LA DIALÉCTICA Y LA METAFÍSICA
Los filósofos griegos anticiparon
brillantemente el posterior desarrollo de la Dialéctica así como el de otras
ciencias. Pero no podían llevar ellos mismos esta anticipación a su conclusión
lógica, debido al bajo desarrollo de los medios de producción y a la falta de
una adecuada información acerca de los fenómenos del Universo.
Sus ideas dieron casi una correcta
visión del conjunto, pero a menudo no eran más que geniales inspiraciones y no
teorías elaboradas científicamente. Para llevar más lejos el pensamiento
humano, era necesario abandonar este camino e intentar llegar a una comprensión
general del Universo y concentrarse en las pequeñas, más mundanas tareas de
coleccionar, elaborar y nivelar un conjunto de hechos individuales, de
verificar las teorías particulares mediante la experimentación, la
definición...
Esta aproximación factual, experimental,
empírica, permitió un enorme avance del pensamiento humano y la ciencia. Las
investigaciones sobre los fenómenos de la naturaleza se podían llevar ahora científicamente,
analizando cada problema particular y verificando cada conclusión. Pero en esta
evolución, en este nuevo estadio de desarrollo, la vieja habilidad de tratar
las cosas en su conexión, y no aisladamente, en su movimiento y no
estáticamente, en su vida y no en su muerte, se perdió.
El estrecho, empírico, modo de pensar
que consecuentemente surgió se llamó acercamiento metafísico y es el que
todavía domina la moderna filosofía y la ciencia capitalista. En política está
reflejado en el famoso pragmatismo “si funciona, debe ser correcto” y en el
constante llamamiento a los hechos, pero siempre aislados.
Pero los hechos no se seleccionan a si
mismos. Deben ser elegidos por los hombres. El orden y la secuencia en que se
les ordena, así como las conclusiones que se obtienen de ellos, depende de las
nociones preconcebidas del individuo. Así, estos llamamientos a los hechos, a
los que se supone de acuerdo con una imparcialidad científica, suelen ser sólo
una cortina de humo para ocultar los prejuicios de los que los utilizan.
La Dialéctica no se ocupa sólo de los
hechos, sino de los hechos en su conexión, es decir, de procesos; no sólo de
ideas aisladas, sino de leyes; no sólo de lo particular, sino de lo general.
El pensamiento dialéctico guarda la
misma relación con la Metafísica que la que guarda un fotograma de una película
con la película en su conjunto. El uno no contradice al otro, sino que lo
complementa. De todas maneras, la más certera y completa aproximación a la
realidad está en la película.
Para la vida cotidiana y para cálculos
sencillos, el pensamiento metafísico o sentido común es
suficiente. Pero tiene sus limitaciones y más allá de éstas convierte la verdad
en mentira. La principal pega de este tipo de pensamiento es su incapacidad
para comprender el movimiento y el desarrollo y su repudio de toda contradicción.
Sea como fuere, el movimiento y el cambio implican contradicciones.
“Para el metafísico las cosas y sus
imágenes en el pensamiento, los conceptos, son objetos dados de una vez para
siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes,
fijos y rígidos. El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin
mediación: su lenguaje es ‘sí, sí’, y ‘no, no’, que todo lo que pasa de eso de
mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o no existe: una cosa no puede
ser al mismo tiempo ella misma y algo diferente. Lo positivo y lo negativo se
excluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa y el efecto se
encuentran del mismo modo en rígida contraposición. Este modo de pensar nos
resulta a primera vista muy plausible porque es el del llamado sano sentido
común. Pero el sano sentido común, por apreciable compañero que sea en
el doméstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventuras en
cuanto que se arriesga por el ancho mundo de la investigación”.
Engels, Anti-Dühring.
Para las cuestiones diarias, por
ejemplo, es posible decir con un cierto grado de certeza si un individuo,
planta o animal está vivo o muerto. Pero es mucho más complicado decir
exactamente dónde está el límite a partir del cual se puede hablar de vida
independiente del feto en el vientre materno, y de igual manera es imposible
fijar el momento de la muerte porque la fisiología ha demostrado que la muerte
no es un suceso instantáneo, sino un proceso bastante largo.
Como Heráclito advertía: “La misma cosa
en nosotros vive y muere, duerme y está despierta, es joven y vieja; cada una
cambia su lugar y deviene la otra. Nosotros entramos y no entramos en el mismo
río: estamos y no estamos”.
Trotsky, en su En defensa del
marxismo, caracterizaba la Dialéctica como “una ciencia de las formas
de nuestro pensamiento en la medida en que no se reduce a los problemas
diarios, sino que intenta llegar a una comprensión de los procesos más
complicados y complejos”.
Comparaba la dialéctica y la lógica
formal (la metafísica) con las matemáticas superiores y las básicas.
Aristóteles fue el primero que desarrolló las leyes de la lógica formal, y su
sistema lógico ha sido aceptado siempre desde entonces por los metafísicos como
el único método posible de pensamiento científico:
“La lógica aristotélica del silogismo
simple parte de la premisa de que A es igual a A. Este
postulado se acepta como un axioma para una cantidad de acciones humanas
prácticas y de generalizaciones elementales. Pero en realidad A no
es igual a A. Esto es fácil de demostrar si observamos estas
dos letras bajo una lente: son completamente diferentes. Pero, se podrá
objetar, no se trata del tamaño o de la forma de las letras, dado que ellas son
solamente símbolos de cantidades iguales, por ejemplo de un kilo de azúcar. La
objeción no es válida; en realidad un kilo de azúcar nunca es igual a un kilo
de azúcar: una balanza delicada descubriría siempre la diferencia. Nuevamente
se podría objetar: sin embargo un kilo de azúcar es igual a sí mismo. Tampoco
esto es verdad: todos los cuerpos cambian constantemente de peso, color, etc.
