12 de enero de 2015

HAITÍ: A CINCO AÑOS DEL TRÁGICO TERREMOTO.


 

 Hace 5 años que se produjo el terremoto de Haití que mató a más de 300.000 personas y destruyó las precarias viviendas de ese empobrecido país, dejando sin casas a más de un millón y medio de familias, de las que se han reconstruido solo 9.000 en cinco años. Ese país, uno de los más pobres del mundo sigue estando olvidado por la comunidad internacional, que no cumplió los compromisos de ayudas ofrecidas en su día y padece una agonía terrible de los más empobrecidos que malviven en los más de mil campamentos precarios que se instalaron en 2010, donde cerca de 100.000 personas sufren la escasez de agua, alimentos y condiciones de vida medianamente dignas. Los llamamientos constantes de ayuda que hacen Amnistía Internacional y otros organismos solidarios,  son desoídos por los países ricos, escudándose en los recortes que achacan a la crisis y en las corrupciones que impiden la entrega de las ayudas.

Pero mucho antes del desastre natural del seísmo, el pueblo haitiano estaba siendo saqueado por las potencias imperialistas, como explicaba Eduardo Galeano, cuando decía: “En el mes de marzo del año 2000, sesenta haitianos se lanzaron a las aguas del mar Caribe en un barquito de morondanga. Los sesenta murieron ahogados. Como era una noticia de rutina nadie se enteró. Pero esos sesenta haitianos habían sido cultivadores de arroz y los cultivadores de arroz en Haití han sido condenados a convertirse en balseros o mendigos desde que el Fondo Monetario Internacional prohibió los subsidios que el Estado proporcionaba al arroz nacional. El Fondo Monetario Internacional, que es un organismo bastante distraído, se olvidó de prohibir los subsidios al arroz que el Gobierno de los Estados Unidos otorga a la producción nacional y ahora Haití compra su arroz en los Estados Unidos”.
“Cada vez que un desastre natural afecta a un país pobre volvemos a escuchar los mismos argumentos sobre la "mala suerte", "estado fallido o fracasado", como si estas calamidades naturales fueran un castigo divino por el mal comportamiento de sus habitantes, como si fuese imposible evitar sus efectos desastrosos. ¿Pero cómo explicar que en 1969 un terremoto de la misma magnitud en California provocara sólo 72 muertos y en Haití cause decenas de miles de muertes? Eso sólo se puede explicar por las diferentes condiciones sociales y económicas, que son un producto de décadas de dominio y ocupación imperialista.”, como explicaba en un interesante reportaje Maria Castro del que sacamos esta información.

Haití es el país más pobre del hemisferio occidental, aproximadamente el 80% de la población vive en la extrema pobreza, la mayoría no tiene acceso a la electricidad ni al agua potable. La asistencia sanitaria apenas existe, más del 60% de la población no puede acceder a los servicios sanitarios más básicos. Más de dos tercios de la fuerza laboral, un 80%, no tiene un trabajo regular y los afortunados con empleo ganan unos dos dólares diarios. La desigualdad de ingresos es una de las mayores del mundo, el 10% más pobre sólo recibe un 0,7% de la renta, mientras que el 10% más rico recibe el 47,7%.

Como sucede en la aplastante mayoría de los países del llamado Tercer Mundo, la aplicación durante estos últimos treinta años de los programas de ajuste estructural del FMI ha causado un incremento espectacular de la pobreza y la desigualdad social. En 2008 la organización humanitaria Christian Aid publicó un informe en el que explicaba las consecuencias catastróficas de esta política de privatizaciones, liberalización y eliminación de aranceles, Haití pasó de ser un país autosuficiente que satisfacía las necesidades alimentarias de su población, a tener que dedicar actualmente el 80% de sus ingresos por exportaciones a importar alimentos. 

La situación de desesperación lleva a que cientos de haitianos cada año intenten cruzar en balsa el canal que separa la isla de EEUU en busca de una vida mejor. Los medios de comunicación y el gobierno norteamericano han venido haciendo una estruendosa campaña propagandística con los "balseros" cubanos, obviamente por razones ideológicas, pero no dicen nada de los miles de haitianos y dominicanos que lo intentan cada año. Entre 1995 y 2007 los servicios de guardacostas norteamericanos interceptaron 21.653 "balseros" dominicanos y 17.956 haitianos, frente a los 8.867 cubanos. Muchos de ellos mueren en el intento.
 
La primera república negra independiente fue Haití. En 1804 los esclavos haitianos protagonizaron una heroica revolución, encabezada por Toussaint Louverture, que acabó con la esclavitud y convirtió a Haití en la primera república negra que consiguió la independencia, derrotando al todopoderoso ejército napoleónico. Desde ese momento el país se convirtió en un objetivo para las distintas potencias imperialistas, no sólo por su valor económico y situación estratégica, sino porque el triunfo de la revolución era una inspiración para las masas caribeñas, y sobre todo para EEUU ante el temor de que el fervor revolucionario se contagiara a los miles de esclavos del sur esclavista. Desde entonces Haití ha estado sometida constantemente a ocupaciones militares norteamericanas, bloqueos económicos, o las sangrientas dictaduras de los Duvalier, apoyadas y financiadas por EEUU, que causó miles de muertos víctimas de la represión.
 
La dictadura de los Duvalier fue derribada en 1986 por un movimiento de masas que llevó a la presidencia a Aristide, un ex sacerdote que consiguió un tremendo apoyo de masas prometiendo reformas y con un discurso antiimperialista. Aunque finalmente cedió a las presiones del imperialismo y del FMI, las tímidas reformas que aplicó eran demasiado para la rica elite haitiana y para el imperialismo estadounidense. Organizaron 2 golpes de estado contra Aristide, uno en 1991 y el segundo en 2004, cuando fue expulsado por las tropas norteamericanas. Poco después el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el envío de una fuerza militar formada por 9.000 soldados, dirigida por Brasil.

