En los momentos actuales, corresponde a la clase trabajadora potenciar la lucha contra este sistema capitalista corrupto y degenerado, que se ha convertido en una monstruosa fábrica de parados, que destruye fuerzas productivas sin cesar y que hunde a la población en la miseria y en la desolación, tal cual hizo la propia burguesía en sus años jóvenes, luchando firmemente contra el feudalismo.
Es sin duda la clase obrera la que está llamada históricamente a ser la sepulturera de este sistema capitalista que ha colapsado y no sirve ya ni para cumplir la función fundamental para la que fue creado, como es explotar a la clase trabajadora. Existen en Europa más de 23 millones de parados y más de 1.000 millones en todo el mundo.
El papel en el engranaje de la producción capitalista y sus condiciones particulares de vida y de trabajo, hacen que ninguna otra clase oprimida de esta sociedad pueda sustituirla en tan fundamental tarea, porque existe un socialismo burgués y un socialismo obrero. El primero, defensor de las clases medias, que por su heterogeneidad, su papel en la producción y su modo de vida, es incapaz orgánicamente de comprender la naturaleza de nuevo sistema socialista que las masas necesita y nunca será capaz de cortar su cordón umbilical con la clase de la cual procede que es la pequeña burguesía.
La psicología de esta subclase, debido a la posición que mantienen en el seno de la sociedad capitalista, a su trabajo incluso, no se enfrentarán nunca a la gran burguesía directamente hasta el final. Para ellos, todos los males que padecemos interpretan que surgen de la incapacidad o la falta de voluntad política de los gobernantes o según algunos más reaccionarios de la “propia cólera de los dioses”, afirmando en el nombre de ese Dios que siempre ha habido ricos y pobres; haciendo creer que es designio dios e incluso un castigo, para satisfacción de los Poderosos que la clase obrera tenga que seguir soportando los abusos del Capitalista.
El socialismo obrero, la clase explotada y oprimida, ven la fuente de los males en el Patrón que les paga poco, que es el que le baja el salario, el que le fuerza a echar horas extras mal pagadas, el que le despide para meter a otro al que le paga menos. Para defenderse de estos abusos permanentes, el socialismo obrero plantea la necesidad de estar unidos en sindicatos fuertes, practican la mentalidad de la solidaridad, de la acción colectiva para la defensa de los intereses de clase comunes.
Son las propias condiciones del trabajo asalariado y socializado la que refuerzan esa mentalidad que tiende al socialismo obrero en lo común. Cualquier proceso productivo moderno, necesita para funcionar, la aplicación de las fuerzas obreras puestas en acción de forma conjunta. Cada obrero se reconoce en la cadena de producción como un eslabón necesario en el proceso productivo. Esa conjunción e interdependencia mutua dentro del proceso del trabajo colectivo es el que refuerza la mentalidad socialista de la clase trabajadora que por mucha propaganda burguesa que tiende a la “alienación mental”, al final hace inútil todo intento de la clase dominante de evitar la lucha entre las clases.
Si nos fijamos en la lucha de los trabajadores que surge en cualquier empresa, vemos que los asalariados pone de manifiesto una Ley muy importante de la dialéctica, que “el todo es mayor que la suma de las partes”. Queda demostrado cada vez que se ejerce una presión unificada que la fuerza combinada de los obreros en una empresa, cuando saltan a la lucha por la defensa de los mismos intereses, es infinitamente mayor que la presión aislada de cada una de sus individualidades, que es la situación en que se coloca el pequeño burgués de clase media.
Por tanto, queda confirmada que la ideología natural de la clase obrera es el socialismo. En momentos álgidos de la lucha entre las clases, cuando los obreros se enfrentan en la lucha feroz contra el patrón de su empresa, se producen enfrentamientos de intereses irreconciliables, viéndose forzados a utilizar la presión, bien manifestándose, bien utilizando el arma de la huelga general, o incluso ocupaciones de empresas. Es en esos precisos momentos cuando se plantea la cuestión de ¿quién manda aquí, por qué manda, y qué intereses defiende cada clase?
