21 de octubre de 2020

Campaña electoral en EEUU.

  


Algo menos de dos semanas faltan  para el 3 de Noviembre, día en que se celebrarán las elecciones en EEUU donde se disputa la presidencia de la primera potencia mundial, principalmente entre Donald Trump,  que a través del Partido Republicano, amenaza con no aceptar los resultados si pierde y Joe Biden que representa al Partido Demócrata; la polarización política sigue creciendo y es un fenómeno muy peligroso de doble dirección.

 

Aunque da la impresión de que existen solo esos dos partidos, que son los clásicos y principales, las izquierdas también están creciendo, pero el capitalismo financia a los suyos y se calcula que en EEUU hay en la actualidad, en torno a 600 grupos de extrema derecha, que cuentan con 181 milicias que reúnen entre 20.000 y 60.000 personas armadas y algunos de esas fuerzas están apoyadas por “La Asociación Nacional del Rifle (NRA)” junto a las empresas fabricantes de armamento, aunque existen algunos pequeños partidos de izquierdas, aunque se están fortaleciendo asimismo por las luchas sociales, con movimientos como “La Vida de los Negros Importan” y otros.

 

Trump está utilizando un lenguaje bélico y llama a la lucha contra “la amenaza del socialismo”, lo cual no es un accidente ni ninguna cuestión menor. Viene practicando a su aire la línea argumental de la reciente convención del Partido Republicano, actuando como sector hegemónico de la clase capitalista dominante (que algunas veces las ponen en cuestión)  y tiene como objetivo ganar la batalla de clases que los ricos han declarado a la clase trabajadora y a los sectores más empobrecidos.

 

Pero esa táctica es altamente explosiva ya que perjudica la marcha de la economía, sobre todo en cuanto a las escasas medidas tomadas contra la Pandemia del Covid-19,  ante la cual, muchos asesores políticos del Gran Capitalismo Mundial e interno están demandando frenar a este elemento antes de que sea tarde, pero las cosas no son tan fáciles, porque a la larga, las condiciones económicas son las que condicionan a la Política y no al revés, como nos quieren hacer creer tantos asesores y líderes de primer nivel.

 

Poco después de ganar Trump las anteriores elecciones, y ante la contracción de los mercados que auguraban el inicio de una previsible nueva crisis de la economía mundial (como así ha ocurrido),  el Presidente de los EEUU inició la guerra comercial con China y otros países que continuará en el próximo mandato, sea quien sea el ganador de las elecciones, teniendo cada vez más importancia en el futuro y que algunos analistas las consideran catastróficas, por lo que vemos de gran importancia acercarnos a la cuestión e intentar arrojar luz a lo que está ocurriendo desde sus orígenes.

 

Es importante admitir que la potencia que comenzó la guerra comercial contra China fue EEUU, siendo China la que sufrió el primer ataque, con críticas, provocaciones y abusos,  pero a estas alturas del proceso,  parece que se le ha vuelto en contra a los intereses de EEUU, pues continua la guerra comercial y también acusa al Gobierno Chino de haber sido el responsable de fabricar el Virus.  

 

China pasó al contraataque comercial pero de forma muy diplomática e incluso moderada, que afectó a Europa también, junto a Latinoamérica, Rusia, África y resto del planeta, siendo las causas principales las siguientes, que intentaremos valorar lo sucedido y lo que podría suceder.

 

La primera cuestión es que Trump y el Partido Republicano manejaron aquella campaña electoral anterior de forma terrible, al igual que la están llevando en ésta nueva. El fracaso y las omisiones al no haberse preparado contra la Pandemia, minusvalorando sus consecuencias y diciendo que no era importante, junto al hecho de que EEUU conforma el 5 % de la población del planeta, está afectando a la población que ha sufrido un 25 % más de las muertes por el Covid 19 y que por tanto, representa un error estrepitoso.

 

Esta campaña la ha montado Trump con el objetivo de desviar la atención del pueblo de ese fracaso mortífero, negándolo todo, acusando a un enemigo extranjero como China de ser el causante de todo y es eso lo que viene explicando en sus mítines y comparecencias públicas una y otra vez.

