado.
La experiencia de estos años ha demostrado que no es posible gobernar para dos amos a la vez. O con los capitalistas, con la banca, con los grandes poderes fácticos, que son el sostén del régimen del 78, o con los trabajadores y sus familias, con los parados, con la juventud que sufre la lacra de la precariedad y el desempleo crónico, con los pensionistas, con el pueblo de Catalunya que lucha por la república y su derecho legítimo a decidir, con las mujeres golpeadas por la desigualdad y la violencia, con todos los oprimidos y explotados levantando un programa socialista para transformar la sociedad.
Hemos derrotado a la derecha en las urnas el pasado 28-A y tenemos la obligación de derrotarla el 10-N. Pero lo ocurrido en los últimos meses señala que la clase dominante planifica una dura ofensiva y utilizará al PSOE para ponerla en marcha.
La conclusión es clara: necesitamos una izquierda combativa, con fuertes raíces en el movimiento obrero, entre la juventud y en los movimientos sociales. Los próximos choques de la lucha de clases no pueden pillarnos desprevenidos.
Fuente: Editorial de la prensa obrera MILITANTE  número 341.