Estamos observando ciertos síntomas de descomposición del sistema capitalista que tienen un cierto paralelismo con el inicio de la caída del Imperio Romano. Es la agonía lenta en la que ha entrado el capitalismo decrépito, senil y degenerado. Si analizamos la situación en el mundo árabe todos los países están sentados sobre un polvorín: Oriente Medio, con ataques furibundos del ejército sionista de Israel contra pacifistas que llevan ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, que ha costado mucha sangre, Pakistán, Irak, Irán, Egipto, Marruecos, Afganistán e incluso la rica Arabia Saudita, cuya clase dirigente, en complot con el Imperialismo de EEUU, ha conseguido empobrecer también a su clase trabajadora. Para comprobar esto, solo basta con comparar la renta per cápita de ese país hace 30 años, con la actual.
Las masas están iniciando en todas partes unas luchas cada vez más a la desesperada, por desgracia con una falta enorme de alternativas políticas por la crisis de los partidos obreros, que es cierto que tuvieron fuerza en muchos de estos países en las décadas de los años 60 y 70, pero debido al largo auge del sistema, que ofreció unas ciertas migajas, las direcciones se moderaron.
Luego, en el siguiente cambio dialéctico, vimos el surgimiento del fundamentalismo religioso en los últimos años, que mezcla la opresión social y política flagrante que se vive en estos países con una supuesta y demagógica salida religioso-nacional a estos problemas, bajo la batuta infame de unos dirigentes corruptos sometidos a la voz del Imperio o a la voz de los Imanes fundamentalistas.
En muchos de estos países los procesos revolucionarios están distorsionados pero siguen latentes, porque en el fondo la revolución es una cuestión de pan y los alimentos escasean agravándose la situación por las subidas especulativas de los cereales y otros alimentos que sumen en hambrunas y hunden cada vez más en la miseria a millones de pobres inocentes.
Según algunos estudios, esta recesión costará entre 170 y 250 millones de muertos por hambre en todo el mundo. Por eso, a pesar de los imanes, las ideas socialistas volverán a brotar con fuerza también en esos países empobrecidos por las guerras, los saqueos y la falta de un modelo de planificación científica que ofrezca soluciones a la cuestión social.
Los imperialistas han causado estragos en muchas de esas zonas con la política de aniquilamiento que fue llevada a cabo por el Gobierno Bush, con su canje desigual de “sangre por petróleo”. Cada vez mayor número de analistas económicos, sociales y políticos, vienen planteando que los EEUU han perdido la guerra de Irak y también la de Afganistán, pero ni Bush ni sus aliados, de cuyo más firme defensor y amigo hace gala el antiguo Presidente Sr. Aznar, han querido admitirlo y ahora el nuevo Presidente Obama plantea la retirada a muy largo plazo. La guerra contra las “armas de destrucción masivas” ha sido una colosal mentira demostrada. La masacre y el sufrimiento de las masas de Iraq, como de Afganistán ha sido horrible y lo han hundido materialmente en la “edad de piedra”.
El efecto en la conciencia de la clase obrera del mundo, desde América Latina hasta los países de tradición islámica, ha dado un salto cualitativo, y el odio a lo que representa Occidente y al capitalismo como su sistema opresor y sanguinario, por el castigo recibido por la masacre de tantos millones de inocentes tendrá su efecto más tarde o temprano por los errores y abusos cometidos. Este error ha tenido que ser reconocido por la portavoz del gobierno de EEUU, que desde la administración dirigida por los Demócratas, aporta un intento de rectificación a través de la política de buenas intenciones del gobierno Obama, que se ve forzado a tender la mano al mundo árabe con la intención de abortar algunos de esos procesos que estaban llevando a levantamientos populares y revoluciones, pero parece que no encuentran un verdadero encuadre de la nueva política que prometió.
