1.- Introducción.
2.- Los orígenes de la Cristiandad.
3.- La Cristiandad y el Comuismo.
4.- ¿Cómo olvidar los pecados… y hacer
dinero?
5.- La Religión y la Revolución.
1.- INTRODUCCIÓN.
La cristiandad se sumerge durante los próximos días - del 10 al 17 de Abril - en su
Semana Santa donde se conmemora la pasión y muerte de Aquel Nazareno que según cuenta
la historia, murió a manos del Poder Imperialista de Roma en colaboración con
el Gran Sanedrín, por defender a su pueblo, principalmente a los más pobres.
Toda persona de buena voluntad, creyentes, agnósticos o ateos, dicen
desear que nuestro prójimo disfrute de una vida digna, pero el modelo de
acumulación capitalista lo impide, pese a existir suficiente capital y bienes
producidos para la erradicación de la miseria sobre el planeta Tierra.
Las religiones existen desde épocas muy remotas y filósofos de todos los
tiempos, mucho antes del cristianismo, debatían sobre la existencia de los
“dioses”, entre ellos Epicuro de Samos (341 años a.C.), que ya planteaba en su “Trilema”, lo que a muchas personas les hace reflexionar
sobre este interesante asunto, sean creyentes, ateos o agnósticos, a los que
les invitamos a leer este artículo, que comienzan con esas interrogantes que se
planteaba Epicuro:
““¿Dioses?
Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para
saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen,
ni se ocupan ni se preocupan de nosotros” …/… “¿Es que Dios quiere prevenir la
maldad, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente. ¿Es capaz, pero no desea
hacerlo? Entonces es malévolo. ¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge
entonces la maldad? ¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué
llamarlo Dios?”
Sobre estas cuestiones religiosa volvemos a publicar un extracto (*) que tuvo
una buena repercusión en su día, donde se analiza la religión desde un
enfoque laico, con la propuesta de dar a conocer un punto de vista más
próximo a la Iglesia de los pobres, ahora que están vigentes algunas propuestas
del Papa Francisco, que ruega por la “Paz en el mundo”, “lamenta la guerra sacrílega en Ucrania y
pide ayudar a todos los refugiados”, que consideramos puede servir para
profundizar en las reflexiones que cualquier ciudadano quiera realizar en estos
días donde se conmemora en toda Cristiandad el asesinato de aquel valeroso Nazareno, condenado
por el Imperio Romano y el Sanedrín, por defender a su pueblo y a los pobres.
Aunque estas fechas adquieren cada vez más un relieve pagano, mercantilista
y consumista, secuestrados por el capitalismo del que cuesta trabajo
zafarse bajo este sistema injusto de reparto dominado por los “mercados” que
significa en realidad la “Dictadura Financiera Mafiosa del Gran Capital”, que
ofrece la guerra como alternativa.
Vemos en estos momentos el exterminio de seres humanos, con esa gran
masacre y destrucción en Ucrania, invadida y ataca sin piedad, donde asesinan al
pueblo por orden de Putin, jefe y dictador de Rusia, que en su pugna por la
Hegemonía mundial con la OTAN, nos están llevando a una verdadera catástrofe: pero
entremos en materia, con el siguiente Extracto del Documento mencionado
anteriormente (*):
““Camilo Torres, antiguo sacerdote colombiano, dijo una vez: “He colgado
el hábito de sacerdote para convertirme en un verdadero sacerdote.
El deber de todo católico es ser un revolucionario; el deber de todo
revolucionario es llevar adelante la revolución.
El católico que no es un revolucionario vive en pecado mortal”. Para muchos
cristianos eso puede parecer una contradicción, pero si lees este trabajo hasta
el final, quizás no lo veas tan descabellado, por tanto, he aquí un extracto
del análisis marxista sobre la cuestión de la religión:
2.- Los orígenes de la cristiandad.-
”El papel de la religión en la sociedad ha cambiado muchas veces a lo
largo de los siglos. Es importante comprender el origen de la evolución
histórica de las grandes religiones. Originalmente, la cristiandad y el islam
eran movimientos revolucionarios de pobres y oprimidos.
