12 de junio de 2020

LA GRAN REVOLUCIÓN FALLIDA DE MAYO DEL 68.


Sed realistas, pedid lo imposible - 1968 Pintadas, eslóganes y ...
         Mañana día 13 de Mayo se cumplen 52 años del inicio de aquella histórica Huelga General en Francia, que se recuerda como la Revolución de Mayo del 68, que fue precedida y seguida de una gran oleada de protestas iniciadas principalmente por las vanguardias politizadas de la Juventud Estudiantil, que atrajo a la clase obrera a la lucha,   paralizando el país durante los meses de  Mayo y Junio.

         Las fuerzas unidas de la clase obrera y sus organizaciones de izquierdas, junto a la juventud estudiantil, se convirtieron en una oleada imparable, haciendo huir al Presidente de Gaulle, que declaró: “Se acabó el juego. En pocos días los comunistas estarán en el poder. El capitalismo ha muerto en Francia”. …/… Se había declarado la Huelga General Indefinida el 13 de Mayo: “Con el paso de las horas y los días, la huelga se extendió por toda Francia: el 19 de mayo había dos millones de huelguistas, el 20 eran cinco, el 21 ocho, y el 28 de mayo ya eran 10 millones los trabajadores en huelga”(…) (*)

Sous Les Pavés...La Plage (Les Tubes De Mai 68) (1993, CD) | Discogs
         Algunos de los eslóganes más coreados eran:

“Pensamiento estancado, pensamiento podrido”.
“Debajo de los adoquines, encontraremos el mar”.
“La escuela está en la calle”.
“Hay que asaltar los cielos”.
“Prohibido prohibir”.
“La imaginación al Poder”.
“Seamos realistas, pidamos lo imposible”.
“Lo queremos todo, y lo queremos ahora”.
“¡Pensar como borregos, ¡NO¡ - ¡Empujar juntos, ¡SI ¡¡
“Para Cambiar la vida… ¡Transformar la Sociedad¡
         Mayo de 1968 en Francia” de Bologna y Daghini. La verdad – Kaos en ...
Esas luchas y reivindicaciones se extendieron a Alemania, Argentina, Uruguay, Suiza, México, España, Estados Unidos, Italia…  confirmando el refrán “Cuando PARÍS estornuda, Europa se resfría”.

El potencial de lucha de esas protestas había cogido de improviso al Gobierno de Charles de Gaulle, que al temer una derrota ante un levantamiento de carácter revolucionario, cuando se declaró la Huelga General paralizando toda la producción, abandonó Francia diciendo que los comunistas  tomarían el Poder y que el Capitalismo había sido derrotado. 
Las premisas del mayo del 68 en Francia | Izquierda ...
Pero las direcciones de las fuerzas políticas y sindicales participantes y dirigentes de la lucha, en las protestas y en la Huelga General, no llegaron a plantearse la toma del poder ni presentaron un plan socialista democrático para transformar el modelo capitalista.

El General de Gaulle, para frenar las acciones reivindicativas que se habían planteado y la movilización general de carácter pacífico que se estaban llevando a cabo, anunció las elecciones anticipadas para el 23 y 30 de Junio, retomando el Poder Burgués e incluso ganó las elecciones, de cuyos sucesos relatamos seguidamente un  breve extracto:   
Mayo de 1968 en Francia - Wikipedia, la enciclopedia libre
¿Cómo empieza una revolución? (*)
(…/…) “”En 13 de mayo de 1968, el régimen gaullista se disponía a celebrar por todo lo alto sus 10 años ininterrumpidos en el poder, y los partidos y sindicatos de la izquierda no tenían en perspectiva la posibilidad de un estallido social, mucho menos una revolución. Norman Macrae, un afamado economista y periodista británico, reflejaba el estado de ánimo de la burguesía en The Economist: “... la gran ventaja de Francia sobre su vecino al otro lado del Canal: sus sindicatos son patéticamente débiles”.
Es interesante comprobar cómo en los momentos que preceden a las grandes sacudidas sociales, los comentaristas pro sistema tienden a confundir la actitud timorata y conciliadora de los dirigentes reformistas de la izquierda con el estado de ánimo real entre la clase trabajadora. Cuando los trabajadores no responden de inmediato a un ataque, o ‘toleran’ que sus representantes pacten con la burguesía sin una reacción inmediata, muchos se lamentan clamando contra el “bajo nivel de conciencia”. Pero la dialéctica de la lucha de clases no funciona así, con esquemas mecánicos. La clase obrera no anuncia mediante una declaración pública que está preparada para hacer la revolución. Acumula experiencia, soporta ataques, es decepcionada una y otra vez por sus dirigentes, aprende de las victorias y, sobre todo, de las derrotas y de las traiciones. Cuando ese proceso subterráneo e imperceptible a primera vista alcanza su punto de inflexión, cualquier accidente puede canalizar sus ansias de transformación social.
Los Libros de Mayo del 68.
La manifestación que se convirtió en la chispa que incendió el bosque se produjo el 20 de marzo de 1968 y congregó a poco más de 300 estudiantes. Fue la detención de varios jóvenes de un comité de solidaridad con el pueblo vietnamita, acusados de romper los escaparates del banco American Express en París, lo que desencadenó las primeras manifestaciones más amplias. La primera ocupación fue el 22 de marzo en la universidad de Nanterre, y sólo participaron 142 estudiantes. De Gaulle, fiel defensor de la mano dura, respondió con la represión. Pero el movimiento no se arredró, y el gobierno recrudeció la violencia. El 2 de mayo la policía intentó impedir una nueva manifestación y, al día siguiente, disolvió por la fuerza una asamblea de apoyo a los estudiantes de Nanterre en la universidad de la Sorbona en París.