También ha cambiado la situación de la clase obrera en América Latina. La debilidad de EEUU se refleja en que ya ha sido incapaz de intervenir militarmente como lo hizo en el pasado con los sangrientos golpes en Chile, Granada, Nicaragua. Los intentos de golpe de Honduras y en Bolivia, también han fracasado, este último, como denuncia Evo Morales, ha sido apoyado por ciertas Fundaciones de extrema derecha en la que participa la cúpula del PP enviando, no solamente su solidaridad con los golpistas de Santa Cruz, sino con cientos de miles de euros. También ha quedado acreditado por la historia el apoyo de los Gobiernos de Bush y Aznar al fracasado golpe de Estado en Venezuela en el año 2002.
El pueblo de América Latina ha reconocido claramente quienes son sus amigos y quienes sus enemigos. Incluso el pueblo americano, cansado de la brutalidad de los Republicanos y acusando profundamente el malestar de la crisis económica, optó por Obama con la esperanza de que se produzca un “Cambio” en sus vidas. Esto demuestra que la población ha girado a la izquierda, pero las fuerzas más reaccionarias del Imperialismo están lastrando y frenando el desarrollo del programa que había presentado Obama, desgastando su popularidad y preparando el camino para cuando quieran borrarlo del mapa político.
Sabemos que tanto los Republicanos como los Demócratas son ambos políticos capitalistas y no podrán solucionar la cuestión social. Es importante señalar el proceso de auge que están llevando a cabo los distintos partidos y coaliciones de izquierdas en América Latina, resaltando triunfos como del FMLN en El Salvador, que acompaña a Brasil, Ecuador, Paraguay, Argentina, Nicaragua, Venezuela y algún otro, en ese giro a la izquierda del movimiento obrero buscando el camino del socialismo en todo el continente.
No habrá un desenlace rápido de la ecuación porque el factor subjetivo es débil, pero el proceso hará que ese giro se transforme en la necesidad de formar partidos de izquierdas. Incluso está implícito que un fuerte partido socialista pueda surgir en EEUU, ya que cada vez existen más presiones en los potentes sindicatos para que rompan también con los Demócratas y conformar así un genuino partido obrero.
En el cénit del boom económico, hace cuatro o cinco años, se había instalado en la conciencia de millones de trabajadores, “alienados” por la abrumadora propaganda burguesa, que el capitalismo les podría ofrecer una cierta alternativa. Ante la inexistente explicación alternativa por parte de nadie, desde la izquierda política o sindical, millones de trabajadores se lanzaron por la pendiente del crédito, única alternativa que les ofrecía el sistema para tener un proyecto de vida. Todos hemos visto cómo parecía que nos “regalaban” créditos. Mientras tanto, los economistas y políticos oficiales decían que “no pasaba nada”, que “España iba bien” o que “éramos más ricos porque teníamos más propiedades”, aunque la mayoría era a base de hipotecas y deudas impagables como luego se ha demostrado.
Evidentemente, como explica el análisis marxista, la crisis capitalista era inevitable y los despidos y ataques a los derechos de los trabajadores que estamos empezando a ver se hubieran dado en esencia. Pero el movimiento obrero se hubiera encontrado en una posición más fuerte de cara a medirse a la situación negativa que vivimos. Todo esto no hace sino demostrar que el sindicalismo del “pacto por el pacto” no ha servido de nada: en años de bonanza donde los empresarios han visto subir sus beneficios con cifra de dos dígitos, los trabajadores hemos visto bajar nuestros salarios reales.
Cuando se acepta el capitalismo como el único sistema posible, nuestros dirigentes sindicales y políticos se quedan sin alternativas. En la mesa de negociación el empresario no encuentra contrapartida a su discurso, llegándose a la falsa concepción de que únicamente es posible mantener los derechos sociales y crear empleo si antes el empresario tiene beneficios. Incluso en los últimos 20 años se ha llegado tan lejos que esas promesa empresariales de mejoras quedaron postergadas una y otra vez, firmándose en los últimos años todo tipo de pactos por nuestros dirigentes para limitar las subidas salariales en los convenios. Estos son hechos. Esto es lo que demuestra que la teoría y práctica de la tradición política reformista o socialdemócrata, en la época actual, lleva a la derrota de la izquierda, como vimos en Alemania, en Francia y en otros países donde han fracasado los intentos de buscar a la desesperada “Terceras Vías”, que se han demostrado inviables. El “reformismo sin reformas”siempre fracasará.
