Frustración,
angustia, miedo, malestar… todo eso no representan ya sentimientos sólo de los
pobres y las clases trabajadoras, explotadas
y oprimidas de esta sociedad capitalista que nos está llevando a un callejón
sin salida a la humanidad, sino que también afectan esas sensaciones a la clase
media y la clase dominante, que se ven cada día más pesimistas respecto al
futuro, atrapados en esta recesión económica, agudizada por la pandemia en la
que todos estamos inmersos, sometidos a las presiones y acosados por tanta
basura esparcida por algunos medios de comunicación mayoritariamente en manos y
al servicio de la clase dominante.
Observamos
una gran alianza mediática que está formada por un potente ejército del llamado
“periodismo sumiso y mercenario”, que permanentemente lanzan bulos y mentiras
que ahora llaman “Fake News”, pero que en realidad es el mismo método
“goebbeliano” que adoptaron los nazis, (advertido ya por Engels y Marx), que provoca la “alienación mental de las
masas”, que a través de la propia ideología burguesa, que crea apatía, desgana, confusión, histeria y un fuerte estrés que se agudiza
ante la falta de perspectivas de salida a esta situación.
Los
aparatos estatales de la burguesía disponen de escuadras robóticas y medios de
comunicación potentes, como Radio, Prensa, TV y Redes Sociales, al servicio de
los intereses y en manos de la clase capitalista, que nos siguen bombardeando
permanentemente con mentiras, injurias,
bulos e impartiendo la ideología nazi/fascista, anteriormente de forma
sibilina, pero ya de manera abiertamente descarada.
La
clase trabajadora, los parados, los pensionistas, la juventud estudiantil,
incluso los que tienen un puesto de trabajo, se enfrentan cotidianamente a
tareas laborales monótonas y cansinas y le ven poco sentido a la vida, pues el
puesto de trabajo no lo consideran que tenga un sentido, que tiene poco que ver
con una vida digna como cualquier ser humano se merece.
El
trabajador ve que el producto de su trabajo no va para él, sino que pertenece a
otra persona, a su Patrón, que le roba las plusvalías, para el cual solo eres
una “máquina más” un “factor de
producción”, una “pieza más”, que si rompe o merma el rendimiento, se reemplaza
por otra pieza nueva del numeroso “ejército de parados crónicos”.
Para
el trabajador, la vida comienza en realidad, cuando el asalariado pone los pies
fuera del puesto de trabajo; cuando
entra de nuevo a su puesto de trabajo, eso ya no es vida, sino esfuerzo y
problemas, porque en realidad el asalariado se encuentra “enajenado” y a veces
no comprende qué cosa es lo que le ocurre, por lo que habría que profundizar en
lo que significa eso de la “enajenación mental del trabajador”.
Los
autores que mejor clarificaron esta situación, fueron Engels y Marx (*) que
escribieron:
…
““En primer lugar es que el trabajo es algo externo al obrero, es decir, algo
que no forma parte de su esencia, en que, por tanto, el obrero no se afirma,
sino que se niega en su trabajo, no se sienta bien, sino a disgusto, no
desarrolla sus libres energías físicas y mentales, sino más bien mortifica su
cuerpo y arruina su espíritu. Por tanto, el obrero sólo se siente en sí fuera
del trabajo, y en éste se siente fuera de sí. Cuando trabaja no es él; y sólo recobra su personalidad cuando deja de
trabajar. No trabaja, por tanto, voluntariamente, sino a la fuerza, su trabajo es un trabajo forzado.
Y continuaban escribiendo…“No representa la
satisfacción de la necesidad, sino que es, simplemente, un medio para
satisfacer necesidades extrañas a él. El carácter extraño del trabajo que
realiza se manifiesta en toda su pureza en el hecho de que el trabajador huya
de su trabajo como de la peste, en cuanto que cesa la coacción física o
cualquier otra que le constriñe a realizarlo. El trabajo externo, el trabajo en
el que el hombre se “enajena”, es un trabajo de auto/sacrificio, de
mortificación. En definitiva, la exterioridad del trabajo para el obrero se
revela en el hecho de que no es algo propio suyo, sino de otro, de que no le
pertenece a él y de que él mismo, en el trabajo, no se pertenece a sí mismo,
sino que pertenece a otro. Lo mismo que en la religión la actividad humana
propia de la fantasía humana, el cerebro y el corazón humanos, obra con
independencia del individuo y sobre él, es decir, como actividad ajena, divina
o demoníaca, la actividad del obrero no es tampoco su propia actividad.