“”Tomemos el ejemplo de la cristiandad. Hace aproximadamente dos mil años
los primeros cristianos organizaron un movimiento de masas formado por los
sectores más pobres y oprimidos de la sociedad. Como escribía Engels. “La
historia de los primeros cristianos tiene notables puntos de semejanza con el
movimiento de la clase obrera moderna... Ambos son perseguidos y hostigados,
sus seguidores son despreciados y son objeto de leyes exclusivas, los primeros
como enemigos de la raza humana y los últimos como enemigos del estado, de la
religión, la familia y el orden social. Y a pesar de toda la persecución, de
ser espoleados por ello, ambos salen hacia delante victoriosos”.(…)
”Los primeros cristianos eran comunistas y esto se puede ver con claridad
al leer los Hechos de los Apóstoles. El propio Jesucristo andaba entre los
pobres y desposeídos y con frecuencia atacaba a los ricos. No es casualidad que
su primer acto al entrar en Jerusalén fuera atacar a los cambistas del templo.
También dijo que sería “más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja
a que un rico entrara en el reino de dios”. (Lucas, 18-24). Los primeros
cristianos tomaron partido por los pobres contra los ricos y poderosos.
”En la epístola de Santiago podemos leer: “Ahora les toca a los ricos:
lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. Los gusanos se han
metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos; su oro y su plata se
han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego
les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos?”
“”“Por el salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se han
puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya
habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Han conocido sólo lujo y
placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados.
Condenaron y mataron al inocente, pues ¿ cómo podía defenderse ?” (Santiago,
5-1). Esta es la voz de la lucha de clases, sin “sis” y sin “peros”. La Biblia
está llena de estas expresiones.
“El comunismo de los primeros cristianos también era palpable en sus
comunidades donde toda la riqueza era un bien común. Aquel que deseara unirse a
una comunidad cristina primero debía dar todas sus pertenencias mundanas. En
los Hechos de los Apóstoles podemos leer: ““Acudían asiduamente a la enseñanza
de los apóstoles, a la convivencia [koinonia, es similar a comunismo], a la
fracción del pan y a las oraciones... Todos los que habían creído vivían
unidos; compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y propiedades y
repartían después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno””.
(Hechos de los Apóstoles, 2-42).
Y de nuevo: ““La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola
alma. Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenían en
común... Entre ellos ninguno sufría necesidad, pues los que poseían campos o
casas los vendían, traían el dinero y lo depositaban a los pies de los
apóstoles, que lo repartían según las necesidades de cada uno””. (Hechos de los Apóstoles, 4-32).
Evidentemente este comunismo tenía un carácter ingenuo y primitivo. Es un
reflejo de los hombres y mujeres de su tiempo, que eran personas con gran
coraje que no temieron sacrificar su vida en la lucha contra el monstruoso
estado esclavista romano.
Pero este comunismo de los primeros cristianos estaba aún en un nivel muy
primitivo, comunal (reparto de la comida, ropa, etc.,) y no un comunismo real
basado en la propiedad colectiva de los medios de producción. Al carecer de una
comprensión científica del desarrollo de la sociedad, los primeros cristianos,
a pesar de su tremendo espíritu revolucionario y heroísmo, eran incapaces de
materializar sus ideales. Su comunismo tenía un carácter utópico y estaba
condenado al fracaso.
3.- La cristiandad y el comunismo.
En los primeros años de la iglesia sus representantes continuaron
haciéndose eco de las ideas originales del movimiento ―comunistas―. San
Clemente escribió: ““El uso de todas las cosas que se encuentran en este mundo
deberían ser comunes para todos los hombres. Sólo la iniquidad más manifiesta
nos hace decir al otro, ‘Esto me pertenece, tanto como a ti’. De aquí el origen
de la discusión entre los hombres””.