Como un desarrollo natural del proceso molecular de la toma de conciencia de los trabajadores surge el sentimiento de que la empresa debería ser de propiedad social, incluso de que sería mejor para la producción y para funcionar de manera adecuada como empresa, si ésta fuese expropiada y autogestionada. Es un proceso natural que la idea de la propiedad social de los medios de producción nace de la propia condición obrera, para que la propia empresa pudiese seguir funcionando, porque ésta no se puede dividir en trozos aislados, no se puede repartir entre los trabajadores, demostrándose en la práctica que debe mantenerse unida, trabajando socialmente por el bien de todos y de la sociedad en su conjunto.
La interrelación que alcanzan todos los sectores debido a la propia división del trabajo en la economía capitalista, hace que esa idea se extienda cada vez más en el conjunto de las fuerzas productivas, sobre todo cuando se produce el hundimiento del “libre mercado” y con éste la psicología que había calado entre la clase de que “España iba bien”( pero para unos cientos de familias de ricachones solamente). Ante la situación de paro, miseria, desolación y penumbra en la que los grandes banqueros y especuladores han metido a la clase trabajadora, después de decenas de años de esa escandalosa orgía de beneficios, empieza a calar cada vez más entre la clase obrera la necesidad de expropiar a toda la clase capitalista entendiendo la necesidad de que existe un control y una dirección común por parte de la clase obrera asalariada que es la mayoritaria, que acabe con esta situación agobiante que padece la juventud, la clase obrera y los pobres lo cual representa solamente una generalización extraída de la propia experiencia de los obreros con cada empresa en particular.
Por consiguiente, son las propias condiciones de vida y trabajo creadas por el capitalismo, las que establecen las bases de la futura sociedad socialista, demostrando que el Socialismo ya no es una Utopía, sino que se convierte en una verdadera necesidad para las masas empobrecidas. Comparando con el pasado, vemos que mientras en la economía agraria cada familia tenía su casa, su pozo, sus propios medios de alimentarse y vestirse, es decir, su modelo de vida particular, en la actualidad, las familias de la clase obrera, hacinadas en barrios y edificios comunes, con sistemas de suministros de agua y electricidad, teléfono, transporte colectivo y con necesidad de adquirir los medios alimentarios para su subsistencia en grandes superficies, todo ello refuerza mucho más la mentalidad social y por tanto, anti-individualista que surge en la conciencia de las familias de los trabajadores asalariados que necesitan de un salario para sobrevivir.
En la fase superior del capitalismo globalizado en que nos encontramos, la división del trabajo que ha sido implantada por la economía capitalista por las fuerzas de las finanzas amparadas y respaldadas muchas veces por el potencial militar con el que éstas se arropan llegando a los confines del planeta, está pidiendo a gritos un cambio profundo de modelo de sociedad. . Todos los países, desde los más empobrecidos a los más poderosos y desarrollados no han podido escapar al dominio aplastante del mercado mundial, alcanzando su límite, al chocar los intereses imperialistas con las fronteras nacionales y la propiedad privada de los medios de producción, convirtiéndose esos obstáculos en frenos formidables que estorban al desarrollo de las fuerzas productivas, al ser incapaz de sobrepasar la contradicción de una producción que alcanzó el carácter social y una apropiación de los beneficios a escala privada, que con la aplicación del “efecto aspiradora” que succionan los beneficios acumulándolos cada vez en menos manos, nos hacen reconocer que su eliminación es la condición básica para poner las bases y comenzar a dar soluciones sociales eficaces a los problemas y las calamidades que la humanidad padece de forma insalvable bajo el capitalismo.
El capitalismo ha globalizado igualmente a la clase obrera que es una clase internacionalista. Sufre el mismo tipo de explotación, tenemos los mismos problemas e incluso los mismos intereses que nos unifican como clase obrera a escala mundial. El Internacionalismo se puso de manifiesto incontables veces, tanto con la I, la II, la III y la IV Internacional, con sus derrotas y sus triunfos durante los más de 200 años de explotación capitalista. La historia nos cuenta de increíbles procesos de solidaridad y de luchas magníficas y heroicas de los trabajadores contra la explotación capitalista en innumerables países, lo que no es una mera consigna de propaganda, sino el análisis riguroso de los procesos históricos lo que confirman estos hechos, siendo la unidad y la organización las bases imprescindible para unificar la lucha de la clase trabajadora en todo el planeta, para continuar la lucha por la transformación socialista de la sociedad, pues es a escala mundial como vemos que existen en la actualidad las condiciones para construir el socialismo.