Pertenece a otro y representa la pérdida de sí mismo”…(*)
Es
decir, que la “alienación del obrero” significa que su trabajo es algo ajeno,
extraño; se refiere al acto por el cual se traspasa la propiedad de una cosa,
la fuerza de trabajo, en un ser extraño ajeno para sí mismo. El asalariado es
un ser concreto que se siente “alienado” al sentirse desposeído del producto de
su trabajo, convirtiéndose él mismo en una mercancía, como el producto que está
fabricando. El trabajador se considera como una mera fuerza de trabajo, que
participa en el mercado, es decir, que se siente como un mero objeto, no un
sujeto viviente, porque el beneficio de su esfuerzo se lo queda el patrón.
La
búsqueda del máximo beneficio con el menor costo posible es la lógica del sistema
capitalista y elevan su codicia a una categoría de principio absoluto,
anteponiendo su lucro privado por delante de la salud, el bienestar y la vida
de sus asalariados y de la Humanidad misma, y ese es el eje sobre el que rota
toda la ideología burguesa, sus ideas, sus principios y su cultura, convirtiendo
el dinero en el verdadero becerro de oro, que su propia religión repudia.
En
algunas épocas históricas, cuando las vacas estaban gordas, cuidaban de
ocultarlo a la vista del público, incluso todavía, muchos hipócritas, roban 100
y le dan el diezmo al Clero para que les perdonen y permitan continuar sus
latrocinios y fechorías, escudándose en su hipocresía, su patrioterismo, su Justicia, sus Fuerzas Represivas y demás subterfugios,
pero cuando vienen vacas flacas, entran a saco y lo quieren todo, aumentando la
pobreza entre los sectores menos favorecidos y las riquezas entre las grandes
fortunas, las multinacionales y la Banca.
En
la actualidad, se ven obligados a quitarse la careta y vemos en todos los
países del mundo una verdadera epidemia, que causa más daño que incluso la del
Covid-19, como es la CORRUPCIÓN y sus guerras de rapiña, con estafas colosales,
timos, mentiras, golpes de estados, que no son comparables con los pequeños
robos de la pequeña delincuencia, sino que ese saqueo a gran escala, esas redes
mafiosas del tráfico de drogas, la trata de personas esclavizadas, (sobre todo
mujeres y niños), perpetradas por esos “señores bien situados en la sociedad”,
como algunos banqueros, políticos, jueces y demás burocracia, cuya meta sigue
siendo hacerse ricos a costa del pueblo, al que dicen defender, pero violando
la Ley y sus propios Juramentos, incluso algunos todavía utilizando el
crucifijo e incluso la Biblia, para más escarnio.
Bajo
el capitalismo sigue existiendo esa “cultura del pelotazo” que es la esencia
destilada del capitalismo, que cuando sus líderes de derechas se radicalizan y
movilizan a las masas, “alienadas y engañadas”, se convierte en nazi-fascismo
que es el capitalismo químicamente puro elevado a sus últimas consecuencias que
por su violencia, es preciso combatir y
frenar.
Los
estrategas de la clase dominante están muy nerviosos, empujados por sus amos
los imperialistas, porque están perdiendo el control de su propio sistema y se
comportan a veces como abejas “humeadas” dentro de la colmena, manteniendo
algunos la “resaca de aquella orgía de beneficios”, que quieren insistir en
mantener con recortes, austeridad, sin querer entender que la “orgía de
beneficios” y su fiesta se han terminado.