Esta observación es correcta y demuestra claramente que el origen de la
lucha de clases (“la discusión entre los hombres”) se encuentra en la
existencia de la propiedad privada. La eliminación de la discusión entre los
hombres presupone la abolición de la propiedad privada.
San Basilio el Grande planteó una idea similar: “¿Qué es eso que llamas
‘tuyo’? ¿Por qué es tuyo? ¿De quién lo has recibido? Hablas y actúas como
aquel que en una ocasión fue temprano al teatro y tomó posesión de los asientos
destinados al público restante, creía que por llegar antes podía prohibir a las
otras personas que se sentasen, pretendía arrogarse para él el uso exclusivo de
una propiedad destinada al uso común. Y esta es precisamente la forma de actuar
del rico””.
Lo mismo dice San Gregorio: “Por lo tanto, si alguien desea convertirse en
el amo de toda la riqueza, poseerla y excluir a sus hermanos, incluso a la
tercera o cuarta generación, tal desgraciado no es un hermano sino un tirano bárbaro y cruel, una bestia feroz cuya
boca siempre está abierta dispuesta a devorar para su uso personal la comida de
los otros compañeros”.
Y según San Ambrosio: “La naturaleza suministra su riqueza a todos los
hombres en común. Dios ha creado todas las cosas para que todos los seres
vivientes las gocen en común, y para que la tierra se convierta en una posesión
común a todos. La propia naturaleza es la que ha creado el derecho de la
comunidad, y es la usurpación injusta la que ha creado el derecho a la
propiedad privada”.
San Gregorio el grande continúa: “La tierra en la que han nacido es común a
todos, y por lo tanto el fruto de la tierra pertenece a todos sin distinción”.
Y San Crisóstomo añade: “El rico es un ladrón”.
Estas líneas bastan para ilustrar las raíces revolucionarias de la cristiandad
en su primera época. Los primeros cristianos estaban dispuestos a resistir las
torturas más horribles para defender su fe, desafiar al estado, a la clase
dominante y morir en la arena.
La causa de tan feroz persecución era que este movimiento de los pobres y
desposeídos representaba una seria amenaza para el orden existente. Pero
ninguno de estos métodos represivos consiguió aplastar al movimiento que
resurgía con nuevas fuerzas de la sangre de sus mártires.
No obstante, la ausencia de bases materiales que permitieran la
introducción de una sociedad sin clases cambió poco a poco todo en su
contrario. En esas condiciones la dirección de la iglesia, empezando por los
obispos ―los tesoreros―, presionados por la clase dominante y el estado,
poco a poco, fue apartándose de las creencias comunistas
originales del movimiento.
Ante la imposibilidad de derrotar a los cristianos con represión, la clase
dominante cambió de táctica. Cómo el emperador Constantino consiguió corromper a
las capas superiores de la iglesia se puede ver en el siguiente pasaje sobre la
historia de la primera iglesia. Eusebio describe el concilio de Nicea
celebrado en el año 325 d.c. y que estuvo presidido por el propio emperador
“como mensajero de Dios”, en estos términos:
““Las circunstancias del banquete fueron tan espléndidas que son
indescriptibles. Los destacamentos de guardias y otras tropas rodearon la
entrada del palacio con sus espadas y entre éstos, los hombres de Dios entraron
sin temor hasta los aposentos imperiales más íntimos. Algunos fueron los
propios compañeros de mesa del emperador, otros se reclinaron en los sofás que
estaban colocados a cada lado. Se podría llegar a pensar que esta era una
imagen del reino de Cristo, que era un sueño y no una realidad””. (T. Ware. Whe
Orthodox Church. P. 27. En la edición inglesa).
Estos métodos les son muy familiares a los dirigentes socialdemócratas y
sindicalistas de hoy en día. Son precisamente los mismos métodos utilizados por
el sistema para atraer a los líderes reformistas del movimiento obrero a las
ideas burguesas, de esta forma los corrompen y el sistema los absorbe.
Las cabezas del movimiento son invitados a cenas y fiestas ostentosas donde
se codean con los ricos y los famosos. Desde el concilio de Nicea la iglesia ha
sido la más firme colaboradora de la riqueza, el privilegio y la opresión.