Son las enormes empresas multinacionales junto con los modernos medios de transportes y las telecomunicaciones las que unifican y hacen cada vez más imprescindibles el trabajo en común de todas las fuerzas productivas, que relacionan a los seres humanos unos con otros de una forma que nunca antes había ocurrido en la historia y que permiten, por vez primera sobre nuestro planeta Tierra, la posibilidad de planificar de forma armónica y democrática los enormes recursos productivos creados por la mano y la inteligencia de los seres humanos, para ponerlos al servicio de la Humanidad y no de un puñado de parásitos y privilegiados que no han sido elegidos por nadie, por muy demócratas que nos digan que son, como viene sucediendo hasta ahora.
Un proceso de transformación socialista triunfante y sin que sea ahogado en sangre por el imperialismo belicoso, como ha venido ocurriendo históricamente, tendría los efectos electrizantes en la toma de conciencia y en las perspectivas favorables ofreciendo un fututo a la clase trabajadora de todo el mundo, principalmente si se tratara de un país importante, lo que significaría la antesala de los procesos de cambios profundos y el inicio de la construcción del socialismo mundial que la clase trabajadora necesita.
No somos utópicos y reconocemos que es cierto que en una época normal de la sociedad capitalista, no existen las ideas necesarias presentes en la conciencia de la mayoría de la clase trabajadora de una forma acabada. Para esto, sabemos que hace falta experiencia, cambios bruscos y repentinos que rompan la rutina y la inercia de la sociedad, a la vez que la formación de una dirección firme y adecuada, con influencia y atracción de masas, cuando los momentos lo requieran, que pueda ayudar a la clase trabajadora a sacar las últimas conclusiones de dichas experiencias, que le ofrezca el programa adecuado que las masas están necesitando en cada momento histórico y sin que titubee a la hora de marchar todos juntos hacia la construcción del nuevo modelo de sociedad socialista que las masas esperan.
La mejor contribución que hicieron los clásicos a la causa de la clase obrera, tanto Pablo Iglesias, Largo Caballero, Marx, Rosa Luxemburgo,Engels y demás teóricos-prácticos de la lucha por el socialismo, no fue el haber inventado una panacea para acabar con las injusticias de este mundo, sino el haber comprendido y sacado a la luz los intereses inconscientes que revelaba la lucha de la clase trabajadora cuando se rebelaba una y mil veces contra la explotación capitalista, para poder hacer consciente a la clase obrera de los objetivo históricos que se derivan de esta lucha inevitable, los cuales no pueden concluir más que con la transformación completa de las relaciones de producción capitalista y su sustitución por unas distintas relaciones de producción que estén dentro de un nuevo marco de avance hacia la sociedad socialista.
Una de las premisas fundamentales, aparte de la lucha organizada de la clase trabajadora bajo la bandera de una dirección firme, es la desaparición de la propiedad privada y la planificación en común de las fuerzas productivas creadas por el género humano. De esa forma se podría hacer avanzar a la Humanidad hacia su auténtica liberación, de la escasez, la miseria y el sistema inhumano que representa el capitalismo, preservando las conquistas que durante su historia ha atesorado en el terreno de la tecnología, la ciencia, el pensamiento y la cultura, para elevarlas cada vez más de forma infinita pero al servicio de una sociedad verdaderamente HUMANA.
AREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE-A
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2 de marzo de 2010
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Siento decirlo compañeros, pero he visto muchos prejuicios en el texto. Sirva como ejemplo: Pablo Iglesias fue un obrero cierto, pero tambien (y desde el punto de vista económico llegó a ser un burgués-según los parámetros de la época-) Creo que habéis identificado burguesía con clase media que son cosas diferentes y que las cosas no son tan negras ni tan blancas.
ResponderEliminarPor supuesto considero anacrónica "la desaparición de la propiedad privada"...de funestos resultados cuando trató de aplicarse; del mismo que estoy de acuerdo con vosotros en que al igual que a el comunismo, el capitalismo ha fallado igualmente.
El sistema "ideal" todavía está por proponer, pero yo desde luego no creo en sistemas fallidos previamente.
Un saludo socialista.