El
liberalismo económico y su cacareada competencia ha colapsado, agudizado por la
Pandemia, el problema grave del Cambio Climático, las Deudas Públicas
Impagables, el paro galopante, las desigualdades crecientes, lo que ha cortado
de raíz la vieja sensación de seguridad de que pronto veríamos una “salida del
túnel” del que ya ni se menciona, porque sigue todo negro y muy negro, mientras
la clase burguesa está perdiendo la racionalidad y quieren buscar una salida en
la “irracionalidad”, pues se han quedado sin un paradigma económico claro a
aplicar mientras que especialistas y economistas famosos, incluyendo algún que
otro Premio Nobel, avisan de que hemos entrado en un cambio de época y que se
avecinan cambios estructurales ya que el Socialismo Marxista se está poniendo
de moda.
La
clase trabajadora, los partidos y sindicatos de izquierdas estamos
escandalizados por la impunidad y la desfachatez con que exhiben sus mentiras,
ruindades y bulos los amos de los grandes medios de comunicación de masas,
auxiliados por sus vasallos bien pagados, como es el Periodismo Sumiso y Reaccionario,
que en tertulias y programas cotidianos defienden a las derechas, atacando brutalmente
al Gobierno de Coalición que llaman “Social-Comunista e Ilegítimo”.
En
estos momentos dramáticos de Pandemia y Recesión, cuando nos sacude la náusea y
la irracionalidad de este mercado putrefacto de la información, que se
transmuta a veces en peligroso Comando Golpista y Magnicida, sacando en la tele,
“virtuales ejecuciones telemáticas” contra miembros del Gobierno Central, la
clase obrera y las izquierdas en general debemos organizarnos masivamente en
defensa de la democracia y la pluralidad buscando la unidad en la acción.
Debemos
esforzarnos en potenciar estructuras desde abajo, como causa ética suprema,
combatiendo a las derechas Trifachitas,
que se han aliado con las mafias mediáticas, formando un conglomerado de
periodistas sumisos, que nos bombardean constantemente con misiles de injurias
y mentiras, mientras que la voz de la clase obrera y las izquierdas siguen
“reprimidas y censuradas” por ese capitalismo corrupto y decadente.
Debemos
seguir condenando, denunciando y combatiendo con firmeza, cualquier tipo de corrupción y su principal
causa, como es la perversa lógica del lucro privado de las mafias capitalistas
que actúan por encima del bien social, al que las democracias sanas se deben,
pero vemos algunos voceros y voceras de la Oposición Trifachita, que son
verdaderos títeres y agentes de la desestabilización de esa Tiranía Mafiocrática
de la Comunicación.
No
nos queda otro camino que continuar el debate de las ideas, para arrancarles la
careta amable tras la que se oculta la dictadura del capital, sostenida por esos
farsantes y mercenarios, que defienden a sus amos los banqueros y
multinacionales, apoyándose y prostituyendo el noble ejercicio de la profesión
periodísticas, por lo que nosotros los trabajadores debemos defender un
Periodismo Combativo, dotándonos de las herramientas éticas y creativas al servicio
de una sociedad mejor para toda la Humanidad, combatiendo con honradez y firmeza
por la Libertad de Expresión y el Derecho a una Información Veraz a la que la
ciudadanía tiene pleno derecho.
Es
preciso defender un periodismo combativo y ético, por supuesto, pero al
servicio de la ciudadanía con pluralidad democrática, para avanzar unidos hacia un frente riguroso de
principios éticos, encuadrándonos por tanto, en aquella organización más
cercana a nuestra ideología, para defender nuestros intereses como clase
trabajadora, bien sea en organizaciones políticas, sindicales o sociales, pero con el compromiso de sumarnos claramente a
la acción, en las calles y en las urnas, por la defensa de las fuerzas de la
comunicación emancipadora y nuestras organizaciones de izquierdas, al servicio del bien común y el objetivo como
clase trabajadora de luchar por un programa claro que nos haga avanzar hacia
una Democracia Participativa Sana y el Socialismo Científico.
ÁREA DE COMUNICACIÒN.
IS PSOE MÁLAGA.
Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
(*) Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. K.Marx.
https://www.biblioteca.org.ar/libros/157836.pdf
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