1 de mayo de 2021

“PRIMERO DE MAYO”: DIA INTERNACIONAL DE LUCHA DE LA CLASE TRABAJADORA.

 


        Cada año la clase obrera conmemora el PRIMERO DE MAYO, como un día de lucha internacional de los trabajadores. Desde los medios de comunicación burgueses, se ha intentado distorsionar, año tras año, el verdadero significado de esta fecha.

Lo presentan como una jornada festiva, para fomentar el consumismo, pero cada vez está más claro que el ataque salvaje de la burguesía que representa un verdadero plan de destrucción de las conquistas sociales ganadas a base de lucha por la clase trabajadora merece una respuesta firme de rechazo en manifestaciones y concentraciones.

Estaban acostumbrados a presentarlo como un día más, donde los trabajadores asisten a las manifestaciones en la que grupos de jóvenes, a los que les han robado su futuro,  los presentan como muy violentos, cuando es el sistema capitalista, el causante de todos los males que padece la clase trabajadora, la juventud, los pensionistas y demás capas más desfavorecidas, las que se ven obligadas a protestar, a veces siendo reprimidos por la policía, que recibe órdenes políticas, creando altercados que son las noticias que luego reflejarán mayoritariamente.

Muy a pesar de esas campañas de “desinformación”, el día Primero de Mayo no puede perder un ápice de su carácter de lucha reivindicativa, precisamente en los momentos actuales donde se está produciendo un fuerte deterioro de las condiciones sociales y laborales a las que nos enfrentamos los trabajadores en casi todo el mundo, atrapados en esta Recesión-Económico-Sanitaria,  como vimos el año pasado con la oleada de muertes por el Covid19, incrementado por la falta de inversiones adecuadas en Sanidad y la nula previsión de los gobiernos mundiales en atención Sanitaria Preventiva.

Este artículo está encaminado, no a demostrar lo que históricamente fue esa fecha, que puede consultarse en cualquier manual de historia, sino en profundizar en los análisis del por qué están ocurriendo estas descomposiciones del modelo Liberal-Burgués-Capitalista, que ha colapsado y que produce un aumento constante de las desigualdades y ataques a los niveles de vida de las masas, cuyas causas hay que buscarlas, primero en la crisis estructural del capitalismo, empeorada por el maldito virus,  por el  pero también en la falta de firmeza en las direcciones de los sindicatos y partidos de izquierdas, como críticamente trataremos de expresar seguidamente.

La tendencia a la degeneración de los sindicatos en la época moderna es un hecho. Cada vez se fusionan y se vinculan más con el aparato del Estado burgués. Eso no es exclusivo de las organizaciones sindicales y políticas de socialistas, comunistas o anarquistas, sino que es una característica común a todos ellos que deja huérfanos de dirección al movimiento obrero.

El imperialismo que es ya un oligopolio que funciona como un monopolio, ha eliminado la competencia a gran escala, aplastando la “competencia y el libre comercio”  y aplica una política económica centralizada que tiende a la fascistización, como vemos en Europa y aquí con Vox y PP, que se retroalimentan queriendo restauran el franquismo.

Mundialmente existen grupos de archimillonarios que dirigen los poderosos monopolios financieros, amos absolutos del complejo militar industrial y petrolero, que se han encaramado en la cúpula del poder político y someten a todos los gobiernos a una dictadura férrea en beneficio de ese poder antidemocrático que opera desde las sombras de los despachos de clubes secretos como el Club Bilderberg o la Trilateral.

Los sindicatos más importantes se ven amordazados y subvencionados por la propia banca, que les marca directa o indirectamente la hoja de ruta que tienen que asumir, si no quieren verse enfrentados a un adversario capitalista centralizado por esa derecha extrema, por un lado, y al movimiento obrero por la izquierda, es decir a las potenciales fuerzas que representan la contra-revolución fascista por la derecha o la revolución socialista por la izquierda, que es la orientación a la que nos lleva ese  discurso neofascista del odio, la polarización y las amenazas de muerte con balas y navajas en cartas que llegan a su destino.