Aquel mayo francés de hace cuarenta años
La actuación brutal de la policía francesa, especialmente la de los tristemente famosos CRS5, consiguió el objetivo contrario al que perseguía, despertando una ola de solidaridad que atizó la extensión de la lucha desde las facultades a los liceos. En semanas los manifestantes, los huelguistas y los ocupantes de universidades, liceos y fábricas pasaron de ser cientos a ser millones.
El Barrio Latino se llenó de barricadas. Los enfrentamientos en la noche del 3 al 4 de mayo se saldaron con un gran número de heridos y detenidos, mientras la simpatía hacia la rebelión de la juventud siguió creciendo irresistiblemente. Esa misma noche los vecinos del Barrio Latino ofrecieron refugio en sus casas a los estudiantes, gritando su indignación a la policía mientras les arrojaban toda clase de objetos por las ventanas. En esa jornada fueron muchos los trabajadores que se unieron a los estudiantes en las barricadas.
Medio siglo después del Mayo del 68 en Francia: "Ahora los jóvenes ...
No es de extrañar que los jóvenes fueran los encargados de iniciar la revuelta. Las derrotas del pasado no eran un lastre para ellos, ni tampoco mantenían una gran fidelidad a las direcciones reformistas y estalinistas de las organizaciones obreras, mucho menos a sus políticas conservadoras.
A medio siglo del Mayo del 68 Francés « Diario La Capital de Mar ...
Los estalinistas confunden la revolución con la reacción.
La dirección estalinista del Partido Comunista Francés6 (PCF) jugó un papel central en estos acontecimientos, pero no para animar y dirigir el proceso revolucionario a su victoria, sino para sofocarlo. Los dirigentes del PCF lejos de dar la bienvenida a la movilización de la juventud, desataron una campaña furiosa contra los estudiantes.
En la edición de L’Humanité —periódico diario del partido— del 3 de mayo, el futuro secretario general del PCF, Georges Marchais, escribía: “Es preciso desenmascarar a estos falsos ‘revolucionarios’ ya que objetivamente sirven a los intereses del poder gaullista y de los grandes monopolios capitalistas. (…) Las ideas y actividades de esos ‘revolucionarios’ podrían hacernos reír, más teniendo en cuenta de que se trata en general de hijos de grandes burgueses —que desprecian a los estudiantes de origen obrero— que rápidamente se olvidarán de su ímpetu ‘revolucionario’ para dirigir la empresa de papá y explotar a los trabajadores”.
MAYO DEL 68: CUANDO LA IMAGINACIÓN SE QUISO TOMAR EL PODER – La ...
Por supuesto que un sector de la dirección del movimiento estudiantil tenía prejuicios pequeñoburgueses, y no provenían de familias trabajadoras. A la cabeza del movimiento no se encontraba la tradicional UNEF, que desde hacía tiempo mantenía un funcionamiento burocrático y una política moderada y conciliadora, sino nuevas organizaciones como el Movimiento Veintidós de Marzo. Uno de sus máximos dirigentes, Daniel Cohn-Bendit, estudiante de sociología, se definía como anticapitalista, anticomunista y anarquista. Pero no era tan difícil comprender que el anticomunismo de Cohn-Bendit y otros expresaba un justificado rechazo al mal llamado ‘socialismo real’. A cientos de miles de estudiantes les repelía la deformación burocrática y autoritaria del comunismo encarnada por los regímenes estalinistas de la URSS y del Este de Europa.
Lo que un genuino dirigente comunista hubiera valorado es que sectores mayoritarios de la juventud odiaban al sistema burgués. Prueba de ello fue la gran manifestación estudiantil del 6 de mayo, encabezada por una gran pancarta que rezaba “Viva La Comuna” en homenaje a la primera insurrección proletaria de la historia (París, marzo de 1871) y en la que resonó La Internacional. Eran estudiantes que se manifestaban contra el imperialismo francés, en apoyo al pueblo vietnamita, que se identifican con el Che, al que consideraban un revolucionario honesto y un ejemplo a seguir. Sí, rechazaban el capitalismo, pero la nueva sociedad que querían construir no tenía nada que ver con los Estados burocratizados del Este de Europa.
Historia: Rabiosos y renegados: 50 años de mayo de 1968
Los dirigentes del PCF confundían los primeros pasos de una revolución con la agitación de elementos contrarrevolucionarios. Y, partiendo de ese supuesto, cometían el gravísimo error de situarse en la barricada equivocada en lo que respecta a la represión. A pesar de la brutal actuación policial durante la noche del 3 al 4 de mayo que se saldó con cientos de heridos y decenas de detenidos, la Federación de París del PCF repartió una octavilla los días 4 y 5 donde se leía: “Hoy se ve claramente adónde llevan los actos de los grupos izquierdistas (…) Favorecen al mismo tiempo la intolerable agitación fascista y racista de Occident10. Crean un terreno propicio a las intervenciones policiales y a los propósitos del ministro Peyrefitte”
Al calor de estas afirmaciones es difícil no recordar las lamentables declaraciones de dirigentes como Pablo Iglesias o Alberto Garzón, reprochando al pueblo catalán haber despertado al fascismo por su lucha ejemplar en defensa de la república y el derecho de autodeterminación.(…) (*)
Ayer como hoy, la cuestión es concreta. ¿Cómo deben actuar las organizaciones que se denominan anticapitalistas y revolucionarias en una situación semejante? En primer lugar, frente a la represión del Estado burgués, colocándose incondicionalmente al lado de los estudiantes. En segundo lugar, intentando comprender los procesos políticos que se desarrollaban en las entrañas de la sociedad, el carácter progresista y rupturista de un movimiento estudiantil que despertaba enormes simpatías entre los trabajadores, y adoptar todas las medidas necesarias para impulsarlo con un programa de clase capaz de derrocar el capitalismo.