Los primeros cristianos se negaban a reconocer el estado o servir en el
ejército. Después de este concilio todo cambió. La iglesia se convertiría en
uno de los principales pilares del estado y perseguiría ferozmente a todos los
que cuestionaban sus nuevas doctrinas.
Cuando Ario de Alejandría rechazó el credo niceno sus seguidores (los
arrianos) fueron pasados por la espada. Más de 3.000 cristianos fueron asesinados
por sus colegas cristianos ―más muertos que en tres siglos de persecución
romana―. Con estos medios la Iglesia de los pobres y los oprimidos se
transformó en el vehículo principal de su esclavización.
4.- Cómo olvidar los pecados... y hacer dinero.
Durante este período la iglesia cristiana fue absorbida ―a través de sus
capas superiores― por el estado. En toda su historia posterior la iglesia se
aprovechó de la debilidad humana y el temor a la muerte para esclavizar la
mente de los hombres y, en este proceso, conseguir enorme poder y riquezas,
algo que contrastaba absolutamente con las enseñanzas del pobre rebelde Galileo
en cuyo nombre pretendían hablar. De ser un movimiento revolucionario de pobres
y oprimidos, se convirtió en un baluarte de la reacción y el portavoz de los
ricos y poderosos ―una situación que ha durado hasta la actualidad―.
La historia de la iglesia es la completa y absoluta negación de sus
primeras ideas, creencias y tradiciones. Sobre la historia del papado de la
Edad Media y el Renacimiento ―una crónica sin paralelo de infamia y crimen― se
han escrito numerosos volúmenes. Aquí nos limitaremos a un solo ejemplo que
resume la verdadera situación y demuestra cuál es el abismo que separa la
verdadera situación con los mitos hipócritas.
En el año 1517 el Papa León X publicó la Taxa Camarae destinada a vender
indulgencias y salvar almas a cambio de una modesta suma de dinero. No existía
ningún crimen por vil que este fuese que no pudiera ser absuelto. Entre sus 35
artículos podemos leer.
“1. El eclesiástico que incurriere en pecado carnal, ya sea con monjas, ya
con primas, sobrinas o ahijadas suyas, ya, en fin, con otra mujer cualquiera,
será absuelto, mediante el pago de 67 libras, 12 sueldos.
2. Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser
absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15
sueldos. Mas si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con
bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.
3. El sacerdote que desflorase a una virgen, pagará 2 libras, 8 sueldos.
4. La religiosa que quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de
haberse entregado a uno o más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya
fuera de su convento, pagará 131 libras, 15 sueldos.
5. Los sacerdotes que quisieran vivir en concubinato con sus parientes,
pagarán 76 libras, 1 sueldo.
6. Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará
27 libras, 1 sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
7. La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y
tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al Papa
87 libras, 3 sueldos. En caso igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen
cometido incestos con sus hijos añadirán en conciencia 6 libras.
8. La absolución y la seguridad de no ser perseguidos por los crímenes de
rapiña, robo o incendio, costará a los culpables 131 libras, 7 sueldos.
9. La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se
fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.
10. Si el asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día,
pagará como si hubiese asesinado a uno solo.
11. El marido que diese malos tratos a
su mujer, pagará en las cajas de la cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la
matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la hubiese muerto para casarse con
otra, pagará, además, 32 libras, 9 sueldos. Los que hubieren auxiliado al
marido a cometer el crimen serán absueltos mediante el pago de 2 libras por
cabeza.
12. El que ahogase a un hijo suyo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2
libras más que por matar a un desconocido), y si lo mataren el padre y la madre
con mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
13. La mujer que destruyese a su propio hijo llevándole en sus entrañas y
el padre que hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagarán 17
libras, 15 sueldos cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no
fuere su hijo, pagará 1 libra menos.
14. El asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se
pagarán 17 libras, 5 sueldos.
15.El que matase a un obispo o prelado de jerarquía superior, pagará 131
libras, 14 sueldos, 6 dineros.
