13 de abril de 2011

CARTA DE UN MIEMBRO DE U.G.T. TUNECINA A LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES.

Hola y saludos fraternales al pueblo español desde Túnez:

En primer lugar queremos transmitir nuestro agradecimiento por las muestras de solidaridad que nos ha llegado de la clase trabajadora del Estado Español y del pueblo en su conjunto, a través de las organizaciones hermanas, pidiéndoles que no nos abandonen y estén pendientes por lo que pueda ocurrir en el próximo futuro ya que la situación sigue siendo muy precaria, tensa y delicada en el proceso revolucionario que se ha abierto en Túnez.

Con la revolución del 14 de Enero de 2011 algunos quieren poner fin a años de lucha y sacrificio del pueblo tunecino, de millones de ciudadanos con sus diferentes corrientes y ideológicas, sindicales y políticas que habían venido siendo oprimidos y perseguidas por la Dictadura, que por fin hemos conquistado la libertad para podernos organizar en diversos partidos, organizaciones sindicales y asociaciones que defiendan los derechos civiles y los intereses de la clase trabajadora y los pobres.

Sufriendo un alto grado de persecución y cárcel, muchos hemos acompañado a nuestro pueblo durante años, trabajando por la caída de la Dictadura como objetivo primordial, al considerar que era el principal obstáculo para la emancipación de nuestro pueblo y la construcción de un mundo mejor para todos. Como socialistas hemos mantenido una plena confianza en nuestro pueblo y sabíamos que llegaría el día, que incluso luchando contra los reaccionarios que apoyaban al dictador, conseguiríamos la libertad. Hemos continuado la lucha con el objetivo de organizarnos y elevar permanentemente el nivel de conciencia y organización, según nos permitían las acciones clandestinas dentro de la UGTT debido a la ausencia de libertades, sufriendo muchos compañeros cárcel y persecución al igual que sufriera el pueblo español bajo la Dictadura de Franco. Hemos estado a favor de las luchas obreras contribuyendo a unificar lo más posible la oposición que nos permitiera garantizar la victoria contra la Dictadura sangrienta de Ben Alí.

La Revolución del Jazmín ha sido de unas dimensiones enormes, hemos luchado con manifestaciones y concentraciones masivas y relativamente pacíficas hasta derrotar al Tirano y pretendemos ahora llevar a cabo una revolución social contra la explotación y la corrupción que restaure la dignidad a la clase trabajadora. Que nadie piense que la revolución se ha terminado en Túnez, sino que se ha extendido a otros países de nuestro entorno y más allá del mundo árabe, donde vemos la oleada de levantamientos de cada pueblo contra sus tiranías corruptas que les hacen derrumbarse o les ponen en un aprieto en un país tras otro.

Este es todavía un proceso inacabado, es más, podemos decir que acaba de comenzar porque estamos en los inicios del comienzo de la Revolución Mundial, porque el capitalismo ha colapsado como modelo de desarrollo viable para los pobres del mundo y ni mucho menos hemos empezado a cumplir los objetivos del Socialismo, aunque hemos iniciado el camino. Las fuerzas de la reacción están al acecho e intentarán por todos los medios abortar esta bonita primavera, apoyando a la reacción por parte de los Gobiernos de la Unión Europea y Estados Unidos, que pretenden hacer solamente reformas cosméticas del antiguo régimen para continuar su explotación y su saqueo como lo vienen haciendo durante siglos, e intentarán impedir que se toquen los fundamentos de la base económica y social de la propiedad privada, cuestión que como socialistas tenemos que cuestionar y rechazar con firmeza.

Una de las cuestiones fundamentales que plantea cualquier revolución es ¿qué clase domina?, ¿qué clase toma el poder? y mientras que no se clarifique completamente qué clase es la que se lleva las plusvalías, es decir, si el modelo seguirá teniendo bases capitalistas o habrá fuerza para avanzar al socialismo, no podremos decir si se ha conseguido o no la Victoria para nuestra clase. Este es el caso en que nos encontramos en Túnez, donde el pueblo se ha sublevado contra la Dictadura, pero no ha obtenido todavía el poder económico que sigue en manos de la burguesía.

