Como consecuencia del colapso del libre mercado capitalista debido a la crisis estructural del sistema a escala mundial que se expresó en la llamada “crisis de las subprimes” en agosto de 2007 en EEUU, los activos tóxicos que infestaron el circuito financiero a través de movimientos bursátiles amparados por la banca mundial, expresan sus efectos ahora en Europa a través de uno de sus eslabones más débiles como es Grecia. Este país está al borde de la quiebra. Portugal está en la cuerda floja y les siguen en la frenética carrera hacia agujero negro del colapso, según los analistas, Irlanda y España, que pronto podrían tener dificultades si la burguesía no consigue salvar a Grecia.
Hace meses que los banqueros de ese país han estado retirando y frenando inversiones poniendo a buen recaudo los fondos obtenidos durante el auge anterior, falsificando la contabilidad nacional y maquillando los déficit. Esa distorsión produce fuga de capitales y el circuito financiero agudiza y retrae la concesión de créditos provocando un empeoramiento de las actividades económicas, hundimiento masivo de empresas que llevan a despidos en masa, que obligan a la clase obrera griega a saltar a la lucha, provocando cerca de una decena de Huelgas Generales en el último semestre.
Según informa el Periódico de Cataluña en su edición digital “El Periódico.com”, (28-4-10) “Grecia necesita 120.000 millones de euros para hacer frente a su grave crisis financiera y evitar la bancarrota. Así lo ha revelado hoy el director del Fondo Monetario internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, en una reunión con todos los grupos políticos del Parlamento alemán, según ha explicado, tras dicha reunión, el líder verde Jürgen Trittin. La cifra casi triplica las previsiones de ayuda a Grecia que habían hecho el FMI y la Unión Europea (UE)”.
“Los inversores que tengan bonos de Grecia pueden perder hasta 200.000 millones de euros (265.0000 millones de dólares) de declarar el Gobierno la suspensión de pagos, según Standard & Poor's”. Los especuladores internacionales han desatado una campaña de ataques contra Grecia, que afecta a toda la Unión Europea, apostando fuertemente por hacer saltar el eslabón griego. El terremoto bursátil se desata y el 27-4-10 la aguda crisis en el país heleno provoca una caída del Ibex-35 de un 4,19 %, la mayor caída desde febrero, bajando al día siguiente otro 3%, llevando ese índice a una cotización, de 10.167 puntos. Atenas perdió un 6 % contagiando a Londres y Francfort que cayeron 2,61 y 2,73 % respectivamente arrastrando a París (-3,82 %), Milán(-3,28% y Lisboa que se descalabra por el tobogán en caída libre perdiendo un 5,36 % que le sumerge en el pelotón de cola con el farolillo rojo encendido.
Tanto la burguesía europea, como los inversores internacionales están preocupados por la solvencia de bancos, las cajas de ahorros y el circuito financiero en general. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo declaran que “Hay que actuar con rapidez sobre Grecia”. Algunas estimaciones calculan que el rescate podría costar más de 135.000 millones de euros, (O sea más de un 300 % de los 45.000 millones previstos inicialmente, entre los 30.000 millones del BCE y los 15.000 del FMI).
Mucha gente habla de “corralito” haciendo alusión a lo ocurrido en Argentina cuando tras el colapso del sistema financiero, los ahorristas no podían sacar dinero de sus cuentas. La banca privada, ante estos acontecimientos, de nuevo en gran medida dejará de prestar dinero o exigirán más avales. Han entrado en pánico sin saber bien determinar qué bancos son saludables, qué activos financieros son seguros y, los capitalistas especuladores corruptos, aceleran el mecanismo de atesorar sus recursos enviándolos a paraísos fiscales, esperando cómo queda la cuestión, lo que a su vez está agudizando y preparando quiebras y desfalcos colosales.