16.Si el matador hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias
ocasiones, pagará 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad
por los siguientes”.
Pero más serios que el asesinato, la violación o el infanticidio era el
atroz crimen de la herejía, es decir, mantener ideas diferentes a las de la
iglesia oficial. Incluso si un hereje se convertía, él o ella debía todavía
pagar la suma de 269 libras, mientras que el “el hijo de un hereje que hubiera
sido quemado, ahorcado u otra forma de ejecución, no podía ser rehabilitado
excepto si pagaba 218 libras, 16 chelines y 9 peniques”. (19).
La lista continua con fraude, contrabando, impago de las deudas, comer
carne en días sagrados, hijos bastardos de sacerdotes que deseen tomar los
hábitos sagrados, e incluso eunucos que deseen convertirse en sacerdotes (en el
punto 33 se recoge que estos tenían que pagar 310 libras y 16 chelines).
A pesar de esta lista cínica de infamias, los historiadores católicos
describen al Papa León X como el protagonista del “más brillante y quizá el
período más peligroso del pontificado en la historia de la iglesia”. (Pepe
Rodríguez. Mentiras fundamentales de la iglesia católica. Barcelona. Ediciones
B. Anexo. pp.397-400).
5.- La religión y la revolución.
En todos los países a través de los siglos la iglesia se ha puesto al lado
de los opresores frente a los oprimidos. Los terratenientes ingleses trabajaban
en estrecha colaboración con los predicadores protestantes. En Francia, España
e Italia, los sacerdotes eran los servidores abyectos de los terratenientes y
después de los capitalistas.
Sin embargo, frecuentemente las contradicciones de clase de la sociedad se
han expresado con el disfraz religioso, y esto no debe sorprender a quien esté
familiarizado con el materialismo histórico.
Con relación a este tema Trotsky escribía lo siguiente: “”Las ideas
religiosas, como las demás, nacen en el terreno de las condiciones materiales
de la vida, es decir, ante todo en el de los antagonismos de las clases, sólo poco
a poco se abren un camino, sobreviven, por razón del conservadurismo, a las
necesidades que las han engendrado y no desaparecen sino a consecuencia de
choques y trastornos serios”. (Trotsky. ¿Adonde va Inglaterra?. Argentina. El
Yunque editora. 1974. p. 192).
En diferentes períodos, diferentes religiones, iglesias y sectas han jugado
papeles diferentes, que, en última instancia, reflejaban intereses de
clase diferentes y antagónicos.
Los primeros movimientos de la gran rebelión contra el feudalismo fueron
desafíos al poder y la autoridad de la iglesia católica romana, y encontraron
eco entre las masas.
Un historiador católico dice que “”el espíritu revolucionario de odio hacia
la Iglesia y el clero se apoderó de las masas en varias zonas de Alemania... El
grito ‘¡muerte a los curas!’ que antes se murmuraba en secreto ahora era una
consigna habitual”. (Citado por W.
Manchester. A world Lit only by Flame. P. 161. En la edición inglesa).
Las primeras explosiones sociales como la protagonizada por los lolardos en
Inglaterra y las husitas en Alemania prepararon el camino para la reforma de
Lutero. En todos estos movimientos existió una tendencia comunista que
recordaba las primeras tradiciones de la iglesia y en todos los casos esta
tendencia fue reprimida brutalmente. Durante las rebelión campesina de
Inglaterra en 1381, el cronista Froissart narra las actividades de un
movimiento de disidentes encabezado por John Ball, precursor de ideas
comunistas con un disfraz bíblico como se puede ver en sus famosas palabras: “Cuando
Adán labraba y Eva hilaba. ¿Quién era entonces el patrón?””…/…
Continuará mañana con la parte 2)
6.- La Iglesia y el socialismo. (*)
7.- La Iglesia en la actualidad.
(*) Fuente: Extractos del libro “Marxismo y Religión”.
(*) Editado por la Fundación de
Estudios Socialistas “Federico Engels”.
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