EL AGRIMENSOR LITERARIO: Mayo del 68: Emoción y vacío
Los estudiantes conectan con la clase obrera.
La política nefasta de los dirigentes estalinistas no impidió, por el momento, que el movimiento siguiese desarrollándose con fuerza. El 4 de mayo, la UNEF, presionada por el ambiente insurreccional que se vivía entre los estudiantes, se vio obligada a reaccionar y, junto con el sindicato de profesores SNEP-Sup, convocó una huelga indefinida hasta la liberación de todos los detenidos. El gobierno apostó por el recrudecimiento de la represión: el 6 de mayo decretó el cierre de todas las facultades de París y las manifestaciones, atacadas por los CRS, se saldaron con 739 manifestantes hospitalizados. Pero las movilizaciones y las barricadas eran cada vez más nutridas, y la presión obligó al primer ministro, George Pompidou, a reabrir la Sorbona el 11 de mayo, además de liberar algunos detenidos para proyectar una imagen dialogante. Sin embargo, el movimiento interpretó correctamente esta concesión como un síntoma de debilidad y la lucha continuó su ascenso.
A estas alturas, ninguno de los grandes sindicatos, ni la CGT dirigida por el Partido Comunista, ni Force Ouvriere, ni CFDT13 estaban por la labor de unificar al movimiento estudiantil con la clase obrera. A modo de coartada para justificar esta deserción, el PCF argumentó en las páginas de L’Humanité que la actuación de un sindicato es fundamentalmente reivindicativa, nunca aventurera. Los dirigentes estalinistas franceses, lejos de felicitarse porque había llegado el momento de expulsar a De Gaulle del gobierno, temían que la fuerza de las movilizaciones abriera las compuertas a un desafío revolucionario que trastocara la llamada “coexistencia pacífica”, el término con el que la URSS y los regímenes estalinistas justificaban el statu quo con el mundo capitalista gestado tras la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, concentraron sus esfuerzos en evitar las huelgas y, sobre todo, en impedir la confluencia de obreros y estudiantes.
CGT 1° de Mayo 2020 - CGT - Confederal
Todas estas maniobras no fueron capaces de frenar la enorme presión desde abajo, y el instinto certero de la clase obrera francesa se impuso. El 13 de mayo la CGT y la CFDT se vieron obligados a convocar una gran huelga general unitaria con los estudiantes. Fue una protesta extraordinaria. Las manifestaciones tuvieron una asistencia arrolladora, un millón en París, 50.000 en Marsella, 40.000 en Toulouse, 50.000 en Bordeaux, 60.000 en Lyon… Las masas sintieron su poder.
De Gaulle, intentando aparentar calma, decidió mantener su agenda y viajó a Rumania. Pero los gestos ya no contaban, el movimiento tenía su propia dinámica y entró en una fase superior. Ya no se trataba sólo de la juventud. La clase obrera se puso en marcha.
Mitos de un 'Mayo del 68' feminista
Huelga general indefinida.
Los dirigentes estalinistas del PCF y la CGT tenían la esperanza de que esta convocatoria aliviara la presión, y que al día siguiente las aguas volvieran a su cauce. Nada de eso ocurrió.
En la mañana del 14 de mayo, los trabajadores de numerosas fábricas decidieron continuar con la huelga. En la Sud-Aviation de Nantes —donde la huelga se había iniciado con modestas reivindicaciones como el mantenimiento del salario o la reducción de jornada— no “sólo el conjunto de la fábrica se para sino que se decide tomar la empresa y secuestrar al director. En Renault-Cléon un grupo de jóvenes obreros de menos de 20 años con contratos precarios desbordan el llamado de la intersindical CGT-CFDT a parar una hora por turno y, cuando escuchan por la radio que los obreros ocuparon Sud-Aviation, terminan imponiendo el cese completo de la actividad y la ocupación de la fábrica”.
Con el paso de las horas y los días, la huelga se extendió por toda Francia: el 19 de mayo había dos millones de huelguistas, el 20 eran cinco, el 21 ocho, y el 28 de mayo ya eran 10 millones los trabajadores en huelga. Fue la propia clase obrera, empezando por sus sectores más explotados y más jóvenes, quién desató la mayor huelga general indefinida de la historia de Francia en contra de las directrices de sus organizaciones mayoritarias. Había que remontarse a la crisis revolucionaria de mayo-junio de 1936 para encontrar un movimiento de estas dimensiones.
VI. El 68 — Carpetas Docentes de Historia. Secretaria de Extension ...
Los trabajadores de las grandes empresas estaban a la cabeza de la huelga: Renault, Michelín, Peugeot, Citroën, las minas, los puertos, los astilleros, los ferrocarriles, el metro, el gas, la electricidad. Ningún sector de la producción escapaba. Millones de obreros ocuparon las fábricas. Siguiendo su instinto, hacían temblar el pilar básico del capitalismo: la sacrosanta propiedad privada y el control de la burguesía de los medios de producción. Los obreros se comportaban como los dueños de las fábricas.