Las transacciones financieras que apuestan por “bonos basura de futuro”, son exclusivamente especulativas y no solo no crean puestos de trabajo, sino, al revés, provocan una sangría enorme, un drenaje ingente de recursos que llevan a la bancarrota a cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, autónomos y hacen crecer el paro de forma fulminante entre la clase obrera que ve cómo esos ladrones les roban su futuro. A su vez, esos ataques coordinados de los especuladores contra los estados europeos más vulnerables son una realidad comprobada y representan una maniobra más de desprestigio contra los Gobiernos de Grecia, Portugal y España principalmente, para torpedear el avance del proceso al socialismo que viene prometiendo, por ser los tres gobiernos teóricamente de izquierdas, entorpeciendo sus planes sociales que no pueden ser llevados a cabo por falta de recursos suficiente, dado el estrecho margen de maniobra que les permite el capitalismo.
Por muy buenas intenciones y palabras brillantes que utilicen, por mucho que prometan y que hablen de “reformas que no perjudiquen al trabajador” y otros eufemismos, si el sistema capitalista, a través de sus grandes tiburones, debilitan cada vez más el sistema bancario europeo, si no se toman medidas correctas, con un plan global y urgente, con el objetivo de unificar los recursos financieros bajo una Banca Estatal Pública Única, que permita planificar la economía democráticamente para que sea controlada por los trabajadores en beneficio y al servicio de la Humanidad y no de los especuladores y ladrones, antes de que el capitalismo deje en la ruina más horrorosa a la clase trabajadora y a las capas medias, la salida de la crisis será muy dolorosa, traumática y con enfrentamientos virulentos en líneas de clase, como venimos advirtiendo, porque es hartamente peligroso sumir el pueblo en la escasez, producto de la bancarrota de la banca y los monopolios sin presentar una alternativa socialista.
Tal cual tenemos plasmado en algunos de nuestros documentos, de acuerdo con los datos, argumentos y cifras que nos aportan algunos analistas de izquierdas que han contribuido a la elaboración de estos estudios, “la dominación de la economía mundial por el capital financiero, que ha subordinado al capital industrial y comercial, es la consecuencia lógica del desarrollo del imperialismo globalizado”.
“La banca privada y unos cientos de multinacionales concentran en sus manos la dirección de la economía, y las vidas de la mayoría de la humanidad. En un polo nos encontramos con que el 2% de la población del planeta posee una riqueza equivalente al 50% de toda la riqueza mundial. En el otro polo nos encontramos un océano de pobreza con cerca de 1.500 millones de parados y alrededor de otros 3.000 millones de seres humanos que malviven con rentas en torno a los dos dólares diarios.
Bajo el desarrollo del capitalismo, en su fase imperialista multinacional, la expansión artificial del crédito estalló en 2007, siendo la verdadera causa otra crisis cíclica más de sobreproducción, inevitable bajo el capitalismo lo que produjo ese derrumbe. A base de la llamada “ingeniería financiera”, que es el eufemismo con que esconde la burguesía el aparato especulativo de la gran estafa, organizaron los sistemas piramidales de las “subprimes”, hasta que hicieron saltar la Banca Mundial.
En todo el planeta “globalizado” resulta que ha colapsado el mecanismo esencial en el funcionamiento del capitalismo, “el libre mercado”, que a su vez se ha combinado con el hundimiento de la economía real, la depresión del consumo, la caída de la producción y la aparición de un “ejército de reserva de mano de obra” de cientos de millones de parados en todo el planeta, surgiendo cientos de miles de de nuevos hambrientos.
Esta es la prueba más evidente del carácter reaccionario del capitalismo: para sobrevivirse a sí mismo tiene que proceder a una destrucción masiva de fuerzas productivas y riqueza y en su lenta agonía arrastra a todos los países al agujero negro de la miseria con destrucción masiva de las fuerzas productivas.
Grecia, a pesar de que hace solamente unos meses en que la clase trabajadora derrotó con su voto al partido de derecha Nueva Democracia, aupando al PASOK de nuevo al gobierno, ha sufrido la mayor oleada de movilizaciones y huelgas generales desde los años 30, en contestación a la política de austeridad que presentó el Gobierno teóricamente de izquierda salido de las urnas. La clase trabajadora se ve frustrada porque lleva años intentando buscar el camino hacia la superación del capitalismo y poner las bases del socialismo, como otros muchos países. Sin embargo, la socialdemocracia no ofrece ninguna alternativa y sucumbe ante el poder de los imperialistas, lo que significa que se está cavando su propia fosa.
El complot de la burguesía de la Nueva Democracia de derechas desde el interior, con los tiburones del imperialismo, siguen maniobrando para abortar el proceso iniciado de giro a la izquierda de las masas que ha significado el voto de las masas en Grecia y con esa política mancomunada, entre la Banca Mundial y el imperialismo que exigen una política económica contraria a los intereses de los trabajadores, con la utilización de medidas especulativas siguen saqueando las arcas del Estado y que todavía se agudizan las consecuencias debido al dominio de la Banca Financiera que han expoliado al país y ahora les triplican los intereses de la deuda.
Los dirigentes del movimiento obrero, los líderes de los partidos de izquierdas y de los sindicatos de clase tienen la obligación de luchar por revertir esta dramática situación a la que se está abocando a la clase trabajadora, no permitiendo que descarguen sobre los hombros de los más desfavorecidos tamaños desfalcos causados por banqueros mafiosos y especuladores ladrones.
Es preciso romper políticamente con los pactos con la burguesía, de la que todavía permanecen insanos vestigios amparados por una burocracia que mantiene lazos con la reacción más sangrienta en toda Europa, porque lo mínimo que puede pasar para la inmensa mayoría de los ciudadanos que en nada tienen ninguna responsabilidad de todo este estado de cosas generado por la podredumbre del sistema mafioso, es que el proceso de lucha de los trabajadores por construir una sociedad diferente y superior al capitalismo, se podría ver cortado por el ataque financiero del imperialismo y sus maniobras, que es la táctica que están utilizando ahora, al haber sido imposible en esta última década de desarrollo social del pueblo en su lucha por el socialismo.
El sistema de libre mercado, que en la actualidad no está guiado por aquella “mano invisible de la competencia” a que hacía alusión Adam Smith, sino totalmente dominado por el capital financiero, dirigido en beneficio del imperialismo, desde el Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial, ha demostrado en los hechos que su única estrategia de construcción económica reside en asegurar sus ganancias sin preocuparse de la solvencia, bienestar y un futuro digno para la inmensa mayoría de la humanidad y se presentan hipócritamente como “demócratas” pero detrás de sus caretas amables se esconde la más cruel “dictadura del Gran Capital”.
Hay que llamar a las cosas por su nombre: sólo con una auténtica política socialista que concentre lo fundamental de los recursos económicos se pueden planificar las inversiones, la producción, la enseñanza y el bienestar para la inmensa mayoría y eso, el Gobierno lo tiene que estar apreciando con la tozudez de la realidad, la gravedad y la ferocidad de las fuerzas en litigio. También está avanzando el proceso molecular de la toma de conciencia de la clase trabajadora que empieza a comprender que la única manera de avanzar es mediante la lucha, la unidad y la organización como la mejor forma de derrotar a los capitalistas, no solamente en un país aislado, sino a escala Europea e internacionalmente.
La clase trabajadora, bajo el acoso fulminante al que está siendo sometida por las fuerzas financieras de la reacción imperialista y dado que es necesario un giro a la izquierda en el gobierno para mantener la mayoría del apoyo de la sociedad, no le queda otro camino que avanzar con audacia en el fortalecimiento de un ala de izquierda firme que exija la constitución de un sistema único de créditos e inversiones, siguiendo una planificación científica y racional que corresponda a la defensa democrática de los intereses de la inmensa mayoría de la población y de los pequeños y medianos ahorradores e impositores de la banca, como ha comenzado a hacer, nacionalizando algunos bancos que amenazan con la bancarrota, pero el margen de acción es corto y no se puede detener ya en medio del camino, porque si no actúa en beneficio de la clase trabajadora se verá abocado a entregarse a la burguesía y aplicar la política de recortes que ésta le imponga.