En el nuevo período de estancamiento recesivo en el que hemos entrado, donde se darán cambios bruscos y repentinos en la conciencia de las masas, que se verán obligadas a luchar a la desesperada ante la falta de futuro que le ofrece el capitalismo, podemos estar seguros de que surgirán dirigentes de corrientes internas dentro del PSOE que planteen claramente programas que exijan un giro claro hacia la izquierda, sobre todo, si se pierden las próximas elecciones y a través de su contacto con el movimiento obrero y bajo la presión de éste, unidos a la radicalización que se dará igualmente en el movimiento sindical de masas, que serán obligados por la lucha a defender un sindicalismo de combate más reivindicativo, reclamarán la superación del capitalismo.
Las luchas de la Transición serán espejos donde mirarnos, incluso veremos luchas más amplias, incluso Continentales en Europa, como insistimos que ya está sucediendo en Latinoamérica a un nivel superior cuantitativamente al de los años 70 y que se están dando en Grecia, Francia, Portugal y donde el próximo martes día 8 de Junio, se abre el compás huelguístico con el llamamiento de UGT, CCOO, CGT, S.E. y otras fuerzas sindicales que apoyan la lucha de los empleados públicos que protestan contra el Plan de Ajuste y contra el Decretazo de la Reforma Laboral que el Gobierno ha anunciado.
Con esos ataques, un proceso de convulsiones amenaza la situación social, económica y política. Está implícita la posibilidad de que se produzca un cambio repentino en la conciencia de las masas pues, como decía Engels, “hay épocas históricas en las que parece no ocurrir nada en 20 años, y otras en las que parece que ocurre todo en 20 días”.
Una vez más, desmintiendo a todos los agoreros que han venido pregonando el fin de la historia y la desaparición de la clase obrera como clase en sí y clase para sí, que la han querido enterrar sobre el papel una y otra vez, de acuerdo con sus deseos, pero prematuramente, el espíritu de lucha y sacrificio de las masas resurgirá de sus cenizas como el ave Fénix, y todos esos oportunistas, trepas, acólitos serviles y corruptos del gran capital se verán sorprendidos por la virulencia que pueden alcanzar las convulsiones sociales. Los capitalistas serán los verdaderos responsables de esas agitaciones, debido a sus abusos, sus corrupciones, sus explotaciones, sus engaños y sus nefastas gestiones empresariales, y no la clase trabajadora a la que por sistema, ellos siempre quieren culpar, descargando la crisis sobre las espaldas de los más desfavorecidos a los que han hundido en el paro, en la miseria y en la desesperación robándoles el futuro digno que todo ser humano se merece.
Nosotros, como corriente del ala izquierda, como la Izquierda Socialista del PSOE, llamamos a la lucha, a la reorganización, al encuadramiento y la profundización en el debate, porque entendiendo que la lucha será larga, es preciso continuar luchando por esa nueva sociedad de personas “libres, justas, iguales, honradas e inteligentes”, como aparece en nuestra declaración de principios, basada en una economía socializada y planificada, para construir como clase, esa nueva sociedad por la que un puñado de trabajadores empezaron a luchar hace tiempo y que debe seguir siendo la aspiración natural de cualquiera que se considere digno de pertenecer al género humano y que honestamente quiera avanzar hacia la superación de esta sociedad capitalista, que sigue aumentando las diferencias entre las clases, mediante la constitución de un nuevo modelo más humano y más democrático, es decir el verdadero socialismo.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Is-psoe.malaga@terra.es
5 de junio de 2010
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