En el Centro de Estudios Nucleares de Saclay, un trabajador describía como ejercían el control: “Agarramos un camión, dinero, gasolina y vamos a buscar en las cooperativas agrícolas pollos y las patatas necesarias para alimentar a los inmigrantes de un poblado chabolista cercano. Los hospitales necesitan radioelementos: se reinicia el trabajo en la parte donde se producen. Lo que se necesita es gasolina. El piquete de huelga de la Finac, en Nanterre, nos envía 30.000 litros. Cuando los estudiantes tengan heridos, se echará mano de los stocks locales: guantes, botellas de oxígeno, batas, alcohol, bicarbonato, todo enviado al mini hospital de la Sorbona”.
Oui...Mai...68! / ¡Sí...todavía el Mayo francés! | La chanson de ...
Los trabajadores podían tomar el poder.
No se trataba sólo de la paralización de la producción. Los obreros dieron la vuelta a la jerarquía en sus empresas. Eran ellos y no los jefes quienes mandaban. En última instancia, una revolución consiste en que las masas, educadas para permanecer pasivas, pasan a la acción y toman en sus manos el gobierno de su destino. Una situación de doble poder se extendió por toda Francia.
En numerosas ciudades surgieron comités para organizar la lucha. En Nantes la organización de los huelguistas llegó más lejos que en ninguna otra parte. El Comité del Barrio de Batinolles comprende el peligro del sabotaje económico y lanza el siguiente slogan: “Aumento masivo de los salarios sin cambio de las estructuras económicas y políticas = Aumento del costo de la vida y retorno a la miseria en unos cuantos meses”. No se trataba de hablar, sino de actuar. El 24 de mayo, las mujeres de este Comité deciden organizar los suministros y su distribución, para lo cual convocan a toda la población a una reunión. Tras ella, una delegación decide ir a la fábrica más cercana para contactar con los comités de huelga. Los trabajadores, que ya estaban tratando este importante asunto, se unen y se crea el Comité de Aprovisionamiento. Inmediatamente, el 26 de mayo, se organiza el Comité Central de Huelga (CCH) ante la necesidad de coordinar y unificar todas las fuerzas. Al día siguiente, el CCH se instala en el Ayuntamiento de Nantes: la clase obrera es el nuevo poder político de la ciudad.
1968 - 2008
El 29 de mayo el CCH establece en escuelas seis centros de abastecimiento para los que cuenta con la solidaridad de los sindicatos agrícolas. Bajo su gobierno nadie pasará hambre: emite bonos equivalentes a una cantidad de alimentos para utilizar en las tiendas y ejerce el control de los precios. El transporte también está bajo su mando: en las gasolineras sólo se distribuye combustible a quienes presentan una autorización del CCH. Se organiza la actividad docente, y se crean guarderías donde los trabajadores y las trabajadoras pueden dejar a sus hijos mientras participan en la lucha. Se organizan cuadrillas de trabajadores en solidaridad con los pequeños agricultores para recoger la cosecha de la patata.
La experiencia de Nantes, rebautizada como ‘la ciudad de los trabajadores’, es determinante. Demostró hasta donde podía llegar la clase obrera, su capacidad de asumir el control total de la vida social y gestionar todos los asuntos de manera democrática y colectiva. Es un momento decisivo en cualquier proceso revolucionario: cuando los trabajadores comprenden que la burguesía, sus instituciones y su Estado ya no son necesarios para hacer funcionar la sociedad.
¿Hasta dónde hubiera llegado el movimiento de haber contado con una dirección revolucionaria que propusiera extender la experiencia de Nantes a todo el país?
Mayo del 68
Las capas medias giran a la izquierda.
La determinación de los huelguistas irradiaba tal fuerza, que numerosos sectores de las capas medias, la base tradicional de la reacción, participaron activamente en la lucha. Los pequeños agricultores organizaron manifestaciones de protesta contra la política agrícola del gobierno. En Nantes, una manifestación de campesinos transcurre tras la siguiente pancarta: ‘No al régimen capitalista, sí a la revolución completa de la sociedad’. Los intelectuales y artistas se suman: los actores ocupan el teatro Odeón, las artistas del Folies Bergère redactan sus reivindicaciones, cinco premios Nobel franceses declaran su solidaridad con los estudiantes. Los arquitectos discuten apasionadamente nuevos planes urbanísticos más humanos para garantizar vivienda y espacios para el disfrute de todas y todos.
La atmósfera revolucionaria se respira por doquier: “En solidaridad con los movimientos estudiantil y obrero, y decidido a cuestionar radicalmente las estructuras de la sociedad burguesa y capitalista, el cine reunió a sus Estados Generales el 17 de mayo (…) Las primeras consecuencias de estos Estados Generales fueron la completa suspensión del Festival de Cannes y la decisión tomada por el Sindicato de los técnicos de films de ponerse en huelga general e ilimitada”.
enero 2011 – 80grados
Los medios de comunicación también fallan para la burguesía. Los trabajadores de artes gráficas se suman a la batalla y hacen una aportación enormemente valiosa: a través de sus comités de control censuran las mentiras de las editoriales de la prensa burguesa contra la lucha de los estudiantes y las huelgas obreras.
Una prueba importante del ambiente explosivo que vive Francia fue el fracaso estrepitoso de la reacción en su intento de reagrupar fuerzas. El 18 de mayo, con el regreso de De Gaulle tras su viaje a Rumanía, los llamados comités por la defensa de la República convocan una manifestación. Sólo acudieron 2.000 personas. Es inútil, las capas medias, la pequeña burguesía, participan en la movilización, pero al otro lado de la barricada.