 

Pero las razones son diversas, como el cambio de las relaciones comerciales con China que eran maravillosas y muy rentables como uno de los preferentes colaboradores comerciales en una época que duraba más de 30 años y que muchas de las grandes multinacionales de EEUU, siguiendo la lógica del máximo beneficio, fueron cerrando fábricas en los Estados de Norteamérica y abriéndolas en China, a un ritmo de inversiones anual entre 50.000 y 100.000 millones de dólares en los mejores momentos.

 

Los salarios en China eran muchos más bajos que en EEUU y de esa forma, conseguían los imperialistas mayores beneficios, así que les compensaba cerrar negocios en EEUU y abrirlos en China, para luego retornar productos manufacturados al mercado mundial y abarcar la economía globalizada en todos los continentes, porque tenían un cierto costo esos trasvases, pero los beneficios aumentaban y se dispararon al aplicar las tecnologías punteras.

 

Las Bolsas de Valores subían y las acciones de las multinacionales expresaban unos beneficios colosales en aquellos años de auge económico, haciendo a los ricos fabulosamente ricos, mientras que los salarios de la clase trabajadora norteamericana se estancaron durante más de 25 años con relación al IPC.

 

Ese fue el resultado del cambio de paradigma  de la enorme producción que se traspasó hacia la República Popular China y cerca del 50 % de las mercancías que llegaban de China a los EEUU, eran producidas por multinacionales capitalistas norteamericanas con la colaboración del Capitalismo de Estado implantado por el gobierno del Partico Comunista de China, que se habían vendido totalmente al capitalismo imperialista.  

 

Los capitalistas estadounidenses han amasado enormes fortunas, no solamente por pagar una mano de obra muy barata a los obreros chinos, sino también, porque, a la vez que se desarrollaba la economía de China, con tecnología punta y salarios de miseria, que es lo que ha venido ocurriendo desde hace más de 40 años, se  desarrollaban globalmente los mercados, y con ellos las DEUDAS PÚBLICAS Y PRIVADAS,  llevando a chocar la propiedad privada con los límites de la insalvable contradicción de las fronteras nacionales y la concentración cada vez en menos manos de los capitales, que tienen tendencia natural al monopolio, confirmándose en la realidad concreta que esas contradicciones son verdaderamente insalvables en líneas capitalistas del liberalismo salvaje, haciendo colapsar la expansión capitalista.

 

Los gobiernos chinos han recibido dos cosas muy positivas: Tecnología avanzada cedida por los EEUU y abrirse de par en par a los mercados mundiales y ahora retan la hegemonía a la primera potencia mundial, cuyo PIB se ha estancado y empieza retroceder, pues en 2019 el PIB de EEUU estaba en torno a 19 Billones pero ahora ha empezado a decrecer, mientras que China, que estaba creciendo en torno al 6 % y alcanzando un PIB de 14 millones en 2019, sigue creciendo.

 

La colaboración mutua era rentable para ambos países hasta que empezaron a faltar mercados para colocar el enorme potencial de producción de la “Fábrica del Mundo” que representaba China y entonces Trump, alarmado, desató la guerra comercial de los Aranceles, atacando los intereses de China, pero que ahora se les vuelve en contra.

 

El enorme crecimiento de China ha sido colosal en los últimos ocho lustros, pues el PIB de este nuevo gigante que le disputa la hegemonía a EEUU ha crecido 3 veces más rápido, que éste último. El capitalismo de Estado que dirige el PCCH empezó a colaborar con el sector privado mundial y se fortaleció también el interno en esa colaboración mutua con empresas extranjeras, no solo de EEUU , sino de Europa, Africa,  Latonoamérica y el resto del mundo.

 

Todo eso ha sido enormemente beneficioso para la burocracia china, llegando una pequeña parte a la clase trabajadora, que sigue sufriendo condiciones deplorables en los sectores más atrasados, sobre todo el sector agropecuario.  Pero ahora, China reta a EEUU y se enfrentan esos dos rivales, cuando a Trump le ha parecido oportuno romper las relaciones comerciales como ya ocurrió en otras ocasiones como cuando le declaró la guerra a su anterior socio Bin Laden, pero ahora, con China, las cosas son distintas.

