.../...(...)Este último auge del ciclo que duró en torno a tres lustros, con todo su enorme crecimiento económico que supuso una acumulación colosal de riquezas que fueron directamente a las manos de las doscientas multinacionales que dominan el planeta, no han podido cambiar el carácter del sistema capitalista, ni han modificado sus contradicciones.
Ese largo ciclo, prolongado artificialmente a base del crédito y de un estancamiento de los niveles salariales, se derrumbó como un castillo de naipes en el verano de 2007, arrasando con el pleno empleo, con el Estado de Bienestar que nos decían que se estaba generalizando y consolidando y ha provocado un ataque furioso por parte de los burgueses a los niveles de vida de las masas, que de forma frenética y acelerada quieren restaurar la tasa de ganancias, de nuevo de forma artificial.
Después de la crisis, de la recesión y del peligro de la depresión, a lo que el sistema se enfrenta ahora es a un estancamiento económico prolongado, que llevará consigo un debilitamiento y destrucción de las fuerzas productivas.
Los dueños de los capitales no están interesados por ahora en invertir directamente en la construcción de nuevos medios de producción ya que la capacidad productiva instalada está funcionando entre un 65% y un 69 %, lo cual nos indica que existe un despilfarro en torno al 30 % de la producción, por lo que se podría aumentar el PIB actual sin nuevas inversiones en capital fijo, solamente poniendo la maquinaria económica a todo trapo.
Ha habido durante más de treinta años un peligroso deslizamiento tendencial del capitalismo, en pasar de la industria productiva al sector servicios. En los principales países desarrollados se han perdido más del 50 % de los puestos de trabajo industriales, mientras el sector servicio se incrementaba hasta un 65 % de media.
Ese proceso tendencial, lejos de representar la maduración progresiva de un desarrollo armonioso de las estructuras del sistema, ha sido más bien un mecanismo destructivo que ha contribuido a desviar fondos hacia la especulación, el atesoramiento o dirigidos a paraísos fiscales, para ser utilizados como “capital golondrina” en ataques incluso a países concretos, con los mecanismos de apuestas de “derivados de futuro”.
Las economías que pierden la base industrial, como ocurrió en algunos estados como el español, donde, incluso bajo gobiernos “socialdemócratas” se aplicaron medidas drásticas de “Reconversiones Industriales Permanentes”, con privatizaciones salvajes que desmantelaron el sector público entregándolo en almoneda a los defensores del “liberalismo”, pierden en el fondo la fuerza motriz de un auténtico desarrollo vital.
Existen sectores como la industria y la agricultura que crean valores nuevos a través de la intervención de la mano de obra de la clase asalariada, pero también hay otros sectores productivos que sirven más bien para distribuir la riqueza y otros más perversos en colaborar a que esa riqueza creada se acumule cada vez en menos manos, como por ejemplo la banca privada, auxiliar de la carrera especulativa y explotadora de la burguesía, lo que plantea la necesidad de una banca pública.
Los grandes oligopolios financieros dedican enormes recursos a la simple especulación en los circuitos dinerarios, en vez emplear esos recursos en crear puestos de trabajo y aumentar la riqueza de la sociedad, como tendría por misión una banca pública, democráticamente gestionada, al servicio de la producción, distribución y reparto justo de la riqueza. Existen dos modelos de economía, el capitalita cuyo objetivo es el lucro privado y el socialista, que tendría como función la producción para satisfacer necesidades humanas.
Los capitalistas se creyeron ellos mismos que habían descubierto la piedra filosofal, al pensar que era posible producir beneficios sin necesidad de pasar por la inversión en el proceso productivo real. Pensaron que dedicándose a la “economía de casino”, trasvasando dinero del sector industrial al sector financiero, habían descubierto la gallina de los huevos de oro, a la vez que enterraban de nuevo las teorías marxistas, explicando sus utópicas teorías de que la plusvalía podría ser extraída, no solamente del trabajo asalariado, sino de sus inteligentes formulas de “ingeniería financiera y contabilidad creativa”. Eso ha resultado un grave error que ha producido esta estafa colosal, al estallarle la burbuja financiera e inmobiliaria en sus manos, demostrando que todos esos “bonos basura”, “activos tóxicos” y demás timos del “tocomocho”, habían contagiado, cual una sífilis peligrosa el torrente sanguíneo de todas las economías del planeta.
Todo ese colectivo de agentes de cambio y bolsa, de vendedores de hipotecas, de chirringuitos financieros que crecieron en cada barrio, pusieron en marcha y alimentaron de forma artificial la fabricación de “capital fiduciario”, siguiendo las órdenes de los “capos de la especulación” que oteaban desde sus elevadas torres de los grandes puestos de mando de las altas finanzas, pendientes solamente de los datos que arrojan las transacciones comerciales bursátiles, viviendo en un mundo virtual, a costa de llevarse las plusvalías de los sectores realmente productivos, que con tanto sacrificio generaba la clase trabajadora, entre los que se cuentan muchos de los que se creyeron “clases medias” y que ahora se encuentran en la completa ruina, muchos de ellos totalmente proletarizados y arruinados.
Esa casta de gestores virtuales no producen en realidad ningún producto concreto, sino exclusivamente valores económicos sobre-valorados artificialmente, que son retirados de la circulación, drenando la liquidez necesaria, y por tanto, ésta no pueden cumplir la función progresista de las plusvalías, como es la de convertirse de nuevo en puestos de trabajo mediante la inversión en producir bienes materiales para el consumo y el bienestar de la población.