El retroceso de las acciones del movimiento obrero agudizado por el Estado de Alarma provocado por la Pandemia, acusa la necesidad que han tenido, de una cierta pasividad, los Dirigentes sindicales que mantienen posiciones reformista (sin reformas posibles), de someterse y adaptarse a las exigencias de la propiedad privada, dejando de lado la lucha firme a favor de la recuperación económica en líneas de clase, dando la oportunidad a que  en líneas capitalistas, las patronales pasen a la ofensiva, con ataques, despidos y presiones a los trabajadores, que son vistos como que se le presta su cooperación y apoyo a las burguesías que está envalentonada.

No dudamos de los buenos deseos utópicos de esas direcciones reformistas, Sindicales o Políticas, cuya burocracia mantiene el programa de mejoras, cuya tarea principal es la de considerar al Estado como un agente imparcial, con la falsa ilusión de debilitar a los monopolios en las mesas de negociaciones, para conseguir lo imposible, cual es debilitar la dependencia de los monopolios y que se vuelquen algo a su favor, situación que representa un cierto infantilismo.

En momentos de recesión aguda como la actual, esas posiciones que pretenden armonizar, a través del pacto por el pacto, como pretende la burocracia sindical, que luchan desesperadamente, con buena intención,  por conseguir algunas migajas de los astronómicos beneficios del capitalismo imperialista que nunca alcanzarán. Esos métodos de pegar el culo en una mesa sin utilizar a la vez las movilizaciones de masas, son una pura “utopía”.

Los errores de esa direcciones sindicales (y en cierta medida algunos dirigentes políticos de izquierdas)  consisten en una comprensión incompleta de la realidad, no habiendo querido asumir el cambio de ciclo y la profundidad de la recesión, con una caída del PIB del 10,8 % en 2020 y una nueva caída del 0,5 % en el primer trimestre de este año,  y así, hacen todo lo posible, tanto en los hechos como en los discursos, para demostrarles a la clase dominante del Estado burgués, de hasta qué puntos sus organizaciones son indispensables y dignos de confianza para mantener la paz social.

Cuando el Golpista Franco y los demás jefes nazi-fascistas transformaron los sindicatos en organismos del propio estado no descubrieron nada nuevo, sino, que siguiendo la lógica del capitalismo, que llevado hasta su último extremo se convierte en “fascismo que no es otra cosa que el  capitalismo químicamente puro”, lo que hizo es llevar esa lógica hasta la última consecuencia implantando un Estado de Terror que disolvió y masacró a las organizaciones obreras.

Ese es el modelo que reivindican el tándem VOX/PP con Abascal y Ayuso como sus herederos más aventajados que es preciso frenar y derrotar el 4M en Madrid, en las urnas y en las calles, que solo es posible con una participación masiva por parte de las masas trabajadoras de izquierdas, para evitar males mayores.

Por otra parte, a través del proceso de descolonización inacabado, el imperialismo somete a los países a su dominio, bien con los gobiernos títeres, bien directamente implantando las hojas de rutas marcadas por los estrategas económicos del poder económico imperialista.

Esta situación fortalece la necesidad de mantener lazos directos, diarios, prácticos,  entre los grandes magnates del imperialismo y sus gobiernos serviles que les ayudan a someter a los pueblos semi-colonizados, pero a veces ese equilibrio se rompe por la irrupción de las masas en la arena política, proceso de recuperación de las luchas sociales que se esperan para los próximos años y que ha comenzado ya.