En 2006 organizaron unas elecciones que fueron ganadas por René Preval, un estrecho colaborador de Aristide. Aunque el imperialismo hizo todo lo que pudo para amañar las elecciones, las masas en las calles finalmente obligaron a reconocer a Preval como vencedor, desde entonces Preval se ha enfrentado a protestas de masas a causa de la subida de los precios de alimentos básicos como el arroz o por el aumento del salario mínimo, actualmente inferior a los 50 dólares mensuales. Además Preval no ha cumplido su principal promesa electoral: permitir el regreso de Aristide.

Durante los días posteriores al terremoto, pudimos ver en las pantallas de televisión y en las fotografías de los periódicos los terribles efectos de aquel terremoto, el hecho de que las zonas más afectadas sean los barrios pobres y populares de Puerto Príncipe no obedece al azar, sino que es una consecuencia de que el 75% de las casas en Haití están hechas de estaño y madera, sin ningún tipo de infraestructura. Las casas de los barrios ricos aunque han sufrido destrozos en su mayoría aún están en pie.
Por si fuera poco, el 20 de enero un nuevo terremoto sacudió a Haití, aunque ya quedaban pocas casas que derribar. El gobierno dijo que podrían haber muerto por lo menos 200.000 personas, aunque el ministro de sanidad declaró  que incluso podría ascender a 500.000.  Hubo cientos de miles de heridos, la mayoría no recibieron ningún tipo de asistencia sanitaria. 

Como sucedió en Somalia en 1993 (que sufría una terrible hambruna), disfrazada de operación militar humanitaria de rescate, EEUU aprovecha para invadir un país. Llegaron decenas de miles de soldados norteamericanos que controlaron el aeropuerto de Puerto Príncipe, teóricamente para coordinar la ayuda, pero en la práctica lo utilizaban casi exclusivamente para sus aviones, desviando muchos aviones con ayuda procedentes de Francia o Brasil, lo que provocacó protestas de los respectivos gobiernos. Un portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, Jarry Emmanuel, explicacó la situación al The New York Times, informando así de la situación:

"Cada día entran y salen 200 vuelos, una cantidad increíble para un país como Haití, pero la mayoría de los vuelos son del ejército norteamericano... Su prioridad es asegurar el país, la nuestra es la alimentación". También reconoce que el control estadounidense del aeropuerto está provocando dificultades logísticas para la ayuda y el rescate. Según el PMA hasta ahora sólo ha repartido 160.000 raciones nutricionales, "apenas una pequeña fracción de lo que se necesita".


British Times Online explicaba cómo: "Seis días después del seísmo la poca ayuda que ha llegado apenas ha ido más allá del perímetro del aeropuerto". Los haitianos del campamento de Challe se quejaban de que los soldados de la ONU sólo fueron el domingo con unos pocos paquetes de galletas y nada de agua. Como decía uno de los refugiados: "No necesitamos ayuda militar, necesitamos alimentos y cobijo".


Pero además la poca ayuda que se distribuyó fue gracias a la población que se organizó en los barrios para las operaciones de rescate y ayuda. Era tal la indignación que en los barrios levantaron barricadas con los cientos de cadáveres que aún estaban abandonados en las calles para protestar. Tanto las fuerzas de la ONU como los soldados norteamericanos no dudaron en disparar y reprimir a los haitianos desesperados que buscan alimentos o ayuda.


La situación era explosiva y, acertadamente, todos temían una explosión social. Era es una de las razones de la presencia militar norteamericana. El ministro de defensa brasileño, Nelson Jobin, explicaba gráficamente la situación a The Time: "La capital de Haití puede rápidamente verse envuelta en disturbios si 3 millones de hambrientos, sedientes y supervivientes traumatizados por el terremoto no reciben pronto ayuda de emergencia". 

Los medios de comunicación insistían mucho en los disturbios y saqueos, aunque como explicaba el portavoz del PMA al The New York Times: "Por ahora la población está bastante tranquila. Ahora vemos los primeros signos de violencia y saqueo". Pero estos incidentes han sido aprovechados por el gobierno para imponer el estado de emergencia, con toques de queda y restricciones de los derechos democráticos, a petición de Hillary Clinton, y ha encargado de su cumplimiento al ejército norteamericano.

El Presidente Obama, apeló  cínicamente el 14 de enero en su discurso, a "la larga historia que nos une", evidentemente se referiría a su  historia de ocupación militar e imperialista del país, de América Latina y demás países del mundo. La tragedia de Haití fue una prueba  contundente más de lo que representa el capitalismo, un sistema que sitúa por encima de la tragedia y el sufrimiento de la mayoría, el beneficio y los intereses de unos pocos. La situación sigue de mal en peor, cuando se recuerda el quinto aniversario de aquella terrible tragedia “natural”, agravadas por las tropelías llevadas a cabo por el imperialismo y sus voceros que siguen derramando lágrimas de cocodrilo por los "pobres haitianos", por su sufrimiento y empobrecimiento, pero es necesario entender que la mayoría de las responsabilidad hay que situarlas en este el sistema injusto y explotador,  que la burguesía  defiende y representan, como es  el capitalismo que cada día produce mayores desigualdades, paro, miseria, degeneración y guerras.

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE ANDALUCIA.

ispsoeandalucia.malaga@gmail.com 


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