“Málaga ha bajado veinte puestos en la renta per cápita, Málaga tiene un salario medio por debajo de la media española, es una de las ciudades con menor espacio verde por habitante, con el ratio más bajo de policías locales por mil habitante, con la peor percepción de una ciudad sucia, con problemas incipientes de turismofobia, con los precios de la vivienda que más han crecido de España…”.
Málaga tiene que cambiar.
Esta columna debe ser un artículo de opinión. Normalmente utilizo datos,
informes, evidencia en mis reflexiones, pero hoy sí quiero escribir un artículo
con el único fundamento de mi opinión.
Málaga debe cambiar. Málaga tiene que
cambiar.
Málaga está perdida, sin rumbo, sin control, sin la necesaria apuesta por la
calidad de vida de los malagueños y malagueñas. Málaga está imbuida en una
espiral de proyectos sin conexión, una torre por aquí, otra torre por allá,
ninguna zona verde por aquí, ninguna zona de convivencia ciudadana por allá.
Donde nace un espacio de posible uso ciudadano, el equipo de gobierno del
PP planta una torre. Esa es su única política de ciudad.
Donde existe la mayor concentración de habitantes por metro cuadrado, que
es en Carretera de Cádiz, y cuando existe la posibilidad de crear espacios verdes
en los antiguos terrenos de “Flex” o de “Repsol”, Paco de la Torre mira para
otro lado y aparecen nuevos rascacielos que aumenta la masificación y empeora
la calidad de vida de los residentes.
En el distrito Centro no existe espacio de uso ciudadano, se ha producido
un cambio de modelo. Los turistas les han ganado la partida a los malagueños y
los han echado de su entorno, de su espacio vital, con la indiferencia del
ayuntamiento.
Nuestros jóvenes, y no tan jóvenes, han tenido que huir del centro, debido
a que lo han invadido las viviendas turísticas, teniendo que “emigrar” a otros
municipios de la provincia. Obvio que hay que favorecer las nuevas tendencias
turísticas, pero también hay que controlar su expansión, y Paco de la Torre
solo ha favorecido la expansión y no ha controlado nada, por lo que ha
favorecido a los turistas, en contra de la calidad de vida de los
malagueños/as.
La visión de
ciudad que tiene el equipo de gobierno del PP es que cuando queda un espacio
libre, en un entorno sin espacios libres, tal y como es, por ejemplo, la
parcela del cine Astoria, en vez de idear un parque abierto a la Alcazaba que
una el entorno Picassiano con el Árabe y Romano (que sería una auténtica
maravilla), solo se le ocurre que se construya otro edificio y hurtar a los
malagueños de espacios de ocio.
Fijaros la visión de que tiene el Sr. De la Torre, promoviendo edificios
modernistas en el casco histórico, en la Alameda Principal o en el Hoyo de
Esparteros.
Unos barrios sucios y abandonados, donde año tras año dicen las encuestas
que los malagueños están muy cabreados con la limpieza y la seguridad, sin
presupuestos para actividades en los distritos, sin apoyo a los proyectos de
las asociaciones de vecinos, sin visión de dotar de infraestructuras culturales,
con cierres de los comercios tradicionales.
Pero de verdad, ¿Qué ha hecho este ayuntamiento en los últimos cuatros
años?, ¿alguien me lo puede decir? Si lo poco que se ha hecho ha sido alguna
rehabilitación inconexa y debido a fondos europeos que había que “gastar”.
Málaga ha bajado veinte puestos en la renta per cápita, Málaga tiene un
salario medio por debajo de la media española, es una de las ciudades con menor
espacio verde por habitante, con el ratio más bajo de policías locales por mil
habitante, con la peor percepción de una ciudad sucia, con problemas
incipientes de turismofobia, con los precios de la vivienda que más han crecido
de España, con huida de jóvenes a otros municipios por no poder llegar a final
de mes, esta es la verdadera situación de nuestra Ciudad.
Yo no sé lo que tú piensas, pero yo lo tengo claro, hay que cambiar a este
equipo de gobierno, la etapa de De la Torre ha terminado, por el bien de
nuestra ciudad.
ESCRITO POR RAFA FUENTES.
EXCONCEJAL DEL PSOE Y MILITANTE SOCIALISTA.
(Fuente: Publicado
en la columna de Opinión de EL OBSERVADOR).
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