Ante este estado de cosas, los propios ciudadanos estarán pronto llenando las calles reclamando que se les garantice un puesto de trabajo y una vida digna y para ello el Estado tiene que disponer de los recursos económicos necesarios lo que exige cambiar la política económica y monetaria practicada hasta ahora. No es posible salir de ese atolladero utilizando los mismos mecanismos liberales que han llevado al colapso a la economía, por lo que la única política correcta sería utilizar todos los recursos financieros disponibles concentrándolos en un “Banco Público Estatal Único”, que permita al Estado poner los recursos de la economía al servicio de la producción, basada en la democracia obrera autogestionaria y ésta al servicio de los seres humanos.
Es completamente inviable que el gobierno intente convencer a la banca privada de que conceda créditos, cuando el sistema está completamente colapsado. A los amos y grandes accionistas capitalistas de la banca privada sólo les interesa obtener apoyos del Estado para mantener sus insultantes beneficios y si no lo ven claro, apuestan por retirar los recursos, produciendo la fuga de capitales o repartirlos entres sus accionistas o atesorarlos en paraísos fiscales, a pesar de la insolvencia que ellos saben de sobra que padecen los bancos.
No queda otro camino que con urgencia decretar la expropiación de los bancos privados con el objetivo de concentrar todo el crédito en manos del Estado, para gestionarlos democráticamente entre el Gobierno, los sindicatos de clase, los propios empleados de la Banca, y el conjunto de las organizaciones obreras, como la mejor forma de democratizar los recursos financieros, evitar la corrupción y la especulación y el colapso total del Estado, explicándolo bien a través de los partidos y sindicatos de izquierdas, como una medida en legitima defensa ante el ataque del Capital a los intereses del pueblo.
La nacionalización en la práctica de la banca se está llevando a cabo de una u otra manera por gobiernos de todo signo político en todo el planeta. Desgraciadamente, en los países capitalistas, se está llevando a cabo poniendo los recursos públicos al servicio de la burguesía y salvando los intereses del capital privado con los dineros de toda la población. En ese procedimiento de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias llevan gastado más de 20 billones de dólares, con escasos resultados, preparando otra burbuja financiera mucho más peligrosa que la anterior.
El modelo de nacionalización de la banca que planteamos, no significa ni mucho menos la expropiación de los pequeños ahorradores, depositarios, ni clientes de esas entidades. Más bien es al contrario, para los clientes del banco, una vez nacionalizado y democratizado esos recursos dinerarios, todos los depositantes de la Banca Pública tendrán la garantía del Estado y podrán crearse las condiciones necesarias más favorables que incluso tienen hoy y que pueden ofrecer los bancos privados que tienen totalmente atascado el funcionamiento de la economía.
En una sociedad en tránsito al socialismo, una banca pública estatal única, democráticamente gestionada, puede establecer condiciones más favorables para otorgar apoyos a los pequeños y medianos empresarios, a los campesinos, a los pequeños comerciantes, a los pensionistas, a los ahorradores, a la vez que se permitiría la inversión en amplios planes de vivienda, sanidad, educación, gastos sociales e infraestructuras públicas tan necesarias para el progreso y la creación de puestos de trabajo, dando empleo a millones de jóvenes y trabajadores.
Desde Izquierda Socialista de Málaga-PSOE de Andalucía, nos solidarizamos con la clase trabajadora de Grecia y pensamos que es fundamental la unidad para continuar la lucha por un programa claramente socialista que contemple la nacionalización de la Banca, los Latifundios ociosos y los grandes monopolios, es decir, un programa que permita acabar con el sabotaje constante a la economía por parte de la derecha capitalistas y mantener una lucha constante para acabar con la corrupción, la burocracia, los despilfarros y los boicoteos a la producción.
Por lo tanto, alentamos a los trabajadores a luchar por mejorar nuestra organizaciones, fomentar la unidad tanto en el campo político como sindical, con el objetivo de luchar por la incautación de cada empresa cerrada para que sea gestionada, bajo control obrero, con apoyo estatal, como el mejor camino para sustituir el estado burgués por un estado socialista democrático, tanto en Grecia, el Estado Español o cualquier otro país, para caminar decididos hacia la Federación Socialista de Europa, como parte de la Confederación Socialista Mundial.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA
PSOE DE ANDALUCIA.
Is-psoe.malaga@terra.es
http://izquierdasocialistamalaga.blogspot.com
29 de abril de 2010
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