Afiches y frases del Mayo Francés: cuando las paredes tomaron la ...
El aparato del Estado muestra su impotencia.
Hasta las fuerzas represivas muestran fisuras. Con las calles llenas de manifestantes empiezan a surgir simpatías en sus filas. “La portada del Evening Standard del 23 de mayo llevaba por título: ‘La Policía de Francia en Huelga’. Un representante de los sindicatos policiales había declarado que ‘tal vez empezarían a cuestionar las órdenes si seguían siendo llamados para atacar a los huelguistas que luchaban por sus derechos’. ‘Entendían perfectamente’ los motivos de los huelguistas y aborrecían no poder hacer lo mismo debido a la ley vigente”.
Era una verdadera pesadilla para los defensores del capitalismo: la clase obrera, como otras veces en la historia de Francia, parecía tocar el cielo con las manos. La enorme maquinaria del Estado burgués, omnipotente en circunstancias “normales”, chirriaba y se atascaba. François Mitterrand, que más tarde sería presidente de Francia por la coalición del Partido Socialista y el Partido Comunista, increpaba al primer ministro Pompidou: “¿Qué ha hecho usted con el Estado?”. En la forma de entender el mundo de este líder reformista, el colapso de la herramienta en la que se sustenta la opresión ideológica y física de la clase obrera era algo inaceptable.
Años después, el embajador de EEUU en París recordaría lo que De Gaulle le confesó durante aquellos días: “Se acabó el juego. En pocos días los comunistas estarán en el poder”. Efectivamente, derribar el capitalismo en Francia era absolutamente posible. Sólo faltaba un partido revolucionario que coordinara y unificara la acción de los miles de comités de huelga de todo el país partiendo de la experiencia de Nantes, y tomar el control político y económico en todas las ciudades. A partir de ahí, la tarea sería sencilla: establecer un Comité Central de Huelga de todo Francia, con delegados y delegadas electos democráticamente, para imponer no sólo las reivindicaciones económicas más inmediatas, sino la formación de un gobierno revolucionario que transformara la república burguesa francesa en la república socialista de los trabajadores y la juventud.
A 50 años de Mai 68, se recuerda con el legado gráfico | All City ...
¿Cómo abortar una revolución?
Es un hecho notorio que todas las actuaciones de los estalinistas fueron orientadas a desactivar la revolución. Como hemos citado, la primera reacción de la dirección del Partido Comunista fue presentar a los estudiantes como agentes de la reacción. Esta caracterización, desautorizada por los trabajadores a través del éxito de la huelga del 13 de mayo, tenía, a pesar su carácter lunático, una explicación. Los líderes estalinistas, plenamente comprometidos con la estabilidad del sistema, temían que el optimismo que irradiaba la juventud respecto al derrocamiento del capitalismo prendiera entre la clase obrera.
A pesar de que la confluencia entre los trabajadores y los estudiantes era un hecho en las grandes manifestaciones, el PCF no renunció a sabotearla. El 16 de mayo comenzó la ocupación de Renault-Billancourt, y al día siguiente, a primera hora de la mañana, se difundió la noticia en la Sorbona. “El entusiasmo es delirante. La clase obrera de París se pone en marcha, desborda a la CGT. Hay que ir a la puerta de la fábrica a manifestar la solidaridad activa con los obreros-ocupantes. (…) A mediodía, la Sorbona es inundada por una octavilla del Syndicat CGT-Renault, en el que se desaconseja vivamente a los estudiantes la realización de la marcha prevista”. En la octavilla se puede leer que “nuestra voluntad, y la de los trabajadores en lucha por sus reivindicaciones, es dirigir nuestra huelga y rechazamos toda injerencia exterior…”
La Marianne de Mai 68] is a famous... - Campus France Uganda ...
Hay muchos ejemplos de este intento desesperado por aislar a los trabajadores de los jóvenes. En Marsella, el servicio de orden de la CGT de la manifestación del 13 de mayo impidió a los estudiantes integrarse con los trabajadores y los mantuvo separados por un cordón durante toda la marcha.
Pero los estalinistas iban más lejos, intentaban sabotear cualquier desarrollo de la conciencia en líneas socialista. Marx y Engels afirman en El Manifiesto Comunista el necesario salto que se produce cuando la clase obrera deja de ser una clase en sí y se convierte en una clase para sí. En otras palabras, cuando los trabajadores y trabajadoras descubren que el papel que juegan en la producción les confiere el poder para construir una nueva sociedad sin explotadores. Ese salto en la conciencia había madurado en la Francia de 1968. Lejos de consolidar ese proceso, el PCF, no sólo evitó las consignas que lo alimentaran, sino que movilizó a todos sus cuadros sindicales para obligar a las masas a respetar las reglas de juego capitalistas.
Au cœur de Mai 68 – Les Éditions du Pacifique
Cuando la huelga general indefinida y la ocupación de fábricas, que el Partido Comunista no había organizado, era una realidad arrolladora, intentaron por todos los medios aislar a los obreros dentro de cada empresa. Se trataba de evitar la unidad, el debate y la coordinación, impedir el florecimiento de cualquier aspecto que hiciera sentirse al movimiento más fuerte y ambicioso en sus objetivos. La situación llegó a tal punto, que prohibieron la colaboración entre asalariados de una misma empresa. Tal fue el caso de la planta de Renault-Billancourt, “donde los huelguistas de la planta de Renault-Flins tienen prohibida la entrada hasta el 6 de junio con el pretexto ¡de que no pertenecen a la misma empresa!”.