Nunca son iguales a sí mismos. Un sofista contestará que un kilo de azúcar es igual
a sí mismo ‘en un momento dado’. Fuera del valor práctico extremadamente dudoso
de este axioma, tampoco soporta una crítica teórica. ¿Cómo concebimos realmente
la palabra ‘momento’? Si se trata de un intervalo infinitesimal de tiempo, entonces
un kilo de azúcar está sometido durante el transcurso de ese ‘momento’ a cambios
inevitables. ¿O este ‘momento’ es una abstracción puramente matemática, es
decir, cero tiempo? Pero todo existe en el tiempo y la existencia misma es un
proceso ininterrumpido de transformación; el tiempo es en consecuencia un
elemento fundamental de la existencia. De este modo el axioma A es
igual a A, significa que una cosa es igual a sí misma si no
cambia, es decir, si no existe.
A primera vista, podría parecer que
estas sutilezas son inútiles: En realidad tienen decisiva
importancia. El axioma A es igual a A, es a
un mismo tiempo punto de partida de todos nuestros conocimientos y punto de
partida de todos los errores de nuestros conocimientos. Sólo dentro de ciertos
límites se lo puede utilizar con uniformidad. Si los cambios cualitativos que
se producen en A carecen de importancia para la cuestión que
tenemos entre manos, entonces podremos presumir que A es igual
a A. Este es, por ejemplo, el modo con que vendedor y comprador
consideran un kilo de azúcar. De la misma manera consideramos la temperatura
del sol. Hasta hace poco considerábamos de la misma manera el valor adquisitivo
del dólar. Pero cuando los cambios cuantitativos sobrepasan ciertos límites se
convierten en cambios cualitativos. Un kilo de azúcar sometido a la acción del
agua o del queroseno deja de ser un kilo de azúcar. Un dólar en manos de un
presidente deja de ser un dólar. Determinar el momento preciso, el punto
crítico, en que la cantidad se transforma en calidad, es una de las tareas más
difíciles e importantes en todas las esferas del conocimiento, incluso de la
sociología”.
Trotsky, En defensa del marxismo.
HEGEL
El
viejo método dialéctico de razonar, que había caído en desuso desde los tiempos
medievales, fue revivido a principios del siglo XIX por el gran filósofo alemán
Hegel. Hegel, una de las más enciclopédicas mentes de su tiempo, sometió las
afirmaciones de la lógica formal a una detallada crítica, y demostró sus
limitaciones y su manera estrecha y unilateral de ver las cosas. Hegel realizó
el primer análisis completo de las leyes de la Dialéctica.
“La idea del desarrollo, de la
evolución, ha penetrado actualmente casi en su integridad en la conciencia
social, pero no a través de la filosofía de Hegel, sino por otros caminos. Sin
embargo, esta idea, tal como la formularon Marx y Engels, arrancando de Hegel,
es mucho más vasta, más rica de contenido que la teoría de la evolución al uso.
Es un desarrollo que parece repetir las etapas ya recorridas, pero de otro
modo, sobre una base más alta (la ‘negación de la negación’); un desarrollo que
no discurre en línea recta, sino en espiral, por decirlo así; un desarrollo a
saltos, a través de catástrofes y de revoluciones, que son otras tantas
‘interrupciones en el proceso gradual’, otras tantas transformaciones de la
cantidad en calidad; impulsos internos del desarrollo originados por la
contradicción, por el choque de las diversas fuerzas y tendencias que actúan
sobre un determinado cuerpo o en los límites de un fenómeno en concreto, o en
el seno de una sociedad dada; interdependencia e íntima e inseparable
concatenación de todos los aspectos de cada fenómeno (con la
particularidad de que la historia pone constantemente de manifiesto aspectos
nuevos), concatenación que ofrece un proceso único y mundial del movimiento,
con sus leyes; tales son algunos rasgos de la dialéctica, doctrina del
desarrollo mucho más compleja y rica que la teoría corriente”.
Lenin, Carlos Marx.
“Esta nueva filosofía alemana tuvo su
culminación en el sistema hegeliano, en el que por vez primera —y esto es su
gran mérito— se exponía conceptualmente todo el mundo natural, histórico y
espiritual como un proceso, es decir, como algo en constante movimiento, modificación,
transformación y evolución, al mismo tiempo que se hacía el intento de
descubrir en ese movimiento y esa evolución la conexión interna del todo.
Desde este punto de vista, la historia de la humanidad dejó de parecer una
intrincada confusión de violencias sin sentido, todas igualmente recusables por
el tribunal de la razón filosófica ya madura, y cuyo más digno destino es ser
olvidadas lo antes posible, para presentarse como el proceso evolutivo de la
humanidad misma, convirtiéndose en la tarea del pensamiento el seguir la marcha
gradual, progresiva, de ese proceso por todos sus retorcidos caminos, y
mostrar su interna legalidad a través de todas las aparentes
casualidades”. Engels, Anti-Dühring.
(CONTINUARÁ MAÑANA CON PARTE 4).
Fuente: Fundación de
Estudios Socialistas Federico Engels. Extracto del Cuaderno de Formación
Marxista número 1. Materialismo Dialéctico.
https://fundacionfedericoengels.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario