El sistema capitalista
ha colapsado y la economía no es capaz de remontar el vuelo anclada en la debacle, quebrada las dos alas,
la primera por la pandemia del
Coronavirus y la otra, por el derrumbe de los mercados debido a la crisis
estructural de la economía que ha estallado abruptamente, acusando así su
incapacidad para superar la dramática situación y los desequilibrios generados
en el sector financiero y bursátil.
La leve recuperación
económica anterior implicó beneficios astronómicos para la minoría con una
concentración de riquezas sin precedentes para la banca, los grandes monopolios
y empresarios, a consta de incrementar las desigualdades, la miseria y la
pobreza en todo el planeta.
La polarización social
y política no deja de crecer con una precarización y generalización del paro,
una caída de los salarios, negando cualquier perspectiva de futuro para amplios
sectores de la juventud, la clase trabajadora y sectores de las capas medias
que se enfrentan a su ruina.
Las perspectivas que se
abren ante esta situación de nueva recesión, que están alentadas por múltiples
factores económicos, políticos y sociales pueden hacer que se agraven todas las
contradicciones y desequilibrios que han venido amontonándose durante la última
década desde la recesión del 2008/09, que podrían tener consecuencias
impredecibles.
Algunos economistas
tienen un relato de la historia del capitalismo moderno bastante crítica que
ilustran las ideas que la problemática de las crisis, que provienen de querer solucionar los
problemas creando nuevos problemas, en un círculo vicioso cada vez más
dramáticos, por las crisis cíclicas inevitables a las que nos conduce la lógica del lucro privado para
una minoría y la miseria abrumadora de la mayoría.
Con urgencia, ahora
todas las escuelas económicas andan muy preocupadas porque se les han agotado
todos los paradigmas a aplicar para salir de esta crisis estructural del
capitalismo, ya que el libre mercado ha colapsado pues la mano “invisible de
Adams Smith” ha resultado una antigualla, ya que la “libre competencia” ha sido
sustituida por la “Dictadura del Monopolio”, lo cual es un tremendo fraude a los pueblos; el Keynesianismo
ya no alcanza a utilizar al Estado para recuperar la actividad económica ya que
se necesitaría un Plan Marshall para Europa de más de 2 billones de euros y
solo disponen de 700.000 millones para
esa operación; Y la tercera vía, esa mezcla de “liberalismo” y “keynesianismo”
que es el que han estado practicando y nos ha llevado a un tremendo desastre, colapsando
el sistema capitalista embarrancado en esta crisis estructural que ha sido
acompañada y será agravada por la
terrible pandemia del Covid-19 de incierto final.
Nadie puede olvidar que
tuvimos un colapso del capitalismo global en 2008, del que todavía las masas
trabajadoras no se han recuperado, ni tampoco muchos pequeños y medianos empresarios, que ahora
han quedado en la ruina y que tampoco habían llegado a restaurar la tasa de
ganancias previas al derrumbe del 2008/09,
por lo que solo los grandes millonarios, sus banqueros y multinacionales
han multiplicado sus capitales y se han venido forrando desde la anterior
crisis.
Uno de los métodos que
los gobiernos mundiales, incluido Estados Unidos, China y todos los demás, empleaban
para evitar que la crisis redujera las tasas de ganancia, era que se mantenga
una tasa de interés históricamente bajas.
En estos días, en un gran número de países, el tipo de interés está en
negativo, incluso el petróleo llegó a bajar de precio por debajo de cero. En otras palabras, el banco paga a las grandes
multinacionales para que inviertan dinero que está en circulación en depósito
en las cuentas bancarias de la población, o fabricando “dinero fiduciario” con
la maquinita, pero esos mecanismos artificiales siempre fracasan. Ahora tampoco
durará mucho ya que la inflación se disparará por las inversiones que tendrán
que realizar, con ese “dinero de Monopoly” que aumentarán las deudas públicas
de los Estados y de la ciudadanía que luego se harán impagables por
insoportables para las masas empobrecidas.
Se ha llegado a la
paradoja de estar tan bajas las tasas de interés para los grandes potentados,
diseñada para impulsar la economía frente al colapso de los grandes consorcios,
que tienen algunos problemas económicos,
que tendrán que ser atendidos más temprano o más tarde, ante el peligro del
hundimiento total de los mercados, pero de nuevo, harán como la otra vez que empezaron a pedir prestado para jugarlo en
bolsa, intentando sacar dinero del dinero, sin pasar por la inversión
productiva que llegó a estar en los últimos años a en torno al 5 % mientras que
las inversiones especulativas en bolsa y grandes negocios comerciales ocultos han sido fabulosas.
El dinero fácil es una
tentación que pocas empresas importantes podrán resistirse y grandes sumas de
dinero, del orden del 95 %, continuarán dedicándose a la especulación y llegará lo mínimo, insuficiente
para la inversión productiva que es la que crea puestos de trabajo. El
resultado final ya lo vimos en estos 10
años últimos, donde el crecimiento del endeudamiento de las empresas no ha
tenido precedente en la Historia del Capitalismo.
Eso significa que ahora
tienen un sobreendeudamiento aunque las empresas multinacionales han hecho sus
grandes negocios acumulando más dinero del que lo habían hecho nunca, pero
dinero “fiduciario” que al final, al igual que crece, se evapora cuando se
produce el colapso bursátil de los ciclos inevitables del sistema.
En cada crisis de onda
larga del capitalismo, la situación ha alarmado a una gran cantidad de
Organismos Internacionales encargados de vigilar esa situación, llámese FMI, Reserva
Federal, BCE y otros, que obligaron a
cerrar la cuenta del nivel de deuda, marcando unos topes, antes que se
produjese la debacle total, sin resultados positivos, pero no saben ahora si ha
sido mejor el remedio que la enfermedad.
Lo que está en juego en
realidad es que ese nivel de deudas en los países claves será imposible de pagar,
si se profundiza la recesión que se avecina, como es probable, pues según algunos expertos será mucho más grave
que la que tuvimos en 2008 e incluso podría superar a la brutal crisis de 1929
que descompuso la economía mundial, provocando la Guerra Mundial.
El sistema financiero
está tan apalancado, tan endeudado, que si por el hundimiento de algunas de esas
empresas multinacionales y sus bancos (Como ocurrió con la quiebra del Lehman
Brothers, que era el cuarto banco de EEUU), tuviesen que hacer frente a las
deudas y las inversiones necesarias para la recuperación, nadie sabe, (ni los
mejores premios nobel de economía), las consecuencias que podría tener, pero el
mensaje es muy claro: Nada bueno para el capitalismo y mucho peor para las
capas medias y la clase trabajadora.
Este análisis es un
breve intento para iniciar el debate explicativo de los métodos y las
consecuencias de esa orgía de operaciones especulativas, pues muchas empresas
multinacionales operaron de forma muy arriesgada en sus inversiones bursátiles
y otras operaciones especulativas, financiando trata de blanca, tráfico de
drogas, tráfico de órganos, etc, e
incluso otros también se dedicaron a recomprar sus propias acciones en el
mercado bursátil, en lo que se llama “recompras”, que solo sirve para aplazar
la siguiente crisis bursátil pero la agravan todavía más, cuyas estafas y
corrupciones, luego son rescatadas por sus Gobiernos y las cargan sobre las
espaldas de los trabajadores, como hizo Rajoy (P.P.) en su momento, que siempre
negó el rescate pero que costó a las arcas del Estado entre 60.000 y 70.000
millones de euros.
Esos especuladores
recompraban sus propias acciones cuando estaban bajando a los que antes las
habían vendido en momentos anteriores. Eso es lo que hacen y sabemos por qué lo
hacen, para aumentar artificialmente el precio de ese mercado de valores, donde
la ética está siempre ausente, ya que las empresas se compran y se venden en
paquetes de acciones, con la única lógica perversa del capitalismo, que no
tiene ética, de sacar ganancias en el
menor tiempo posible.
Es con esos métodos
fraudulentos, como restablecían el equilibrio entre el vendedor y el comprador
de sus propias empresas, aumentaban el precio artificialmente, muy por encima
del valor real, que al final, como Marx explicaba, tenderá a nivelarse con la
producción.
Eso lo han podido venir
haciendo y continúan, porque los bonos
que obtienen los altos ejecutivos de esas multinacionales, que son
mayoritariamente los grandes accionistas, provienen del precio de las acciones,
donde no existe la “competencia” ni el “libre mercado”, pues las
multinacionales y sus monopolios imponen sus leyes que no es “libre mercado de la competencia”,
sino que lo han “prostituido y manipulado” por las guerras financieras y
comerciales entre los grandes bloques imperialistas, que en un momento dado,
empiezan a recaudar retirando sus inversiones por razones propias de poner a salvo sus
ganancias, vendiendo grandes paquetes de acciones que hunden las bolsa creando
el caos entre los pequeños diablos, aspirantes a capitalistas, que pululan
alrededor, que entrando en pánico, cierran empresas como cajas de cerillas,
mandando al paro a millones de trabajadores, que es la clase que sufre las
consecuencias de las orgías de beneficios que montan los archicapitalistas a
costa de los pueblos.
El modelo capitalista
está en un serio problema, con enormes paquetes de acciones sobrevaluadas que
no van a servir algunas ni para “papel higiénico”, como ocurrió con “las Filatélicas”,
las “Preferentes” de Rato y demás timos de la “pirámide” como ocurrió
históricamente con otras monedas refugio como cuando se produjo la crisis de la
“tulipomanía”, tomando a los Tulipanes como moneda de cambio, desatando un
periodo de euforia especulativa en los Países Bajos (Siglo XVIII) que
representó una estafa colosal que afectó al mundo entero; Ahora no podrán aplicar los mismos métodos de
recortes y austeridad que aplicaron en la crisis de 2008, ya que las masas y
capas medias han consumido el colchón de grasas de ahorros que habían acumulado
en la fase del auge anterior.
El capitalismo es un
sistema que siempre es inestable, siempre lo ha sido y la burguesía está
histérica porque lo saben, aunque el FMI y los Organismos Oficiales, al
servicio de ese sistema capitalista, en su fase imperialista de las
multinacionales, nos sigan diciendo que más tarde o más temprano continuarán intentando
salir de nuevo del atolladero, pero con la mentira de que van a “reformar el
capitalismo”, cuando el capitalismo no admite reformas pues, como decía Albert Einstein en su frase tan
conocida: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, pero la
burguesía continúa siempre con el mismo modelo de explotación y no puede traer
el socialismo que es un sistema alternativo, que no cabe dentro del Capitalismo, ya que el
genuino socialismo requiere de mucha Democracia y planificación científica,
cuando el capitalismo quiere eliminarla, como han hecho cuando han podido,
dando golpes de Estados cada vez que tienen ocasión, pero no acumulan por ahora
fuerzas para intentarlo dado el potencial de lucha que desarrollará la clase
trabajadora organizada, como temen los propios estrategas del capitalismo que están
perdiendo la confianza en su “libre mercado”, del que solo quedan vagos
recuerdos y que ha colapsado una vez más estrepitosamente.
La correlación de
fuerzas entre el capital y el trabajo está empezando a cambiar, favorable al
movimiento obrero, pues la conciencia de millones de jóvenes, trabajadores,
pensionistas, ecologistas y demás organizaciones sociales ha dado un salto
cualitativo, algo que tendrá un gran
impacto en las luchas que están por venir, aunque esos procesos no son
automáticos ni se producen inmediatamente en un crecimiento de las
organizaciones, pero sí que pueden iniciarse cambios bruscos y repentinos en la
conciencia que desaten convulsiones espontáneas por la impaciencia de las masas
en el cumplimiento de lo prometido.
El papel que jueguen
las actuales formaciones reformistas será crucial ya que se verán sometidas al
fuego cruzado de la burguesía, que está histérica y ansiosa de derrocar al
Gobierno que llaman “Social/Comunista e Ilegítimo”; Y desde la izquierda habrá acciones
de luchas del movimiento obrero, que si no se atienden con urgencia y se
cumplen las promesas del programa “reformista” que hay sobre la mesa, podrían
verse frustradas sus expectativas, por lo cual, cientos de miles de activistas
abandonarán sus prejuicios organizativos y podrían entrar en masa en los
sindicatos y partidos de izquierdas para fortalecerlos o rescatarlos o podrían
surgir otros nuevos exigiendo el Cambio prometido.
La amarga experiencia
del último periodo, en que los sindicatos de clase, y los partidos de
izquierdas están prácticamente vacíos y sin actividad suficiente para la lucha,
obligarán a la clase trabajadora a sacar las conclusiones correctas y llegarán
a comprender que no hay ni atajos ni
esperanzas, si se permanece aislado y cada cual por su lado por lo que se
unirán y entrarán en combate, por las necesidades perentorias y que solo hay un
camino para la victoria: “”La
organización la Unidad y la Lucha””, pues las condiciones del actual periodo
apunta en esa dirección y es muy
necesario preparar las fuerzas de las izquierdas para acometer las batallas que
tendremos que dar.
Necesitaremos defender
el programa de transición al socialismo que nos permita superar al capitalismo
con la fortaleza suficiente de las organizaciones de izquierdas por lo que es
en la actualidad más necesario que nunca marchar hacia la Unidad en la
Acción.
Las condiciones
históricas que representan los factores objetivos para desarrollar el
Socialismo con Democracia Plena, no solo
han madurado, sino que han empezado a pudrirse, empeoradas por tanta
corrupción, saqueos, explotación y opresión de los pueblos, aunque muchos nos sigan llamando utópicos,
pero solo nos falta el factor subjetivo potente que marque el camino con
“honradez y firmeza”, lo cual es absolutamente necesario y la necesidad, como
explicaba Engels, “se expresa por el accidente”, por lo que tenemos que confiar
en nuestras propias fuerzas como clase y llegado el momento, éste estará
presente y lo descubriremos apoyándonos en la unidad de clase, pero debemos reorganizarnos mejor para avanzar
en la transformación socialista de la sociedad, porque otro mundo es posible,
pero no nos lo va a regalar nadie, sino que tendremos que continuar la lucha
para construir el Socialismo, que “será obra de la clase trabajadora o no
será”.
JOSÉ MARTÍN RODRÍGUEZ.
COORDINADOR DE
COMUNICACIÒN.
IZQUIERDA SOCIALISTA
MÁLAGA-PSOE. A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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