Era indispensable recuperar el funcionamiento habitual de la sociedad burguesa, cuando hay unos pocos jefes y muchos subordinados obedientes. Mitterrand, un experimentado defensor de los intereses del poder establecido, afirmaba: “Conviene desde ahora mismo constatar el vacío de poder y organizar la sucesión”. Necesitaban que el movimiento abandonara la acción directa y que las masas olvidaran cualquier pretensión de decidir su propio destino. El camino más corto hacia este objetivo era desviar el tempestuoso caudal revolucionario a las tranquilas aguas del parlamentarismo burgués.
El 19 de mayo, el PCF y la CGT llaman a “la conclusión urgente de un acuerdo de las formaciones de izquierdas sobre un programa común de gobierno de contenido social avanzado, que garantice los derechos de los sindicatos y la satisfacción de las reivindicaciones esenciales de los trabajadores”. La alternativa del Partido Comunista era volver a casa y abandonar las asambleas, disolver los comités y finalizar las ocupaciones a cambio de depositar un voto cada cinco años para que los políticos profesionales resolvieran los problemas de la población. Mitterrand no pudo dejar de reconocer que los dirigentes estalinistas eran los garantes más eficaces de la estabilidad capitalista: “Sabía que ni su papel, ni su número (…) podía preocupar a la gente razonable ya que, en aquel mismo momento, se podía ver en Séguy y en la CGT las últimas murallas de un orden público que el gaullismo se revelaba incapaz de proteger ante los golpes de los aprendices de revolucionarios”.
MAI 68, LA FRANCE PARALYSÉE EBOOK | EMILIE COMES | Descargar libro ...
La revolución descarrilada.
La convocatoria electoral necesitaba complementarse con otro aspecto decisivo. Había que reconstruir la autoridad de los ‘agentes sociales’, esos especialistas en resolver los conflictos entre las clases, pero siempre a favor de la burguesía. ¿Qué era eso de que los trabajadores debatieran y decidieran libremente en asambleas de base? ¿Cómo era posible que los banqueros y los grandes empresarios no fueran los únicos en tomar decisiones trascendentales? La clase obrera debía volver al redil.
El 25 de mayo a las tres de la tarde se iniciaron las conversaciones entre el gobierno, la patronal y los sindicatos. El 27 de mayo, a primera hora de la mañana, los negociadores alcanzaron un pacto bautizado como los Acuerdos de Grenelle. La burguesía concedió reivindicaciones que habían sido rechazadas durante años, con la esperanza de enfriar los ánimos: subidas salariales, rebaja de la jornada laboral semanal en una hora, aumento de los días de vacaciones pagadas, etc. Como siempre, las reformas eran el resultado de la lucha revolucionaria de las masas.
Mai 68 en 10 slogans inoubliables - Elle
Séguy, secretario general de la CGT, declaró en la radio esa misma mañana: “la vuelta al trabajo es inminente”.  Pero no iba a ser tan fácil. Los bastiones de la huelga rechazaron masivamente el acuerdo. Los dirigentes estalinistas propusieron entonces continuar negociando por sectores. Sería más fácil desanimar a la clase si estaba dividida. Se iniciaron así varias mesas de diálogo —educación, minería, transportes urbanos, correos y telecomunicaciones, ferrocarril— con el fin de imponer dinámicas, ritmos y propuestas diferentes. El sindicato en vez de unir, separaba. En las actividades públicas del PCF,  La Internacional es sustituida por La Marsellesa. “El 5 [de junio], el buró confederal [de la CGT] declara que ‘en todos los lados donde las reivindicaciones esenciales fueron satisfechas, el interés de los asalariados es pronunciarse masivamente por la reanudación del trabajo en la fábrica”.
En las provincias hay empresas que se reincorporan el 27 de mayo al trabajo. En Carbones de Francia, el mismo 28 de mayo ya hay un acuerdo por encima de lo logrado en Grenelle. Los sectores que resisten fueron literalmente empujados a casa. Así ocurrió en la metalúrgica Hispano-Suiza. “El lunes 17 de junio, en la asamblea general del personal, la CGT habla de reiniciar el trabajo, pero bajo ciertas condiciones que abandonará al día siguiente. El martes 18, durante el último mitin de la huelga, el dirigente de la CGT considera la vuelta al trabajo como algo ganado, y dobla solemnemente la bandera roja afirmando que volverá a servir de nuevo algún día. A continuación, llama a los trabajadores a volver a sus puestos. Nadie se mueve. Sigue un momento de gran confusión. Algunos entran en la fábrica pero para retomar su rutina de ocupantes. La mayoría se quedan en la plaza frente a la fábrica. (…) Algunos trabajadores lloran. La vuelta al trabajo tendrá lugar el miércoles 19”.
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Los dirigentes del PCF renunciaron una vez más a transformar la sociedad, igual que lo hicieron en 1936 y tras la derrota del fascismo en los años 40. Así destruyó el estalinismo en Francia, y en todo el mundo, la herencia de la Revolución Rusa de 1917 enterrando el programa de Lenin y los bolcheviques. Si alguien albergaba todavía alguna duda sobre las intenciones del PCF, el 27 de mayo L’Humanité publicó la carta que el secretario general del partido, Waldeck Rochet, había dirigido a François Miterrand, y en la que proponía “asegurar el relevo del poder gaullista mediante un gobierno popular y de unión democrática con participación comunista sobre la base de un mínimo programa común”.
