Queremos profundizar una vez más sobre la inflación que ataca a
la economía de los más pobres y que, en
lo que va de año, “ha oscilado como
sigue: Enero 6,1 %, Febrero, 7,6 %, Marzo, 9,8%, Abril 8,4 %” (*) afectando más
negativamente a los sectores menos favorecidos y los pobres, pero muy
lucrativamente para las multinacionales, los banqueros y el gran capital.
Ese problema fundamental para la ciudadanía debería ser
resuelto por los expertos, por los asesores, por los Gobiernos de turno, pero
hasta ahora, nunca se ha acometido con una verdadera justicia distributiva.
Es realmente
extraordinario a lo que estamos siendo sometidos los trabajadores y los pobres
bajo este injusto modelo económico capitalista.
Hablemos claro e intentemos entender qué es lo que pasa cuando entramos en un proceso
de inflación galopante como el que padecemos ahora.
Puede parecer algo sencillo y se pasa por alto con demasiada
rapidez en la mayoría de los medios de comunicación burgueses en manos de los
capitalistas.
Los precios los fijan en la economía, una pequeña minoría de
personas, no los trabajadores, sino los empresarios, pues los consumidores no
tienen posibilidad de fijar los precios de los productos, bienes y
servicios que consumimos.
La clase trabajadora se encuentra excluida de esa posibilidad y
de los privilegios exclusivos que tienen los empresarios, pues nos hacen pagar
dándonos algunos argumentos falsos: Nos dicen que lo están haciendo porque todo
lo que compramos ha subido de precios, pero eso es una falacia.
En otras palabras, los empresarios están diciendo que tienen que
hacerlo porque otros empresarios también lo están haciendo, con lo cual, evaden
el problema como si ellos no tuvieran ninguna responsabilidad.
Toda la clase empresarial juntos se excusan diciendo que es la
clase trabajadora la que está exigiendo subidas salariales, intentando
descargar la responsabilidad sobre las espaldas de los trabajadores y los
sectores más pobres, entrando en un círculo vicioso, como aquello de, “qué es lo primero, el huevo o la gallina”.
Esta excusa se derrumba con facilidad. Mientras los precios
crecen entre un 6,7 a 10%, los salarios de millones de trabajadores permanecen
intactos, o bien, en aquellos sectores con fuerte afiliación y actividad
sindical, las subidas son de, como máximo, un pírrico 2,5%.
Pero sigamos analizando la economía a ver si podemos entender
algo mejor la cuestión. Supongamos que
los trabajadores recibieran más dinero para poder consumir, incrementando la Demanda Global más de lo que
lo tienen en esta situación actual.
Supongamos que no se hubiese gastado dinero durante estos dos
años de pandemia y hubiese un ahorro listo para poder gastar ahora.
Supongamos que se están pidiendo ahora más préstamos, pero los
bancos no lo dan, porque dicen que hay 90.000 millones de euros de Hipotecas
que quizás no se podrán pagar.
Existen lecciones de economía que nunca debemos olvidar en estos
análisis: Cada persona, sea hombre o mujer que se dedique a los negocios, el
empresario que tiene una fábrica, el que tiene una tienda, el que trabaja en
una oficina, etc., tienen que tomar decisiones, pero no encuentra una clara
salida.
Cuando los trabajadores, que son mayoritariamente los
consumidores, pueden responder a la oferta de lo que se produce, hasta el límite
de su Capacidad de Compra, porque la inflación se come los salarios.
Cuando la demanda global disminuye, a medio plazo, deberá
disminuir también la oferta global para estabilizar el mercado, pero eso casi
siempre se efectúa mediante las crisis cíclicas, sean de onda corta, media o
larga.
En realidad es una
pequeña minoría de los empresarios los que tienen la libertad de elegir y
actuar como prefieran, por lo cual, unas empresas aumentarán sus precios, otras
aumentarán su producción, con nuevas tecnologías, para producir a menor coste y
vender a precios más competitivos, para atraer a más gente a comprar.