El imperialismo crea en ese neo-colonialismo financiero-militar lazos muy fuertes con los sátrapas, tiranos y dictadores de toda laya, a veces manteniendo teocracias feudales que mantienen sumidos a sus pueblos en un atraso cultural, económico y social abrumador, situación a través de la cual, los imperialistas sacan enormes  beneficios, a base de guerras permanentes que provocan oleadas de migrantes que huyen del terror de las bombas y la metralla, o lo que llaman “daños colaterales”, como el asesinato de tantos periodistas que han caído ejerciendo su trabajo, los últimos David Beriaín y Roberto Fraile y Rory Young, asesinados el pasado lunes en la guerra de Burkina Faso, por lo que condenamos cualquier tipo de terrorismo, guerras, golpismo y  violencia.

Por otra parte, podría deducirse que los sindicatos no existen bajo la bota del imperialismo, pero es un error confundir a sus direcciones con las masas trabajadoras que dicen representar. Es cierto que no se permite la democracia obrera, que en algunas épocas históricas ha venido siendo practicada por organizaciones de izquierdas que constituía la esencia de la vida interna activa y democrática en las organizaciones de clase.

Vimos cómo tras siete años de gobierno estatal del PP, con su política de recortes de tierra quemada, que sigue aplicando en las CCAA y Ayuntamientos donde dominan, se les declaró la guerra a las organizaciones sindicales y quieren exterminarlas, pero veremos si opera la dialéctica y esa ofensiva salvaje se convierte en su contrario, como ha ocurrido a veces en la historia.

En ciertos momentos queda sofocada la libertad de constituir sindicatos y partidos políticos de clase potentes y  se niega la posibilidad de luchar libremente por influir en la vida social, política y económica.

La clase obrera no puede elegir a su gusto y placer el campo de acción, sino que debe luchar siempre por conquistar esas libertades y arrebatársela a la burguesía y a los imperialistas, mediante la lucha entre las clases, como ellos hacen cada día para arrancarnos las plusvalías.

Lo que ocurre es que luchar por lograr organizar a las masas obreras dentro de un Estado, que por muy “democrático” que se proclame en la C.E. tiene muchas carencias, si los comparamos con otros países del entorno, donde permanecen tics totalitarios en el aparato del Estado, cuyas cloacas todavía necesitan una desinfección y donde hay partidos que “juegan dopados a base de las mordidas de la corrupción”,  es mucho más difícil que hacerlo, que incluso en una democracia burguesa sana, por lo que no podemos renunciar a la lucha por lograr influencias sobre la clase obrera, como socialistas, como internacionalistas y como solidarios y defensores como somos de los intereses de nuestra clase trabajadora, las capas medias y los sectores más empobrecidos a los que el socialismo se debe.

De igual manera no debemos renunciar a la lucha ideológica dentro de las organizaciones obreras ya creadas, por muchos errores que cometan nuestras direcciones, sino que tenemos la obligación de luchar democráticamente por corregir esos errores o incluso por cambiar a las direcciones que no nos convenzan o estén obsoletas, pues esa es la esencia de una democracia participativa y ética en lucha por un socialismo científico.

Es preciso no darse por vencidos y seguir la lucha bajo todas estas condiciones adversas, donde también tenemos que incluir los errores no solamente de nuestras direcciones, sino los que cometamos los trabajadores en nuestras luchas, pero tenemos que adaptarnos a las condiciones existentes en cada país dado, con el objetivo de encuadrar, organizar y unir lo más posible a las masas,  no solamente contra sus respectivas burguesías, corruptas, degeneradas y explotadoras, sino contra el imperialismo y sus lacayos que contribuyen al sostenimiento de dictaduras militares financiadas por dictaduras del gran capital.

Una de las primeras consignas que tenemos que defender en esta lucha es la independencia total e incondicional de los sindicatos respecto del Estado capitalista y que sean sostenidos y sometidos por los trabajadores conquistando la democracia obrera, que se nos ha arrebatado, como mecanismo de decisión y control, para convertir de nuevo a los sindicatos en los organismos capaces de movilizar a las grandes masas explotadas y quitarnos de encima, democrática y pacíficamente,  la costra de los burócratas que no nos sirven, para vencer a la burguesía y sus secuaces.