La crítica de un obrero de la Citroën, empleado en la fábrica desde los 15 años y con dos décadas de afiliación a la CGT a sus espaldas, sintetiza muy bien la actuación del estalinismo: “En el ‘36, todavía no estábamos preparados. En el ‘45 tampoco estábamos preparados porque estaban los norteamericanos. En el ‘58, seguíamos sin estar preparados porque el ambiente no estaba para bromas, las OAS no se sabían adónde iban. En el ‘68, no estábamos preparados porque el ejército, por la correlación de fuerzas, por esto y por lo otro”.
Mai 68, un hors-série du « Monde »
Un partido genuinamente comunista hubiera conectado con el sentimiento revolucionario de las masas ofreciendo una estrategia para la toma del poder. En las condiciones de mayo del 68, en lugar de ofrecer como opción el camino del parlamentarismo burgués, la cáscara “democrática” en la que envuelve la burguesía su dictadura, y donde la corrupción y la charlatanería son la norma, hubiera propuesto la formación de un auténtico gobierno de los trabajadores y la juventud electo por una Asamblea Revolucionaria, cuyos diputados y diputadas habrían sido elegidos democráticamente en los comités de huelga formados en cada centro de trabajo, universidad y localidad. Representantes controlados por sus electores, revocables en cualquier momento y con unos ingresos no superiores a los de cualquier familia trabajadora.
Ese gobierno revolucionario, apoyándose en un movimiento de millones, no habría tenido mayores dificultades en nacionalizar los grandes medios de producción, la banca y los monopolios, y colocarlos bajo el control democrático de la clase obrera y sus organizaciones. Medidas como la reducción de la jornada laboral y mejoras salariales para garantizar a los trabajadores y las trabajadoras el tiempo necesario para intervenir en la gestión de los asuntos económicos, políticos, y culturales de la sociedad, habrían abierto la senda para una democracia real y plena. Inmediatamente, los nuevos órganos de poder obrero habrían establecido un plan de producción para cubrir todas las necesidades: viviendas, escuelas, universidades, hospitales, y todo tipo de infraestructuras sociales, culturales y deportivas.
A su vez, un gobierno revolucionario en Francia habría lanzado un llamamiento internacionalista a todos los pueblos de Europa, a su clase obrera y a los jóvenes oprimidos, a seguir su ejemplo. Habría liberado a las colonias del yugo imperialista francés, promoviendo la revolución en todos estos territorios. ¿Cómo hubieran recibido la experiencia de sus compañeros franceses la clase trabajadora y la ­juventud portuguesa y del Estado español que todavía soportaban horribles dictaduras, o el pueblo de Vietnam? La revolución triunfante en Francia habría estremecido el mundo a una escala mucho mayor que la Revolución Rusa de 1917.
Huelga en Francia: qué hay detrás del mayor paro en el país en ...
La burguesía recupera el control.
Aunque en ese momento, como en otros tantos de la historia, la correlación de fuerzas era extremadamente favorable para la transformación socialista de la sociedad, la abnegación de la clase obrera no era suficiente para garantizar la victoria. La ausencia del factor subjetivo, es decir, la existencia de un partido revolucionario, y la traición activa del estalinismo hicieron naufragar la revolución.
Revolución y contrarrevolución van indisolublemente unidas. La burguesía nunca renunciará voluntariamente al poder que le garantiza sus privilegios. Prueba de ello fue el viaje de Charles De Gaulle a Baden-Baden el 29 de mayo, para entrevistarse con el comandante en jefe de las fuerzas francesas estacionadas en Alemania, el general Massu —responsable de la represión sangrienta del imperialismo francés en Argelia—. El objetivo de De Gaulle era sondear la posibilidad de una acción armada del Ejército contra el movimiento revolucionario. El 30 de mayo las tropas del general Massu iniciaron maniobras militares en la frontera.
de Gaulle. Hoy 28 de Abril de 1969 Charles de Gaulle renuncia a la ...
Aunque la burguesía estudió esa posibilidad y la mantuvo en la recámara, no estaba en absoluto convencida de que la intervención del Ejército resolvería la situación a su favor. Era consciente de que recurrir a tropas integradas por soldados jóvenes, que no eran inmunes a la marea revolucionaria, representaba una apuesta muy arriesgada que podría volverse en su contra. Por ese motivo confiaron una vez más en la labor de los dirigentes reformistas de la izquierda política y sindical para derrotar la revolución desde dentro.
El 30 de mayo la derecha organizó una manifestación “En defensa de la República”, y más de medio millón de personas desfilaron por los Campos Elíseos. Ese mismo día De Gaulle regresó a París de su viaje a Alemania, y se dirigió por radio a la nación anunciando que no dimitiría, al tiempo que disolvía la Asamblea Nacional y convocaba elecciones para junio.
No es una revolución, majestad. Es una mutación" - Infobae
Es una ley de la revolución que si el momento propicio se deja escapar, y ese momento puede contarse en horas o días, la reacción tomará la iniciativa y movilizará a las capas más conservadoras con decisión, atrayendo a los sectores indecisos y vacilantes. Si a esto se añade que la política de la organización con más autoridad de la izquierda, como era el PCF, competía con De Gaulle en denunciar los excesos de los revolucionarios, puede entenderse el resultado final. Si se trataba de elegir entre De Gaulle y el PCF para gestionar el capitalismo, no había duda sobre quién ofrecía más garantías.