Ciertos economistas, partiendo de un modelo idealista, intentan
convencer a los grandes empresarios para que, ante el incremento de la demanda,
produzcan más. Esto significaría más puestos de trabajo. Sin embargo, se
mantendría la saturación del mercado por la sobreproducción, acentuando la
crisis capitalista, causante en último término de las tensiones imperialistas y
fomentando la guerra. Los bloques de la UE/EEUU y Rusia/China pugnan por los
mercados y territorios para reactivar sus economías nacionales, llegando al
extremo de la amenaza nuclear.
Podemos comparar con la otra opción que tienen los grandes
Empresarios de no pedir más producción adicional para atender a la demanda
global, pero si la demanda disminuye por la inflación y la guerra, suben los
precios para ganar más, pero que incluso vendiendo menos, tienen mejores
resultados por la subida de precios que produce la inflación.
Esas alteraciones del Empresariado las sufre el pueblo
trabajador y si tenemos menos trabajo, con salarios estancados, esa inflación que nos perjudica, está
provocada por una decisión que han tomado una pequeña minoría de Grandes
Empresarios, que no rinden cuenta a nadie, ni son demócratas, ni son elegidos
por el pueblo democráticamente y que, además no se sienten responsables ante la
clase trabajadora, ni ante la sociedad, ni ante el Gobierno, ni ante nadie.
La patronal hace lo que le viene en gana para sus propios intereses de clase, siguiendo la lógica del capitalismo, de ganar dinero con el menor coste posible, actuando de manera que beneficia a las grandes multinacionales y perjudican a las PYMES, los autónomos, a la clase trabajadora y a los pobres.
Es decir, que para el
trabajador y los sectores más pobres, este sistema capitalista debemos entender
que cuando vayamos a votar es como elegir ser un esclavo, si apostamos por
partidos que defiendan a los capitalistas y empresarios, por mucha campaña
mentirosa con las que nos quieran convencer.
Es una elección que libremente tenemos que tomar, ya que vivimos
en un modelo capitalista explotador y corrupto, que nos quieren hacer creer que
es el único y mejor, pero sólo lo es para los ricos, pero no para los pobres,
pues en ese llamado “libre mercado”, dominado por la Banca, siempre ganan los
banqueros y los grandes capitalistas.
La crisis sistémica y la
recesión que padecemos no es solo un fenómeno económico, sino que es una crisis
política, social e incluso cultural. La humanidad está al borde del abismo, por
la recesión del sistema capitalista, su corrupción, especulación, explotación y
la opresión de los seres humanos y de unos Estados contra otros.
Los seres humanos no
escogen las condiciones de vida en las que nacen, le vienen dadas. La lucha por
un mundo mejor es, por consiguiente, una tarea legítima que todos debemos
realizar. El paro forzoso es el peor crimen contra la humanidad, que el capitalismo
causa a la clase trabajadora junto con las guerras.
Combinando los recursos
económicos mediante el Socialismo Científico y bajo la forma una Democracia
Participativa y Ética, el género humano podría alcanzar un estado
superior de desarrollo humano, pero hay que cambiar la lógica del capitalismo,
que es la obtención del lucro privado, por un nuevo modelo de producir socialmente para satisfacer las
necesidades humanas.
Con el socialismo
democrático y en libertad sería posible para la mayoría de la sociedad, escapar
de la humillante lucha por la supervivencia, el paro, la miseria y la
ignorancia: "El Socialismo genuino
será como el paso de la humanidad del reino de la NECESIDAD al reino de la
auténtica LIBERTAD", como explicaba Federico Engels.
COMISIÓN PERMANENTE.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA.
PSOE DE ANDALUCIA.
Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
(*) Fuente:
https://datosmacro.expansion.com/ipc-paises/espana?sc=IPC-IG
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