Otra de las consignas por las que debemos luchar es la instauración de una “democracia sindical sana”. Esta consigna es consecuencia lógica de la anterior y presupone para poder llevarla a cabo la independencia total de los sindicatos del Estado burgués-imperialista.

Entendemos que los sindicatos, dado que actualmente hemos entrado en un nuevo ciclo descendente en recesión profunda, no pueden seguir siendo simplemente órganos reformistas de la época del capitalismo en desarrollo, por lo que no pueden jugar un papel de neutralidad y equilibrio, pues el reformismo sin reformas se convierte en CONTRA-REFORMAS constantes que es lo que está ocurriendo.

        Los sindicatos ya no pueden ser reformistas, ni anarquistas, ni comunistas, pues esos nombres, sin contenidos reivindicativos concretos, representan una utopía, porque las condiciones objetivas no dan cabida a ninguna reforma seria, válida y duradera.

Es preciso la UNIFICACIÓN para superar esos tres bloques a veces enfrentados y entrar en el proceso de construcción de un Frente SINDICAL Unificado lo antes que se pueda, como objetivo irrenunciable para poder contrarrestar la ofensiva patronal, que se está fortaleciendo con sus  fusiones que sirven para destruir puestos de trabajo, que debemos luchar por frenarles.

Las conclusiones que debemos sacar de todo lo anterior,  es que, a pesar de la degeneración progresiva de las direcciones de algunos sindicatos y de los vínculos cada vez más estrechos que han venido desarrollándose con el Estado Burgués, la necesidad de seguir construyendo sindicatos fuertes no ha perdido nada su importancia, sino que la mantiene y la acrecienta.

De ahí la importancia de tomarnos como tarea, cuyo punto de partida puede ser este Primero de Mayo, el potenciar o formar corrientes políticas y sindicales  críticas internas, como por ejemplo, SINDICALITAS DE IZQUIERDAS, que está aglutinando a sindicalistas de varias formaciones, como CGT, CCOO, UGT, etc,  o EL SINDICATO DE ESTUDIANTES, que aglutina a la juventud.

Necesitamos continuar la lucha para fortalecerlas y ganar influencia entre la clase trabajadora. Porque el capitalismo monopolista tiene cada vez menos interés en que los sindicatos sean independientes y los quiere bien domesticados y a su servicio por lo que nuestra lucha tiene que ir en sentido contrario.

La burguesía exige a la burocracia reformista de los sindicatos que se alimenten de las migajas que caen de la abundante mesa de los capitalistas y que a su vez hagan el papel de su policía política y cuando no puede lograr eso, amenazan con más mano dura y aplicar medidas de ajustes,  recortes sociales o despidos en masa.

Debido a la profunda recesión, se intensifican las contradicciones de clase dentro de cada país, aumentando asimismo los antagonismos entre un país y otro, lo que produce una situación en la que cada país necesita exportar más para echar la crisis sobre las espaldas de su vecino, pero si todos hacen lo mismo, la solución la busca cada burguesía en abaratar costos, que para ellos consiste en bajar los salarios y atacar los derechos sociales conquistados por la lucha del movimiento obrero.

Puede notarse en todo el mundo en el último periodo un proceso de polarización, radicalización a derecha e izquierda, que está produciendo, más temprano o más tarde, una politización creciente, que podría provocar procesos pre/revolucionarios y un fortalecimiento de la democracia interna en los sindicatos y partidos de izquierdas clásicos, cuyas direcciones están siendo cuestionados por las bases, encontrándose con la situación de que las cambien o serán reemplezadas.  

El giro a la izquierda que las bases están reclamando se debe a la agudización de las contradicciones de clase a escala internacional que afecta a todos los países.

Los dirigentes del movimiento sindical clásico, léase CCOO y UGT, han asumido las tesis de la burguesía que les han hecho entender que no es el momento de jugar a la oposición de lucha.