Está claro que esta primera fase del proceso revolucionario, el pueblo de forma relativamente pacífica, utilizando el poder de la lucha de masas, ha hecho caer al Dictador pero los rasgos de la dictadura permanecen. Nos enfrentamos ahora a una segunda fase que consiste en alcanzar la victoria contra los restos de la dictadura, que el pueblo tendrá que llevar a cago a base de esfuerzo y determinación, sin descanso, porque nos jugamos la vida si vuelve la reacción, por lo que es preciso advertir a la clase trabajadora y a los sectores más desfavorecidos, que solamente gracias a la determinación firme, a la vigilancia constante, a continuar con unas mejoras en la unidad y organización del movimiento obrero, podremos caminar hacia este objetivo de disolver completamente las estructuras del RCD y su policía política para que no puedan reconstruir el antiguo régimen.

Para ello es preciso ampliar el campo de las libertades, como la defensa a ultranza de la libertad de expresión a través de los grandes medios de comunicación que deben ser puestos en manos de la clase trabajadora organizada, de los partidos, de los sindicatos y asociaciones y fomentar todo tipo de fuerzas de izquierda de forma considerable, para arrancarle el poder a las fuerzas reaccionarias que siguen incrustadas en los diferentes aparatos de la Administración, acabando con sus privilegios económicos y rescatando los bienes y dineros robados al pueblo, por lo que hay que exigir la nacionalización de las empresas de la familia del Dictador y sus cómplices, para poner los recursos a disposición del pueblo.

Esas fuerzas reaccionarias, burocráticas y dictatoriales han cometido crímenes contra el pueblo, saqueos, especulación, explotación, agresiones sangrientas y persecuciones políticas que tienen que saldar. Están intentando crear una cuña para dividir al pueblo atizando las luchas tribales, regionales y religiosas, e intentan disuadir el proceso frenando la revolución, no dudando en sembrar el terror para cumplir sus objetivos de volver hacia atrás la rueda de la historia y controlar de nuevo la marcha de la economía y ya están empezando a sabotear la legitimidad revolucionaria, al rechazar todo tipo de control que quieren implantar las masas contra sus decisiones que caminan de nuevo a favor de los intereses de nuestros enemigos de clase.

Existe una fuerte resistencia por la burocracia que permanecen anclados en los métodos del régimen anterior al negarse a tratar con el constituido "Consejo Nacional de Protección de la Revolución", que han arrinconado y sustituido por una nueva figura cuyos miembros han sido impuestos de forma unilateral, con el modelo decisorio de arriba abajo, con el objetivo de constituir un partido bajo nuevas siglas, que reemplazarán al viejo RCD de Ben Alí, lo que sería una enorme estafa, siendo un caso similar la decisión de disolución de la policía política que está rodeada de grandes dudas, manejos y maniobras raras, que levantan serias sospechas e interrogantes que tenemos que denunciar para que no se lleve a cabo ese modelo burocrático pro-dictadura y que se implante un modelo de democracia obrera, de democracia participativa y en acción donde las elecciones sean de abajo hacia arriba, con control permanente por la clase trabajadora, revocación, rotación y sueldos igualitarios votados en las Asambleas para los representantes de la nueva Administración, manteniendo la soberanía en la base del pueblo.

La clase trabajadora empieza a sentir que pocas cosas están cambiando en sus vidas cotidianas, tanto en los planos políticos, sociales y culturales, sacando la impresión de que les están robando los esfuerzos de la revolución. Ese es un legítimo sentimiento que tiene razones muy concretas. El antiguo régimen de la dictadura permanece todavía demasiado reconocible con su aparato de represión y su administración burocratizada, habiéndose tomado todavía muy pocas medidas urgentes y necesarias para atenuar el problema del paro, de la carestía de la vida y la inflación, del deterioro de los servicios públicos que golpean a algunas zonas, sobre todo, las que han sufrido la represión y la explotación antes y durante el proceso de la revolución, como por ejemplo, la cuenca minera y otras regiones más empobrecidas.