El volumen alcanzado por ese “mercado virtual” de derivados fiduciarios, bonos y acciones bursátiles, alcanzó cifras sorprendentes e increíbles. El valor teórico de la capitalización bursátil registrado en las bolsas mundiales, unos meses antes del colapso del Lehman Brothers y demás gigantes bancarios-financieros, que fueron a la bancarrota en los EEU en la crisis de 2007, superaban los 500 BILLONES de dólares; esa magnitud es el equivalente a toda la producción mundial durante diez años.
Algunos analistas calculan que de esa montaña de papel basura, representando acciones y valores sobre-valorados por esa carrera frenética de una opaca e ilícita competencia de la especulación, de la que tanto el FMI como el Banco Mundial, en colaboración de los bancos privados y públicos de todo el mundo, han sido los instrumentos utilizados por los grandes especuladores ocultos en los despachos de los monopolios de los grandes Trust Financieros, calculan, repetimos, que se han esfumado entre un 30 y un 40 %, pero el pueblo no sabrá nunca la verdad mientras que se mantenga el Secreto Bancario y el Secreto de Estado, como los dos mecanismos de protección de los mafiosos que actúan impunemente desde reuniones secretas y se sigan reuniendo libremente para conspirar contra la “democracia y la humanidad, bien sea en Bilderberg, en Sitges o en cualquier otro sitio reservado solo para ellos, de esta sociedad que sufre las consecuencias de sus desaforadas ansias de lucro privado.
En el Estado Español, el hecho de que los capitalistas se lanzaran a perseguir el “becerro del oro” enterrando billones en el ladrillo en vez de dedicarlo a inversiones más productivas ha “anclado” la débil competitividad, lo que provocó que el proceso de destrucción industrial que sobrevino tras la crisis de sobreproducción, esté siendo más duro y duradero en la economía española.
Evidentemente esto significa que en los próximos años el capital privado (ya de por sí bastante endeudado) va a invertir poco o nada en nueva industria que genere empleo lo que agravará el espectacular auge del paro y de los impagos de empresa y familias que va a originar una tendencia a la insolvencia de la banca que posiblemente pueda originar el colapso del conjunto del sector financiero a pesar de todo el dinero que el Estado pone a disposición de los banqueros.
En este sentido, un aspecto especialmente importante para millones de familias trabajadoras que han accedido a una vivienda en los últimos años, consiste en la creciente imposibilidad de hacer frente al pago de sus hipotecas, merced al drástico incremento del paro y al deterioro de las condiciones laborales y salariales que se está dando y que va a empeorar con las medidas de austeridad aplicadas. Esta es la base que sustenta el estallido de lo que puede ser la “subprime hispana”, que sería un verdadero drama social.
En cuanto a la situación social en el Estado español, hemos visto cómo se han ido batiendo casi todos los récords negativos en 2009. El paro forzoso ha crecido en 794.000 parados más y la Seguridad Social ha perdido 730.000 cotizantes. Desde 2008 más de 2.500.000 personas han perdido el empleo. El número total de parados, según la Encuesta de Población Activa (EPA) en el primer trimestre de este año 2010, es de 4.612.700 personas, 286.200 más que a finales de 2009, superando el 20 %. El gasto por prestaciones de desempleo aumentó en un 24,7%. Más de 11 millones de los asalariados son mileuristas. El 68 % de los 8.200.000 pensionistas tienen una pensión que no llega al salario mínimo interprofesional.
Si queremos encontrar un responsable de la crisis no es difícil: es el propio capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción y distribución, la dictadura tiránica del capital financiero, que impide que la inmensa riqueza creada con el trabajo de miles de millones de hombres y mujeres en todo el mundo se utilice para resolver las necesidades de la mayoría.
Desgraciadamente, el programa del Gobierno está consistiendo en intentar salir de la crisis, defendiendo a los que nos metieron en ella. Esto podría ser un lastre que podría hacer colapsar a ciertos sectores, siguiendo las leyes propias de la economía capitalista, con lo que se están tirando decenas de miles de millones de euros de nuestros impuestos a un “agujero negro”, todo ello en beneficio de unos pocos.
Si no se revierte esta situación, lo mínimo que va a pasar para la inmensa mayoría de este país que en nada tenemos responsabilidad de todo este estado de cosas generado, es que nos vamos a ver obligados a sostener durante décadas el pago de una gigantesca Deuda Pública que se está creando para apuntalar las jugadas especulativas de unos pocos capitalistas.
El “ciego mercado” dominado por el capital financiero ha demostrado en los hechos que su única estrategia de construcción económica reside en asegurar sus beneficios “de hoy” sin preocuparse de la solvencia, bienestar y un futuro digno para la inmensa mayoría “el día de mañana”. Hay que llamar a las cosas por su nombre: sólo con una auténtica política socialista que concentre lo fundamental de los recursos económicos se pueden planificar las inversiones, la producción, la enseñanza y el bienestar del mañana para la inmensa mayoría (…).
…/…(Mañana publicaremos la Parte 3/3 de CAPITALISMO EN DECADENCIA, que contiene, al final, las alternativas que presentamos para salir de la recesión.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es
22 de junio de 2010
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