Piensan que cualquier movimiento de oposición firme,  sin asumir el compromiso de los pactos sociales que firman en las altas esferas, amenazarían con provocar movilizaciones borrascosa de las masas que podrían expresar su verdadero malestar y rechazo a los recortes, que podrían crearle enormes dificultades tanto a las direcciones como a los gobiernos de las CCAAA y Central, que molestaría al imperialismo mundial.

Esta ha sido la situación de pánico a la que se han enfrentado las cúpulas sindicales y de ahí el giro a la moderación vivido en el proceso anterior que es un peligro, pues así han asumido una cierta supresión de la democracia obrera en los sindicatos,  cuyas bases han sido ninguneadas, no sometiendo la firma de los acuerdos y convenio,  a votación de las bases porque sabían que serían desautorizados en muchas ocasiones.

El objetivo fundamental de la burguesía en estos momentos consiste en liquidar a los sindicatos como organismos de la lucha de clases, o neutralizarlos para que sean sustituidos por las burocracias como organismos auxiliares de la dominación de la clase trabajadora bajo la bota del Estado burgués.

Dada estas circunstancias la tarea de los trabajadores más a la vanguardia es emprender la lucha por la recuperación de los sindicatos de manos de unas direcciones que se han arrodillado ante la patronal y exigir la democracia interna que no permita que se den pasos antidemocráticos ni se otorguen pactos que perjudican nuestros intereses de clase sin nuestro consentimiento, defendiendo la democracia social a todos los niveles.

Un verdadero sindicalismo de clase, democrático y combativo, en el buen sentido de esos términos, deben ser organismos de masas donde convivan distintas corrientes de forma libre en el debate y en la acción, incluso con posiciones diferentes, pero que se sometan todas al mismo método democrático de discusión libre y compañera previa a la toma de decisiones, para luego votar y llevar a la práctica las decisiones que emanen del sentir democrático del movimiento obrero.

De la misma forma, debemos luchar para que nuestras direcciones se sometan a una democracia participativa y ética, dicho con otras palabras, que una buena dirección debe ser racional y justa, asegurando a los sindicatos, que es patrimonio de la clase trabajadora, el máximo de democracia concebible bajo las condiciones concretas actuales.

Este capitalismo enfermo que nos ha metido en esta horrorosa y dramática recesión económico-sanitaria, necesita una alternativa auténticamente socialista, que solamente se podrá dar mediante la lucha unitaria de todos los partidos y sindicatos de izquierdas, donde la clase trabajadora participe masivamente reclamando nuestros derechos.

Es preciso reclamar con contundencia y exigir la distribución de las escandalosas riquezas robadas al pueblo por un puñado de banqueros, explotadores,  especuladores y corruptos, para poder planificar la economía de forma racional y científica, poniendo los grandes medios de producción que deben ser nacionalizados, al servicio y bajo control de la clase mayoritaria que es la clase trabajadora.

Para ello es preciso democratizas los recursos económicos mediante una Banca Pública, gestionada democráticamente al servicio de la producción, desarrollando las nuevas tecnologías y la ciencia al servicio de la humanidad.

Las reivindicaciones tienen que ser exigir la retirada de todos los planes de ataques contra los trabajadores y presentar un programa que represente un giro a la izquierda para salir de la recesión con el concurso de los trabajadores y a favor de nuestros intereses.

En resumen, poner las finanzas al servicio de la mayoría de la población democráticamente que es la clase trabajadora, para ejercer la democracia económica, eliminando la dictadura de los banqueros y capitalistas, que no han sido elegidos por nadie, para lo que se requiere la máxima unidad y los mejores métodos organizativos de los partidos y sindicatos de izquierdas que verdaderamente estén dispuestos a luchar por el verdadero Socialismo Científico y la máxima libertad con una Democracia Participativa y Ética al servicio de la Humanidad.

 

¡¡VIVA LA LUCHA DEL MOVIMIENTO OBRERO¡¡

¡¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO¡¡

EQUIPO DE COMUNICACIÓN.

IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA.

PSOE DE ANDALUCIA.

Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com

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