Los militantes del nuevo Frente 14 de Enero, en el que nosotros participamos, consideran que la revolución no ha terminado ni mucho menos, por lo que alertamos a la clase trabajadora a que permanezcamos vigilantes para poder contrarrestar el peligro que nos amenaza y desactivar la reacción para que no levante cabeza. Es por tanto imprescindible continuar con las movilizaciones, la dinamización y el mantenimiento de los "Consejos de Protección de la Revolución", fortaleciendo sus comités locales o creando nuevos donde no existan, que son cuestiones de máxima urgencia en la actualidad, para estar mejor organizados, unidos y preparados para cualquier intento de golpe de estado que pudiesen desencadenar las fuerzas de la reacción de la Dictadura.

Es el pueblo que ha conquistado legítimamente el derecho democrático de ejercer su poder, el único capaz de ejercer el control sobre la Administración interina que se está formando bajo este Gobierno Provisional. El pueblo tiene todo el derecho ganado a pulso, de supervisar, vigilar, participar y exigir cuentas a todos sus representantes, para acabar con la corrupción, los despilfarros y los robos sistemáticos que se vienen ejerciendo.

En el proceso electoral que estamos exigiendo vamos a tener una importante oportunidad en el próximo periodo, como clase trabajadora y capas más desfavorecidas de la sociedad, en unidad de acción con todo nuestro pueblo dirigidos por las fuerzas democráticas y revolucionarias constituidas después del derrocamiento del Tirano, de dar un salto cualitativo para imponer la voluntad como clase trabajadora, derrotando definitivamente a los enemigos de la revolución apartando completamente a todo elemento que haya colaborado con la Dictadura.

Esta lucha no puede ser librada sin una movilización general para exigir el cumplimiento de una fecha de elecciones libres y auténticamente democráticas, donde no se permitan la presentación de los partidos fascistas que apoyaban a Ben Alí, a fin de permitir que sea libremente el pueblo a través de sus fuerzas políticas nuevas, bien organizadas y preparadas, los que elijan a sus verdaderos representantes, sin interferencias de fuerzas imperialistas exteriores ni capitalistas interiores.

Es urgente preparar el terreno propicio en política, para disolver los cuerpos represivos, la justicia, los medios de comunicación anteriores, a la vez que tiene que ser el proceso limpio, bajo una ley electoral que trate por igual la financiación de los partidos, para que se garantice la transparencia, la igualdad y la libertad de todos los que quieran participar, evitando que las elecciones estén contaminadas de corrupción.

Es una cuestión muy peligrosa que el gobierno de transición continúe desarrollando políticas que fueron decididas bajo la Ley Dictatorial de Ben Ali. El modelo presupuestario del anterior régimen es preciso rechazarlo de plano. El presupuesto nuevo tiene que surgir de las necesidades que planteen los Consejos de cada zona, democráticamente elaborado por los Consejos Locales de base, consagrando todo lo presupuestado a resolver necesidades básicas, como cuestiones prioritarias, por lo que es imprescindible defender un programa de socialización de las estructuras financieras y económicas del Estado, que contenga como objetivo dar trabajo, sanidad, educación y servicios sociales a toda la población; Trabajar todos, trabajar más y repartir socialmente las plusvalías acabando con la corrupción y la explotación deben ser los objetivos fundamentales.