Y en efecto, la contrarrevolución tomó la iniciativa con total decisión acentuando la represión contra el movimiento. La misma noche del 30 de mayo, el ministro de interior, Christian Fouchet, envió un telegrama a todos los prefectos: ““(…) Como les expuse por teléfono, reafirmar la autoridad del Estado, terminar con la parálisis de la economía, restaurar la vida normal son y deben ser vuestras preocupaciones permanentes. Stop. En el sector público, tomarán todas las medidas que sean útiles para favorecer la reanudación general del trabajo. Stop. En todo caso, vuestro deber inmediato es eliminar todas las obstrucciones a la libertad de trabajar y reducir la ocupación de las instalaciones administrativas prioritarias. Stop. En el sector privado, alentarán por todos los medios el movimiento de reanudación del trabajo. Stop. Determinarán las empresas donde esta reanudación es más urgente y más fácil, y donde sería más espectacular y fecundo. Stop. Estoy listo para las operaciones particulares que me propondrán llevar a cabo, y a poner a vuestra disposición medios materiales suplementarios. Stop”. Este documento prueba como muchas empresas seguían en huelga al empezar el mes de junio.
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De Gaulle afronta los días posteriores insistiendo en una idea: “El caos o yo”, presentándose como la única garantía contra la “amenaza de una dictadura totalitaria”. Frente a esta propaganda, la respuesta del PCF supuso un nuevo jarro de agua fría. Lejos de rebatir políticamente los argumentos de la burguesía, animó a los trabajadores a abandonar la huelga e intentó presentarse como un baluarte de la estabilidad. En su cartel electoral se podía leer: “Contra la anarquía: por la ley y el orden, votad comunista”.
L’Humanité del 6 de junio insistía: “Las reivindicaciones esenciales de numerosos trabajadores han sido satisfechas gracias a la lucha… y los obreros han decidido volver al trabajo en la unidad… Grupos izquierdistas, a menudo ajenos al personal de las empresas, pretenden que la lucha por las reivindicaciones es un tema superado, e intervienen con violencia para oponerse a la voluntad de los trabajadores de volver al trabajo…”.
La contrarrevolución interpreta muy bien este mensaje y busca revancha. A las 3 de la madrugada del 7 de junio, se escribe un nuevo capítulo represivo en el bastión revolucionario de la Renault en Flins: “…Desde las cinco de la mañana varios miles de estudiantes se han trasladado desde la Sorbona a Flins y bloquean la llegada de trabajadores, que a su vez se niegan a volver al trabajo mientras la policía se mantenga a la puerta de la fábrica. (…) A pesar de los desesperados esfuerzos de la CGT y sus delegados, la masa de congregados se dirige hacia la puerta de la empresa con la intención de reocuparla, lo cual es rápidamente impedido por la policía. Son los primeros enfrentamientos que se desarrollarán de forma continua durante tres días consecutivos (…) La resistencia de Flins repercute en otros sectores, en particular en Billancourt y en Citroën, donde la huelga se endurece”.
Mientras los obreros y los jóvenes son brutalmente masacrados por la policía gaullista, L’Humanité del 8 de junio publica una nueva arenga escandalosa: “Basta de provocaciones. La ocupación de Flins por la CRS no la ha provocado la huelga”.
La represión sigue en ascenso. Entre los días 10 y 12 de junio son asesinados varios luchadores a manos de la policía: el joven Gilles Tautin en Flins, Philippe Mathérion en una barricada del Barrio Latino; Pierre Beylot y Henrin Blanchet, trabajadores de la factoría de Peugot, en Sochaux. La respuesta de la CGT ante estos gravísimos hechos, una tibia convocatoria de una hora de paro nacional, demostró que la traición estaba consumada.
El 12 de junio el gobierno declaró ilegales 12 organizaciones de la izquierda. Y, el 17 de junio, la universidad de la Sorbona fue desalojada por la fuerza.
El 29 y 30 de junio, las elecciones legislativas darán una mayoría aplastante al partido gaullista y sus aliados. La revolución de mayo de 1968 finalizaba, pero, tan sólo un año más tarde, De Gaulle abandonaría la política tras una sonora derrota en un referéndum.
Carteles de Mayo del 68 | EL PAÍS
La lucha sigue.
Hoy, Macron, un millonario, es presidente de Francia. Su presencia en el Elíseo es el resultado de la bancarrota política del gaullismo y la socialdemocracia. Sin embargo, la popularidad que este candidato a Bonaparte cosechó tan rápidamente, cae incluso a mayor velocidad que la de sus predecesores.
Frente a Macron, la élite política y los capitalistas, la clase obrera preserva sus tradiciones de lucha, y no hay ninguna duda de que se presentarán nuevas oportunidades para reatar el nudo de histórico que tejió aquel mayo del 68. No sólo en Francia, en el mundo entero, las condiciones objetivas para la revolución están madurando a marchas forzadas, y la tarea sigue siendo construir el partido revolucionario que la clase obrera y la juventud necesitan para tomar el poder”(…)

Fuente: Extracto de un artículo publicado en la Revista “MARXISMO HOY” número 26. Puedes adquirir tu ejemplar en la LIBRERÍA ONLINE de la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels, pinchando en el enlace que dejamos abajo:  





1 comentario:

  1. Muy interesante, es una recopilación de unos hechos históricos, esta muy claro, que la Socialdemocracia y el Stalinismo se dieron la mano para seguir siendo un buen instrumento al servicio de la burguesía dominante, ahora entiendo la estrategia Estalinista de Nuestra Guerra, primero ganar la guerra luego hacer la revolución, un fracaso más, qué hemos de apuntar. Solo nos queda el Comunismo Libertario, organizar a las masas y hacer la revolución.

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