 

Esa es la perversa lógica del capitalismo y así malfunciona, al estrellarse una y otra vez, al convertir a los colaboradores en enemigos y viceversa,  intentando hacer la paz o declarando guerras incruentas o cruentas, cuando estiman que sea más conveniente para los intereses de los EEUU, pero a veces se equivocan como cuando se enfrentaron con Vietnam o con Cuba y veremos lo que pasa con China.

 

Porque ahora tiene EEUU un problema añadido ya que muchas de esas industrias radicadas en China, venían teniendo enormes beneficios con el comercio en expansión de ese país, para las cuales, el cierre de los mercados con el nuevo/viejo paradigma del “NaZionalismo económico”, que pretende implantar Trump en el planeta, ya no sirve, porque representa un gran obstáculo, incluso para los propios intereses de los capitalistas y multinacionales de los EEUU.

 

En por esto que están viendo de hacer maniobras diplomáticas, con frenazos y acelerones en el comercio mundial y los estrategas del Partido Republicano, que es el que debiera apoyar claramente a Trump, están algo desesperados e incluso existe un conato de división interna, por las escaramuzas de este personaje peculiar que se les puede ir de las manos, que podría ir cada vez más fuera del control de la clase dominante.

 

Sobre sondeos electorales, hay de todo y en algunas encuestas, las proyecciones son contradictorias pero algunas como esta dicen: “Elecciones USA/Encuestas: “Biden supera a Trump por 11 puntos”…aunque si se analizan, incluso la propia prensa de la clase dominante, es más bien cauta y no tiene confianza  clara en quién de los dos contrincantes puede alzarse con la victoria:  (Fuente:15-10-20.- https://us.as.com/us/2020/10/15/actualidad/1602794395_898307.html

 

Puede que Trump salga derrotado, o no, pero la polarización social entre el pueblo y la clase dominante continuará creciendo pues las luchas sociales son tremendas, aunque gane uno y otro, intentarán que la gente regrese a casa, pero no será fácil, porque las condiciones de vida son cada vez peor y ahora se está dando una lucha histórica que toman líneas de clase contra clase.

 

Pero si Trump se alza con la victoria, sea legal o ilegal, como está amenazando, no se podría descartar un proceso de contestación social creciente, o incluso si pierde y deja su puesto, porque las condiciones económicas son muy adversas y están dejando a millones de personas ante el abismo del paro, la miseria y la desolación, cuando la sanidad, la educación y los derechos sociales están casi todos privatizado y son inviables para las capas menos favorecidas.

 

Sabemos que la clase trabajadora norteamericana sigue huérfana de una dirección política de izquierdas que plantee el socialismo  como alternativa, incluso en la línea reformistas que planteaba Sanders,  pero la clase oprimida de EEUU está demostrando que se abrirán paso a pesar de las dificultades e incluso están creando ya embriones de organizaciones de izquierdas en líneas socialista, aunque todavía minoritarias, por las dificultades de financiarse, ya que ganar un representante en el Parlamento cuesta millones. 

 

Pero la clase trabajadora de EEUU se abrirá camino y luchará por el socialismo como lo demuestra una encuesta reciente, donde expresa que un 60 % de la población apoya la creación de un tercer partido, que defienda claramente los intereses del mundo del trabajo, secundados por los más de 50 millones de hispanohablantes, por lo que gane quien gane y sea quien ocupe el despacho oval, la lucha social continuará y la paz social y la estabilidad económicas será imposible y está descartada, porque el capitalismo mafioso está a escala mundial podrido hasta los tuétanos y no podrán solucionar los problemas sociales, lo que provocará cada vez una mayor polarización y un enfrentamiento entre las clases, unos a favor del capital y otros a favor del socialismo que con democracia, es la única esperanza para el género Humano.

 

ÁREA DE COMUNICACIÒN.

IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA.

PSOE ANDALUCIA.

Ispsoeandalucia.malaga@gmail.com

 

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