La crisis general del capitalismo se refleja en la actualidad en el hecho de que las fuerzas productivas han dejado de crecer al mismo ritmo que en épocas anteriores, recurriendo a las acciones bélicas por la disputa de los mercados y sus beneficios.
Es una realidad que la época actual se caracteriza por un claro declive de las fuerzas productivas y el peligro de no ser capaces los Estados de frenar el Cambio Climático.
El sistema capitalista ha cumplido su función histórica. El desarrollo de los Estados Nacionales y la creación del mercado mundial en las épocas previas de la I y II Guerras mundiales, se recompuso con una brutal carnicería eliminando a millones de seres humanos y en la actualidad, parece que las 4 grandes potencias, con sus respectivos satélites (EEUU y EUROPA por una parte y RUSIA Y CHINA por otra) quieren repetir ese amargo trance.
Pero en la actualidad, a pesar del inmenso aumento de la productividad del trabajo y las nuevas tecnologías con el continuo desarrollo de los nuevos inventos, la producción a escala mundial se encuentra estancada y limitada por los frenos de la propiedad privada de los medios de producción, transporte e intercambio, chocando frontalmente entre los Estados en pugna.
El capitalismo ya había tenido su papel histórico fundamental, antes de la Guerra Mundial, e incluso en aquella época, se había convertido en un freno para el desarrollo positivo de las fuerzas productivas con una situación bélica similar a la que estamos presenciado en la actualidad.
Sin embargo, mediante el avance del mercado mundial, tras el destrozo y las matanzas de las guerras, el mercado mundial proporcionó nuevos recursos para la reconstrucción, y el capitalismo reveló que las guerras no eran un freno absoluto, sino relativo, para recuperar el desarrollo de las fuerzas productivas basándose en las matanzas y la destrucción de los países.
Algunos historiadores afirman que la explicación del error de perspectivas de Marx y Engels era creer que la victoria del proceso revolucionario de aquella época podría ser inminente, pero en realidad lo que los marxistas señalaron es que ninguna sociedad da paso a otra nueva hasta que se han agotado completamente todas las posibilidades productivas que caben en su seno.
Entre los años 1879 y 1914, las cifras de producción de mercancías en Alemania, Francia, EEUU y Gran Bretaña demostraron una tendencia general hacia un rápido aumento y la I Guerra Mundial marcó un cambio definitivo en el papel del capitalismo a costa de la reconstrucción tras la guerra.
El mundo se había dividido en esferas de influencias, mercados, fuentes de materias primas y solamente se podía dividir nuevamente mediante la guerra imperialista sangrienta y atroz. Se anunciaba la época de decadencia capitalista y su agonía y eso fue lo que presagió el periodo de guerras, revoluciones e insurrecciones, como una prueba clara del callejón sin salida al que el sistema capitalista había llevado a la humanidad.
La crisis general del capitalismo en el período de entreguerras, se reflejó en el hecho de que las fuerzas productivas habían dejado de crecer al mismo ritmo que en épocas anteriores. El inevitable ciclo de producción capitalista tomaba ahora una curva algo diferente.
Algunos economistas afirmaron que había ya recesiones de ondas cortas y largas, donde cada una de ellas era más elevada que en el pasado, es decir crisis de onda corta de 9 a 12 años y largas en torno a los 40 a 50 años.
Las fuerzas productivas oscilaron alrededor del nivel de 1914, teniendo en cuenta los aumentos de población y recursos. La primera crisis seria del capitalismo tras la postguerra, donde la clase proletaria no pudo alcanzar el poder, produjo un nuevo auge económico, pero el colapso parcial, inmediatamente después de 1921 no duró mucho ni hubo efectos importantes.
En la mayoría de los países del mundo, aunque las cifras de producción de 1929 eran ya más elevadas que las de 1914, se preparaba un colapso total de las fuerzas productivas de una manera nunca vista por el capitalismo en el pasado.
La recesión fue de una severidad desconocida, afectando a los principales países capitalistas simultáneamente, provocando una horrible devastación, similar a los genocidios actuales de las guerras de Rusia contra Ucrania y las masacres del pueblo Palestino por Israel, provocando asimismo en aquel entonces, un declive crónico de la utilización de la capacidad productiva instalada.
Incluso ese tipo de recesión no puede continuar indefinidamente, donde el proletariado quedó paralizado por sus partidos y no consiguió utilizar la crisis para derrocar al capitalismo y tomar el poder en sus manos y comenzó un nuevo auge económico.
En muchos países de Europa, esa crisis se resolvió finalmente durante los años del rearme militar, tras la destrucción y las muertes, que antecedieron a la nueva carnicería imperialista. Y sobre la base de la nueva carnicería armamentística, produjeron la II Guerra Mundial que representó una nueva prueba de desintegración y desorganización de la producción en Europa, con el aniquilamiento de millones de seres humanos como nunca se había visto en la historia, pero algunos cerdos corruptos y reaccionarios, amenazan ahora con la III Guerra Mundial.
El Capitalismo en su fase imperialista de las Multinacionales y la Banca, han demostrado así, antes y ahora, la barbarie en la que se prolonga la existencia de las poblaciones que hunden a la humanidad en la pobreza, la miseria y los genocidios, mientras los actores más Ricos de la Sociedad, siguen acumulando enormes beneficios a costa de la clase más empobrecida, enviando a los hijos de los trabajadores a sus guerras, para provecho de esa minoría de indeseables ricachones.
Después de miles de años, los tiranos, los belicistas, los capitalistas y los que les rinden pleitesía, siguen existiendo y dirigen muchos de los Estados de este mundo, apoyando la carrera de armamento y las guerras de las que sacan enormes beneficios a costa de la sangre de muchas personas inocentes, sean niños, ancianos y personas inocentes.
Ante el drama de la nueva carnicería actual, recordemos una vez más a Santayana, un gran filósofo bastante oculto por la clase dominante del capitalismo mafioso. Es el autor de una frase muy conocida que se le atribuye también a otras muchas personas inteligentes y sabias, que dice así:
“EL PUEBLO QUE NO CONOCE SU HISTORIA, ESTÁ CONDENADO A REPETIRLA”.
COMISIÒN PERMANENTE.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA.
PSOE DE ANDALUCÏA.
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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