Hemos visto que a partir de la revolución tunecina, la mecha incendió a todos los países árabes, siendo derrocado también el Dictador de Egipto, pero también hay luchas en Yemen, Barein, Marruecos, Jordania, Siria, Libia... donde los levantamientos populares están siendo atrozmente reprimidos por esos regímenes autoritarios parecidos a los que nosotros hemos sufrido. Junto a nuestras fronteras, el pueblo libio se levantó contra Gadafi, pero la situación ha tomado un giro muy grave con la intervención de las fuerzas imperialistas encabezadas por las fuerzas aliadas de la OTAN, defensora del Imperialismo de EEUU y la Unión Europea, bajo el pretexto de defender a la población civil, cuando en realidad es otra guerra que quiere cambiar sangre de los pobres por petróleo para beneficiar a los ricos.

Los estrategas del imperialismo no han evocado los asesinatos de población civil provocado por sus gobiernos títeres del Yemen, Barein, Arabia Saudita y otros, como tampoco han exigido que se cumplan las resoluciones de la ONU sobre palestina, incumplidas por los sionistas de Israel durante decenas de años, no usando la misma firmeza, celeridad y contundencia como han hecho en Libia, cuya dictadura condenamos, pero igualmente condenamos la brutalidad y las matanzas que el Imperialismo está infringiendo al pueblo hermano de Libia, Afganistán, Irák y otros.

Tenemos que denunciar el papel hipócrita de algunos gobiernos, como el de Sarkozy que ha estado apoyando al dictador Ben Alí hasta el último momento y hablan de democracia, al igual que Cameron de la Gran Bretaña, Obama, Berlusconi y demás pandilla de impresentables que han sido cómplices de tanta explotación, de tanto asesinato y de tanta violencia ejercida por ellos y sus amigos sátrapas y dictadores mientras que les han servido para mantener controlada a la clase trabajadora y sometido sus estados a la terrible explotación que les permita saquear materias primas y mano de obra esclava.

Nuestro pueblo si ha apoyado y seguimos apoyando al pueblo de Libia en ese terrible trance, como hemos hecho a través de darle refugio y apoyo alimenticio desde nuestra frontera común, pero queremos dejar claro que estamos contra las intervenciones extranjeras que nunca apoyarán a ninguna revolución ni en Libia, ni en Túnez ni en ningún otro país, sino que se mueven por la defensa de sus propios intereses. Nos oponemos a las guerras y a la utilización de nuestro territorio o espacio aéreo en agresiones a ningún estado, incluso a Libia ni a ningún otro, porque entendemos que los nuevos colonizadores, bien sean norteamericanos, ingleses, franceses o de cualquier otro país capitalista no tienen ningún interés en el triunfo de ninguna revolución, sino que intentarán abortarla o eliminarla por la fuerza, pues eso son los intereses de clase capitalista que ellos representan y defienden.

Con un saludo fraternal a la clase trabajadora de vuestro país, de la que no dudamos seguir contando con vuestra solidaridad, no tenemos otro camino que continuar la lucha por la democracia obrera, defendiendo un programa de transición al socialismo hasta que consigamos nuestros comunes objetivos, confiando solamente en nuestras propias fuerzas y la solidaridad que venga de nuestra clase de forma desinteresada, utilizando la movilización de masas, la unidad y la organización que podamos. El objetivo es que todo el poder surja del pueblo soberano y a favor de la clase trabajadora y los pobres, porque bajo el Imperialismo no tendremos más que hambre, miseria y sufrimiento. La emancipación de los trabajadores será obra de la propia clase trabajadora o no será. Viva la lucha de los pueblos por la libertad, la dignidad y el Socialismo.

UN MEMBRE DE L’UNION GENERALE TUNISIENNE DU TRAVAIL.
(Un miembro de la Unión General Tunecina del Trabajo).

1 comentario:

  1. Gracias por el comentario positivo a los componentes del INFOCONTINENTAL. Precisamente nuestra labor está siendo la de mantener en alto la bandera del verdadero socialismo marxista en el seno del PSOE, con el promósito de analizar los errores cometidos durante el proceso històrico con la intención de tomar nota y no volver a repetirlos. "El pueblo que ignora su historia está condenado a repetirla", como bien explica el refrán. Salud y Socialismo.

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